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sábado, 15 de octubre de 2016

El troncho de la paz

http://larepublica.pe/impresa/opinion/807557-el-troncho-de-la-paz
La República
La mitadmasuno
30 de setiembre de 2016
Juan De la Puente
Llevamos 50 años en una guerra contra las drogas que ha fracasado, incluso en EEUU, el país que embarcó al mundo en la cruzada prohibicionista. En el Perú, que siguió el manual de esta guerra, no debemos pasar de ese extremo al otro, a la paz de los “tronchos”, a la relativización del consumo de drogas pretendiendo que la legalización de una de ellas, la marihuana, resuelva problemas mayores que al mismo tiempo son de libertades individuales, de salud pública y de derechos colectivos.
Tres países claves para el narcotráfico: México, EEUU y Colombia, debaten seriamente hace 8 años qué hacer con las drogas, en tanto que el Perú, el real primer productor de cocaína, se ha cerrado a la discusión. Las recientes declaraciones del Presidente Kuczynski, más allá de su entrada hilarante al tema podrían ser el inicio de una inédita reflexión que los medios, la academia y el Estado no deberían dejar que quede en la anécdota.
El sistema creado por la Convención de Viena de 1961 prohibió o sometió a control a más de 100 sustancias y se propuso desaparecer el consumo tradicional del opio en 15 años y de la marihuana y coca en 25 años. Nuestro fracaso es emblemático. Cuando empezó la guerra contra las drogas había solo dos departamentos cocaleros. Ahora son 13; las 40 mil hectáreas de coca se distribuyen en 17 valles, incluidas 134 hectáreas en áreas naturales protegidas y se cuentan 26 zonas de sembrío de amapola con cerca de 1,000 hectáreas. Sobre el cultivo de marihuana no hay datos seguros pero sí dos cifras duras de Devida: es la droga de consumo masivo, con 8% de personas que alguna vez lo probaron (prevalencia de vida), y que uno de cada dos consumidores habituales de marihuana pasa a consumir cocaína.
Frente a la riqueza desafiante de esa reflexión, algunos liberales a los que he leído estos días parecen haberse fumado, precisamente, un “troncho”, postulando una entrada mágico- facilista al debate, trasladando la teoría de la mano invisible del mercado al consumo de las drogas, y situando la discusión solo en términos de libertades.
Un debate nacional sobre las drogas merece información sobre políticas públicas incluso en la perspectiva de la legalización como ¿Cuántas camas tiene el sistema de salud pública para el tratamiento de drogodependientes? ¿Cuántos departamentos están narcotizados debido al impacto de la producción de drogas y de consumo, y cuál sería su evolución en una etapa post legalización?
En caso se arribe a un consenso sobre la legalización de la marihuana, este no será necesariamente una fiesta. En Uruguay, en julio pasado, poco antes del inicio de la venta legal de esta droga, solo 50 de 1,200 farmacias se habían inscrito al sistema porque la mayoría tenía temor a los vendedores informales. Reseño la ironía de un farmacéutico: “No entiendo por qué no la venden en las comisarías, que están en todos los barrios, tienen seguridad y están abiertas las 24 horas”.
No deberíamos cerrar la discusión de las drogas legales e ilegales a un asunto exclusivo de libertades en un país donde la edad de inicio del consumo de alcohol (legal) y marihuana (ilegal) entre los escolares es de 13 años y donde el 2,7% de jóvenes entre los 12 y los 18 años admite haber consumido drogas ilegales. Para esta discusión también importa que según datos del Ministerio de Salud, 9 mil personas fallecen cada año en los hospitales públicos por enfermedades asociadas al tabaquismo, y que la sustancia THC, la que determina los efectos de la marihuana, se ha duplicado en 20 años y por eso se ha incrementado en el mundo en 5% el número de adictos pero en 10% el número de tratamientos de adictos.
Somos un país productor y consumidor de drogas fuertes entre ellas 350 toneladas de cocaína pura y de bajo precio. En otro debate sobre salud pública y derechos –sobre el alcohol, tabaco, transgénicos o comida chatarra– las sociedades no se detienen en lo legal o ilegal de una actividad sino en la capacidad del Estado de ponderar la libertad y el interés público.

sábado, 16 de mayo de 2015

Seguridad, la tormenta perfecta

La República
La mitadmasuno
24 de abril de 2015
Juan De la Puente
¿Querían un estado mínimo? Ahí lo tienen. Mínimo de policías, procuradores, jueces y fiscales; mínimo de comisarías, cárceles y juzgados; mínimo en control, prevención, sentencias y rehabilitación. Se desmorona la utopía neoliberal que pretendía un estado que no promueva, controle, regule, supervise y sancione las actividades en el mercado y, al mismo tiempo, promueva, controle, regule, supervise y sancione las actividades en la sociedad.
No es posible un estado mínimo para ti y máximo para el resto. Los Oropezas, Orellanas y Ferraris, y las bandas que se bautizan como apelativos familiares son la carcajada del crimen ante un estado débil, estrecho y sin recursos para combatirlo. La mayor prueba es la Ley contra el Crimen Organizado, Ley N° 30077, de agosto de 2013, sin recursos y con escasos magistrados.
Nuestra crisis de seguridad es una grave amenaza para la democracia. Casi la mitad de los peruanos (46.7%), de acuerdo al reciente Barómetro de las Américas, cree que la inseguridad es nuestro principal problema. La tormenta perfecta sobre la que varios alertamos hace cinco años, finalmente se ha formado. Las variables de la crisis de seguridad se han encontrado y estrellado. Una alta percepción de victimización es aleatoria de la desconfianza en las instituciones y de la búsqueda de alternativas a la falta de eficacia del Estado.
La mayoría de funcionarios, políticos, periodistas, jueces y fiscales continúan en el momento anterior. Solo la policía parece consciente del nuevo momento, atrapada entre los dos momentos y samaqueada por la irrupción de lo inédito que se vuelve cotidiano: la extorsión desde las cárceles, los niños sicarios, los asaltos a restaurantes y las nuevas bandas con su escandaloso cohorte de autos de alta gama y casas refugio para el desenfreno.
El viejo momento del delito impregna casi todo, especialmente las instituciones que siguen mirando a la policía como la fuerza pública salvadora. La prensa, cuando no, alegre de cascos, se ha limitado a ampliar la cobertura de esta crisis como un problema básicamente policial; y persiste, salvo excepciones, el análisis propio del viejo momento, centrado en la idea de que asistimos al aumento de índices que no han desbordado el marco de un país acosado por el delito, nada fuera de “más de lo mismo”, y que lo central es combatir el llamado narcoterrorismo, una construcción enredada y nostálgica que encadena el narcotráfico al terrorismo y nos priva de la posibilidad de atajar el potencial criminal externo e interno de las mafias de las drogas y del crimen organizado.
La crisis de seguridad tiene que ver menos con la policía y más con otras instituciones. Los cinco intentos por asumir el delito como un todo único fracasado. Estos fueron el Grupo de Trabajo de Alto Nivel para la Modernización del Sistema de Administración de Justicia (GTAN) creado el 2001 por acuerdo de 5 organismos públicos; la Comisión de Reestructuración del 2003, formada por 13 jueces y vocales luego que la Corte Suprema declarase en reestructuración el PJ; la Ley Nº 28083 del 2003, que creó la Comisión Especial de Reforma Integral de la Administración  de Justicia (CERIAJUS) que propuso un Plan Nacional de Reforma Integral de la Administración de Justicia; la creación el 2006 del Grupo Impulsor de la Modernización de la Administración de Justicia; y el Pacto por la Seguridad Ciudadana propuesto por el premier Juan Jiménez en abril de 2013.
Me gustaría decir que la historia de fracasos ha concluido, pero me temo que no. En las elecciones del 2011 ningún candidato propuso medidas serias contra el delito, y en las elecciones de octubre pasado las propuestas se movieron entre lo superficial y lo ridículo. Abrigo pocas esperanzas que de cara al 2016 los partidos y candidatos se esmeren en modelos efectivos y democráticos contra el delito y el crimen. Al contrario, más de un aspirante ha soltado la especie de que la única salida es militarizar la seguridad ciudadana y aumentar penas, es decir, el populismo penal.
 
