Rafael Correa termina de cruzar el rio y se coloca en el bando autoritario. Tras una audiencia de más de 13 horas, la Corte Nacional de Justicia confirmó la condena a tres años de prisión y a un pago de 40 millones de dólares contra Emilio Palacio y los hermanos Carlos, César y Nicolás Pérez, directivos del diario El Universo, de Quito, Ecuadior. La fotos muestran a Correa en los tribunales junto a sus ministros, sonrientes ellos.
Les adjunto:
La columna de Palacios:
http://www.eluniverso.com/2011/02/06/1/1363/mentiras.html
La sentencia de la Corte Nacional
http://www.eluniverso.com/2012/02/16/1/1355/lectura-sentencia-universo.html
La cronología del caso:
http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=1104916
La opinion del congresista Paila Romo, parlamentaria que acompañó inicialmente a Correa
http://paularomo.blogspot.com/
Blog sobre cultura y política. Artículos publicados en la prensa y comentarios de temas actuales. El título, Kotosh, se refiere al templo más antiguo de la sierra peruana construido hace 4 mil años, valiosa evidencia de la arquitectura preinca. Su símbolo son las manos cruzadas. Está muy cerca de Huánuco, la ciudad donde nací, mi añorada tierra.
viernes, 17 de febrero de 2012
jueves, 16 de febrero de 2012
La fiesta equivocada
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-fiesta-equivocada-16-02-2012
La República
La mitadmasuno
16 de febrero 2012
Juan De la Puente
La celebración de la captura de “Artemio” se ha incorporado a la épica antiterrorista. Desde el Estado y los medios el arresto es presentado como una consecuencia de la política antisubversiva lineal y a pesar del uso del término “narcoterrorismo” para designar a la violencia en el Huallaga y el VRAE, el sentido común indica que el Perú le acaba de asestar un golpe mortal a Sendero Luminoso. En más de un comentario, “Artemio” y su banda han sido mezclados en el debate sobre el Movadef, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación y los comandos de la Operación Chavín de Huántar, un mix que elude el problema de fondo, la verdadera batalla que el país tiene por delante.
La información de la que se dispone desde hace años indica que en el Huallaga y el VRAE operan grupos armados del y para el narcotráfico entre los cuales son más notables los llamados “remanentes” senderistas. Lo cierto es que de remanentes no tienen nada; son bandas que le dan gobernabilidad y seguridad al tráfico de drogas usando de vez en cuando la tapadera senderista. Desde hace más de una década se han despojado de todo objetivo político y sus líderes han pasado del clásico cobro de cupos al narcotráfico, una práctica de los años ochenta, a la propiedad de pozas de maceración, la prestación de servicios de seguridad al traslado de la droga, el asesinato de policías y erradicadores de coca y el ataque a comisarías para vengar detenciones o para ajustar cuentas.
El fenómeno que descubre la captura de “Artemio” es el paramilitarismo narco. Es visible, no obstante, que los cautivos del discurso antiterrorista eluden oficialmente el contexto de los recientes sucesos. En algunos casos podría tratarse de pereza mental para delimitar los nuevos horizontes de los problemas del Estado. En la mayoría de casos, sin embargo, se advierte una consciente renuncia a poner en valor la amenaza del narcotráfico porque es más cómodo, institucional y presupuestalmente, enfrentar al terrorismo que al tráfico de drogas.
Esta renuncia tiene costos. Según el Informe de Monitoreo de Cultivos de coca 2010 de la ONUDD, entre el VRAE, Alto Huallaga y la contigua Aguaytía reúnen más del 60% de la superficie cultivada de coca. En el mismo informe se consigna que, por regiones, en San Martín estos cultivos se multiplicaron 4,5 veces, es decir, pasaron en un año de 378 a 1.725 hectáreas. Habría que recordar que el Huallaga y desde hace poco Aguaytía son la fecunda tierra del desarrollo alternativo.
Mientras más se demoren el Estado y la sociedad en asumir el nuevo reto y mientras se siga cubriendo con el lenguaje antiterrorista el desafío de las bandas armadas al servicio del narcotráfico, la actividad de este, que demanda una estrategia propia en el campo de la interdicción y el juzgamiento y una nueva institucionalidad, continuará gozando de la alta cuota de impunidad.
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En el diván y en el banquillo
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/en-el-divan-y-en-el-banquillo-09-02-2012
La República
La mitadmasuno
9 de febrero 2012
Juan De la Puente
Se levanta la voz en el debate sobre las izquierdas a tenor de tres recientes artículos, los de S. López y M. Tanaka en La República (“La captura de Ollanta” y “Las tesis de Sinesio López”, respectivamente) y el de C. Meléndez en El Comercio (“Aprendizajes tardíos de la izquierda”). Tres temas-pregunta dominan esta fase de una discusión pública: 1) Qué debe defender la izquierda que aspira a ser gobierno; 2) Cuáles son los límites del realismo de una izquierda moderna; y 3) Qué modelo debe aplicarse en la creación de una fuerza política de izquierda.
