Mostrando entradas con la etiqueta La República. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La República. Mostrar todas las entradas

domingo, 31 de marzo de 2019

Vizcarra, la escalera sirve también para bajar

Por Juan De la Puente

La aprobación del presidente Martín Vizcarra ha caído 17 puntos desde diciembre pasado, 12 de ellos el último mes según la encuesta de IEP que publica La República, ratificando una tendencia compleja, donde se mezcla lo coyuntural con lo estructural, como lo habíamos advertido hace semanas (https://larepublica.pe/politica/1426514-baja-vizcarra).
La misma encuestas entrega razones y efectos diferenciados de esta caída. La lucha contra la corrupción sigue siendo el principal atributo de Vizcarra, pero ha dejado de movilizarle apoyos, en tanto el efecto del referéndum del 9 de diciembre se ha diluido. El 71% cree que Vizcarra debe seguir luchando contra la corrupción, pero le exige una conducta estratégica en la lucha contra la inseguridad ciudadana y la prestación de servicios públicos, sobre todo salud y educación.
El pedido de gobernar a dos manos es directo. Una caída de 12 puntos en un mes es un empujón fuerte que abre a su vez varias tendencias. Vizcarra parece embestido por dos oposiciones que se relacionan pero que son distintas. Unos le piden que se dedique a lo que se llama la gestión de gobierno (comunicación, obras medianas, éxitos contra el delito), pero los otros reflejan –y le refriegan- problemas estructurales (grandes proyectos, abandono, empleo, reducción de la pobreza y anemia, solución de viejos y nuevos conflictos, sistema político).
Vizcarra parece tener agenda solo para los primeros, pero no para los segundos. Y también parece que el problema ya no es solo de mensaje –que sí lo es en gran medida- sino de programa, calado y voluntad política. Es fácil que la gente sienta que la fuerza con la que el Gobierno se enfrentó a los Cuellos Blancos sea usada contra todos los cuellos.
Lima ha empezado a abandonar a Vizcarra, pero los sectores A y B aún se resisten a hacerlo. La débil coalición Vizcarrista –ciudades y capas medias- que el mismo presidente no quiso ampliar mediante el diálogo social, cruje. El centro y el sur pasan a la oposición firme (59% y 46% de desaprobación) y los sectores D y E. De ahí a la oposición populista, el que se vayan todos o el reclamo de la mano dura, solo hay un paso. Ya lo dijimos, si no quieres en Bolsonaro, haz reformas democráticas.
La encuesta se realiza a 15 días de la designación de un nuevo gabinete y pone en entredicho el nuevo tiempo que el premier Salvador del Solar anunciara. Obliga a redefinir esa nueva etapa y señalar sus atributos. Es cierto que el gobierno está en el centro del escenario, pero a diferencia del año pasado, es un centro inmóvil que pierde apoyos sociales. Tiene que moverse.

viernes, 15 de abril de 2016

Parte de guerra, perdimos todos

http://larepublica.pe/impresa/opinion/751131-parte-de-guerra-perdimos-todos
La República
La mitadmasuno
25 de marzo de 2016
Juan De la Puente
No recuerdo campaña electoral más ausente de contenidos que ésta, pero sería un error atribuir ello exclusivamente a la distracción de las tachas y exclusiones y a la guerra política de los últimos tres años que se ha extendido al proceso electoral, matando futuros políticos y partidos.
La escasez de ideas en el debate público se debe a una verdad de Perogrullo, a que no existen. Para ser más específicos, se debe a que las formaciones políticas no las tienen a la mano. Dicho de otro modo, ideas existen pero están en otro lado, de modo que los candidatos y la mayoría de partidos tuvieron que realizar como nunca una importación masiva de especialistas. En esta campaña, el fichaje no solo ha sido de políticos sino de técnicos, dando lugar a una tecnopolítica aliada de los candidatos.
El resultado de esta importación es la poca apropiación de los programas por parte de los candidatos, de modo que las escasas propuestas con las que ingresaron a la campaña han variado en pocas semanas y a veces radicalmente. Así, un candidato que empezó su campaña negándose a la renegociación de los contratos del gas acaba de prometerla en una gira al sur del país a través de un mensaje; y más visiblemente, todos los candidatos se han pasado al bando de la reforma política a pesar de que en sus programas subestimaron esta urgencia o la negaron.
Esta brecha entre la especialidad de los equipos técnicos y el pragmatismo de los políticos se ha podido advertir en la serie de ocho foros temáticos organizados por La República, Latina, el JNE, el PNUD Perú, Idea Internacional, la PUCP y Telefónica del Perú, con la veeduría de la Asociación Civil Transparencia. Al culminar este proyecto se debatieron en total 30 horas, transmitidas en directo, y en los debates participaron 110 representantes de partidos y 16 especialistas que oficiaron de panelistas.
Este esfuerzo como otros es valioso para romper la inercia del no debate. El rasgo común de las presentaciones ha sido el reclamo tácito de los técnicos respecto del poco interés en sus partidos y especialmente en los candidatos por los programas. Así, el principal problema de la campaña es la falta de un horizonte de gobierno de casi todos los grandes actores, peligroso antecedente de los conocidos errores en la formación de los gabinetes. El primer pacto político que debería haberse producido es aquel entre los candidatos y sus comisiones de plan de gobierno.
El primer resultado de esta brecha es el minimalismo y la ausencia del espíritu de reforma. Por ejemplo, sobre seguridad ciudadana solo dos partidos proponen refundar la policía y poner fierro a fondo en la reforma judicial; en cambio, casi todos se cuidan de abordar lo que fue una moneda corriente en la última década: acabar con el servicio policial 24 x 24. ¿Cuál es el refugio de esta debilidad? Más penas, más escuelas policiales, más policías, más comisarías y más patrulleros, es decir, la filosofía de “más es mejor”.
El segundo resultado es la ausencia de instrumentos; la lógica populista de los candidatos ha borrado el cómo de los planes, de modo que las grandes ofertas terminan siendo mágicas: la mayoría se atreve a lanzar cifras de crecimiento del PBI, reducción del IGV e inversión en educación y salud, sin rigor macro. Anticipo en base a ello que el partido ganador, sea cual fuese, se desentenderá de las propuestas gruesas y gobernará como los tres últimos gobiernos, con un espíritu de corto plazo. Llámenme pesimista. Okey, pero se lo voy diciendo.
Era esperable que los medios, que se han pasado 10 años criticando la mediocridad de los políticos y 3 años cuestionando las guerras de adjetivos, reaccionaran ante la escasez de ideas y fomentaran el debate de programas y empoderaran a los jefes de plan de gobierno de los partidos. No ha sido así, lamentablemente. Más allá de la adhesión o el rechazo de algún candidato, en los medios también han escaseado las ideas. A pocos días de las elecciones, la ideas también están en una esquina, observando.