 
 

lunes, 4 de marzo de 2013

Escobar y la estética del crimen

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/escobar-y-la-estetica-del-crimen-01-03-2013
La República
La mitadmasuno
1 de marzo de 2013
Juan De la Puente
El gobierno peruano se ha quejado de la difusión de las escenas del asalto sangriento a una notaría de Lima, un tema que vuelve a abrir la discusión sobre el papel de los medios en la lucha contra el crimen. Este debate coincide con la difusión en Lima de la narconovela colombiana “Pablo Escobar, el patrón del mal”, cuyo inicio tuvo el envidiable rating de 15,3 puntos, siguiendo una racha triunfante que lo ha llevado a 40 países.
La serie sigue al éxito de otras narconovelas sobre el crimen y la mafia en A. Latina como la mexicana “La reina del sur”, las colombianas “El cartel de los sapos”, “Sin tetas no hay paraíso” y “Las muñecas de la mafia”.
La escalada del delito no se resuelve con las prohibiciones. En México, la prohibición de los narcocorridos (género musical que cuenta las hazañas de los narcotraficantes) en los estados de Baja California y Sinaloa no disminuyó el narcotráfico; y en ninguna ciudad la ausencia de información sobre delitos reducirá su incidencia.
Es cierto que las canciones, novelas, películas o series de TV son formas de registro social que se deben ejercer en libertad. No obstante, conviene reflexionar sobre la estética del crimen en su narrativa de exaltación de la valentía, la familia, la fidelidad y la solidaridad que, al mismo tiempo, esconden el desprecio por la vida y las normas de convivencia social y expresan una alternativa, un modelo de vida y de negocio.
La literatura y el cine describieron o poetizaron el crimen desde Edgar Allan Poe hasta James McClure, desde las célebres realizaciones de El Padrino a la serie de Tony Soprano. Sin embargo, las series y novelas sobre el narcotráfico que gozan de popularidad en A. Latina son pésimas copias de estas últimas y reflejan la falta de sistematización del delito por parte de la industria televisiva. No es el único caso; ya las ciencias sociales han demostrado hace varios años adolecer de lo mismo.
Los medios han estimulado el culto de los delincuentes a través de la crónica roja. Con el actual refuerzo, esta cultura se viralizará; según el periodista colombiano Antonio Caballero millares de niños de Colombia quieren ser, cuando grandes, como el Pablo Escobar que pinta la serie, un héroe fuerte y valeroso, inteligente y astuto, rico y poderoso, digno de admiración.
En la serie de Escobar está presente una estética del crimen que construye el mundo del delito como una realidad redonda, ordenada, omnipotente, rica y lujosa, que esconde bien sus miserias. En el extremo, despide una visión europea y norteamericana del delito como un fenómeno tropical, casi un carnaval. Ese registro que banaliza el delito mostrándolo como un suceso extraordinario a cargo de seres especiales omite que el crimen azota a una región desigual y con alto nivel de pobreza. La verdad es que el delito en A. Latina es mucho más cotidiano y menos excepcional.
Los malos, reales o ficticios, comportan una enorme fuerza narrativa. Sin embargo, la serie sobre Escobar no disimula la apología del narcotráfico. Descubre un relato oficial sin reflexión y crítica; encubre la responsabilidad histórica del Estado colombiano y su nefasta omisión y acción que crearon el contexto para el surgimiento de los carteles de la droga. En la serie casi no aparece la corrupción pública; allí, los malos son malos sin ayuda pública y los buenos son tontos destinados a la muerte.
Es cierto que en este resultado tiene mucho que ver el genio de Andrés Parra, el actor que personifica a Escobar y que se ha “comido” la novela. Pero nadie sabe para quién trabaja, la novela se ha tragado a sus realizadores y ha terminado incumpliéndose el propósito original de contar la verdad desde el lado de las víctimas.
La narconovela de Escobar está recorriendo el mundo concitando audiencia sin debate. Con la serie termina el proceso de santificación e idealización internacional del narco. Escobar ya tiene novela, película y camisetas; solo le falta muñequitos con su cara, tacitas de café y que se parezca al Che.

