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sábado, 20 de enero de 2018

El indulto ya no es intocable

http://larepublica.pe/politica/1169828-el-indulto-ya-no-es-intocable
La mitadmasuno
La República
12 de enero 2018
Juan De la Puente
El indulto y derecho de gracia otorgados a Alberto Fujimori ha dado lugar a una batalla política en curso, y a otra legal, que recién empieza. Las vías legales habilitadas se pueden dividir entre las que están en proceso y las menos probables por ahora.
Entre las vías en uso, se tienen: 1) la supranacional, a través de la Corte IDH, que verá el caso el 2 de febrero; 2) la penal, a través del control difuso en el caso Pativilca, que podría ejercer la Sala Penal Nacional. La audiencia será en enero; y 3) la administrativa, a través de la nulidad de los actos administrativos, impugnando el procedimiento en curso, ya planteado el 23 de diciembre por los familiares.
Entre las menos probables por ahora se tienen 4) la constitucional, un proceso de amparo, que se iniciaría en el Poder Judicial y eventualmente podría llegar al Tribunal Constitucional, o un proceso de acción popular contra la resolución que otorga las gracias; 5) la administrativa de revocatoria, con la expedición de una resolución suprema que deroga el indulto, la “ruta Crousillat” en su parte administrativa; y 6) la legislativa, una ley que derogue la resolución de indulto.
Contra la idea del indulto como punto final ha quedado establecido que este caso ya no puede ser abordado solo, desde, y con la Constitución. La tesis de que el indulto es una prerrogativa presidencial a secas, un reduccionismo de sabor monárquico y al mismo tiempo inconstitucional, ha sido superada largamente en el Perú por decisiones administrativas, constitucionales y penales, y por una resolución supranacional que nos concierne directamente. Nuestro indulto no está –o ya no está- cubierto con el manto inexpugnable de la cosa juzgada, sino que ha sido “tocado” por la jurisprudencia constitucional.
La posición del TC respecto del indulto es firme y clara. A propósito del caso Crousillat dice: que el indulto es una facultad presidencial revestida del máximo grado de discrecionalidad; pero eso no significa que se trate de una potestad que puede ser ejercida sin control jurisdiccional y con la más absoluta arbitrariedad ,y que las resoluciones que ponen fin a un proceso judicial y tienen la virtualidad de producir efectos de cosa juzgada –en este caso el decreto del indulto a AF-, pueden ser cuestionadas a través de procesos constitucionales de amparo o hábeas corpus (STC N° 03660-2010-PHC/TC).
Las dos fechas más cercanas atañen a la Corte IDH y a la Sala Penal Nacional. En el primer caso, la audiencia incluye a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), a la Corte y a las partes. El artículo 69º del reglamento de la Corte establece que el Estado en cuestión presente un informe, observado por las otras partes. La Corte emite sentencia y otorga al Estado un plazo hasta de un año para remitir un informe sobre el cumplimiento o avances. El IDL considera que la decisión de la Corte será en breve.
La defensa del Estado peruano es todavía una incógnita. Entre sus ejes probables se encuentran: 1) la irrevisabilidad del indulto humanitario por su naturaleza, precisamente, humanitaria; 2) la insistencia de que Fujimori no fue condenado por delitos de lesa humanidad, a pesar de que la sentencia hace alusión a que ellos sí constituyen delitos contra la humanidad en el derecho internacional de los DDHH; y 3) que la competencia de la Corte se reduce a supervisar el procedimiento seguido y que solo puede conocer el cumplimiento de las observaciones anteriores referidas al caso, argumento que se prestaría de la defensa de Fujimori.