viernes, 10 de enero de 2014

El miedo concentrado

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/el-miedo-concentrado-10-01-2014#comment-form
La República
La mitadmasuno
10 de enero 2014
Juan De la Puente
El debate sobre la concentración de medios presenta varios ángulos, y es frecuente parapetarse en uno de ellos para negar la importancia de los otros. El ángulo más legitimado es el legal, habida cuenta que los tribunales serán los que decidan sobre el recurso de amparo presentado por varios periodistas en el Juzgado Constitucional de la Corte de Justicia de Lima, demandando anular la compra de Epensa por El Comercio, por evidenciar un acaparamiento de medios de comunicación.
El debate legal se ha quedado por el momento en el plano procesal y en una discusión constitucional plana e inmóvil, centrada en el retaceo de un artículo de la Constitución llevado a cabo en la lógica bipolar de verdadero/falso, ignorando los sentidos de la interpretación constitucional y la necesidad de un modelo pluralista del ejercicio de las libertades.
Este reduccionismo debería dar paso a un ejercicio jurídico enriquecido por el derecho comparado y la jurisprudencia nacional e internacional reconocidas. El argumento Kirchner/Correa/Chávez sirve como espolón contra los opositores a la concentración, pero no permite que sus mensajeros construyan una idea convincente en favor del acaparamiento. De allí que, a falta de conceptos, se recurra a la explotación de la cita y a la frase sacada de contexto y se enarbole una supuesta amenaza de estatización de la prensa.
El modelo de debate legal es surrealista. Por un lado se demanda que el tema no se politice, que el Presidente de la República guarde silencio y que los políticos no expresen opinión, Al mismo tiempo, se tejen alianzas políticas, se esgrimen argumentos políticos y se ejecuta una campaña política gigantesca.
El debate legal en tono castrador y huidizo no conduce a ninguna parte. Imposible despolitizar lo que es político y no hay nada más político que la libertad. De hecho, la revisión de la trama de lo ocurrido entre junio y agosto pasado evidencia que la concentración de medios es más política que legal, es decir, primero política y luego lo demás.
El Perú conservador tiene miedo y por eso quiere medios. Más medios es menos miedo. Miedos y medios se organizan como una correlación agresiva desde hace varios años, por lo menos desde la campaña del Fredemo en los años 1989/1990, para impedir el cambio. Y debe reconocerse que es una correlación relativamente eficaz porque si bien no alcanza triunfos electorales (de allí las derrotas de los candidatos respaldados por los medios en 1990, 2001, 2006 y 2011) permite bloquear reformas democráticas, impulsar otras en un sentido conservador o restrictivo, cuando no regatear cambios específicos y cogobernar con los que ganan.
La concentración de medios iniciada el año pasado no preside el proceso de la derecha peruana, pero es la pieza de arranque de una concentración mayor, la de los sectores económicos, partidistas y mediáticos que se preparan para impedir el 2016 un susto similar al del año 2011 y para garantizar la consolidación de un modelo de económico e institucional de largo plazo. Para este caso específico, concentración es sinónimo de unificación.
La operación es audaz; en general, toda forma de concentración del mercado lo es. Me temo, no obstante, que no es moderna, que expresa un renunciamiento a los métodos democráticos que se aplican a la competencia política y un retorno abierto al patrimonialismo del siglo XIX. Esa concentración/unificación termina por desplazar a los partidos de la escena y viabiliza la construcción de un contrapoder que acabará siendo más fuerte que el Estado, el único poder que en la teoría no debería ser superado más que por la soberanía popular.
El temor natural a la derrota que debería canalizar la formación de un polo conservador democrático está siendo mal manejado. Un grupo de halcones –alguien los ha llamado el tea party peruano– está desbordando a los suyos sometiendo el sistema a una tensión que se replicará en otros momentos y ámbitos. Por ahora no están siendo contestados internamente y no sé si habrá allí espacio para la sensatez.

martes, 22 de octubre de 2013

Perú/Chile después de La Haya

http://www.larepublica.pe/22-10-2013/el-fallo-de-la-haya-consolidara-proceso-de-integracion-entre-chile-y-peru
El siguiente es el resumen del conversatorio Perú/Chile después de La Haya realizado por La República el pasado domingo 20, moderado por el suscrito y que contó la participación de los ex cancilleres peruanos Rafael Roncagliolo, José A. García Belaúnde y Eduardo Ferrero Costa, y del ex canciller chileno Juan Gabriel Valdés. Lo que sigue es un resumen, aunque se pueden apreciar en el mismo link los tres videos de la reunión que duró más de una hora.
 