sábado, 13 de octubre de 2012

Vade retro México

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/vade-retro-mexico-12-10-2012
La República
La mitadmasuno
12 de octubre 2012
Juan De la Puente
La Comisión de Defensa del Congreso aprobó el dictamen que permite la participación de las FFAA en la lucha contra el narcotráfico. Si la iniciativa se convierte en ley y esta se promulga, el Perú daría un paso decisivo en la militarización de la lucha contra las drogas. Contra consejos y sugerencias seguiremos construyendo nuestra perspectiva mexicana.
El dictamen propone modificar el Decreto Legislativo 1095 que regula el uso de la fuerza por las FFAA en el territorio nacional y el Decreto Legislativo 824, Ley de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Drogas. El propósito es invertir los roles de la policía y de las FFAA en situaciones de emergencia. La norma actual señala que durante el Estado de Emergencia, al margen de qué institución tenga a su cargo del orden interno, “las FFAA realizan acciones militares en apoyo de la policía”. En la nueva redacción, si se le encarga el orden interno a las FFAA, estas asumen el control total de la zona y es la policía la que apoya las acciones militares.
En el nuevo concepto las acciones de control del orden público pasan a ser operaciones militares y dejan de ser policiales. Como se sabe, los valles cocaleros más importantes del país, el Huallaga y el VRAEM, son escenarios de la lucha contra el llamado narcoterrorismo y se encuentran en Estado de Emergencia.
Los cambios avanzan un paso más, estableciendo sin ninguna restricción que durante la emergencias las FFAA estas están facultadas para realizar acciones de interdicción terrestres, acuáticas y aéreas a los implicados en el tráfico ilícito de drogas. Ello implica disponer de procedimientos militares en la lucha antidrogas y a desarrollar una inteligencia militar antidrogas y considerar la creación de cuerpos militares de élite para esta tarea.
La Comisión ha valorado escasamente la opinión remitida por el Ministerio Público, que reitera que el Estado de Emergencia es una medida para situaciones excepcionales y que la participación de las FFAA en la lucha contra el narcotráfico debe ser interpretada en sentido restrictivo, reiterando la doctrina sobre las diferencias entre los objetivos y función de la policía y las FFAA. El Ministerio Público consideró que generalizar la participación de las FFAA en el orden interno está en la misma línea de las propuestas de endurecer las sentencias, disminuir la edad de imputabilidad penal y el aumento de la capacidad carcelaria, lo que responde a presiones políticas y coyunturales. El Ministerio del Interior también expresó reparos a los cambios argumentando que se pretende legislar sobre áreas en las que ya existen disposiciones específicas.
Es obvio que el propósito es abrir el paso a una participación de las FFAA más directa que la actual en la lucha antidrogas. Esto solo es posible disminuyendo la centralidad de la policía en la conservación del orden interno en general y en las operaciones antidrogas. Una ruta contraria es potenciar el trabajo policial evitando la duplicidad, la dispersión y el uso de las FFAA en tareas para las que no han sido creadas. El Estado se está decidiendo por lo primero.
¿A qué visión obedece el cambio propuesto? A la que considera que el narcotráfico es un problema de seguridad nacional, un concepto que abandona A. Latina y relativiza ahora, inclusive, EE.UU. En México, el ingreso de las FFAA a la lucha antidroga fue presidido, además, por la convicción que en ella se jugaba la existencia misma del Estado. En el Perú concurre a esta intervención, aparte de un notable deseo de captar recursos públicos, una convicción más, de que en el VRAE y en el Huallaga opera una fuerza calificada como “narcoterrorista”. Sin embargo, se ha señalado que ese concepto está vacío y que en ambos valles, especialmente en el primero, se desarrolla una incipiente guerra de la coca, donde el enemigo es una banda armada narcotraficante, que pretende distraer con un discurso maoísta, a la que se debe derrotar sobre todo con inteligencia y operaciones policiales anticrimen especializadas, con el concurso de una nueva Procuraduría del Estado, la que se gesta en el sector Justicia.

martes, 18 de septiembre de 2012

VRAEM, civiles y militares

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/vraem-civiles-y-militares-18-09-2012
La República
La mitadmasuno
18 de setiembre de 2012
Juan De la Puente
Por lo que empiezan a reconocer varios funcionarios del gobierno, el principal problema en el VRAEM es la excesiva autonomía de los mandos operativos allí localizados y la falta de supervisión de sus actividades por sus superiores. En los años ochenta, esta vía libre estuvo en la base de la violación de los DDHH, encubierta luego por las autoridades políticas. No parece ser el único problema; los especialistas anotan dos muy importantes: la ausencia de un verdadero comando unificado de las fuerzas desplegadas en la zona y la falta de preparación del personal allí destacado.
Tomando el rábano por las hojas, algunos sectores se fijan solo en el papel de los ministros y colocan como elementos centrales del reciente Operativo Mantaro sus consecuencias. Algunas de estas opiniones traslucen el natural deseo de que el gobierno asuma su responsabilidad política. En otras se advierte una complicidad con errores y excesos que no deberían ser tolerados.
Disculpar a los militares/policías y cargar la tinta solo a los políticos encierra por lo menos tres mensajes: 1) En el VRAEM las cosas se están haciendo bien y el problema son los políticos en el gobierno; 2) Siendo el VRAEM un escenario de guerra lo que hagan los militares/policías debe ser juzgado desde las leyes de la guerra; y 3) Si existe algún error/exceso, se trata de un “daño colateral” o hecho fortuito que no incide en las acciones en el teatro de operaciones, que deben continuar como tales.
Debe celebrarse la decisión del gobierno de enfrentar a los grupos armados de senderistas/narcos que operan en esa zona. Sin embargo, no habría que perder de vista que quien combate es un poder democrático y que quienes operan en la zona actúan a nombre de él y no son otro poder, distinto y contrario. Por esa razón el principal desafío al que nos conduce el fracaso de la Operación Mantaro es la revisión de la estrategia del Estado en el VRAEM sin separar a los políticos de los uniformados.
Esa revisión no puede eludir preguntas básicas como si está funcionando la estrategia aprobada para el VRAEM en setiembre del año pasado; si se ha logrado constituir un mando conjunto eficaz en la zona; si se han resuelto los problemas de personal que la anterior Operación Libertad develaron; y si las FFAA y la PNP se han relacionado de modo cooperativo con las instituciones públicas: regiones, municipios, fiscalía, Defensoría y Poder Judicial.
No obstante, dos preguntas clave surgen de los últimos sucesos y deberían ser respondidas con claridad, sobre todo luego del desastroso comunicado triunfalista del Comando Conjunto de las FFAA: 1) ¿Quién manda en el VRAEM?; 2) ¿Cuál es el papel de los ministros de Defensa e Interior en la estrategia? 2) ¿Qué papel juegan los ciudadanos, organizados o no, es decir, sus DDHH, su vida cotidiana y su derecho a participar como aliada y no adversaria del Estado en la lucha por la paz?