Estos temas colocan a los grupos de izquierda frente a un problema permanente, la izquierda social, autónoma y con voz propia, reacia a la creación de un referente nacional pero promotora de procesos de acumulación territorial, algunos exitosos. Este bloqueo resume una fecundidad perdida; las izquierdas, y en su caso el Apra, supieron articular demandas sociales que acabaron en lo que S. López enumera como las tres incursiones democratizadoras y sus correspondientes transiciones en el siglo XX: la liderada por el Apra (entre los años 30 y 50), por Acción Popular (entre los 50 y 60) y por la izquierda (entre los 70 y 80).
Es debatible el destino de estas incursiones. M. Tanaka, el más escéptico, no es muy amigo del concepto de “transición” y apunta que a pesar de sus aciertos estos procesos no han resuelto un problema básico de la izquierda, es decir, sus “dificultades para asumir un paradigma democrático” (La República 7/3/2010). En su reciente artículo sobre las tesis de S. López, alerta sobre el retorno a tesis confrontacionales. C. Meléndez lo explica en la misma perspectiva pero matizada: “a la izquierda le cuesta comprender que la política puede tener una lógica autónoma de la sociedad”.
Encuentro en esta fase del debate una renuncia al uso de la categoría “izquierdas”, que no permite dar cuenta que su rasgo más visible es la fragmentación. De lo contrario podría reconocer núcleos de izquierda comprometidos con la democracia y en crecientes aunque intermitentes pactos con la sociedad, a la que tributan las tesis de S. López. Quizás sea tiempo de suspender brevemente el ejercicio saludable de colocar a las izquierdas al mismo tiempo en el diván y el banquillo y reconstruir su derrotero de los últimos 20 años. En esa ruta se apreciarían dos fenómenos: por un lado, la negación a la formación de un gran referente de la izquierda liberal con perfil propio, una omisión tangible en la reciente ruptura entre el gobierno de O. Humala y varios de sus colaboradores, omisión anotada por Tanaka y Meléndez; y, por el otro, un aprendizaje de gobierno nacional y sobre todo local y regional, nada desdeñable. Esa corriente en las izquierdas debería patentizar su apuesta por el futuro en la apertura de un proceso constituyente para la creación de un movimiento nacional.
lunes, 6 de febrero de 2012
Tres libros de la USMP avanzan a la final de los premios Gourmand Books de Paris
http://www.usmp.edu.pe/novedades/index.php?pag=novedades119
Libros de Sara Beatriz Guardia, Sandra Plevisani y Pablo Macera competirán en categorías Mejor Libro del Año, Mejor Libro de Cocina y Mejor Libro Ilustrado
(USMP, 3.2.2012).Tres libros publicados por la Universidad de San Martín de Porres (USMP) han sido elegidos finalistas en los premios Gourmand World Cookbooks Awards, el más reconocido concurso mundial de gastronomía y vino, otorgado por la organización Gourmand International que preside Edouard Cointreau.
Los libros finalistas son: “La Ruta de la Papa, de los Andes Peruanos a Europa”, de la periodista e historiadora Sara Beatriz Guardia, nominado en la categoría Mejor Libro del Año; “El Gran Libro del Postre Peruano” de la chef Sandra Plevisani, nominado en la categoría Mejor Libro de Cocina; y “La Cocina Mágica Asháninca” escrita en conjunto por el historiador Pablo Macera y el antropólogo asháninca Enrique Casanto, nominado en la categoría Mejor Libro Ilustrado.
El Dr. Juan De la Puente, Director del Fondo Editorial de la USMP, señaló que para la universidad es una satisfacción que tres de los cinco libros peruanos finalistas en estos reconocidos premios, sean de la USMP. Dijo que “las publicaciones son el resultado de investigaciones llevadas a cabo en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología cuyo decano, el Dr. Johan Leuridan, también ha sido reconocido por la organización Gourmand International y el Sr. Edouard Cointreau”.
Los libros de la USMP seleccionados compitieron este año entre más de 7 mil publicaciones procedentes de 162 países. Los premios de la organización Gourmand International son considerados los más importantes del sector editorial agroalimentario y serán entregados el 6 de marzo en una ceremonia especial en el histórico teatro Les Folies Bergere, de París.
Estos son los libros finalistas:
"La Ruta de la Papa, de los Andes Peruanos a Europa", de Sara Beatriz Guardia. Señala la autora que ningún producto alimenticio como la papa tuvo que recorrer tan largo viaje y extraordinaria aventura para cubrir todo el planeta. Su gran versatilidad para adaptarse a diversos climas y condiciones, aunada a su delicioso sabor y características alimenticias, permitió este importante logro.
Superando dificultades, temores y desconfianza, la papa se ha convertido en un producto indispensable tanto en la cocina popular como en las más sofisticadas recetas de renombrados chefs. Este libro describe estas historias narradas por expertos y especialistas de España, Italia, Reino Unido, Francia, Bélgica, Irlanda, Alemania y Suecia. Sara Beatriz Guardia también es autora de otro memorable libro sobre la papa, "La Flor Morada de los Andes", premiado como el Mejor Libro de Gastronomía del Mundo en los Gourmand Books Awards del 2004, traducido al francés e inglés; esta versión, "Peruvian Potato, History and Recipes, fue finalista en los mismos premios al año 2009, obteniendo el segundo lugar.