Juan De la Puente: Esta tarde, La República tiene el honor de reunir a connotados internacionalistas, quienes cumplieron importante labor al servicio del Estado. Me refiero a Juan Gabriel Valdés, ex canciller chileno, y tres ex cancilleres peruanos de relevante participación en la política: Eduardo Ferrero Costa, José Antonio García Belaúnde y Rafael Roncagliolo.
Este encuentro está dirigido al análisis y el trazado de perspectivas de lo que se ha empezado a denominar el proceso post La Haya. Ambas naciones no solo han ratificado que este fallo va a ser respetado, sino, además, se ha generado un conjunto de procesos que se han venido dando en cada país y de modo bilateral.
El primero tiene que ver con esta gran integración de la última década. El tránsito de personas, de bienes, es el más alto de la historia de las dos repúblicas y la presencia permanente de ciudadanos de un país en el otro es también creciente.
Una primera pregunta de este conversatorio es si la idea de esta gran integración y gran cooperación social es un desborde de las políticas estatales, la profundización de un proceso que viene desde el pasado y ha corrido paralelo a la instancia política.
Juan Gabriel Valdés: Creo que en América Latina vivimos un momento en el cual el proceso de integración adquiere características que van más allá de la voluntad de los estados. Cuando miramos el panorama, nos encontramos con que los organismos de integración, la mayoría de ellos, están, si no en dificultad, en crisis. Hay cierta ideologización de los procesos de los mecanismos de integración, tenemos dificultades en Mercosur, polarizaciones en torno al tema del Alba, un cuadro de división entre México y Brasil.
Sin embargo, lo que vemos  aquí son estas empresas translatinas que generan inversión y energía integradora en la mayor parte de la región,  y poblaciones que circulan.
Tenemos en Chile una población de cerca de 200 mil peruanos que están integrados y que nos han dado no solo una presencia muy activa en nuestra vida social en Santiago sino que nos han llevado la maravilla de la cocina peruana. La integración va más allá de lo que los gobiernos habían delineado, se están generando proceso nuevos,  ricos en términos de procesos de integración.
Juan De la Puente: Eduardo Ferrero fue canciller del Perú hace más o menos 15 años, cuando ya se avizoraba esta gran integración, el comercio tan intenso de bienes y traslado de personas.
Eduardo Ferrero Costa:  Yo creo que sí se han venido superando los conflictos bilaterales territoriales. En el caso peruano-chileno, con la sentencia de La Haya, esperamos dar por terminada la última controversia de este tipo entre estos dos países. Yo diría que se está pasando del concepto más tradicional de la integración regional o subregional, sustentada en gran medida por aspectos económicos, a una integración mucho más, valga la redundancia, integral, que va  más allá de los gobiernos
Y podemos hablar de integración multilateral, sea regional, subregional, e integración bilateral, que es en este caso lo que nos congrega hoy día: la integración progresiva que se viene dando entre Chile y Perú. Progresiva porque ya se viene dando de manera simultánea al proceso ante La Haya que culminará pronto y que será un hito hacia adelante, hacia una opción de mayor cooperación, mayor integración entre los dos países.
Se puede decir que, superadas ciertas etapas históricas de nuestros pueblos, se está pasando ahora a un proceso de integración mucho más pragmático y con mayores posibilidades reales de llevarlo a cabo. Creo que un ejemplo muy interesante es el caso de la Alianza para el Pacífico. Realmente en poco tiempo cuatro países con características comunes e intereses compartidos han creado un proceso de integración que va más allá de muchos casos de los procesos tradicionales de nuestra región y que están superando retos que han sido difíciles de encontrar en proceso previos, en parte porque es un proceso no ideologizado sino más bien un proceso pragmático orientado a aceptar retos comunes con una visión clara que es fundamental: la integración para poder tener una disposición más favorable en el escenario internacional tanto hemisférico como global.
Juan De la Puente: Quiero preguntar a los ex cancilleres recientes cómo esta gran integración ha condicionado el proceso de La Haya para que sea un proceso en que los países han jugado un papel con mucha inteligencia y sensibilidad.
José García Belaúnde: Yo sí creo que los gobiernos han querido siempre hacer integración. Por ejemplo, uno de los casos típicos que se enseñan cuando uno estudia el Organismo Mundial del Comercio (OMC) es un acuerdo comercial de 1934 entre Perú y Chile. Este tipo de acuerdos que eran muy pocos era del Perú y Chile, un ejemplo de lo que se puede hacer en materia de integración entre dos países vecinos. Entonces, sí creo que las sociedades han venido mucho después.
Salvo algún interregno allá por los años 70, donde evidentemente las características ideológicas de las dos dictaduras llevaban a una suerte de confrontación, ha habido interés de ambos gobiernos en hacer integración, y que las condiciones de desarrollo de los países en este momento han permitido que el conjunto de la sociedad se beneficie.
Todo esto ha ayudado de alguna manera en facilitar el manejo de ciertos temas sensibles, y un tema sensible definitivamente es La Haya. Y voy a insistir en eso siempre, que lo mejor que pudimos hacer es abordar ese tema. Estábamos planeando sobre la relación durante muchos años, y lo mejor que había que hacer era abordarlo ya sea por una negociación bilateral.
Yo sí creo que en eso también ha ayudado el cúmulo de intereses. En primer lugar, la Alianza del Pacífico es además una afirmación de que es posible hacer una integración menos rígida que la que teníamos antes.
En suma, sí creo que si seguimos por este camino, si los estados son capaces de estimular más el conjunto de la sociedad en este proceso de integración tenemos un futuro bastante promisorio.
Rafael Roncagliolo: Creo que de las tres intervenciones anteriores, lo que sacamos es que hay miradas comunes, y eso me parece muy importante para adelante. En estos dos años del gobierno del presidente Humala ha habido una especie de paradoja. Se temía que podía ser un gobierno con muchas más tensiones y la verdad es que nunca hemos tenido tanta cooperación, no solo en reuniones de diplomáticos y militares sino en reuniones de todo tipo de ministros y búsqueda de todas las formas de cooperación entre los dos países. Eso me parece muy importante para adelante porque es el punto de partida de lo que va a ser una cooperación mucho más estrecha.
Yo quería destacar un par de cosas solamente. Una es la importancia de la frontera, cinco millones de tránsitos al año por la frontera Tacna-Arica y un proceso, como decía Joselo, de integración entre Tacna y Arica que es casi una conurbación,  la conversión de estas dos ciudades absolutamente complementarias. Entonces ahí hay un trabajo enorme que hacer y cuando hemos conversado con los tacneños y los ariqueños hemos encontrado que la voluntad de los habitantes, la población de estas dos ciudades, es una voluntad de cooperación muy importante, casi diría yo que ambas son víctimas de ciertos centralismos y para superar su centralismo necesitan integrarse mejor, para no mencionar las inversiones y los casi 200 mil peruanos que viven en Chile. Y lo segundo es que yo también creo que Chile y Perú pueden contribuir mucho no solo en el terreno bilateral sino en el terreno multilateral.
Yo creo que Chile y Perú pueden contribuir mucho a la unidad de la región. Por ejemplo, en el caso de la Alianza del Pacífico –es un buen ejemplo– necesitamos que esta no sea ideológica y esté al servicio de América Latina realmente. Estos son como los países de punta que deben ponerse al servicio del resto de países, de ahí que creo que la colaboración entre Chile y Perú puede ser muy importante.
Juan De la Puente: ¿Están   dadas las condiciones para trabajar en una plataforma binacional conjunta entre Perú y Chile después de La Haya?
Eduardo Ferrero Costa: Estamos en un proceso que yo quiero camine hacia ello. Se puede decir que es un proceso positivo que camina hacia ese objetivo, tenemos ahora la última prueba del proceso y yo soy confiado en que se va a cumplir bien y es el acatamiento en la ejecución del fallo, o sea, cumplir con el compromiso que han asumido ambos gobiernos.
Cumplido ese compromiso, se abre un espacio muy interesante para empezar una plataforma bilateral conjunta. Me gusta más una nueva plataforma conjunta, no confundir lo del tratado con la sentencia  de fortalecimiento de mutua entre Perú y Chile. Sí es posible, hay que confiar en ello, hay que poder superar opiniones públicas que puedan estar un poco sorprendidas, hay que llegar al paso de ejecución de la sentencia que se ha dicho que se va a cumplir y así hay que confiar en que se va a cumplir. Sí estamos entrando a un nuevo espacio y hay ejemplos, el ejemplo de Perú-Ecuador y el ejemplo de Argentina-Chile. No estamos especulando, estamos hablando de casos concretos, de situaciones muy complejas que han quedado superadas.
José García Belaúnde: Yo creo que el tema es generar la confianza suficiente en cada sociedad. Yo creo que hay demasiados prejuicios respecto al otro país, extraño, porque hemos tenido después de la firma del Tratado de 1929 largos años sin conflicto ni nada que se le parezca, sí algunas tensiones de vez en cuando pero nada más.
Sin embargo, sí existen percepciones de lado y lado como que ensombrecen la relación. En Chile, por ejemplo, están convencidos de que siempre tenemos algo bajo la manga que sacar para reclamar, y se habla del irredentismo, incluso asocian lo de La Haya, que no tiene nada que ver con ese concepto de irredentismo. Y en el Perú hay la percepción de que Chile no es un amigo confiable, de repente hay algunos halcones en Chile que pueden empujar o gatillar sabe Dios qué. Entonces, ¿cómo trabajar sobre eso?, ¿cómo hacer para que estas percepciones empiecen a ser difuminadas y tengamos pues la percepción de la otra realidad, que son los encuentros entre ambos países?
Yo creo que los chilenos deben ser, como grupo nacional, si no los primeros los segundos turistas desde el año pasado. Entonces, cómo hacemos nosotros para que pueda existir una plataforma donde estas sombras puedan ser liquidadas, ese es el gran tema, y no creo que sea un tratado que los va a liquidar. Tenemos que dar algunas muestras de confianza mutua, tener unos gestos muy concretos que involucren a la sociedad en su conjunto.