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Los liderazgos regionales

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/los-liderazgos-regionales-04-09-2012
La República
La mitadmasuno
4 de setiembre de 2012
Juan De la Puente
Dos recientes episodios, en Huánuco y Junín, ponen sobre la mesa el carácter de los liderazgos públicos regionales, incrementando la vitrina que ofrece una realidad consistente, la de presidentes regionales con escasa capacidad para representar los intereses de todos sus gobernados y actuar con una visión por lo menos de mediano plazo.
En Huánuco, el Presidente Regional se pronunció por la suspensión de la erradicación de cultivos de coca ilegal y al parecer lo ha logrado, reiterando la conducta de sus antecesores, prisioneros del mito de la hoja de coca como motor del desarrollo de una región con los más altos índices de pobreza extrema. Su sugerencia es la aprobación de un Plan de Pacificación y Desarrollo de las zonas cocaleras, un plan que está dentro de sus atribuciones y sobre cuya ejecución se tiene escasas noticias, en el marco de una gestión sin brillo y sin grandes realizaciones. El Presidente Regional es un próspero empresario y fue elegido usando el membrete de un partido político nacional del que se desligó casi de inmediato para reasumir su independencia.
En Junín, el Presidente Regional protagoniza un conflicto por el aeropuerto de Jauja cuya internacionalización demanda esa provincia aunque la región prefiere la construcción de otro cercano. Sin un proceso de consulta y visión de las prioridades en un marco de acuerdos con los alcaldes provinciales, reproduce la clásica rivalidad Jauja/Huancayo. El presidente regional es un médico con larga experiencia política, fundador de un movimiento regional de izquierda aliado del actual gobierno.
El proceso de descentralización peruano está marcado por estos liderazgos, independientes o no, hábiles para el ejercicio personal pero con dificultades para escenificar y conducir un gobierno que exige visiones integradoras del ejercicio del poder. En estos casos, los presidentes regionales no han logrado superar la fragmentación política y social que heredan y de la que son parte, a pesar de reflejar la emergencia de una nueva representación. El patrón de resultados, luego de tres elecciones regionales, indica que no serán reelegidos. En la otra vertiente se tienen a presidentes regionales que superan la fragmentación y elaboran un discurso y una práctica que intenta el ejercicio racional de su poder, superando o mediatizando la fragmentación. Es el caso, por ejemplo, de la experiencia del Gobierno Regional de San Martín.
En esta etapa, donde el gobierno nacional se propone incluir a las regiones en una nueva estrategia para la gestión de conflictos y en función de ello delegar competencias, conviene adelantar que algunos estarán más dispuestos que otros a una visión de gobierno compartida entre las prioridades nacionales y regionales. Para todos, sin embargo, será una oportunidad inigualable para asumir roles alejados de falsos localismos que han demostrado que hasta electoralmente sirven de poco.

jueves, 3 de mayo de 2012

El Bloque de Gobernabilidad

La República
La mitadmasuno
3 de mayo de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/el-bloque-de-gobernabilidad-03-05-2012
La reciente encuesta de GFK, publicada por La República, ratifica la formación de un Bloque de Gobernabilidad, constituido por cinco temas sensibles sobre los cuales se demandan desde la sociedad y desde el mismo Estado respuestas rápidas, eficaces y concluyentes: la delincuencia común, el narcotráfico, la corrupción, el terrorismo y los conflictos sociales con contenido ambiental. El desempeño del gobierno en estos temas es desaprobado en casi todos los casos por más del 60% de los entrevistados.
Este Bloque ya fue advertido en las elecciones del año pasado. No son problemas menos importantes que otros, como el empleo o la educación, pero significan para la opinión pública fenómenos trasversales que afectan la vida cotidiana. Es muy probable que los ciudadanos sufran estos fenómenos en distinta medida, pero su impacto y espectacularidad acentúan la representación de imágenes categóricas. La más significativa de ellas dice que estamos perdiendo esas guerras aunque en más de un caso sea una afirmación apresurada. “Estamos” es una calificación imprecisa que a veces toma el nombre de país, gobierno, policía, FFAA, parlamentarios, políticos o Estado.
Este Bloque ha llegado para quedarse y de su tratamiento depende el futuro de la democracia. Frente a él se han agotado los discursos que pretendieron alguna racionalidad y visión de largo plazo; el Estado se ha quedado frente a estos problemas sin ideas, siquiera las de corto plazo. ¿Qué sobrevive? Las respuestas hepáticas, fáciles y, sobre todo, conservadoras: pena de muerte, nuevos planes, nuevas leyes y, si faltan, otra ronda de leyes y más penas. Al mismo tiempo, las instituciones estatales que deben encarar el Bloque están virtualmente paralizadas o desempeñan un bajo rendimiento. Si hablamos seriamente, deberíamos de reconocer que el Perú ha ingresado a una crisis de seguridad.
Esta crisis presenta fenómenos más relacionados de lo que parece a simple vista. La interdicción del delito común, el narcotráfico, el terrorismo y la corrupción nos remiten a la capacidad del Estado para desplegar acciones de inteligencia y una voluntad política contra la impunidad, pero las recetas facilistas parecen contagiar al sistema político. Frente a los conflictos, el facilismo conservador blande igualmente el garrote. La prédica del orden sin libertad y sin derechos parece tener vía libre. Basta revisar la lista de proyectos de ley presentados al parlamento para advertir que, una vez más, la tentación del fracaso está a la vuelta de la esquina, vestida/desnuda con medidas que disparan por otro lado.
El Bloque de Gobernabilidad debería ser un desafío a la política democrática y una invitación a la razón; debería movilizar al talento, a las experiencias globales y al éxito demostrado. En cambio, ha extraído de sus tumbas a los censores del periodismo libre y ha puesto en valor a los viejos fantasmas de horca y cuchillo.

jueves, 19 de abril de 2012

Las guerras del VRAE

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/las-guerras-del-vrae-19-04-2012
La República
La Mitadmasuno
19 de abril de 2012
Juan De la Puente
Los hechos del VRAE y el reciente informe de la Agencia contra las Drogas de Estados Unidos (DEA, en inglés) sobre el narcotráfico en el Perú se mezclan irremediablemente. La banda armada que secuestró a los trabajadores de Camisea es el principal operador del narcotráfico en el primer valle cocalero y primer territorio de refinamiento de cocaína del mundo. Asimismo, el informe de la DEA pone los reflectores sobre el incremento de la presencia mexicana en las operaciones del narcotráfico desde el Perú. El VRAE aparece así como un territorio donde se libra una dura batalla contra el narcotráfico, un hecho que el uso de los conceptos “terrorismo” y “narcoterrorismo” relativiza.
Lo sucedido en el VRAE desnuda, sobre todo, el agotamiento del discurso y práctica estatales contra el narcotráfico. La epopeya de soldados y policías y de los más altos funcionarios del Estado se dirigen hacia una organización subversiva derrotada como tal y que hace más de 10 años ha mutado en una banda al servicio de las drogas. Ellos han cambiado pero en el imaginario del Estado siguen siendo los maoístas de los años 80 que quieren tomar el poder por las armas y el terror. Por esa razón, la estrategia diseñada contra ellos no ha cambiado, sigue siendo antisubversiva en lugar de interdicción del poder narco.
Es obvio que un sector del país se siente más cómodo practicando el discurso ideológico como sustento de las operaciones contra “eso” que llaman SL y que asesina policías, soldados, fiscales y civiles, y que a veces llaman “narcosenderismo”, casi como una concesión. Ese sector se reduce a los patrullajes y operaciones militares, subestimando elementos claves que, de otro modo, reducirían el poder de esa banda: el desarrollo alternativo, el control de insumos químicos y el lavado de activos.
En el VRAE hay una guerra imprecisa. Cambiar ese discurso y práctica cuesta. Obligaría, por ejemplo, a preguntarse si fue correcto enviar a las FFAA al VRAE y construir allí un mando bicéfalo, con la PNP y las FFAA divorciadas casi en todo; o cómo fueron empleados los recursos entregados para el equipamiento militar; o por qué es más exitoso el papel de la PNP en el Alto Huallaga. Si el Estado decidiera que frente a la banda armada del VRAE se debe desarrollar una nueva estrategia antinarco, la primera decisión sería crucial: ¿Deben las FFAA participar en la lucha contra las drogas sobre todo luego de la experiencia mexicana?
No obstante lo dicho, estamos lejos del cambio. Nadie puede garantizar que, por ejemplo, se instalen dos garitas móviles en las vías hacia el VRAE como se espera desde hace casi 10 años, o que se generalicen las acciones de desarrollo alternativo en aquellas zonas donde las características del suelo lo permiten. Siendo minimalistas, ¿Es posible pensar en un Plan VRAE de verdad, que no sea la agregación de obras sectoriales? Quizás por ahora no.

