domingo, 31 de marzo de 2019

Vizcarra, la escalera sirve también para bajar

Por Juan De la Puente

La aprobación del presidente Martín Vizcarra ha caído 17 puntos desde diciembre pasado, 12 de ellos el último mes según la encuesta de IEP que publica La República, ratificando una tendencia compleja, donde se mezcla lo coyuntural con lo estructural, como lo habíamos advertido hace semanas (https://larepublica.pe/politica/1426514-baja-vizcarra).
La misma encuestas entrega razones y efectos diferenciados de esta caída. La lucha contra la corrupción sigue siendo el principal atributo de Vizcarra, pero ha dejado de movilizarle apoyos, en tanto el efecto del referéndum del 9 de diciembre se ha diluido. El 71% cree que Vizcarra debe seguir luchando contra la corrupción, pero le exige una conducta estratégica en la lucha contra la inseguridad ciudadana y la prestación de servicios públicos, sobre todo salud y educación.
El pedido de gobernar a dos manos es directo. Una caída de 12 puntos en un mes es un empujón fuerte que abre a su vez varias tendencias. Vizcarra parece embestido por dos oposiciones que se relacionan pero que son distintas. Unos le piden que se dedique a lo que se llama la gestión de gobierno (comunicación, obras medianas, éxitos contra el delito), pero los otros reflejan –y le refriegan- problemas estructurales (grandes proyectos, abandono, empleo, reducción de la pobreza y anemia, solución de viejos y nuevos conflictos, sistema político).
Vizcarra parece tener agenda solo para los primeros, pero no para los segundos. Y también parece que el problema ya no es solo de mensaje –que sí lo es en gran medida- sino de programa, calado y voluntad política. Es fácil que la gente sienta que la fuerza con la que el Gobierno se enfrentó a los Cuellos Blancos sea usada contra todos los cuellos.
Lima ha empezado a abandonar a Vizcarra, pero los sectores A y B aún se resisten a hacerlo. La débil coalición Vizcarrista –ciudades y capas medias- que el mismo presidente no quiso ampliar mediante el diálogo social, cruje. El centro y el sur pasan a la oposición firme (59% y 46% de desaprobación) y los sectores D y E. De ahí a la oposición populista, el que se vayan todos o el reclamo de la mano dura, solo hay un paso. Ya lo dijimos, si no quieres en Bolsonaro, haz reformas democráticas.
La encuesta se realiza a 15 días de la designación de un nuevo gabinete y pone en entredicho el nuevo tiempo que el premier Salvador del Solar anunciara. Obliga a redefinir esa nueva etapa y señalar sus atributos. Es cierto que el gobierno está en el centro del escenario, pero a diferencia del año pasado, es un centro inmóvil que pierde apoyos sociales. Tiene que moverse.

viernes, 29 de marzo de 2019

Minimalismo otra vez, no

https://larepublica.pe/politica/1439516-minimalismo-vez
La República
La mitadmasuno
29 de marzo de 2019
Juan De la Puente
El informe de la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política es la iniciativa más prometedora de los últimos años para cambiar nuestro sistema político. A diferencia de otros estudios, varios de los cuales se recogen en sus 400 páginas, se propone ser una hoja de ruta ordenada para acometer una reforma que el país ya no puede evitar sin que en ello se juegue la destrucción del capital social acumulado los últimos 18 años.
Un primer valor del informe es su aspiración a transformar el sistema político más allá de las reformas electorales, el tópico específico que fue la aparente prioridad de los cambios desde el año 2009, cuando empezó a cerrarse el sistema político, al elevarse a 450 mil el número de firmas para inscribir a los partidos. La idea de cambiar al mismo tiempo el sistema de gobierno, el sistema de partidos y el sistema electoral es seductora y posible, en la línea de la experiencia de otras reformas democráticas en la región, de las que emerge una tendencia: los cambios integrales, pactados y en poco tiempo tienen más posibilidades de éxito.
Sería un error repetir el minimalismo y aprobar solo las reformas de corte electoral. Las 12 iniciativas, cuatro de reforma constitucional y 8 de orden legal, se anuncian eficaces. Un rápido cálculo de resultados indica más de un centenar de efectos directos de carácter institucional y no solo político en el sentido estrecho del término. Para estimar con más certeza estos efectos sería ideal definir las etapas del cambio, el mismo que debe empezar indudablemente con la aprobación urgente de las iniciativas, y desarrollar escenarios de casos específicos a guisa de ubicación de indicadores de éxito, un aspecto omitido en el informe, probablemente por el escaso tiempo para su elaboración. Por ejemplo, sería muy útil apreciar cómo la reforma contribuiría a “curar” el sistema político en Áncash, el foco más resistente de corrupción regional.  
La visión del informe en relación a los partidos es claramente liberal; recoge el estándar universal vigente que se distancia tanto del esquema del centralismo democrático de las formaciones de la izquierda ortodoxa, como la deformación plutocrática de los partidos que cifran sus esperanzas en el financiamiento privado.
La apuesta por las listas paritarias, el financiamiento público de las campañas, la eliminación del voto preferencial y las elecciones internas obligatorias a cargo de la ONPE persiguen el propósito de fijar un punto de partida general, único y uniforme, superando la desigualdad del sistema de partidos.