"El Gran Libro del Postre Peruano", de Sandra Plevisani. La reconocida chef hace un repaso por las más importantes recetas dulceras del Perú. La repostera viajó por distintos lugares del país con el objetivo de rescatar las más importantes recetas de los postres regionales.
En el libro también encontramos historias poco conocidas de distintos insumos para la repostería y textos sobre el origen del azúcar y de los postres tradicionales más deliciosos.
"La Cocina Mágica Asháninca”, de Pablo Macera y Enrique Casanto. Este libro realiza una aproximación a un espacio, una historia y una realidad habitualmente ignorados, un aporte para entender mejor la riqueza cultural asháninca a partir de su gastronomía (sus utensilios, sus productos y su forma de preparación y de consumo), la que constituye una forma de lucha cultural y una línea de resistencia frente a la presión de la modernidad.
El libro considera las distintas actividades vinculadas al proceso alimentario además de narraciones que asocian los alimenticos con tradiciones y leyendas rescatadas por el autor asháninca Enrique Casanto.
....
Actualización
Sobre el libro de Macera y Casanto publiqué en noviembre del 2011 en La República un artículo titulado "El bien y el mal asháninca" que puede leerse aquí.
jueves, 2 de febrero de 2012
El Estado bajo fuego (lento)
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/el-estado-bajo-fuego-lento-02-02-2012
La República
La muerte de 27 drogadictos durante el incendio de un centro informal de rehabilitación le ha dado un poco de fuego al debate sobre la legalización de las drogas. La tragedia en San Juan de Lurigancho se produjo el mismo día en que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, expresara que su país aceptaría la despenalización si todo el mundo entero la admite. Santos es el primer mandatario latinoamericano en funciones que fija una clara posición abolicionista global hasta ahora patrimonio de ex presidentes e intelectuales.
La República
La mitadmasuno
2 de febrero de 2012
Juan De la Puente
La muerte de 27 drogadictos durante el incendio de un centro informal de rehabilitación le ha dado un poco de fuego al debate sobre la legalización de las drogas. La tragedia en San Juan de Lurigancho se produjo el mismo día en que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, expresara que su país aceptaría la despenalización si todo el mundo entero la admite. Santos es el primer mandatario latinoamericano en funciones que fija una clara posición abolicionista global hasta ahora patrimonio de ex presidentes e intelectuales.
Algunos analistas locales han relacionado la horrible muerte de los 27 drogadictos con la prohibición de las drogas; sostienen que ella condiciona tanto la iniciación en lo prohibido como el tratamiento informal del problema, una lógica parecida a la que se opera en la ecuación del aborto clandestino. Me parece útil el debate a pesar de que mantengo mi escepticismo respecto a la legalización de las drogas en un país al mismo tiempo productor y consumidor, con un sistema educativo reacio a la prevención y un servicio de salud renuente al tratamiento.
Lo sucedido, sin embargo, también pone sobre la mesa la precariedad del Estado en la lucha contra las drogas en el marco de una prohibición global sobre la que se puede debatir pero, al mismo tiempo, no quedarse de manos cruzadas. Luego del incendio no se conoce ni el número de adictos ni la oferta privada formal e informal para la rehabilitación. Solo hay una certeza: el Estado ofrece 700 camas para el tratamiento de drogas frente a una demanda entre 100 y 150 veces superior.
La desoladora ineficacia del Estado frente a este problema se extiende a los ámbitos de la interdicción. En 30 años, se ha pasado de 2 a 12 valles con cultivos ilegales. Al mismo tiempo, de los 50 mil internos en las cárceles peruanas casi 12 mil lo son por delitos de tráfico de drogas. En ese contexto, los casos de narcotráfico en manos de una heroica procuraduría superan los 60 mil, aunque una revisión de su composición es aún más preocupante: de 5 procesados, 4 lo son por microcomercialización y solo uno por tráfico a gran escala. Del mismo modo, son escasos los procesos por lavado de activos e insumos químicos, en tanto que son simbólicos los de pérdida de dominio.
El Estado se quema a fuego lento. Nuestros índices de decomiso son menores al de Colombia y Bolivia y es probable que solo se incaute el 5% de la cocaína que producimos. Otros datos se suman a la alarma; el incremento de la violencia contra policías y magistrados y el hecho de que los jueces condenan a menos procesados por narcotráfico.
En este marco son un consuelo solitario y significativo los éxitos en el desarrollo alternativo. Sin embargo, hasta en ello el Estado marcha a la zaga y es la cooperación internacional la que, varias décadas después, lidera la mayoría de esfuerzos.
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jueves, 26 de enero de 2012
La memoria y el odio
La República
La mitadmasuno
26 de enero de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-memoria-y-el-odio-26-01-2012
La mitadmasuno
26 de enero de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-memoria-y-el-odio-26-01-2012
Un acierto de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) fue analizar la actividad terrorista de Sendero Luminoso (SL) desde la perspectiva política y considerar la violencia como un proceso con orígenes y actores, desdeñando el discurso que cerraba el análisis en los métodos de actuación subversiva y en la épica democrática. El relato de esa “verdad” dolorosa fue cuestionado por eso, por ser verdad, y porque llevaba explícita la necesidad de memoria, justicia y reparación. Para el Perú conservador, bastaba el rencor de la sociedad a los derrotados y sobraba el dolor de las víctimas de la violencia.