Será muy difícil que la Corte se aleje de los parámetros señalados por la CIDH en su pronunciamiento del 28 de diciembre pasado, inclusive si no razonara con su misma intensidad, especialmente en lo siguiente: 1) el indulto debe estar regido por principios constitucionales y normas internacionales de DDHH; 2) este indulto no cumple con los requisitos legales fundamentales, el debido proceso, independencia y transparencia de la junta de médica y técnica; y 3) la medida desconoce el principio de la proporcionalidad entre el perdón de la pena y la gravedad de los delitos de lesa humanidad.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Cohabitación a palos

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/cohabitacion-a-palos-29-11-2013
La República
La mitadmasuno
29 de noviembre de 2013
Juan De la Puente
Encuentro extremadamente sesgados los análisis de las elecciones en Lima del domingo pasado para designar a 19 regidores en reemplazo de los vacados en la revocatoria de marzo. De un lado, los ganadores magnifican su victoria creyendo que han ganado todo y que los perdedores han perdido todo; y del otro, se realiza una fácil extensión de los resultados a las elecciones municipales del próximo año y a las generales del 2016.
Los números indican la derrota de la opción que respalda a la actual administración y la victoria de dos grupos políticos, el PPC y Somos Perú, en distinta dimensión. El PPC obtuvo 29,5%, un resultado claro que si bien es lejano del 38% obtenido por Lourdes Flores el 2010, refleja el trajinar de una formación política que presionada fuera y dentro supo apostar a la gobernabilidad de la ciudad. La cosecha de más de 1 millón de votos es al mismo tiempo un premio y un castigo. Aunque sea más lo primero que lo segundo, ese doble mensaje debería ser asimilado con madurez por una formación política que ya sabe asumir el costo de sus decisiones. Si hay un partido que ha ganado y perdido con sudor sus votos, ese es el PPC.
El resultado de Somos Perú es ganancia completa y es ingenuo atribuirla solo a razones emocionales, especialmente el recuerdo de su líder Alberto Andrade. El paso del 4% de votos el 2010 al 25% el 2013 no puede desconocer la polarización municipal de los últimos dos años en la que Somos Perú supo colocarse en una posición menos tirante y más centrista, de modo que el pasado domingo el elector lo ubicó (¿encontró?) como una garantía de estabilidad. Esto vale también para Acción Popular que pasó de 2% a 10%. ¿Fue un voto fácil? Sí, pero los goles son goles.
Extender el resultado del domingo a las elecciones del próximo año y al 2016 es un ejercicio de inocencia. La atipicidad de los comicios es fundamental para impedir inferencias cargadas de futuro: la elección fue de listas y sin rostros en campaña, tuvo poco despliegue de dinero, no participaron grandes partidos municipales o nacionales (Apra, fujimorismo, Gana Perú y Solidaridad Nacional), no acudieron a votar más de 1 millón 200 mil electores (19%), es decir 1 de cada 5, y más de un millón de los que acudieron (19%) viciaron su voto.
A pesar de ello, sus resultados son aleccionadores para el futuro, en consideración a la máxima de que es más fácil perder los votos que se ganan fácilmente, un aviso para Somos Perú, Acción Popular, Siempre Unidos y Perú Posible. El mayor desafío le corresponde, sin embargo, al PPC que ha empezado a moverse entre el bloqueo y la desorientación, convenientemente presionado por quienes apuestan por interrumpir la gestión de Susana Villarán.
Comparativamente, una oposición municipal no tiene las competencias de una oposición parlamentaria. Según la ley, el Concejo Municipal es órgano normativo y fiscalizador y la alcaldía un órgano ejecutivo con un alto poder decisorio que ejerce a través de decretos y resoluciones de alcaldía. Este esquema alcaldista no permite un juego tipo check and balance propiamente dicho y por esa razón las posibilidades de colisión entre ambos órganos es mayor. Sin embargo, el Concejo Municipal puede ser letal al tener entre sus potestades la declaración de vacancia de la alcaldía que si bien necesita los 2/3 de los votos, opera como dinamizador de un estado de guerra municipal.
El oficialismo y la oposición en el municipio metropolitano deben asimilar el nuevo escenario que los condena a cohabitar. Por ejemplo, la oposición podrá exigir el cambio de los funcionarios pero no podrá designar los cargos; podrá bloquear decisiones pero no adoptarlas contra la opinión de la alcaldía; podrá investigar irregularidades vinculadas  a proyectos pero no bloquear su ejecución. En el caso del oficialismo, está claro que un gobierno en minoría obliga a consultar más y negociar mejor, en una lógica menos decisionista. De una cohabitación, incluso a palos, saldrán ganando la ciudad y los actores políticos municipales.