jueves, 16 de febrero de 2012

La fiesta equivocada

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-fiesta-equivocada-16-02-2012
La República
La mitadmasuno
16 de febrero 2012
Juan De la Puente

La celebración de la captura de “Artemio” se ha incorporado a la épica antiterrorista. Desde el Estado y los medios el arresto es presentado como una consecuencia de la política antisubversiva lineal y a pesar del uso del término “narcoterrorismo” para designar a la violencia en el Huallaga y el VRAE, el sentido común indica que el Perú le acaba de asestar un golpe mortal a Sendero Luminoso. En más de un comentario, “Artemio” y su banda han sido mezclados en el debate sobre el Movadef, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación y los comandos de la Operación Chavín de Huántar, un mix que elude el problema de fondo, la verdadera batalla que el país tiene por delante.
La información de la que se dispone desde hace años indica que en el Huallaga y el VRAE operan grupos armados del y para el narcotráfico entre los cuales son más notables los llamados “remanentes” senderistas. Lo cierto es que de remanentes no tienen nada; son bandas que le dan gobernabilidad y seguridad al tráfico de drogas usando de vez en cuando la tapadera senderista. Desde hace más de una década se han despojado de todo objetivo político y sus líderes han pasado del clásico cobro de cupos al narcotráfico, una práctica de los años ochenta, a la propiedad de pozas de maceración, la prestación de servicios de seguridad al traslado de la droga, el asesinato de policías y erradicadores de coca y el ataque a comisarías para vengar detenciones o para ajustar cuentas.
El fenómeno que descubre la captura de “Artemio” es el paramilitarismo narco. Es visible, no obstante, que los cautivos del discurso antiterrorista eluden oficialmente el contexto de los recientes sucesos. En algunos casos podría tratarse de pereza mental para delimitar los nuevos horizontes de los problemas del Estado. En la mayoría de casos, sin embargo, se advierte una consciente renuncia a poner en valor la amenaza del narcotráfico porque es más cómodo, institucional y presupuestalmente, enfrentar al terrorismo que al tráfico de drogas.
Esta renuncia tiene costos. Según el Informe de Monitoreo de Cultivos de coca 2010 de la ONUDD, entre el VRAE, Alto Huallaga y la contigua Aguaytía reúnen más del 60% de la superficie cultivada de coca. En el mismo informe se consigna que, por regiones, en San Martín estos cultivos se multiplicaron 4,5 veces, es decir, pasaron en un año de 378 a 1.725 hectáreas. Habría que recordar que el Huallaga y desde hace poco Aguaytía son la fecunda tierra del desarrollo alternativo.
Mientras más se demoren el Estado y la sociedad en asumir el nuevo reto y mientras se siga cubriendo con el lenguaje antiterrorista el desafío de las bandas armadas al servicio del narcotráfico, la actividad de este, que demanda una estrategia propia en el campo de la interdicción y el juzgamiento y una nueva institucionalidad, continuará gozando de la alta cuota de impunidad.

jueves, 2 de febrero de 2012

El Estado bajo fuego (lento)

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/el-estado-bajo-fuego-lento-02-02-2012
La República
La mitadmasuno
2 de febrero de 2012
Juan De la Puente

La muerte de 27 drogadictos durante el incendio de un centro informal de rehabilitación le ha dado un poco de fuego al debate sobre la legalización de las drogas. La tragedia en San Juan de Lurigancho se produjo el mismo día en que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, expresara que su país aceptaría la despenalización si todo el mundo entero la admite. Santos es el primer mandatario latinoamericano en funciones que fija una clara posición abolicionista global hasta ahora patrimonio de ex presidentes e intelectuales.
Algunos analistas locales han relacionado la horrible muerte de los 27 drogadictos con la prohibición de las drogas; sostienen que ella condiciona tanto la iniciación en lo prohibido como el tratamiento informal del problema, una lógica parecida a la que se opera en la ecuación del aborto clandestino. Me parece útil el debate a pesar de que mantengo mi escepticismo respecto a la legalización de las drogas en un país al mismo tiempo productor y consumidor, con un sistema educativo reacio a la prevención y un servicio de salud renuente al tratamiento.
Lo sucedido, sin embargo, también pone sobre la mesa la precariedad del Estado en la lucha contra las drogas en el marco de una prohibición global sobre la que se puede debatir pero, al mismo tiempo, no quedarse de manos cruzadas. Luego del incendio no se conoce ni el número de adictos ni la oferta privada formal e informal para la rehabilitación. Solo hay una certeza: el Estado ofrece 700 camas para el tratamiento de drogas frente a una demanda entre 100 y 150 veces superior.
La desoladora ineficacia del Estado frente a este problema se extiende a los ámbitos de la interdicción. En 30 años, se ha pasado de 2 a 12 valles con cultivos ilegales. Al mismo tiempo, de los 50 mil internos en las cárceles peruanas casi 12 mil lo son por delitos de tráfico de drogas. En ese contexto, los casos de narcotráfico en manos de una heroica procuraduría superan los 60 mil, aunque una revisión de su composición es aún más preocupante: de 5 procesados, 4 lo son por microcomercialización y solo uno por tráfico a gran escala. Del mismo modo, son escasos los procesos por lavado de activos e insumos químicos, en tanto que son simbólicos los de pérdida de dominio.
El Estado se quema a fuego lento. Nuestros índices de decomiso son menores al de Colombia y Bolivia y es probable que solo se incaute el 5% de la cocaína que producimos. Otros datos se suman a la alarma; el incremento de la violencia contra policías y magistrados y el hecho de que los jueces condenan a menos procesados por narcotráfico.
En este marco son un consuelo solitario y significativo los éxitos en el desarrollo alternativo. Sin embargo, hasta en ello el Estado marcha a la zaga y es la cooperación internacional la que, varias décadas después, lidera la mayoría de esfuerzos.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Un pacto contra las drogas