En el debate entre la memoria y la antimemoria perdimos 10 años mientras SL implementaba sus tácticas; pasó de los “Acuerdos de paz” a la “Solución política de los problemas derivados de la guerra” y luego a la “Amnistía general”. Si SL se legaliza, nuestro sistema político será víctima de un grupo que participa de la democracia reivindicando su propio odio sin renunciar o autocriticarse de su esencia terrorista. Paradójicamente, SL sería el primer beneficiado de la antimemoria y de aquella visión que considera que los vencedores no deben hacerse cargo de las causas de la guerra porque estas no existían y porque SL fue (es), finalmente, solo una banda de delincuentes fanatizados.
Con el Movadef a las puertas del JNE el país conservador recapacita y clama por memoria aunque solo como cantares de gesta, separando de aquella nuevamente las causas, presentes incluso en textos previos a la CVR como el Informe Uchuraccay, proscribiendo la reparación y la justicia a las víctimas de la violencia. Es una forma de memoria con escasa verdad que le será muy útil a SL.
El Movadef, sus 300 mil firmas y su militancia orgullosa de los crímenes senderistas interrogan a la sociedad y al Estado por su inercia frente al terror y a la violación de los DDHH, e interpela al odio como sustituto de la pedagogía democrática y como excusa de la impunidad. Al mismo tiempo, reivindica a la CVR y a su empeño por observar en SL a una organización política a la que se debe también derrotar, como a todo totalitarismo, en la ideología y en la conciencia de las personas.
El trabajo de la CVR es, además, importante por otro valor epistemológico: la interpretación de SL como único cuerpo político dotado de movimiento propio desde el inicio de la lucha armada en 1980 hasta ahora. En el Informe Final, superando las visiones que supeditaban todo al papel del caudillo, la CVR trazó el devenir de una organización con racionalidad política aun cuando esta fuera profundamente despreciativa de la vida, de la libertad y de la democracia. Convendría tener ello en cuenta ahora que se usa con facilidad el adjetivo “prosenderista” para referirse al Movadef, sin anotar que SL es el Movadef y el Movadef es SL. Sobra el “pro”.
En el debate entre la memoria y la antimemoria perdimos 10 años mientras SL implementaba sus tácticas; pasó de los “Acuerdos de paz” a la “Solución política de los problemas derivados de la guerra” y luego a la “Amnistía general”. Si SL se legaliza, nuestro sistema político será víctima de un grupo que participa de la democracia reivindicando su propio odio sin renunciar o autocriticarse de su esencia terrorista. Paradójicamente, SL sería el primer beneficiado de la antimemoria y de aquella visión que considera que los vencedores no deben hacerse cargo de las causas de la guerra porque estas no existían y porque SL fue (es), finalmente, solo una banda de delincuentes fanatizados.
Con el Movadef a las puertas del JNE el país conservador recapacita y clama por memoria aunque solo como cantares de gesta, separando de aquella nuevamente las causas, presentes incluso en textos previos a la CVR como el Informe Uchuraccay, proscribiendo la reparación y la justicia a las víctimas de la violencia. Es una forma de memoria con escasa verdad que le será muy útil a SL.
El Movadef, sus 300 mil firmas y su militancia orgullosa de los crímenes senderistas interrogan a la sociedad y al Estado por su inercia frente al terror y a la violación de los DDHH, e interpela al odio como sustituto de la pedagogía democrática y como excusa de la impunidad. Al mismo tiempo, reivindica a la CVR y a su empeño por observar en SL a una organización política a la que se debe también derrotar, como a todo totalitarismo, en la ideología y en la conciencia de las personas.
El trabajo de la CVR es, además, importante por otro valor epistemológico: la interpretación de SL como único cuerpo político dotado de movimiento propio desde el inicio de la lucha armada en 1980 hasta ahora. En el Informe Final, superando las visiones que supeditaban todo al papel del caudillo, la CVR trazó el devenir de una organización con racionalidad política aun cuando esta fuera profundamente despreciativa de la vida, de la libertad y de la democracia. Convendría tener ello en cuenta ahora que se usa con facilidad el adjetivo “prosenderista” para referirse al Movadef, sin anotar que SL es el Movadef y el Movadef es SL. Sobra el “pro”.
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Otras referencias
En los últimos años publiqué algunos articulos sobre la CVR, la violencia y Sendero Luminoso.
