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jueves, 24 de febrero de 2011

El acoso narco

La mitadmasuno
La República
Jueves 24 de febrero de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/24-02-2011/el-acoso-narco
Debería sorprenderle a nuestra débil democracia el considerable número de candidatos al Parlamento acusados y/o investigados por narcotráfico. También la habilidad con la que personajes de ese mundo oscuro se acercan y financian campañas electorales y la facilidad con la que los políticos cortejados por el poder mafioso subestiman y resuelven con éxito sus equívocos.
Hace 10 meses, cuando 19 partidos suscribieron un Compromiso Ético se creía que el propósito básico era evitar la infiltración del narcotráfico en la política. A la vista de los hallazgos las conclusiones son obvias: 1) El narcotráfico se ha infiltrado en la política en un continuo que se inicia con la desestructuración de los partidos y la irrupción del fenómeno del político independiente; 2) El financiamiento de las campañas electorales fue hasta hace poco el método privilegiado para su penetración; 3) En una siguiente etapa, patente desde el Caso Valdez, su estrategia siguió el modelo colombiano, es decir, acceder a cargos de elección popular local y luego regional; y 4) Las recientes revelaciones indican que están subiendo un peldaño, al Parlamento y, por qué no, a espacios clave en el gobierno.
Desde los años noventa el narcopoder tiene a uniformados, jueces y fiscales. Esa primera línea de infiltración es propiamente al Estado y en ella los políticos también son objeto de interés como detentadores del poder y potenciales aliados para gestiones empresariales, evasión de controles e impunidad. La segunda línea de penetración al Estado, su vocación para el ejercicio del poder por sí mismos, es la más interesante de develar.
¿Qué quiere el narcopoder en el Perú? Salvo que apareciese un grupo de civiles que sustentado en un poder mafioso pugnen por un narcoestado, estamos ante la arremetida de bandas cuyos prohombres desean lavarse la cara y el dinero sucio desde la política. No por ello deja de ser peligroso el acoso a la política porque la debilita como mediación ética y porque se vale de los mismos procedimientos que otros sectores, como el lobby ilegal, usan para envilecer la representación.
Imposible consolidar la democracia con ese flanco abierto. Desde ese imperativo, es penoso saber de la pobreza franciscana de la Procuraduría Antidrogas del Ministerio del Interior o que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) no pueda acceder al secreto bancario.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Eclipse y narcopolitica

La mitadmasuno
La República
Jueves 9 de diciembre 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/09-12-2010/eclipse-y-narcopolitica
Solo después de que un alcalde provincial procesado por el asesinato de un periodista fuera detenido en una operación antidroga, el sistema legal peruano empezó a superar aquella práctica de combatir el narcotráfico mirando de costado la narcopolítica. Hasta ese momento se habían investigado pocos casos de relación de políticos y líderes públicos con el narcotráfico. Al contrario, como una reminiscencia de la estrategia subversiva de los años 80, que metía en una burbuja a la sociedad cocalera y cocalizada, las cuencas con cultivos ilegales eran ignoradas como escenario de una prometedora alianza entre autoridades y líderes sociales con el narcotráfico.
En ese estado de cosas se fundaron dos centrales de campesinos cocaleros y se dio inicio al empoderamiento de sus líderes como consecuencia de la movilización abierta de los productores ilegales. El discurso en los valles de cultivo no tradicional de coca pasó de justificar su sembrío por razones de pobreza a una propuesta abierta de legalización por razones históricas y religiosas. Alcaldes, regidores, consejeros regionales y parlamentarios cocaleros irrumpieron activamente en la política.
Debajo de ese edificio continuaban tres procesos: 1) la conversión de una parte del campesinado cocalero en procesador de pasta básica de cocaína y, por lo tanto, en traficante de insumos químicos fiscalizados legalmente; 2) una nueva aceptación de Sendero Luminoso, en su versión terrorista y narcotraficante, por el campesinado cocalero; y 3) el éxito del desarrollo alternativo en San Martín, que redujo la superficie de coca de 30 mil a poco más de 300 hectáreas, éxito negado por la dirigencia cocalera y por SL.
Las revelaciones de la Operación Eclipse son cruciales. En el orden de cosas del Alto Huallaga, SL juega el papel de articulador de la política y del narcotráfico a través de una vasta red que excede el formato de los clásicos núcleos o bases de apoyo a la subversión. Líderes cocaleros, alcaldes distritales y de centros poblados subordinados a SL son parte de una gran empresa donde el poder, la sociedad y los ciudadanos importan menos que el negocio de las drogas.
Eclipse ha confirmado dos estafas. La primera, que el proyecto de SL en el Huallaga es estrictamente mercantil; y la segunda, que la reivindicación de la coca desde los valles de cultivo no tradicional y el intento de sacralizarla fue una operación mafiosa.