viernes, 29 de marzo de 2013

Ante los profetas, defensa del oficio

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/ante-los-profetas-defensa-del-oficio-22-03-2013
La República
La mitadmasuno
22 de marzo
Juan De la Puente
El análisis político es un oficio que no pertenece al corazón o al hígado, y que obliga a la objetividad aunque no reclame imparcialidad. Por eso sorprende el aluvión de análisis disparatados de los resultados de la revocatoria del 17M, planteados de un modo simplón donde los perdedores y ganadores integran un cuadro bicolor, blanco para ganador y gris para perdedor, despreciando la delicada imagen de un mosaico lleno de colores y posibilidades.
Estos análisis reflejan una ortodoxia persistente y pasadista, un ejercicio deficiente de la ciencia política que se niega a usar los instrumentos de interpretación; que no aprecia los fenómenos sino solo los hechos; que considera los votos en volumen, confundiendo los partidos con sus líderes y las ideas con los movimientos sociales; y que no analiza las tendencias pero en cambio, profetiza, adivina y sentencia. Es obvio que este ejercicio lleva a un menjunje que vale para el chamanismo pero no para la política.
La votación del domingo sintetiza un cuadro complejo de opciones en pugna por constituirse en tendencias. Los electores han tirado las cartas sobre la mesa y corresponde a los actores políticos y a las instituciones ordenar estas en función de sus intereses y estrategias. Carlos Meléndez acertadamente lo ha denominado un escenario mixto.
En términos personales, Susana Villarán y Lourdes Flores son dos grandes triunfadoras, la primera por ganar una revocatoria dirigida contra ella y la segunda por su incursión decisiva para la victoria del No, exponiendo ante el país una inusual ética pública donde más importan Lima y la vigencia de su partido que su derrota en las elecciones municipales pasadas.
Revocados o no también ganan un conjunto de líderes que constituyen una reserva ascendente de políticos llamados a protagonizar la representación política, encabezados por Marisa Glave, Pablo Secada, Eduardo Zegarra, Alberto Valenzuela y Mónica Saravia, entre otros. Otros líderes como Patricia Juárez y Mauricio Mulder, de la opción perdedora, también ganan aun en el revés.
Es cierto que Luis Castañeda aunque no muerto es el líder que más pierde. No es el caso de Alan García que supo colocarse de perfil y tras su partido en el debate revocatorio. En este tema, es un error confundir el Apra con García y aunque el primero se encuentre en el grupo de partidos que pierden la revocatoria, debe sopesarse el hecho de que tuvo derrotas más severas en las últimas décadas de las que salió airoso. Si se trata de ganar o de perder, no todos ganan o pierden con la misma intensidad; solo si se trata de buscar titulares periodísticos fáciles se puede enterrar con la palabra ideas, grupos, personas y movimientos.
El PPC, qué duda cabe, que es el gran ganador; para la izquierda, en cambio, el 17M tuvo un sabor agridulce, el caso típico de una fortaleza salvada a costa de la debilidad suprema del ejército. Sin embargo, siendo nada deseable, el resultado plantea un nuevo momento para la izquierda que solo será posible con Villarán en la alcaldía.
Proclamar la bancarrota de la izquierda tiene más de brujería que de raciocinio, curioso porque la izquierda ha sido varias veces sepultada sin que esté muerta y porque los sepultureros ignoran la enorme fuerza de la izquierda social. En el futuro será más difícil ahogar a una izquierda moderna que supo abrir la Municipalidad de Lima a la inversión privada, a las asociaciones público/privadas y ahora a un pacto con el PPC y otros partidos.
El 17M no mató a nadie pero plantea desafíos ante los cuales nadie ha comprado un seguro. En las elecciones de noviembre el PPC tendrá que revalidar su ascenso en la capital, la izquierda pugnar por votos propios para acompañar el fin de la gestión de Villarán y el resto de partidos tendrá que figurar en el proceso de cara al 2014 y al 2016. Sin embargo, el principal desafío será para Susana Villarán: si logra cristalizar un gobierno multipartidario y exitoso, este será su mejor carta de presentación para el futuro.