La Mitadmasuno
La República
29 de setiembre 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/un-pacto-contra-las-drogas-28-09-2011

El Perú necesita con urgencia responder al nuevo estado de cosas en relación al tráfico de drogas que nos coloca en la ruta de un probable nuevo México violento. Estos fenómenos son:1) nuestra condición de exportadores de cocaína, probablemente el primero; 2) el fracaso del Estado en las tareas de interdicción de drogas finales, insumos químicos y lavado de activos; 3) la cocalización de varias economías regionales; 4) el incremento del consumo; 5) el desembarco mexicano en curso que ha transformado las mafias peruanas; y 6) el asedio de la política por el narcotráfico.
Con acierto se ha empezado a debatir una nueva Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas 2011-2016 cuando en la agenda nacional las drogas ocupan un lugar central. Nunca como ahora se ha tenido una posibilidad tan clara de concretar una política pública eficaz. Por lo mismo, el fracaso no será un revés inofensivo. Cualquier estrategia que se formule que no tenga como instrumento un Pacto en el Estado y en la sociedad será candidata al fracaso. El ejemplo más clamoroso son las estrategias de seguridad ciudadana que no han podido salir del espacio del Ministerio de Interior. La experiencia demuestra que ningún sector puede solucionar el complejo encargo si otro no hace su labor. Al contrario, se tiene como relativamente exitosa la experiencia del Consejo Nacional de Educación y su respectivo Proyecto Educativo Nacional (PEN) hoy convertida en política de Estado en materia educativa.
Es necesario el diálogo y la cooperación efectiva entre los actores involucrados en la lucha contra las drogas. Superado el huracán que personalizó este debate, se requiere un esfuerzo estatal y social a todo nivel, una siembra de compromisos y espacios comunes que sintetice los consensos y relativice las diferencias en la lucha contra las drogas. El Compromiso Ético de Lucha Contra el Narcotráfico, de abril del 2010, fue un esfuerzo orientado a impedir la infiltración del narcotráfico en los partidos políticos y garantizar una toma de posición de los grupos que iban a participar en la competencia electoral del 2011. Como tal, es un espacio agotado que demanda una iniciativa superior. El Perú necesita ahora un Pacto Nacional contra las Drogas que haga viable la nueva estrategia. Para reunir al Estado, a la sociedad y al mercado en una sola dirección. Nunca fue más necesario que ahora.

viernes, 5 de agosto de 2011

La cumbre antidrogas

La Mitadmasuno
La República
4 de agosto 2011

Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/04-08-2011/la-cumbre-antidrogas


El presidente Humala ha propuesto una cumbre presidencial antidrogas, reintroduciendo la posibilidad de una diplomacia al más alto nivel. Para el análisis deberían recordarse algunos hitos: a) la cumbre realizada en 1989 en San Diego, Texas, con la participación de George Bush padre, Virgilio Barco (Colombia), Jaime Paz (Bolivia) y Alan García (Perú), un esfuerzo pionero que, sin embargo, quedó en el papel; b) la cumbre de Cartagena, Colombia, en 1990, que abrió paso al proceso que culminó en 1996 con la adopción por parte de la OEA de la Estrategia Antidrogas del Hemisferio, en la que se incorpora el concepto de responsabilidad compartida; c) la cumbre convocada por el Presidente Álvaro Uribe el 2008 en Cartagena, Colombia, a la que asistieron solo seis presidentes de la región, un sonado fracaso; y d) la cumbre no realizada, aquella ofrecida en agosto del 2006 por Alan García, y que iba a sentar en una mesa nuevamente al Perú, Bolivia y Colombia junto a EEUU.
La promesa de Humala se realiza en un contexto regional de inéditos fenómenos como: 1) la notable reducción del consumo de cocaína en EEUU en el último decenio y la duplicación del mismo en Europa durante ese periodo; 2) el relativo éxito colombiano en la erradicación del cultivo de coca, en el marco del Plan Colombia; 3) la violencia narcótica que azota México y la concentración del comercio por el crimen organizado que regentan sus bandas; y 4) el incremento del consumo de cocaína en los países de América Latina.
En ese panorama inédito, el Perú ha colocado su “cuota”. En 10 años se ha posicionado como un país gran productor de cocaína, caminando a ser el primero, incrementando sus cultivos ilícitos, y se ha convertido en un consumidor nato de drogas. No obstante, también ha puesto en vigencia un modelo propio de desarrollo alternativo de efecto sostenible.
En ese marco, una cumbre presidencial está llamada, sobre todo, a ser regional y a evitar el sentido bilateral que reduce la relación a los intereses propios de los países productores y consumidores. La agenda actual es más abierta: financiamiento de políticas, crimen organizado, cultivos, consumo, medio ambiente y desarrollo alternativo. Si hay presidentes que no pueden faltar a una cita antidrogas promovida por el Perú son los de los países limítrofes, especialmente Brasil, que podría ser para el Perú lo que EEUU es ahora para México.

jueves, 30 de junio de 2011

Coca, tres novedades

La mitadmasuno
La República
30 de junio 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/30-06-2011/coca-tres-novedades




El reciente Monitoreo de Cultivos de Coca 2010 en el Perú publicado por la Oficina de las NNUU para la Droga y el Delito (ONUDD) informa del reforzamiento de tres fenómenos en los valles cocaleros. Los tres remiten al Estado y dan cuenta de aciertos u omisiones en la lucha contra el narcotráfico.
La primera novedad es la descocalización del Alto Huallaga (Huánuco y San Martín). Allí, los cultivos de coca cayeron 25% en un año; en el análisis se coincide en que a este resultado concurren tanto el cumplimiento de las metas de la erradicación, concertada o no, como la ejecución de los programas de desarrollo alternativo cuyo éxito es innegable. Del informe se extrae, no obstante, que la zona más resistente es la subcuenca del Monzón, donde no se ha realizado labores de erradicación y donde las posibilidades de desarrollo alternativo son debatibles.
El segundo fenómeno es la conversión del VRAE en el primer valle cocalero peruano. El “nuevo Dorado” ha incrementado sus cultivos en 12%. Del total de hectáreas a nivel nacional (61,200) se encuentra allí un tercio, con un dato añadido: el promedio nacional de rendimiento de coca es de 2,2 TM por hectárea pero en el VRAE este rendimiento se ubica entre 3 y 4 toneladas. Por esa razón, allí se produce el 55% de la coca peruana. Debe llamar la atención que en el VRAE no hay erradicación y el desarrollo alternativo es incipiente.
Un tercer elemento del informe es la consolidación de los nuevos valles cocaleros. La “nueva” coca va en alza en los valles del Putumayo, Marañón y Bajo Amazonas, donde crece 90% en un año, en Pichis Palcazu (59%) y Kcosñipata, Cusco (12%). Debe agregarse, sin embargo, que Inambari-Tambopata (Madre De Dios), es ya el cuarto valle cocalero del país, con 3,500 has. de coca, decenas de ellas cultivadas en el santuario ecológico de Bahuaja Sonene.
El informe de ONUDD indica que el Perú ha logrado “desacelerar” el crecimiento de los cultivos de coca y neutralizar el efecto globo que se produce por la intensiva erradicación de ese producto en Colombia. En el próximo lustro, una adecuada política en ese campo debe implicar más desarrollo alternativo, más erradicación y más interdicción. Habría que tener en cuenta que decomisamos solo 17 de las cerca de 300 toneladas que se producen, una incautación casi simbólica.