domingo, 2 de junio de 2013

Lula en Sao Paulo, habla del progesismo en A. Latina, del Perú y de la integración.

El pasado jueves 24 de mayo entrevisté para La República al ex presidente Lula en Sao Paulo. Junto a mi colega Michel Solís de LR digital tuvimos una amena charla con uno de los líderes de A. Latina más globales en el sentido político de la palabra. Volví a ver al Presidente Lula luego de varios años, desde cuando el 2003 llegó Lima en una histórica visita que dio inicio a una intensa cooperación.
Lula habla del mundo, de Brasil y de América Latina con profundidad; es un hombre global que habla en clave de mediano y largo plazo. Sus preocupaciones son la integración y la gobernanza mundial. Al recibirnos fue él quien primero entrevistó, en una amena charla. Recordó a su entrañable amigo Javier Diez Canseco y comentó con cifras en la mano los logros y desafíos de la relación Brasil/Perú que fomenta desde su visita en agosto del 2003, y sus relaciones con los gobiernos de Toledo, García y Humala.
La República publica hoy la entrevista a la que agrego algunas fotos.
....... 

Lula Da Silva. Ex presidente de Brasil durante dos periodos consecutivos, desde 2003 hasta 2010. Fundador y líder histórico del Partido de los Trabajadores. Fue dirigente de los obreros metalúrgicos de Brasil y tenaz opositor a la dictadura del general Ernesto Geiser en los años setenta.
Texto: Por Juan De la Puente.
Foto: Ricardo Stuckert / Instituto Lula.
 