lunes, 11 de marzo de 2013

Encuestas, empate técnico, revocatotoria

Debate sobre el empate entre el No y el Sí en las encuestas, en RPPTV el 8 de marzo, con Ricardo Vásquez Kunze, en el programa las 5 de las 7, con la conducción de Patricia del Río y Guido Lombardi.
 

Debate sobre el debate entre el No y el Sí

https://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=W0VKsmRejaY
En el programa Las 5 de las 7 de RPP TV con Ricardo Vásquez Kunze, bajo la conducción de Guido Lombardi y Patricia del Río.

lunes, 4 de marzo de 2013

A 13 dias de la revocatoria

http://www.ideeleradio.org.pe/web/wNoti.php?idN=6394&tip=especiales
Análisis de la campaña por la revocatoria a 13 días de la consulta, en el Programa "No hay derecho" de Glatzer Tuesta en Radio San Borja (Ideéleradio)
4 de marzo de 2013
Ideeleradio.- Hay un empate técnico y no hay nada decidido en torno a la consulta popular de revocatoria planteada contra la alcaldesa Susana Villarán, que se realizará el próximo 17 de marzo, afirmó el analista político Juan de la Puente, tras estimar que el exburgomaestre Luis Castañeda Lossio está calibrando un nivel de participación en la que podría jugar a ser “la carta de la esperanza a favor del Sí”.
Fue al comentar los últimos sondeos de opinión que son tomados por algunos medios de comunicación y líderes políticos como algo definitivo, en el marco del porcentaje que registra el Sí.
“Yo veo que las opciones están en movimiento hacia arriba o hacia abajo. La encuesta de Ipsos Apoyo, la encuesta que publica La República de GFK, indican que la fuerza está en movimiento y en movimiento intenso. No hay nada decidido, me inclino todavía por el empate técnico y como están en movimiento las fuerzas, las fotos que se hacen del escenario son fotos movidas”, expresó al programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
“Dicen que las encuestas son una foto del momento, sí, pero cuando los escenarios se mueven son fotos en movimiento, en algunos casos pueden aparecer más que fotos cuadros pintados a mano, pero las encuestas en todo caso lo que hacen es indicarnos que hay una disputa”, opinó.
El analista político estimó que el proceso de consulta popular de revocatoria a la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, se definirá en el sector C, debido a la predisposición de variar el voto a favor o en contra del Sí o el No.
“Creo que la disputa se va a situar en el sector que se mueve más, me parece que es el sector C, donde hay predisposición de cambiar del Sí al No y del No al Sí; y tenemos 14 días. Entonces, hacer un pronóstico y poner un titular definitivo [en la portada de un diario] me parece que es un riesgo periodístico y político”, añadió.
   
Castañeda podría jugar a la carta de la esperanza
Refirió que el exalcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, podría jugar la carta de la esperanza a favor del Sí, aunque opinó que el exburgomaestre es consciente que esta decisión podría perjudicarlo políticamente en un proceso electoral posterior por un tema de revancha.
“[¿La presencia de Castañeda en qué cambiará?, ¿el podría decir, voten por el sí que yo voy a continuar las obras?] Él ya está en la campaña por la revocatoria, probablemente no está de modo activo; no sé si GFK o Ipsos Apoyo han medido la presencia de Castañeda en la campaña y esto ha arrojado que no le ayuda a la campaña por el sí. No obstante, él podría hacerlo o alguien a nombre de él podría hacerlo, es decir ´votemos por la revocatoria porque yo retorno´ y [recuerden que] él se fue con gran popularidad de la Municipalidad Metropolitana de Lima”, declaró.
“Entonces, podría jugar a la carta de la esperanza en el sentido de que no habrá caos si gana el Sí, porque yo estaré ahí. Pero eso también es riesgoso porque en la campaña electoral para la alcaldía de Lima en caso el sea candidato esto también saldrá como una revancha de la sociedad del sector del No que ve cómo se ha agilizado un golpe de Estado cívico contra una autoridad elegida y pondría en dificultad algún tercer mandato suyo”, manifestó.

