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viernes, 29 de marzo de 2013

Ante los profetas, defensa del oficio

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/ante-los-profetas-defensa-del-oficio-22-03-2013
La República
La mitadmasuno
22 de marzo
Juan De la Puente
El análisis político es un oficio que no pertenece al corazón o al hígado, y que obliga a la objetividad aunque no reclame imparcialidad. Por eso sorprende el aluvión de análisis disparatados de los resultados de la revocatoria del 17M, planteados de un modo simplón donde los perdedores y ganadores integran un cuadro bicolor, blanco para ganador y gris para perdedor, despreciando la delicada imagen de un mosaico lleno de colores y posibilidades.
Estos análisis reflejan una ortodoxia persistente y pasadista, un ejercicio deficiente de la ciencia política que se niega a usar los instrumentos de interpretación; que no aprecia los fenómenos sino solo los hechos; que considera los votos en volumen, confundiendo los partidos con sus líderes y las ideas con los movimientos sociales; y que no analiza las tendencias pero en cambio, profetiza, adivina y sentencia. Es obvio que este ejercicio lleva a un menjunje que vale para el chamanismo pero no para la política.
La votación del domingo sintetiza un cuadro complejo de opciones en pugna por constituirse en tendencias. Los electores han tirado las cartas sobre la mesa y corresponde a los actores políticos y a las instituciones ordenar estas en función de sus intereses y estrategias. Carlos Meléndez acertadamente lo ha denominado un escenario mixto.
En términos personales, Susana Villarán y Lourdes Flores son dos grandes triunfadoras, la primera por ganar una revocatoria dirigida contra ella y la segunda por su incursión decisiva para la victoria del No, exponiendo ante el país una inusual ética pública donde más importan Lima y la vigencia de su partido que su derrota en las elecciones municipales pasadas.
Revocados o no también ganan un conjunto de líderes que constituyen una reserva ascendente de políticos llamados a protagonizar la representación política, encabezados por Marisa Glave, Pablo Secada, Eduardo Zegarra, Alberto Valenzuela y Mónica Saravia, entre otros. Otros líderes como Patricia Juárez y Mauricio Mulder, de la opción perdedora, también ganan aun en el revés.
Es cierto que Luis Castañeda aunque no muerto es el líder que más pierde. No es el caso de Alan García que supo colocarse de perfil y tras su partido en el debate revocatorio. En este tema, es un error confundir el Apra con García y aunque el primero se encuentre en el grupo de partidos que pierden la revocatoria, debe sopesarse el hecho de que tuvo derrotas más severas en las últimas décadas de las que salió airoso. Si se trata de ganar o de perder, no todos ganan o pierden con la misma intensidad; solo si se trata de buscar titulares periodísticos fáciles se puede enterrar con la palabra ideas, grupos, personas y movimientos.
El PPC, qué duda cabe, que es el gran ganador; para la izquierda, en cambio, el 17M tuvo un sabor agridulce, el caso típico de una fortaleza salvada a costa de la debilidad suprema del ejército. Sin embargo, siendo nada deseable, el resultado plantea un nuevo momento para la izquierda que solo será posible con Villarán en la alcaldía.
Proclamar la bancarrota de la izquierda tiene más de brujería que de raciocinio, curioso porque la izquierda ha sido varias veces sepultada sin que esté muerta y porque los sepultureros ignoran la enorme fuerza de la izquierda social. En el futuro será más difícil ahogar a una izquierda moderna que supo abrir la Municipalidad de Lima a la inversión privada, a las asociaciones público/privadas y ahora a un pacto con el PPC y otros partidos.
El 17M no mató a nadie pero plantea desafíos ante los cuales nadie ha comprado un seguro. En las elecciones de noviembre el PPC tendrá que revalidar su ascenso en la capital, la izquierda pugnar por votos propios para acompañar el fin de la gestión de Villarán y el resto de partidos tendrá que figurar en el proceso de cara al 2014 y al 2016. Sin embargo, el principal desafío será para Susana Villarán: si logra cristalizar un gobierno multipartidario y exitoso, este será su mejor carta de presentación para el futuro.

jueves, 29 de diciembre de 2011

La izquierda: choque y fuga

La República
La mitadmasuno
22 de diciembre de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-izquierda-choque-y-fuga-22-12-2011


La izquierda, luego del reciente cambio de gabinete, ha dejado el gobierno. Salvo excepciones, el grupo de activistas e intelectuales que contribuyó a la formación de Gana Perú, ha salido de la primera y segunda línea de la actual administración. La izquierda social, cuyo rol fue fundamental en el resultado de las elecciones, está un paso más adelante, emplazándose gradualmente en la oposición, seguida de los grupos políticos que operan en su seno. La izquierda regional, la que opera desde los gobiernos regionales y locales, no se ha movido ni un milímetro de su posición inicial de interlocutora del gobierno nacional sin compromisos políticos muy explícitos.
Este cuadro disperso es la causa misma de los problemas, es decir, la expresión de procesos paralelos que la izquierda construyó los últimos años impulsada por la imposibilidad de generar una gran dinámica al mismo tiempo convergente y renovadora. En esa medida, la adhesión a Humala aparece como un breve momento concurrente en el marco de la gran diáspora izquierdista iniciada hace más de 20 años. Los últimos sucesos dejan ver que el actual gobierno no es el punto de partida o de llegada de la izquierda sino un paso, para algunos necesario y para otros inevitable, un “choque y fuga” del que, por lo menos ahora, la izquierda sale perdiendo.
La interrogante principal es el siguiente movimiento; con toda seguridad el destino no pasa por el reagrupamiento. Desde la explosión de Izquierda Unida en 1989 la unidad de la izquierda es un mito recurrente de la acción, incluida la electoral y, al mismo tiempo, un freno para la refundación.
Entre los errores de la izquierda en la última etapa no está el no haber concurrido con un candidato propio a las elecciones o el haber propuesto un programa de equidad con ajuste mínimo al modelo neoliberal. Candidato propio y proyecto propio son cosas distintas, y en esto último parecería residir el problema. La voz de la izquierda nacional en los últimos años fue débil, difusa y fragmentada.
Javier Diez Canseco ha expresado una idea sustantiva para la reflexión, que es necesario que el 32% que votó por Humala en la primera vuelta tenga una representación política. Ello depende de dos variables: 1) de lo que suceda con el Partido Nacionalista en el futuro cercano; y 2) de la capacidad de la izquierda social de generar un movimiento político.
En lo segundo, en la izquierda social, residen por ahora las mayores esperanzas, es decir, en la evolución de apuestas interesantes como el Movimiento Tierra y Libertad, que se proponen relaciones más vinculantes entre las demandas de ciudadanía y la política. A pesar de las derrotas recientes parece estar naciendo una nueva épica izquierdista menos preocupada en su pasado y en juntar sus pedazos, pero igualmente cuestionadora de la realidad.