A pocos días de venir al Perú, el ex presidente Lula nos recibe en la sede del Instituto Lula, una casa de dos plantas en el distrito de Ipiranga, al sudeste de Sao Paulo. Lula predica con convicción la integración sudamericana y defiende el legado de sus ocho años en el poder: el diálogo social, las reformas y la gobernabilidad. Con soltura y escogiendo las palabras con detalle, se ubica en la escena regional exponiendo un discurso que marca amistosos matices sobre Venezuela y en menor medida Argentina, sin salir del campo del progresismo. Habla de Chávez, Maduro, Piñera, Santos, Humala, Toledo, Alan García y Cristina Fernández de Kirchner.
Para ir a tono con los tiempos es usted un ex presidente global.
Es muy difícil que un ex presidente cree las condiciones para ser ex presidente y dejar al que fue elegido que gobierne. Cuando dejé de ser presidente tomé una decisión: trabajar el tema de América del Sur y las relaciones entre Brasil y África. Para ese mandato de la integración trabajamos y con ese espíritu iré al Perú.
Las relaciones Perú/Brasil de los últimos 10 años fueron más intensas que en los 180 años anteriores, y eso que nos ha visitado menos.
¡Noo! Yo creo que fue muy equilibrado; he ido más a Venezuela porque era necesario ir. Luego de las elecciones del Perú iba a ir pero hubo circunstancias que me lo impidieron.
¿Expone la integración o la visión de Brasil de la integración?
Yo creo que si Brasil quiere ser un actor global debe tratar con mucho más cariño a sus vecinos. Y no solamente con cariño sino con una integración real y una real asociación comercial. En este mundo globalizado tenemos que tener en cuenta que nadie le va a dar espacio a otro, y esta crisis ha demostrado que cuanto más diversificadas son las relaciones comerciales un país sufrirá menos con la crisis. Si solo dependes de un socio comercial y ese país entra en crisis, te perjudicas. El asunto es cómo diversificar.
¿Funciona una integración jalonada por el comercio?
Tenemos que trazarnos metas en el comercio multilateral. Lo más importante es el potencial de crecimiento y de comercio entre los países sudamericanos, es decir, qué les vende Brasil a sus vecinos y que les compra. Todavía tenemos un comercio muy limitado y pienso que establecer metas para llegar a niveles superiores de comercio es difícil, y no se puede concluir en el mandato de un solo presidente. Por ello debe ser una cuestión de Estado. Recuerdo que cuando asumí la presidencia el comercio de los países del Mercosur era muy limitado, de unos 5 mil millones de dólares; hoy es de 48 mil millones. Con Argentina era 7 mil millones y lo llevamos a 39 mil millones. Con Uruguay era poco más de 200 millones de dólares y hoy día son 2 mil millones de dólares. Cuando la gente comercia, aumentan las posibilidades concretas. Y claro que si no tenemos capacidad de producir no podemos plantearnos metas.
UN BALANCE DEL PROGRESISMO
Este año ha sido especialmente electoral en América Latina, con comicios en Ecuador, Paraguay y Venezuela, y vienen los de Chile y las elecciones legislativas en Argentina. ¿Qué balance haría sobre esta hora del progresismo latinoamericano? Uno de estos procesos, Venezuela, confirmó una fractura y caminamos a otra, en Argentina.
Yo tuve la suerte de gobernar 8 años Brasil cuando los sectores más progresistas de América del Sur empezaban a ganar terreno. La elección de Piñera en Chile salió un poco de la tendencia que se había generado, sin embargo, su comportamiento más conservador en Chile fue distinto a su actitud en Unasur, con respeto y dignidad. Una sorpresa agradable fue la victoria de Santos en Colombia por la desconfianza, porque había sido ministro de Defensa de Uribe, y se pensaba que podía ser más duro con Venezuela. Alan García me alertó de que íbamos a tener una gran sorpresa con Santos porque con él sería más fácil de tratar, como en realidad ha sucedido. No es una sorpresa desde el punto de vista ideológico sino en relación con su comportamiento.
Lo sucedido en Venezuela, no obstante, no confirma esa tendencia regional.
En Venezuela se ha producido una situación sui géneris. Primero, por la victoria de Chávez en octubre como un hecho indiscutible y, luego, la elección de Maduro. Resulta muy difícil desde Brasil hacer una evaluación de lo sucedido; desde hace tiempo la sociedad de Venezuela está muy dividida y sobre eso conversé varias veces con el presidente Chávez en la perspectiva de reducir las tensiones.
¿Hay espacio para rebajar la tensión o la ruta es irreversible?
La sorpresa en la última elección de Venezuela es que, considerada la conmoción en el pueblo venezolano por la muerte de Chávez, la elección de Maduro iba a ser más fácil, y eso lo decían las encuestas. Ni las encuestas captaron la evolución; sucedió el proceso electoral y ahora el presidente Maduro tiene que imprimir un nuevo ritmo a su gobierno, tendrá que esforzarse para construir su propia imagen y para presentar las propuestas post Chávez. Él lo hará más fácil con un discurso para ampliar la base social, principalmente para ganar a los sectores de clase media y a los empresarios, para consolidar un proceso de paz.
Para definir a un país dividido en dos mitades usted usa el término sui géneris. ¿Este nuevo momento no solo pasa por ampliar la base social del gobierno sino por resolver una fractura vasta y profunda?
Precisamente para eso debe ampliarse la base social, para llegar a otros segmentos porque es muy difícil gobernar una sociedad donde el 50% está a favor y el 50% en contra; puede gobernarse pero con mucha tensión y por eso me parece necesario aliviar esa tensión para poder gobernar con tranquilidad. Hay que decir qué se va a hacer los próximos años, decirlo claramente en la economía, la actividad agrícola, la producción de alimentos, la energía, la infraestructura, y qué ha de suceder en las relaciones políticas con la sociedad.
La fractura, sin embargo, es política y social.
Quiero decir que tengo un compromiso profundo con Venezuela. Ahora, puedo hablar de mi experiencia propia: mi primer mandato no fue fácil, tuvo mucha tensión y yo estaba seguro de que era posible construir cierta tranquilidad para gobernar. Creo que el pueblo venezolano desea esa tranquilidad. Maduro tiene una chance extraordinaria, no para repetir las cosas que hizo Chávez sino qué hará más adelante y cómo la sociedad estará involucrada.
