La República
La mitadmasuno
1 de febrero de 2019
Juan De la Puente
Se libra en el
distrito de La Victoria (Lima)
una batalla compleja que presenta por lo menos dos tensiones, una contra las
mafias y otra contra la Policía, ambas protagonizadas por su alcalde George
Forsyth, que con su valiente desafío al crimen y a la inseguridad ciudadana ha
cambiado radicalmente la agenda municipal de la capital, urgiendo por
soluciones inmediatas a problemas que se encuentran más allá del alcance
municipal, pero que forman parte de sus intereses.
La batalla del
alcalde contra las mafias debe ser leída como el cambio de la posición del
municipio contra el crimen organizado en un distrito que silenciosamente fue
tomado, por lo menos, por 25 bandas, la mayor de las cuales se alojó en la
misma municipalidad, llamada “Los Intocables Ediles”, dirigida por el alcalde y
desarticulada en parte en agosto pasado con la detención de 32 personas.
El modelo de negocio
de esta banda era perfecto. Operaba en dos zonas, Gamarra y el Mercado de Frutas; para ello establecieron cuadrantes en
los que realizaban ordenadamente cobros ilícitos del parqueo de vehículos (solo
en Gamarra hay 2.500 espacios disponibles) y a más de 8 mil vendedores
ambulantes, que hacían un primer pago para empadronarse y luego realizaban
pagos diarios.
Un modelo de esa
magnitud se basó en dos pilares, el municipio y la Policía. La investigación ha
detectado que por lo menos 5 generales de la PNP eran parte del grupo criminal,
dos de los cuales fueron pasados a retiro, en tanto que los otros tres
seguirían en actividad, además de decenas de otros oficiales y suboficiales. No
habría que olvidar que el operativo de agosto incluyó el allanamiento de 11
locales policiales, entre ellos las comisarías de La Victoria, Apolo,
Yerbateros, San Cosme, Juan Ingunza Valdivia, Jesús María y Sagitario, y el
Departamento de Investigación Criminal de La Victoria.
En La Victoria
existen otras redes, que van desde la extorsión a la “protección” de negocios,
las rutas del tránsito, hasta las licencias ilegales, entre otras actividades
que reportan dividendos a una actividad delictiva que “garantiza” el empleo de
centenares de personas. Se entiende ello considerando que el distrito es al
mismo tiempo un espacio de informalidad y formalidad económica: una de cada 10
empresas de Lima funciona en La Victoria, que además tiene, luego de San Isidro y Miraflores, la
mayor densidad empresarial.
La primera batalla
del alcalde Forsyht ha sido
pública y ha consistido en plantar cara a las mafias e iniciar un proceso de
ordenamiento del comercio, la ocupación de los espacios públicos y recuperar el
papel dirigente del municipio. Esa es ya una tarea titánica para un municipio
que, tomando en cuenta el volumen de la economía a la que está integrada –y que
debería convertirlo en uno de los más ricos-, ha sido depredado por la
corrupción, tiene un déficit de 580 millones de soles y recibe escasos ingresos
propios, precisamente porque estos se van a las redes ilegales.
La segunda tensión,
contra la corrupción e ineficiencia policial, es todavía silenciosa, aunque
debe quedar claro que sin un compromiso nuevo y firme en ese punto, no se
tendrán avances tangibles. La realización del reciente operativo con 2 mil
policías, es insuficiente como respuesta de la Policía Nacional a un problema estructural,
aun se hiciese un operativo cada semana.
No es la mejor salida
a este fenómeno plantearse el concurso del Ejército sino insistir que cumplan
su función las instituciones llamadas al control del territorio. El municipio
ha empezado haciendo lo que corresponde, y ahora es el turno de otras partes
del problema. La Policía debería desarticular las redes corruptas internas que
operan en ese distrito, retirar de ahí a los mandos denunciados y procesarlos,
implementar el trabajo de inteligencia o darle curso fiscal y judicial a los
hallazgos que tiene, y presentar ante los vecinos un programa de acción que
signifique el inicio de un giro creíble respecto de décadas de abandono. Cuando
el alcalde señala que La Victoria “está
destrozada” reporta en realidad que, además, está desprotegida.
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