"Ideología y el Informe CVR", sobre la revindicación de su construcción liberal y democrática, aquí. (Setiembre 2008)
"Sendero y la guerra política", sobre su estrategia de legalizacion sin admitir sus responsabilidades, aquí. (Setiembre 2009)
"La política y la universidad", sobre la despolitización de las universidades, fermento del fundamentalismo, aquí. (Junio 2010)
jueves, 19 de enero de 2012
Un caramelo envenenado
La República
La mitadmasuno
19 de enero 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/un-caramelo-envenenado-19-01-2012
La mitadmasuno
19 de enero 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/un-caramelo-envenenado-19-01-2012
La reciente encuesta de Ipsos/Apoyo da cuenta del incremento del respaldo al presidente de la República (54%) respecto del mes anterior. No obstante, la cifra es comentada como un aumento a secas, sin considerar el contexto del sondeo y, específicamente, los siguientes fenómenos: a) Es la recuperación de una parte del respaldo perdido en los últimos meses. En diciembre (47%) aquel había caído 18 puntos respecto de setiembre (65%), el pico más elevado en gobierno actual; y b) La encuesta se registra en los inicios de un nuevo gabinete de modo que los resultados, siendo sustantivos, son más condicionales.
La apurada felicidad con la que se comenta el sondeo se dirige a una conclusión que pretende ser absoluta: que el incremento se debe al cambio de gabinete y, sobre todo, a que proyecta la sensación de orden sobre los conflictos. Algunos van más allá y aducen que se debe a la moratoria de la Gran Transformación.
Esta conclusión es parcial, arbitraria, interesada y, sobre todo, peligrosa para el gobierno mismo. La encuesta no indaga sobre la relación gobierno/orden. Ya en el sondeo de diciembre pasado, el orden era objeto de polémica: la mayoría se decantaba por la declaratoria del Estado de Emergencia en Cajamarca pero también era mayoritario el respaldo al reclamo frente al abandono y al incumplimiento de ofertas. Del mismo modo, ninguna pregunta de la reciente encuesta indaga por la relación gabinete/respaldo presidencial. Al contrario, el 50% de quienes apoyan al Presidente están convencidos del cambio; el mes anterior, ese argumento de apoyo solo obtuvo el 39%.
Es probable que la caída del respaldo presidencial se debiera a varias causas, entre ellas el deterioro del orden, aunque no como única y determinante razón, sobre todo porque el descenso fue muy pronunciado en el sur y centro, y en el sector “E”, todos ellos bastiones electorales que desde el año 2001 pugnan por el cambio. Asimismo, en la reciente recuperación habría que reconocer otros factores: a) La ausencia de conflicto, por el reflujo en Cajamarca y en otras zonas donde los reclamos amainan siempre a finales de año; b) La evaporación de la oposición, como resultado de la satisfacción mediática y partidaria de los cambios de diciembre; y c) La confianza o expectativa que todo gabinete convoca en sus inicios.
Es visible el esfuerzo de fabricar la imagen de un presidente exitoso a condición que abandone el cambio e ingrese en una deriva autoritaria. Es, sin embargo, un caramelo envenenado. La ecuación no cambio más gobierno duro difícilmente garantizará la paz social. Al contrario, como se ha demostrado en la década pasada, los picos de inestabilidad se producen cuando el poder se divorcia y/o enfrenta a la sociedad o retrasa salidas legítimas a problemas resonantes. El país intuye cuándo la continuidad se viste de inmovilismo.
La apurada felicidad con la que se comenta el sondeo se dirige a una conclusión que pretende ser absoluta: que el incremento se debe al cambio de gabinete y, sobre todo, a que proyecta la sensación de orden sobre los conflictos. Algunos van más allá y aducen que se debe a la moratoria de la Gran Transformación.
Esta conclusión es parcial, arbitraria, interesada y, sobre todo, peligrosa para el gobierno mismo. La encuesta no indaga sobre la relación gobierno/orden. Ya en el sondeo de diciembre pasado, el orden era objeto de polémica: la mayoría se decantaba por la declaratoria del Estado de Emergencia en Cajamarca pero también era mayoritario el respaldo al reclamo frente al abandono y al incumplimiento de ofertas. Del mismo modo, ninguna pregunta de la reciente encuesta indaga por la relación gabinete/respaldo presidencial. Al contrario, el 50% de quienes apoyan al Presidente están convencidos del cambio; el mes anterior, ese argumento de apoyo solo obtuvo el 39%.
Es probable que la caída del respaldo presidencial se debiera a varias causas, entre ellas el deterioro del orden, aunque no como única y determinante razón, sobre todo porque el descenso fue muy pronunciado en el sur y centro, y en el sector “E”, todos ellos bastiones electorales que desde el año 2001 pugnan por el cambio. Asimismo, en la reciente recuperación habría que reconocer otros factores: a) La ausencia de conflicto, por el reflujo en Cajamarca y en otras zonas donde los reclamos amainan siempre a finales de año; b) La evaporación de la oposición, como resultado de la satisfacción mediática y partidaria de los cambios de diciembre; y c) La confianza o expectativa que todo gabinete convoca en sus inicios.