Castañeda está calibrando
En ese sentido, Juan de la Puente remarcó que el ex alcalde de Lima está evaluando su presencia en el escenario político actual y sostuvo que el empate técnico no era un escenario deseable para el líder de Solidaridad Nacional.
“Yo pienso que él debe estar calibrando, él es un político que piensa bastante que calcula y mide sus pasos. Si no ha salido en todas estas semanas es porque el entendía que hablando perdía y que no hablando también perdía. Que era como escoger entre morir ahogado o quemado. Entiendo que para él este momento de empate técnico no era deseable, por eso probablemente esté impulsado a salir hablar en estos días”, indicó.

viernes, 15 de febrero de 2013

Sí vs. No, la política importa

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/si-vs-no-la-politica-importa-15-02-2013
La República
La mitadmasuno
15 de febrero de 2013
Juan De la Puente
La reciente encuesta de CPI que indaga sobre la campaña revocatoria contra la alcaldesa de Lima Susana Villarán confirma, aunque en menor medida que la anterior de Datum, la tendencia al alza del No que ha subido 7 puntos porcentuales, y la caída del Sí que ha descendido 4. En un mes, la distancia entre el Sí y el No ha disminuido 11 puntos y se sitúa en 20 puntos, en tanto que el respaldo a la alcaldesa se ha incrementado en 7 puntos.
Las cifras son gruesas y aunque no pueden ser concluyentes revelan los resultados de las estrategias y posicionamientos de las últimas semanas. El Sí ha encontrado los límites de una campaña antipolítica basada en el desprecio de las reglas de juego de la democracia y de la ciudad como espacio de todos. Según la encuesta, las razones de fondo que motivan el voto por el No, son democráticas, es decir, que es necesario que la alcaldesa termine su mandato, que necesita más tiempo para cumplir su programa, que realiza una buena gestión, que la revocatoria genera gastos innecesarios y que tras ella solo hay intereses políticos. En cambio, aunque sigue siendo predominante la supuesta ineficiencia de Villarán como razón principal del Sí, esta se ha debilitado en las últimas semanas. De paso, es interesante constatar que el desalojo de La Parada como razón en favor del No supera en cuatro veces a la misma razón en favor del Sí.
La apuesta del No es por la ciudad, la política y las reglas. En cambio, el Sí subestimó la política, es decir, el apoyo de los partidos y de las personalidades públicas a Villarán bajo el argumento de que los partidos influyen poco en la decisión de los electores. Sin embargo, el 55% cree que el apoyo de Lourdes Flores y del PPC al No favorece esta opción, un guarismo alto que incluye un reconocimiento al gesto personalísimo de Lourdes, contendiente de Villarán el 2010. El apoyo de otros líderes y partidos al No es también valorado positivamente.
¿Cómo entender en ese contexto que, según la encuesta solo el 23% considera que el Apoyo del Apra y de Alan García favorece al Sí, mientras que el 54% cree que no, y que el 49% piensa que el apoyo del ex alcalde de Lima Luis Castañeda al Sí perjudica a esta opción? De primera impresión se señala que la posición del Apra contra Villarán podría haber resucitado el antiaprismo limeño. Las otras valoraciones sobre el Sí y el No señalan otra explicación: que los ciudadanos de Lima prefieren al Apra y a García, que gobernaron dos veces y saben de las dificultades de la gestión pública, más comprometidos con la gobernabilidad que con la promesa de caos que la revocación anuncia.
Es inescrutable la crítica de los limeños al apoyo de Castañeda al Sí, que se contradice con el respaldo del 54% a su postulación a la alcaldía de Lima para reemplazar a Villarán. Es probable que los electores no quieran ver a Castañeda en el fango de los revocadores y que lo separen mentalmente del turbio clan que falsificó firmas y realiza el trabajo sucio de la revocatoria. Desde ese punto de vista, podría ser un grave error embarcar oficialmente a Solidaridad Nacional en la aventura del Sí; en todo caso, lo más cierto es la encrucijada del ex alcalde: si habla pierde y si no habla también.
La lectura de este y otros sondeos indica que los detractores de Villarán están perdiendo la batalla de las voces que, al fin y al cabo, es una batalla pública. A la falta de rostros, bajo la premisa de que el Sí es masivo y no necesita representación, se suma el estilo pendenciero de sus pocos voceros. A esta táctica de choque concurre la presunción de que Lima quiere guerra. Esta lectura está llevando a los revocadores a expresar, paradójicamente, un Sí negativo que cede ante la fuerza de un No positivo.
El Sí persistirá en su estrategia antipolítica y será difícil que supere el tono jacobino y populista que ha convertido en su sello. A ese paso, no solo se enfrentará a Villarán sino también a la ciudad y a las reglas de la democracia.