LAS REELECCIONES
Es un desafío complejo por los últimos sucesos en el parlamento. El progresismo latinoamericano ha construido mayorías sólidas para darles estabilidad a Ecuador, Uruguay y Bolivia, pero cuando tiene dificultades como en Venezuela y Argentina abandona prácticas democráticas, hostiga a la prensa y afecta las libertades. ¿Cuánto hay de progresismo en este abandono?
Otra vez hablo con mi ejemplo. En Brasil un presidente nunca antes tuvo la posibilidad de aprobar un tercer mandato como lo tenía yo, pero yo no quise. Creo que un principio elemental de la democracia es saber que lo que es válido para nosotros también es válido para los demás. Si quiero tres mandatos, alguien va a querer cuatro o cinco, y vamos a tener una pequeña dictadura. La democracia es la única garantía, utilizando la alternancia de poder para garantizar que el pueblo participe libremente en la elección y en la ejecución de las políticas de gobierno.
Pero puede haber progresismo sin alternancia. En Argentina…
Yo pienso que Argentina vive un proceso democrático que hace tiempo no vivía. Vive su mayor periodo de crecimiento continuo y el gobernante tiene su forma de ser y recogerá lo que dice la gente. Si no cumple, no lo van a reelegir; y si acierta, lo van a reelegir. Cristina (Fernández de Kirchner) tendrá este año elecciones legislativas y va a depender mucho e importa mucho esa elección para que ella conserve la mayoría. El problema de Venezuela no es ese, porque –en el Congreso– Maduro tiene la mayoría. El problema allí es saber utilizar esa mayoría para ejercer la democracia y no usar esa mayoría para aumentar el poder personal.
Está en debate también la relación entre el progresismo y la libertad de prensa.
Este es un reto que debemos tener en cuenta. En toda la historia de América Latina, nunca la izquierda vivió un momento como el de ahora; nunca ocupó tantos gobiernos en tantos países, y tenemos que saber que si hacemos las cosas bien el pueblo seguirá respaldándonos. Si nos equivocamos, el pueblo nos sacará del gobierno como sacó a la derecha. Pero por eso tenemos que garantizar la democracia, y eso vale para la prensa. Aquí en Brasil tengo un pequeño problemita. Cuando critico a la prensa ellos me dicen que los estoy atacando, y cuando ellos me atacan dicen que me están criticando, pero igual me siento muy a gusto porque pocas veces Brasil ha tenido un presidente republicano actuando republicanamente. Nunca ningún diario o canal de televisión dejó de recibir publicidad del gobierno simplemente porque me criticaban, y me parece que ese comportamiento debe ser universal en el ejercicio del poder. Sin embargo, los compañeros de la comunicación deben también comprender que un canal de TV es una concesión del Estado y no puede utilizarse una concesión para actuar como si fuese un partido político. Si todos actuamos de manera republicana será perfecto para la democracia.
DIÁLOGO SOCIAL Y GOBERNABILIDAD
Ahí marca usted una diferencia con otros procesos en la región.
Quiero decir algo: soy una persona que trabaja incansablemente su proceso democrático. Una vez fui a dar una charla y unas personas muy ricas de Perú me preguntaban quién es mejor para Perú, Keiko o Humala. Sin ninguna duda dije que Humala será mejor para el Perú, y me puse muy feliz cuando él ganó las elecciones. Obviamente se dio ese primer paso; ahora, espero que él esté construyendo la gobernabilidad peruana de la forma más democrática posible. Una de las cosas a las que le di mayor valor en Brasil, el mayor legado que yo quería dejar, era la relación que el Estado construyó con la sociedad y al mismo tiempo la relación con las organizaciones de la sociedad. En 8 años de gobierno convoqué a 74 conferencias de alcance nacional que discutían los temas indígenas, raciales, discapacidad, educación, seguridad, salud pública, minorías sexuales, ambiente, cultura, comunicación. Convocamos conferencias que estaban precedidas por el nivel municipal y estadual hasta llegar al federal/nacional. He participado en casi todas ellas y allí oía muchas críticas contra mí, pero todo tenía un valor y a partir de eso construimos las políticas públicas que luego adoptamos. Por eso, cuando me preguntan cuál es el principal legado, yo siempre digo: mi relación con la sociedad, el diálogo social, es decir, hacer exactamente lo que yo había prometido en la campaña.
Las políticas sociales redujeron la pobreza en Brasil y en varios países, entre ellos el Perú, pero se debate el futuro de los programas de transferencia condicionada y la focalización, porque la desigualdad es resistente y porque se universaliza poco los derechos. ¿Estamos tocando el límite?
No, y espero que mi amigo Alan García lea la entrevista porque voy a contar una divergencia que hubo entre nosotros, porque yo pensaba que podríamos empezar a distribuir a través de políticas sociales al mismo tiempo que la economía crecía. Alan creía que primero era necesario que la economía creciera para distribuir. En Brasil, el resultado concreto es este: nosotros logramos sacar a 16 millones de la pobreza extrema y 40 millones de personas ascendieron a la clase media de las clases llamadas D y E, creando alrededor de 20 millones de empleos formales en 10 años. Ese es el resultado de la combinación de políticas públicas que no esperó el crecimiento de la economía sino que fue haciendo las cosas al mismo tiempo.
Es nuestro caso también: con Toledo y García se creció y distribuyó, más con el segundo, y en 10 años de democracia bajamos 30 puntos de pobreza. Pero la desigualdad es resistente.
No creo que sea resistente. Si se toman los datos se verá que en mi gobierno los más pobres tuvieron un aumento de ingresos en 68% y el de los ricos 10%, y en 10 años los trabajadores tuvieron aumento general de salarios, un aumento del salario mínimo cada año, es decir, aumentó el poder adquisitivo de la sociedad. No hay agotamiento porque no estamos hablando de una sola política sino de varias políticas que van desde la producción, el salario, hasta el crédito. En Brasil no había crédito y en 10 años hemos expandido el crédito del 25% al 50% del PBI. ¿Dónde radica el milagro? Es que nosotros pusimos a los pobres en el presupuesto nacional.