Es visible el esfuerzo de fabricar la imagen de un presidente exitoso a condición que abandone el cambio e ingrese en una deriva autoritaria. Es, sin embargo, un caramelo envenenado. La ecuación no cambio más gobierno duro difícilmente garantizará la paz social. Al contrario, como se ha demostrado en la década pasada, los picos de inestabilidad se producen cuando el poder se divorcia y/o enfrenta a la sociedad o retrasa salidas legítimas a problemas resonantes. El país intuye cuándo la continuidad se viste de inmovilismo.
jueves, 12 de enero de 2012
Revocatoria, política y derecho
La República
La Mitadmasuno
12 de enero de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/revocatoria-politica-y-derecho-12-01-2012
La Mitadmasuno
12 de enero de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/revocatoria-politica-y-derecho-12-01-2012
Se registra un debate confuso sobre la revocatoria de la alcaldesa Susana Villlarán. Para algunos, no debería proceder porque la iniciativa está marcada por el odio ideológico y la revancha; para otros, la razón principal reside en la pretendida ineficiencia de la alcaldesa, la que, en defensa de Lima, debería ser echada. Una tercera visión dice que a pesar de los propósitos, la iniciativa es legal.
Un primer ámbito, el jurídico debería ser intangible. La revocatoria es, sobre todo, un derecho reconocido en la Constitución; su existencia enriquece los derechos políticos, particularmente el de sufragio y otros conexos como el de demandar al poder. Incorporado en el texto de 1993 (artículos 2° inciso 17 y 31°) amplía el alcance del artículo 64° de la Constitución de 1979 con mecanismos de democracia directa y de participación.
El derecho de participar en los asuntos públicos asume tres formas: Derecho de elección, democracia directa (referéndum, iniciativa legislativa y revocación de autoridades); y de participación ciudadana (rendición de cuentas). La Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos precisa que son derechos de participación la iniciativa de reforma constitucional y de leyes, y de referéndum, y que son derechos de control, la revocatoria y remoción de autoridades y la demanda de rendición de cuentas.
Allí reside el ámbito político de la revocatoria; opera como una forma de control político ciudadano y colectivo, un mecanismo de censura en la misma dirección de otras censuras, como la parlamentaria. Esa naturaleza obliga a un procedimiento, en este caso las firmas, pero el asunto de fondo es el cuestionamiento político a la autoridad y su rechazo a ella, motivado aunque no necesariamente probado.
El derecho reconocido y el control que de él nace, como contenido del principio de la representación, es criticado por quienes absolutizan su condición de democracia directa y se sienten satisfechos solo con la democracia representativa, aunque la revocatoria es también criticada por quienes sostienen que es una evidencia que el sistema político peruano es demasiado abierto. Este es un debate sano, aunque parece difícil oponerse a la revocatoria obviando a sus “hermanas”.
También es cierto que la revocatoria contra Susana Villarán pone sobre la mesa, más que el derecho mismo, el uso de este por facciones conservadoras de la sociedad, liderazgos sociales resentidos y negociantes ávidos de ganancia. Es por ello, una buena noticia que el esfuerzo de los revocadores haya tensado las fuerzas que respaldan a la alcaldesa y, paradójicamente, ayudado a esta a mejorar tanto su gestión como su perfil público. Podría ser el germen de un movimiento que defienda el derecho de quienes vivimos en Lima a construir una ciudad donde mande la gente.
Un primer ámbito, el jurídico debería ser intangible. La revocatoria es, sobre todo, un derecho reconocido en la Constitución; su existencia enriquece los derechos políticos, particularmente el de sufragio y otros conexos como el de demandar al poder. Incorporado en el texto de 1993 (artículos 2° inciso 17 y 31°) amplía el alcance del artículo 64° de la Constitución de 1979 con mecanismos de democracia directa y de participación.
El derecho de participar en los asuntos públicos asume tres formas: Derecho de elección, democracia directa (referéndum, iniciativa legislativa y revocación de autoridades); y de participación ciudadana (rendición de cuentas). La Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos precisa que son derechos de participación la iniciativa de reforma constitucional y de leyes, y de referéndum, y que son derechos de control, la revocatoria y remoción de autoridades y la demanda de rendición de cuentas.
Allí reside el ámbito político de la revocatoria; opera como una forma de control político ciudadano y colectivo, un mecanismo de censura en la misma dirección de otras censuras, como la parlamentaria. Esa naturaleza obliga a un procedimiento, en este caso las firmas, pero el asunto de fondo es el cuestionamiento político a la autoridad y su rechazo a ella, motivado aunque no necesariamente probado.
El derecho reconocido y el control que de él nace, como contenido del principio de la representación, es criticado por quienes absolutizan su condición de democracia directa y se sienten satisfechos solo con la democracia representativa, aunque la revocatoria es también criticada por quienes sostienen que es una evidencia que el sistema político peruano es demasiado abierto. Este es un debate sano, aunque parece difícil oponerse a la revocatoria obviando a sus “hermanas”.