jueves, 24 de febrero de 2011

El acoso narco

La mitadmasuno
La República
Jueves 24 de febrero de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/24-02-2011/el-acoso-narco
Debería sorprenderle a nuestra débil democracia el considerable número de candidatos al Parlamento acusados y/o investigados por narcotráfico. También la habilidad con la que personajes de ese mundo oscuro se acercan y financian campañas electorales y la facilidad con la que los políticos cortejados por el poder mafioso subestiman y resuelven con éxito sus equívocos.
Hace 10 meses, cuando 19 partidos suscribieron un Compromiso Ético se creía que el propósito básico era evitar la infiltración del narcotráfico en la política. A la vista de los hallazgos las conclusiones son obvias: 1) El narcotráfico se ha infiltrado en la política en un continuo que se inicia con la desestructuración de los partidos y la irrupción del fenómeno del político independiente; 2) El financiamiento de las campañas electorales fue hasta hace poco el método privilegiado para su penetración; 3) En una siguiente etapa, patente desde el Caso Valdez, su estrategia siguió el modelo colombiano, es decir, acceder a cargos de elección popular local y luego regional; y 4) Las recientes revelaciones indican que están subiendo un peldaño, al Parlamento y, por qué no, a espacios clave en el gobierno.
Desde los años noventa el narcopoder tiene a uniformados, jueces y fiscales. Esa primera línea de infiltración es propiamente al Estado y en ella los políticos también son objeto de interés como detentadores del poder y potenciales aliados para gestiones empresariales, evasión de controles e impunidad. La segunda línea de penetración al Estado, su vocación para el ejercicio del poder por sí mismos, es la más interesante de develar.
¿Qué quiere el narcopoder en el Perú? Salvo que apareciese un grupo de civiles que sustentado en un poder mafioso pugnen por un narcoestado, estamos ante la arremetida de bandas cuyos prohombres desean lavarse la cara y el dinero sucio desde la política. No por ello deja de ser peligroso el acoso a la política porque la debilita como mediación ética y porque se vale de los mismos procedimientos que otros sectores, como el lobby ilegal, usan para envilecer la representación.
Imposible consolidar la democracia con ese flanco abierto. Desde ese imperativo, es penoso saber de la pobreza franciscana de la Procuraduría Antidrogas del Ministerio del Interior o que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) no pueda acceder al secreto bancario.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Eclipse y narcopolitica

La mitadmasuno
La República
Jueves 9 de diciembre 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/09-12-2010/eclipse-y-narcopolitica
Solo después de que un alcalde provincial procesado por el asesinato de un periodista fuera detenido en una operación antidroga, el sistema legal peruano empezó a superar aquella práctica de combatir el narcotráfico mirando de costado la narcopolítica. Hasta ese momento se habían investigado pocos casos de relación de políticos y líderes públicos con el narcotráfico. Al contrario, como una reminiscencia de la estrategia subversiva de los años 80, que metía en una burbuja a la sociedad cocalera y cocalizada, las cuencas con cultivos ilegales eran ignoradas como escenario de una prometedora alianza entre autoridades y líderes sociales con el narcotráfico.
En ese estado de cosas se fundaron dos centrales de campesinos cocaleros y se dio inicio al empoderamiento de sus líderes como consecuencia de la movilización abierta de los productores ilegales. El discurso en los valles de cultivo no tradicional de coca pasó de justificar su sembrío por razones de pobreza a una propuesta abierta de legalización por razones históricas y religiosas. Alcaldes, regidores, consejeros regionales y parlamentarios cocaleros irrumpieron activamente en la política.
Debajo de ese edificio continuaban tres procesos: 1) la conversión de una parte del campesinado cocalero en procesador de pasta básica de cocaína y, por lo tanto, en traficante de insumos químicos fiscalizados legalmente; 2) una nueva aceptación de Sendero Luminoso, en su versión terrorista y narcotraficante, por el campesinado cocalero; y 3) el éxito del desarrollo alternativo en San Martín, que redujo la superficie de coca de 30 mil a poco más de 300 hectáreas, éxito negado por la dirigencia cocalera y por SL.
Las revelaciones de la Operación Eclipse son cruciales. En el orden de cosas del Alto Huallaga, SL juega el papel de articulador de la política y del narcotráfico a través de una vasta red que excede el formato de los clásicos núcleos o bases de apoyo a la subversión. Líderes cocaleros, alcaldes distritales y de centros poblados subordinados a SL son parte de una gran empresa donde el poder, la sociedad y los ciudadanos importan menos que el negocio de las drogas.
Eclipse ha confirmado dos estafas. La primera, que el proyecto de SL en el Huallaga es estrictamente mercantil; y la segunda, que la reivindicación de la coca desde los valles de cultivo no tradicional y el intento de sacralizarla fue una operación mafiosa.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

