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jueves, 24 de mayo de 2012

Posición (electoral) adelantada

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/posicion-electoral-adelantada-24-05-2012
La República
La mitadmasuno
24 de mayo de 2012
Juan De la Puente
Las noticias dan cuenta de la realización de una reunión de la izquierda para la formación de un frente electoral para los comicios regionales y municipales del 2014 y los generales del 2016. Son movimientos muy tempranos, excesivamente tempranos, si se tiene en cuenta que se producen en el marco de una movilización ciudadana amenazada por el reflujo y cuando los movimientos sociales aún no han procesado una reflexión coherente sobre su relación con el actual gobierno, al cual respaldaron y en cuyo alumbramiento hace solo 10 meses participaron, algunos como actores y otros como animadores. La izquierda ha decidido privilegiar una estrategia electoral que se concretará dentro de casi 30 meses en lugar de debatir sobre su lugar y su papel en el Perú de hoy.
Esta huida hacia adelante se debe a varios hechos, entre ellos la rápida marginalidad de la izquierda respecto del gobierno de Ollanta Humala. La ruptura entre ambos es tácita y es traumática en las bases de la izquierda y en los liderazgos sociales a ella vinculados, donde las palabras “traición” y “engaño” son las más delicadas. Otra razón del apuro reside en la cerrazón del sistema político que pide a los nuevos grupos políticos presentar casi 500 mil firmas válidas para lograr su inscripción legal. De esta valla gigantesca solo ha escapado Tierra y Libertad, cuya legalidad fue obtenida aplicando una norma anterior.
Se presume que la idea de un frente electoral pasa ahora por una inscripción común, una experiencia que la izquierda no transita desde 1978, cuando varios grupos dieron a luz la Unidad Democrática Popular (UDP). En el caso de Izquierda Unida (IU), esta fue una coalición formada por seis partidos y solo fue posible luego de que cada grupo se legalizara por su cuenta. En esta oportunidad, varios grupos sin inscripción legal difícilmente podrán unir esfuerzos para superar esa valla antidemocrática.
La izquierda tiene derecho a un proyecto propio y a representar por sí misma a los grupos locales cuya existencia se explica, entre otros fenómenos, por la falta de una organización nacional sólida. En lugar de ello, luego de 20 años, y como si no hubiese aprendido la lección, insiste en recoger y pegar los pedazos de una época que no volverá, en lugar de proponerse la creación de un gran y único partido que agrupe a sus tendencias en sana convivencia y competencia. Al hacerlo, omite la denuncia de este grotesco sistema que coloca requisitos casi insalvables para la inscripción de partidos.
Es muy probable que los afanes iniciados se entrampen como ha sucedido en los procesos electorales de las últimas dos décadas y, si la historia no cambia, acabarán en la adhesión a algún caudillo maltratador dueño de un partido legal, con los resultados que hoy se lloran. La diferencia entre atreverse a participar en las elecciones y atreverse a refundarse no es poca; es la distancia entre la derrota y el éxito.

jueves, 29 de diciembre de 2011

La izquierda: choque y fuga

La República
La mitadmasuno
22 de diciembre de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-izquierda-choque-y-fuga-22-12-2011


La izquierda, luego del reciente cambio de gabinete, ha dejado el gobierno. Salvo excepciones, el grupo de activistas e intelectuales que contribuyó a la formación de Gana Perú, ha salido de la primera y segunda línea de la actual administración. La izquierda social, cuyo rol fue fundamental en el resultado de las elecciones, está un paso más adelante, emplazándose gradualmente en la oposición, seguida de los grupos políticos que operan en su seno. La izquierda regional, la que opera desde los gobiernos regionales y locales, no se ha movido ni un milímetro de su posición inicial de interlocutora del gobierno nacional sin compromisos políticos muy explícitos.
Este cuadro disperso es la causa misma de los problemas, es decir, la expresión de procesos paralelos que la izquierda construyó los últimos años impulsada por la imposibilidad de generar una gran dinámica al mismo tiempo convergente y renovadora. En esa medida, la adhesión a Humala aparece como un breve momento concurrente en el marco de la gran diáspora izquierdista iniciada hace más de 20 años. Los últimos sucesos dejan ver que el actual gobierno no es el punto de partida o de llegada de la izquierda sino un paso, para algunos necesario y para otros inevitable, un “choque y fuga” del que, por lo menos ahora, la izquierda sale perdiendo.
La interrogante principal es el siguiente movimiento; con toda seguridad el destino no pasa por el reagrupamiento. Desde la explosión de Izquierda Unida en 1989 la unidad de la izquierda es un mito recurrente de la acción, incluida la electoral y, al mismo tiempo, un freno para la refundación.
Entre los errores de la izquierda en la última etapa no está el no haber concurrido con un candidato propio a las elecciones o el haber propuesto un programa de equidad con ajuste mínimo al modelo neoliberal. Candidato propio y proyecto propio son cosas distintas, y en esto último parecería residir el problema. La voz de la izquierda nacional en los últimos años fue débil, difusa y fragmentada.
Javier Diez Canseco ha expresado una idea sustantiva para la reflexión, que es necesario que el 32% que votó por Humala en la primera vuelta tenga una representación política. Ello depende de dos variables: 1) de lo que suceda con el Partido Nacionalista en el futuro cercano; y 2) de la capacidad de la izquierda social de generar un movimiento político.
En lo segundo, en la izquierda social, residen por ahora las mayores esperanzas, es decir, en la evolución de apuestas interesantes como el Movimiento Tierra y Libertad, que se proponen relaciones más vinculantes entre las demandas de ciudadanía y la política. A pesar de las derrotas recientes parece estar naciendo una nueva épica izquierdista menos preocupada en su pasado y en juntar sus pedazos, pero igualmente cuestionadora de la realidad.