También es cierto que la revocatoria contra Susana Villarán pone sobre la mesa, más que el derecho mismo, el uso de este por facciones conservadoras de la sociedad, liderazgos sociales resentidos y negociantes ávidos de ganancia. Es por ello, una buena noticia que el esfuerzo de los revocadores haya tensado las fuerzas que respaldan a la alcaldesa y, paradójicamente, ayudado a esta a mejorar tanto su gestión como su perfil público. Podría ser el germen de un movimiento que defienda el derecho de quienes vivimos en Lima a construir una ciudad donde mande la gente.
sábado, 7 de enero de 2012
De analistas y profetas
La Mitadmasuno
La República
5 de enero de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/de-analistas-y-profetas-05-01-2012
La República
5 de enero de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/de-analistas-y-profetas-05-01-2012
El análisis político estuvo de moda las últimas semanas en las que se mezclaron el cambio de gabinete, los sucesos de Cajamarca y el fin de año. En un país con escasos think thanks dedicados a la política y luego de la ruptura entre los intelectuales y partidos, el análisis del proceso político ha devenido en un ejercicio público y frecuente, aunque crecientemente básico y deficiente.
En el último acto, el análisis ha saltado al vaticinio puro, que se diferencia de la prospectiva porque brota de las corazonadas cuando no de las simpatías y antipatías. Esta avalancha de predicciones ha competido en las fiestas de fin de año con las brujas de la farándula, de modo que ahora se sabe “con certeza” que el nuevo gabinete tendrá una larga duración, que Nadine Heredia no será candidata y que el Perú le ganará la batalla a la CIDH. En el extremo del chamanismo, un politólogo se acaba de explicar los problemas de la alcaldesa de Lima con un descubrimiento singular: Villarán tiene el santo de espaldas.
El análisis político ha perdido objetividad y, sobre todo, calidad. Un primer grupo de razones nos remiten al papel de los hechos. Por un lado se tiene una circunstancia endógena al oficio de analizar, una especie de la perversión del realismo, es decir, la rapidez con la que se suceden los hechos impiden una apreciación certera de ellos como elementos fundamentales de la política. Sin embargo, es más visible un rasgo intrínseco a varios juicios leídos: una parte importante del análisis se aboca y se reduce a la apreciación del discurso político y de las declaraciones, creando una relación estrecha entre el observador y el significado de los hechos, dejando de lado los hechos mismos. Esa ausencia de realidad frecuentemente es cubierta por los deseos del analista.
Es concurrente a la pérdida de calidad la ausencia de la referencia histórica. Para algunos, la política se fundó el año 2000 y si hay que retroceder, el año uno es 1980. Sin el dato histórico los hechos conservan su carácter de ocurrencia irrepetible pero el análisis se queda sin apreciar los ciclos y tendencias, los conflictos aparecen de la nada (allí calzan las explicaciones conspirativas de las demandas ambientales), los movimientos sociales pierden trascendencia (son siempre nuevos) y el poder es el resultado de un acto y no de un proceso.
En ese contexto es apreciable la edición de Postcandidatos. Guía analítica de supervivencia hasta las próximas elecciones (Carlos Meléndez, comp. Lima, Mitin, 2011), un compendio de trabajos cortos de jóvenes politólogos que abordan el futuro de la política desde la competencia electoral pasada. Más allá de algún ajuste de cuentas partidario, la mayoría de artículos allí reunidos son solventes y van, precisamente, contra la tendencia de convertir el análisis político en un acto de profecía. Bien por ello.
En el último acto, el análisis ha saltado al vaticinio puro, que se diferencia de la prospectiva porque brota de las corazonadas cuando no de las simpatías y antipatías. Esta avalancha de predicciones ha competido en las fiestas de fin de año con las brujas de la farándula, de modo que ahora se sabe “con certeza” que el nuevo gabinete tendrá una larga duración, que Nadine Heredia no será candidata y que el Perú le ganará la batalla a la CIDH. En el extremo del chamanismo, un politólogo se acaba de explicar los problemas de la alcaldesa de Lima con un descubrimiento singular: Villarán tiene el santo de espaldas.
El análisis político ha perdido objetividad y, sobre todo, calidad. Un primer grupo de razones nos remiten al papel de los hechos. Por un lado se tiene una circunstancia endógena al oficio de analizar, una especie de la perversión del realismo, es decir, la rapidez con la que se suceden los hechos impiden una apreciación certera de ellos como elementos fundamentales de la política. Sin embargo, es más visible un rasgo intrínseco a varios juicios leídos: una parte importante del análisis se aboca y se reduce a la apreciación del discurso político y de las declaraciones, creando una relación estrecha entre el observador y el significado de los hechos, dejando de lado los hechos mismos. Esa ausencia de realidad frecuentemente es cubierta por los deseos del analista.
Es concurrente a la pérdida de calidad la ausencia de la referencia histórica. Para algunos, la política se fundó el año 2000 y si hay que retroceder, el año uno es 1980. Sin el dato histórico los hechos conservan su carácter de ocurrencia irrepetible pero el análisis se queda sin apreciar los ciclos y tendencias, los conflictos aparecen de la nada (allí calzan las explicaciones conspirativas de las demandas ambientales), los movimientos sociales pierden trascendencia (son siempre nuevos) y el poder es el resultado de un acto y no de un proceso.