viernes, 8 de febrero de 2013

Doce años no son nada

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/doce-anos-no-son-nada-08-02-2013
La República
La mitadmasuno
8 de febrero de 2013
Juan De la Puente
El Perú está cerca de superar el simbólico año doce, es decir, más de 12 años de democracia ininterrumpida desde que jurara el gobierno constitucional el 28 de julio del 2001. Descontando el periodo de la llamada República Aristocrática (1895-1919) que tuvo en medio la asonada contra Augusto B. Leguía (1909) y el golpe contra Guillermo Billinghurst (1914), y considerando que en ese período el voto era muy restringido, el Perú no ha tenido más de 12 años de democracia ininterrumpida.
En el siglo XX, el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero (1945-1948) duró 3 años y 3 meses; Manuel Prado cumplió su primer mandato de casi 6 años (1939-1945) pero no acabó el segundo (1956-1962) por el golpe de Pérez Godoy y Lindley López. Fernando Belaunde fue golpeado antes de cumplir su mandato y entre 1980 y 1992 se sucedieron tres presidentes (Belaunde, Alan García y Alberto Fujimori) hasta el golpe del 5 de abril 1992.
De no mediar cataclismos políticos y aventuras, superaremos los 12 años de democracia y el 2016 tendremos la tercera sucesión constitucional luego de elecciones libres y democráticas y por primera vez en la historia cuatro presidencias sucesivas ejercidas por mandatarios elegidos democráticamente. Desde una lógica optimista podría considerarse que este dato frío expresa la madurez del sistema político y la superación de la adolescencia de un país que ha combinado en la última década crecimiento económico y democracia.
Rescatando la importancia del curso democrático experimentado desde el 2001, y especialmente su resultado en cuanto a la reducción de la pobreza, requerimos valentía para reconocer que llegamos a los 12 años con escaso aliento y en medio de una crisis política que ha devorado a casi todos los partidos y ha pulverizado representaciones y legitimidades. En los últimos meses, esta crisis avanza sobre instituciones como el Congreso, el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional, de modo que la primera pregunta sería que, superados los doce años simbólicos, cuánto más durará un sistema cuyas instituciones están siendo carcomidas en vivo y en directo por la crisis y la corrupción.
Doce años no es nada si se compara con lo alcanzado en períodos similares por otros países de la región que han impulsado oportunas reformas que resanan las heridas del sistema y perfeccionan las instituciones. El impulso reformista en la región cubre a países que han estrenado Constituciones (Venezuela, Bolivia y Ecuador) y a los que han procesado cambios sustanciales a Constituciones y a leyes orgánicas, como es el caso de Brasil, Argentina, Uruguay y Colombia.
Nuestro auge económico ha impuesto un velo de cinismo a la clase política y a los líderes públicos y privados que reconocen la necesidad de reformas institucionales sin esforzarse por concretarlo. En ese universo cínico cabe la idea de que un país que crece entre 6 y 8% cada año puede darse el lujo de patear las reformas hacia adelante y para otros.
En este campo seguimos siendo un país adolescente. Es desalentador cómo la política, ayudada convenientemente por la mediocridad de sus medios, se entretiene en las bajas pasiones y en las disputas minúsculas dándole la espalda a la reforma, inclusive a aquellas que recogen un alto consenso social.
Al iniciarse el 2013 se pensaba que este sería el año de las reformas y se enumeraron algunas de las más importantes. Es muy probable que en los siguientes meses no tengamos ningún cambio institucional de gran calado. Es visible que lo más urgente de ellos, la reforma política, está siendo encerrado por falta de interés o por alto interés en que las cosas continúen como están. El espectáculo de la campaña por la revocatoria, llena de fango y de poderes oscuros que salen a la luz y que amenazan a la ciudad con el caos, son los fuegos artificiales cuyo sonido y color pretenden ocultar el olor de la descomposición.
¿Quién responderá en los próximos años cuando las reformas que hoy se reclaman como urgentes ya sean imposibles y quizás innecesarias?