LA CRISIS MUNDIAL Y América LATINA
Se aprecia una desaceleración del crecimiento de la región, ya sea provocada para evitar la inflación, por la caída de la demanda de otras regiones o de los precios de algunos commodities. Considerando que Europa y Asia razonan colectivamente, ¿qué deberá hacer América Latina?
Creo que la crisis europea está durando mucho tiempo porque los líderes políticos y sociales se han demorado en tomar decisiones. La crisis de Grecia pudo resolverse a tiempo con 30 mil millones de dólares, pero ahora no se resuelve ni con 200 mil millones. Si al comienzo de la crisis se hubiese detectado correctamente la causa de esta y se hubiesen tomado decisiones, se habrían evitado lo que se vive ahora. Hay un problema que toca a la propia organización de la Unión Europea. Yo creo que es el momento de discutir el potencial de cosas que podemos hacer juntos. Yo estaba viendo el flujo del comercio entre Brasil y Perú y es muy poco para el tamaño de nuestras economías. Esta crisis demanda que, si el comercio tradicional está cayendo, intentemos fortalecer nuestra relación con nuestros socios de la región.
Es natural que se tienda a diversificar, pero no se aprecia una respuesta colectiva a la crisis.
El desafío es dentro y fuera. Nosotros tomamos el 2010 la decisión de frenar un poco la economía porque el volumen del comercio era muy grande y podría traer inflación. Yo les digo siempre a los empresarios que ni deben existir dudas respecto al crecimiento económico de Brasil y que antes del 2016 seremos la quinta economía del mundo porque tenemos un programa de inversiones y porque la sociedad tiene cada vez más poder adquisitivo. Cuando digo esas cosas, les digo a las personas: vamos a enfrentar la crisis haciendo propuestas de futuro y no quejándonos del pasado. Si no le vendí a Europa el año pasado y no le vendo este año, en vez de lamentarme busco otros socios comerciales para venderles a ellos lo que no le vendí a Europa.
La reflexión regional colectiva frente al desarrollo y el comercio para el corto y mediano plazo no llega. Europa y Asia debaten cada cual colectivamente pero una propuesta económica latinoamericana consistente no la tenemos desde los 50, desde la sustitución de importaciones.
A veces llego a pensar que tenemos complejo de inferioridad, y quizás por nuestro pasado colonial. No hemos constituido instituciones multilaterales sólidas para encarar nuestros problemas. Vamos a La Haya cuando podríamos tener una corte regional propia, y cuando tenemos crisis decimos que los europeos tienen la solución para nosotros. Ahora ellos tienen la crisis y no saben nada. Tenemos que construir un proyecto de comunidad; tenemos que agotar la exploración de las semejanzas entre nosotros y decir qué queremos ser y qué queremos producir. Si definimos eso y si establecemos una política de financiamiento propio, podremos dar un extraordinario salto de calidad. Tenemos que ser un bloque: Europa es un bloque, EEUU es un bloque por sí mismo. Si eso ni se entiende, seremos siempre un grupo de pequeños países tratando de sobrevivir.
LA GOBERNANZA DEL MUNDO
Este proyecto de bloque ya dio algunas batallas. Una de ellas es la reforma del Consejo de Seguridad de las NNUU y del FMI que usted impulsó. ¿Cómo ve la perspectiva a estas dos reformas?
No es fácil hacer un cambio. Queremos establecer un nuevo Consejo de Seguridad que represente a la nueva geopolítica del mundo. En 1948 había un escenario pero en el siglo XXI tenemos un escenario distinto. No es posible que allí estén los mismos cinco países desde 1948, claro salvo China. No es posible que África y América Latina no estén representados, que no estén la India, Alemania o Japón, pero cuando se discute eso todo el mundo dice que Japón sí, pero China no lo permite; dicen Brasil sí, pero México se opone; todos quieren a Alemania pero Italia se opone; todos hablan de Sudáfrica pero Nigeria se opone. No queremos discutir qué país va a representar, porque si discutiéramos por qué África tiene un representante y no tres, por qué América Latina no tiene a México y Brasil, que actúen colectivamente y que voten por América Latina y no sean decisiones de cada uno de ellos, es decir, ejercer una representación.
La crisis de ese gobierno del mundo está, no obstante, a flote.
El mundo a pesar de estar globalizado no tiene una gobernanza global, no tiene cómo implantar decisiones. El G20, igual: si les echas un vistazo a la reunión de Washington (noviembre de 2008) y a las de Pittsburgh (setiembre de 2009) y Londres (abril de 2009), verás que de ellas tomamos todas las decisiones pero no se ejecutó ninguna porque cuando regresamos a nuestros países predominan las decisiones del Estado nacional.
¿En qué medida estos resultados tienen que ver con la falta de una relación mejor enfocada de Brasil con EEUU?
Pienso que no tiene que ver con la falta de conversación ni porque no hubo diálogo. Brasil tiene una excelente relación con EEUU pero creo que ellos no pueden ver como socios a Brasil. No nos ven como un aliado sino como un adversario, piensan que somos una competencia. Lo que siempre hemos pedido es que nos traten en igualdad de condiciones en lo político, cultural y comercial. Ese era el sentido de la Ronda de Doha. En el 2008 estaba listo el acuerdo pero las elecciones del 2008 en EEUU no permitieron que se concrete.
Hay cariño pero no amor, y esa ausencia es estructural, ¿no?
La crisis mundial de hoy necesita más comercio justo, precisamente para los países en vías de desarrollo porque mientras más crezcamos nos convertiremos en consumidores. Esa es la lógica que no vemos hoy debido a las discusiones políticas tan frágiles. En Europa, por ejemplo, la política fue tercerizada, la crisis la discutían los funcionarios y nunca se discutió el comercio al más alto nivel, se debatía en los foros donde los tecnócratas eran los que mandaban. Por eso digo que a la discusión de la crisis económica mundial le falta un poco de política y por ello he hablado con las presidentas Dilma y Cristina porque es necesario agilizar el tema de Unasur.
 