En ese contexto es apreciable la edición de Postcandidatos. Guía analítica de supervivencia hasta las próximas elecciones (Carlos Meléndez, comp. Lima, Mitin, 2011), un compendio de trabajos cortos de jóvenes politólogos que abordan el futuro de la política desde la competencia electoral pasada. Más allá de algún ajuste de cuentas partidario, la mayoría de artículos allí reunidos son solventes y van, precisamente, contra la tendencia de convertir el análisis político en un acto de profecía. Bien por ello.
domingo, 1 de enero de 2012
Medios y política en la red
La Mitadmasuno
La República
1 de enero de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/medios-y-politica-en-la-red-01-01-2012
La República
1 de enero de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/medios-y-politica-en-la-red-01-01-2012
Desde mi experiencia y observación personal, a lo largo del 2011 se ha modelado una relación fructífera entre las llamadas redes sociales, el periodismo y la política. La idea básica y predominante de que las herramientas virtuales son eso, herramientas que no influyen en un proceso con dinámica propia, es cada vez más relativa. Puntualmente, Facebook, Twitter y los blogs fueron, desde la primera vuelta electoral, fenómenos en sí mismos, a pesar de la dura confrontación allí vivida o, para ser exactos, precisamente por ello.
La celeridad en la transmisión de los mensajes promueve un intercambio ágil de opiniones. Por esa razón el espiral originado entre la información y el debate en un año con dos vueltas electorales, paros y marchas, denuncias de corrupción y crisis políticas, fue exquisitamente complejo. La información no debió esperar días sino minutos para producir resultados políticos, de modo que las campañas y contracampañas, errores y aciertos, y réplicas y dúplicas tuvieron mayor visibilidad, utilidad y eficacia.
Esta enriquecedora dinámica coloca en crecientes problemas a los actores públicos y a los medios peruanos, al revelar problemas para el acceso y la difusión de la información y generar vacíos y ausencias en el debate político. En el primer grupo, el de los hombres públicos, reaccionaron con rapidez los llamados líderes de opinión; sus cuentas en las redes sociales alcanzan altas cuotas de identificación y devoción personal y operan anticipando primicias, recabando ideas, cuando no en ásperos intercambios por opiniones vertidas en sus programas y columnas. Los políticos van a la zaga; las herramientas virtuales son para la mayoría un medio para difundir iniciativas y opiniones y pocos se relacionan de ida y vuelta con la audiencia. Las instituciones públicas son lo más atrasado; para la mayoría, las redes son espacios para “votar” notas de prensa.
Entre los más acosados están los medios escritos. Su lógica empresarial e informativa es diaria y en ellos la noticia es principalmente matinal. Su información virtual es generalmente el reflejo de la noticia del día, es decir, la actualización online de la información disponible para todos. Las razones sustantivas son materiales y culturales; los medios no han podido financiar el recurso humano para las secciones digitales en tanto que el periodista de prensa escrita se piensa a sí mismo en función del papel. El lector juega también su rol; generalmente, es fiel y exigente al impreso que compra y promiscuo en la red porque no paga. En ese sentido, un rol pionero en el traslado de la noticia impresa a la red, en un sentido inverso, es la experiencia IDL Reporteros en el caso, por ejemplo, de la investigación del caso Chehade. Quizás las cosas han madurado para que tenga éxito la información política digital de primera mano.
La celeridad en la transmisión de los mensajes promueve un intercambio ágil de opiniones. Por esa razón el espiral originado entre la información y el debate en un año con dos vueltas electorales, paros y marchas, denuncias de corrupción y crisis políticas, fue exquisitamente complejo. La información no debió esperar días sino minutos para producir resultados políticos, de modo que las campañas y contracampañas, errores y aciertos, y réplicas y dúplicas tuvieron mayor visibilidad, utilidad y eficacia.
Esta enriquecedora dinámica coloca en crecientes problemas a los actores públicos y a los medios peruanos, al revelar problemas para el acceso y la difusión de la información y generar vacíos y ausencias en el debate político. En el primer grupo, el de los hombres públicos, reaccionaron con rapidez los llamados líderes de opinión; sus cuentas en las redes sociales alcanzan altas cuotas de identificación y devoción personal y operan anticipando primicias, recabando ideas, cuando no en ásperos intercambios por opiniones vertidas en sus programas y columnas. Los políticos van a la zaga; las herramientas virtuales son para la mayoría un medio para difundir iniciativas y opiniones y pocos se relacionan de ida y vuelta con la audiencia. Las instituciones públicas son lo más atrasado; para la mayoría, las redes son espacios para “votar” notas de prensa.
Entre los más acosados están los medios escritos. Su lógica empresarial e informativa es diaria y en ellos la noticia es principalmente matinal. Su información virtual es generalmente el reflejo de la noticia del día, es decir, la actualización online de la información disponible para todos. Las razones sustantivas son materiales y culturales; los medios no han podido financiar el recurso humano para las secciones digitales en tanto que el periodista de prensa escrita se piensa a sí mismo en función del papel. El lector juega también su rol; generalmente, es fiel y exigente al impreso que compra y promiscuo en la red porque no paga. En ese sentido, un rol pionero en el traslado de la noticia impresa a la red, en un sentido inverso, es la experiencia IDL Reporteros en el caso, por ejemplo, de la investigación del caso Chehade. Quizás las cosas han madurado para que tenga éxito la información política digital de primera mano.
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