domingo, 20 de enero de 2013

Los nuevos revocadores

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/los-nuevos-revocadores-18-01-2013
La República
La mitadmasuno
18 de enero del 2013
Juan De la Puente
La revocación de la alcaldesa de Lima surgió como una algarada de la extrema derecha contra una izquierda moderada que había tomado el poder en la capital; se convirtió en realidad cuando el grupo revocador se organizó como una coalición de intereses concurrentes que recogió firmas usando dinero y métodos turbios, apoyándose sobre todo en las fuerzas contrarias a las reformas que Susana Villarán impulsa. Los recientes acontecimientos revelan una transformación de la batalla por Lima, que ha dejado de ser una disputa reforma vs. antirreforma y amenaza con diluir inclusive el antagonismo entre la capital y los intereses particularmente mafiosos de los antiguos revocadores.
La campaña por la revocación se ha convertido en una batalla política de cara al 2016, una suerte de primera vuelta adelantada. A la posición favorable al NO de Ollanta Humala y Alejandro Toledo le han seguido las de Pedro Pablo Kuczynski y Lourdes Flores. A favor de la revocación, tácita o expresamente, se encuentran Luis Castañeda, Keiko Fujimori y Alan García.
El escenario que plantean estos grandes actores y electores altera relativamente el tablero que ofreció la segunda vuelta electoral del 2011, con dos hechos: la oposición formal de PPK y Lourdes Flores a la revocación, y el ingreso del Apra a la campaña por el SÍ de modo oficial, abierto y frontal, con el silencio positivo de García.
Castañeda y Fujimori tienen sobradas razones previas para apoyar la revocación. Sin embargo, el Apra pudo haberse colocado de perfil en esta batalla haciendo uso del abstencionismo ejercido en la última elección de Lima donde no presentó candidato y administrando con solvencia la exposición pública de García, quien ejercía una ex presidencia casi perfecta.
Solo se entiende el ingreso del Apra al campo de batalla por una poderosa razón: la trabajosa búsqueda de una coalición en la que parece, por ahora, no podrá embarcar a PPK y a su partido próximo a inscribirse y al PPC, aunque sí a Castañeda y a otros grupos menores. Esta coalición será tal en la medida en que el Apra derrote a la izquierda, gane a Solidaridad Nacional (cuyo candidato obtuvo 9% en las elecciones del 2011) y neutralice o sobrepase a otros dos potenciales candidatos que disputarán el espacio de la centroderecha, PPK y Lourdes Flores.
El Apra triunfante en Lima con la bandera de la revocación suena como una promesa; la derrota de Villarán y sus aliados potenciarían a García y consolidaría el proceso de centralización de opciones políticas en favor de una gran candidatura. Al contrario, la derrota de los revocadores sería la afirmación de un escenario de relativa fragmentación con varias opciones en la derecha y el centro.
El camino escogido es audaz pero riesgoso, sobre todo por la precariedad del SÍ y la orfandad pública de los antiguos revocadores, chamuscados por denuncias y trapacerías. En pocos días el APRA ha desplazado del liderazgo de la revocación al grupo inicial y se ha convertido en el centro, el eje y emblema del SÍ. A ese ritmo, en el imaginario de la disputa, Susana Villarán podría aparecer compitiendo contra el binomio Castañeda/García con resultados de difícil pronóstico.
Al APRA no le fue bien en Lima en los últimos 20 años; no obstante, en el segundo gobierno de García, la capital le ofreció su respaldo cuando las regiones se enfrentaron a él en episodios cruentos como los de Combayo, Bagua y Moquegua, entre otros. La campaña de las siguientes semanas demostrará si el antiaprismo limeño resucita o es una cosa del pasado.
Por ahora, la precipitación de los grandes actores políticos en la campaña por la revocación juega en favor de Susana Villarán porque permite apreciar que tras el deseo de retirarla del cargo están poderosas razones políticas y no las pretendidas ineficiencias de su gestión; es probable que a pesar del refuerzo que ha recibido el SÍ, será más fácil para el NO disputar una batalla auténticamente política.