LAS RELACIONES PERÚ/BRASIL
 
¿Cómo aplicar esa lógica de integración directa a la actual relación Brasil/Perú?
Un ejemplo sencillo: Brasil tiene frontera con Perú, y del lado peruano se producen muchas cosas pero el Estado de Acre se lleva cosas desde Sao Paulo. Desde el punto de vista comercial de que tienen que integrarse resulta imposible que cualquier ciudadano pueda entender eso. Podemos comprar del Perú productos en general más baratos. Es algo lógico.
Imagínate que el primer puente construido entre el Perú y Brasil demoró 500 años. Cuando se reconoce que lo que sucedió en 10 años no había sucedido en centenares de años, solo podemos considerarlo como un inicio y saber que nos queda mucho por hacer.
Nuestra transoceánica está hermosa pero hay que llenarla de personas y de comercio.
Parte de este futuro es nuestra carretera transoceánica por la que yo todavía no he viajado. Se lo prometí a Toledo, a Alan García, a Humala y a Tião Viana (gobernador del Estado de Acre, frontera con Madre de Dios) para juntos recorrerla y llegar a Lima. Nos falta, pero una cosa importante es que hubo un incremento de las exportaciones del Perú a Brasil; en el 2002 el Perú exportaba a Brasil 217 millones y ahora exporta seis veces más, sobre los 1.200 millones de dólares, y las exportaciones de Brasil a Perú crecieron cuatro veces.
¿Qué reflexión le provocan las relaciones bilaterales tras 10 años de su visita de Estado en el 2003?
Pienso que hubo un avance considerable que no nos imaginamos. Nuestro flujo comercial era menos de 700 millones de dólares y lo aumentamos a casi 4 mil millones. Tenemos un primer puente entre Brasil y Perú; ahora tenemos la interoceánica construida con esfuerzo de integración con el gobierno de Toledo. Pienso que hemos avanzado más de lo que avanzamos hace 50 años, pero todavía tenemos mucho que hacer. Yo trabajo con la idea de establecer asociaciones entre empresarios brasileños y peruanos. Yo no quiero que vaya un empresario brasileño a Perú y compre una fábrica sino que se asocie con los empresarios peruanos y aumente la capacidad productiva y de comercio.
EL CORINTHIANS, Y PAOLO GUERRERO
Sé que usted es hincha del Corinthians, y en esa integración tienen aquí a Paolo Guerrero. ¿Lo ha visto jugar?
Tenemos dos peruanos... trato de acordarme del otro nombre.. ahh, Ramírez, que está prestado al Ponte Preta. Yo vi el partido cuando Ramírez se estrenó en el Corinthians porque fue en mi ciudad, San Bernardo, contra el equipo de mi ciudad; fue un empate 2 a 2. Fui con la camiseta mitad y mitad del Corinthians y de San Bernardo. Yo pienso que Ramírez pudo ser mejor aprovechado por el Corinthians. Paolo Guerrero

es un suceso, marcó goles en los momentos más importantes, es un tipo muy capacitado. Ahora, el fútbol brasileño tiene pocos jugadores latinoamericanos. Guerrero es un gran jugador y debe quedarse en el Corinthians porque el club tiene grandes ambiciones.