El Compromiso Ético contra el Narcotráfico (CEN). 6 de octubre 2010

Junto al Presidente Ejecutivo de DEVIDA, Rómulo Pizarro y el embajador Luis Chuquihuara. Hotel El Pueblo, 6 de octubre 2010.
A inicios de octubre expuse la experiencia del Compromiso Ético contra el Narcotráfico (CEN) en la Vigésima Reunión de Jefes de Organismos Encargados de Combatir el Tráfico Ilícito de Drogas en América Latina y el Caribe" (HONLEA), que reunió en la ciudad de Lima, entre el 4 y 7 de octubre, a los jefes antidrogas del continente, para analizar las principales tendencias regionales del tráfico ilícito de drogas, la identificación de los problemas que enfrentan los países de la región y las mejores formas de cooperación regional. Los informes y recomendaciones que se emitieron al término de sus reuniones son elevados a la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas. El evento fue inaugurado por el Presidente Alan García Pérez y fue promovido por DEVIDA, la agencia peruana rectora en la lucha contra las drogas, presidida por Rómulo Pizarro.
Al evento, realizado en el Hotel El Pueblo, asistieron un centenar de delegados de los países miembros de HONLEA son América Latina y Caribe como Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Grenada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay, y Venezuela. Asimismo, asistieron como observadores otros estados miembros de las Naciones Unidas de América del Norte, África, Europa y Asia, representantes de diferentes organismos no gubernamentales internacionales.
En calidad de miembro del Grupo Impulsor del Compromiso Ético contra el Narcotráfico (CEN) expuse lo relacionado a este pacto que suscribieron el 19 de abril en la Casona de San Marcos 19 partidos y movimientos políticos. Esta experiencia concitó especial interés entre los delegados.
Un resumen de mi exposición puede encontrarse en
aquí y aquí.
Más información sobre la XII Honlea en Lima se puede apreciar aquí.
Toda la informació relacionada al Compromis Ético contra el Narcotráfico se puede revisar aquí.
Sobre este pacto escribí en abril de este año un artículo que puede leerse aquí.

jueves, 13 de mayo de 2010

Perú: pacto político contra el narcotráfico


El 19 de abril en Lima, en la Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en Lima, los representantes de 19 partidos y movimientos políticos nacionales suscribieron el Compromiso Ético denominado Contra la Infiltración del Narcotráfico en los Partidos y Movimientos Políticos del Perú.

Más allá de las palabras es el primer compromiso abierto que suscriben en América Latina los partidos políticos contra el narcotráfico, la forma más brutal de crimen organizado que azota a la región.Es un inédito compromiso ciudadano para impedir la infiltración del poder corruptor de esa actividad en los grupos políticos. El acto se realizó en el contexto de una creciente preocupación regional sobre los efectos del incremento del tráfico de drogas proveniente de los países andinos y la escalada de violencia causada por los carteles internacionales, fenómeno del que el Perú empieza a ser víctima.
El Compromiso Ético contra el Narcotráfico (CEN) fue promovido por Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (DEVIDA), el ente rector peruano encargado de diseñar y conducir la Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas. En él jugó un papel decisivo Rómulo Pizarro, jefe de DEVIDA que supo articular a 19 grupos del arco político peruano, desde el fujimorismo al humalismo. Tuve la satisfacción de acompañarlo en ese propósito, tanto en la formulación como en el proceso de negociación con los grupos políticos.
DEVIDA convocó en octubre del 2009 a los partidos y movimientos inscritos ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y coordinó con sus dirigentes la redacción del contenido del CEN. En el esfuerzo también colaboraron instituciones públicas como la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE); de la sociedad civil, como la Asociación Civil Transparencia, el Instituto Internacional Republicano (IRI), el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (NDI), y Consultandes; e instituciones intergubernamentales como IDEA Internacional.

El CEN no es un pacto electoral aun cuando algunos de sus compromisos se relacionen con los mecanismos de designación de candidatos de partidos y movimientos políticos a cargos de elección popular. Ante todo, es una toma de posición colectiva de los actores políticos peruanos contra el poder ilegal, violento, corruptor y antidemocrático del narcotráfico en tanto actividad ilícita y forma de crimen organizado que conspira contra la gobernabilidad y el desarrollo humano.
Se tiene a la mano un instrumento que ayudará a los partidos y movimientos a desarrollar una cultura política contra las drogas ilegales, en sus actividades de producción, tráfico y consumo, y protegerá tanto a las generaciones jóvenes como a la democracia de los intentos de obtener impunidad y poder para su negocio ilegal.El CEN incluye 19 compromisos específicos entre los cuales se encuentran:
· Establecer rigurosos procedimientos de selección de candidatos, promoviendo la veracidad y la transparencia de la información sobre los antecedentes de los aspirantes a cargos de elección popular.
· Establecer procedimientos que busquen evitar incluir como candidatos a los aspirantes que hayan sido sentenciados por delitos de tráfico ilícito de drogas y/o en tanto se encuentren investigados.
· Incorporar al proceso de selección de candidatos el requisito de la presentación de una declaración jurada de antecedentes penales y judiciales, así como de ingresos y bienes, que deberán efectuar los precandidatos ante las dirigencias de sus organizaciones políticas.
· No considerar como candidato a cargo de elección popular al aspirante que no pueda justificar razonablemente sus bienes e ingresos y los orígenes de los mismos.
· No aceptar donaciones o alguna otra forma de colaboración y financiamiento de personas naturales o jurídicas que, al momento de realizar la donación, no declaren expresamente que no han sido notificadas formalmente de encontrarse comprendidas en un proceso de investigación policial, del Ministerio Público o de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).
· Respaldar en el Congreso de la República la aprobación de una norma que faculte a las autoridades competentes a declarar la vacancia del cargo de quienes elegidos por votación popular hayan faltado a la verdad en los datos consignados en la declaración jurada.
· Elaborar en colaboración con otras entidades públicas o privadas, un “mapa de riesgo del narcotráfico” que permita a los grupos políticos y a la sociedad poner especial atención en aquellas zonas más afectadas por el accionar del tráfico ilícito de droga
s.

El texto del Compromiso Etico puede leerse en:
http://www.devida.gob.pe/Documentacion/documentosdisponibles/Compromiso_Etico.pdf
El video de la suscripción puede ser visto en:
http://www.youtube.com/watch?v=rN2Pw4I4He8
Un spot que difundieron gratuitamente la TV dias antes de la suscripción del CEN se puede ver en:
http://www.youtube.com/watch?v=jHu6_ku9Xt0

Sobre el tema se tiene:
El artículo de Raúl Ferrero Costa en El Comercio, el 15 de abril
http://elcomercio.pe/impresa/notas/pacto-contra-narcotrafico/20100415/461539
El artículo de Augusto Álvarez Rodrich en La República, el 17 de abril
http://www.larepublica.pe/claro-y-directo/17/04/2010/partido-peruano-narcotraficante
El artículo que publiqué en La República el 3 de abril
http://www.larepublica.pe/la-mitadmasuno/03/04/2010/munecos-de-la-mafia

Algunos editoriales merecen ser tenidos en cuenta:
El de La República, el 17 de abril:
http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20100417/10/1634/todos/1634
De El Comercio, el 21 de abril:
http://elcomercio.pe/noticia/465060/editorial-narcotrafico-politica-son-incompatibles
Y el de El Peruano, el 30 de marzo:
http://www.elperuano.com.pe/edc/2010/03/30/edi.asp