jueves, 12 de enero de 2012

Revocatoria, política y derecho

La República
La Mitadmasuno
12 de enero de 2012

Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/revocatoria-politica-y-derecho-12-01-2012


Se registra un debate confuso sobre la revocatoria de la alcaldesa Susana Villlarán. Para algunos, no debería proceder porque la iniciativa está marcada por el odio ideológico y la revancha; para otros, la razón principal reside en la pretendida ineficiencia de la alcaldesa, la que, en defensa de Lima, debería ser echada. Una tercera visión dice que a pesar de los propósitos, la iniciativa es legal.
Un primer ámbito, el jurídico debería ser intangible. La revocatoria es, sobre todo, un derecho reconocido en la Constitución; su existencia enriquece los derechos políticos, particularmente el de sufragio y otros conexos como el de demandar al poder. Incorporado en el texto de 1993 (artículos 2° inciso 17 y 31°) amplía el alcance del artículo 64° de la Constitución de 1979 con mecanismos de democracia directa y de participación.
El derecho de participar en los asuntos públicos asume tres formas: Derecho de elección, democracia directa (referéndum, iniciativa legislativa y revocación de autoridades); y de participación ciudadana (rendición de cuentas). La Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos precisa que son derechos de participación la iniciativa de reforma constitucional y de leyes, y de referéndum, y que son derechos de control, la revocatoria y remoción de autoridades y la demanda de rendición de cuentas.
Allí reside el ámbito político de la revocatoria; opera como una forma de control político ciudadano y colectivo, un mecanismo de censura en la misma dirección de otras censuras, como la parlamentaria. Esa naturaleza obliga a un procedimiento, en este caso las firmas, pero el asunto de fondo es el cuestionamiento político a la autoridad y su rechazo a ella, motivado aunque no necesariamente probado.
El derecho reconocido y el control que de él nace, como contenido del principio de la representación, es criticado por quienes absolutizan su condición de democracia directa y se sienten satisfechos solo con la democracia representativa, aunque la revocatoria es también criticada por quienes sostienen que es una evidencia que el sistema político peruano es demasiado abierto. Este es un debate sano, aunque parece difícil oponerse a la revocatoria obviando a sus “hermanas”.
También es cierto que la revocatoria contra Susana Villarán pone sobre la mesa, más que el derecho mismo, el uso de este por facciones conservadoras de la sociedad, liderazgos sociales resentidos y negociantes ávidos de ganancia. Es por ello, una buena noticia que el esfuerzo de los revocadores haya tensado las fuerzas que respaldan a la alcaldesa y, paradójicamente, ayudado a esta a mejorar tanto su gestión como su perfil público. Podría ser el germen de un movimiento que defienda el derecho de quienes vivimos en Lima a construir una ciudad donde mande la gente.