La apertura de los mecanismos de entrada al sistema es una buena noticia, así como las reglas para permanecer en él. En el debate se podría precisarse mejor la gradualidad del proceso, pero nada más democrático que cimentar el sistema en la capacidad de convocatoria de los programas y los líderes, y la disposición de sus afiliados a la competencia. Es el desafío de partidos nacionales de verdad y de militantes empoderados, con un mínimo de carrera política; menos partidos limeños y partidos cascaron, más vida partidaria y militantes con más poder, dueños y no inquilinos de los partidos.

La prensa por dentro

https://larepublica.pe/politica/1435166-prensa
La República
La mitadmasuno
22 de marzo de 2019
Juan De la Puente
El estupendo libro de José Alejandro Godoy (El Comercio y la política peruana del siglo XXI. Lima, IEP, 2019) contribuye a desmitificar el papel de la prensa en la política, gracias a un tratamiento objetivo, pulcro y audaz de los vaivenes de uno de los diarios más influyentes del país.
La investigación retrata la política vivida desde un medio y no solo la política expresada desde sus páginas, es decir, la batalla interna por construir un mensaje y una visión que impacte y transforme, revisando los últimos 20 años de un diario que el autor divide en tres etapas: liberal moderada (1999-2008); conservadora (2008-2014), y “más liberal de su historia” (2014-2018).
En el texto adquiere forma la relación compleja entre el medio de comunicación y la realidad, desvirtuando la extendida certeza que reduce la línea periodística a la defensa de intereses empresariales, una relación mecánica entre el medio y el poder, o entre el medio y la competencia política. En el caso de El Comercio, de acuerdo al relato del autor, y quizás debido a la amplitud de su accionariado y al contexto desafiante del Perú, su historia reciente es la de una pugna cultural entre el liberalismo y conservadurismo, con la victoria del primero, y con ello la aparición de un paquete de intereses que forman parte del capital social del medio.
La investigación aborda el problema de la elaboración de la línea periodística como un acto emotivo, y hasta tortuoso, de propietarios que deben elegir un director en una tendencia de creciente reclamo de autonomía por parte de los designados, de modo que la elección del director operó en este diario como una forma de gestión de conflictos, para resolverlos o agravarlos.
La relación interactiva entre política y prensa es documentada por el autor en un contexto de ampliación de la oferta informativa, la irrupción de las redes sociales, la baja lectoría de la edición en papel y reducción de la publicidad, un proceso en el que las decisiones políticas acarrean consecuencias económicas y viceversa, y donde los lectores son decisivos. Por ejemplo, la apuesta del diario por el fujimorismo el año 2011 trajo como efecto la caída de las ventas y la imagen de marca; o el posicionamiento editorial de El Comercio a favor de la investigación de la empresa Graña y Montero, de propiedad de accionistas del diario, a pesar de la presentación de un proyecto de ley que pretendía impedir a los directivos de esta empresa consorciada con Odebrecht el ejercicio de sus derechos societarios, una iniciativa promovida por un sector de accionistas.

Es interesante que el libro de Godoy entregue valor y voz a los periodistas, empezando por los editores, en una dimensión que, a pesar de las limitaciones de un medio privado, aquilata el peso político de una redacción. Se piensa con frecuencia que la formación de la noticia moderna implica una dinámica fría, casi industrial y jerarquizada, donde la voz del que escribe, filma y fotografía no es relevante. En el repaso de la historia de El Comercio, se muestra que esa presunción es falaz, y que los periodistas hacen el medio y labran su identidad.