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jueves, 16 de febrero de 2012

En el diván y en el banquillo

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/en-el-divan-y-en-el-banquillo-09-02-2012
La República
La mitadmasuno
9 de febrero 2012
Juan De la Puente

Se levanta la voz en el debate sobre las izquierdas a tenor de tres recientes artículos, los de S. López y M. Tanaka en La República (“La captura de Ollanta” y “Las tesis de Sinesio López”, respectivamente) y el de C. Meléndez en El Comercio (“Aprendizajes tardíos de la izquierda”). Tres temas-pregunta dominan esta fase de una discusión pública: 1) Qué debe defender la izquierda que aspira a ser gobierno; 2) Cuáles son los límites del realismo de una izquierda moderna; y 3) Qué modelo debe aplicarse en la creación de una fuerza política de izquierda.
Estos temas colocan a los grupos de izquierda frente a un problema permanente, la izquierda social, autónoma y con voz propia, reacia a la creación de un referente nacional pero promotora de procesos de acumulación territorial, algunos exitosos. Este bloqueo resume una fecundidad perdida; las izquierdas, y en su caso el Apra, supieron articular demandas sociales que acabaron en lo que S. López enumera como las tres incursiones democratizadoras y sus correspondientes transiciones en el siglo XX: la liderada por el Apra (entre los años 30 y 50), por Acción Popular (entre los 50 y 60) y por la izquierda (entre los 70 y 80).
Es debatible el destino de estas incursiones. M. Tanaka, el más escéptico, no es muy amigo del concepto de “transición” y apunta que a pesar de sus aciertos estos procesos no han resuelto un problema básico de la izquierda, es decir, sus “dificultades para asumir un paradigma democrático” (La República 7/3/2010). En su reciente artículo sobre las tesis de S. López, alerta sobre el retorno a tesis confrontacionales. C. Meléndez lo explica en la misma perspectiva pero matizada: “a la izquierda le cuesta comprender que la política puede tener una lógica autónoma de la sociedad”.
Encuentro en esta fase del debate una renuncia al uso de la categoría “izquierdas”, que no permite dar cuenta que su rasgo más visible es la fragmentación. De lo contrario podría reconocer núcleos de izquierda comprometidos con la democracia y en crecientes aunque intermitentes pactos con la sociedad, a la que tributan las tesis de S. López. Quizás sea tiempo de suspender brevemente el ejercicio saludable de colocar a las izquierdas al mismo tiempo en el diván y el banquillo y reconstruir su derrotero de los últimos 20 años. En esa ruta se apreciarían dos fenómenos: por un lado, la negación a la formación de un gran referente de la izquierda liberal con perfil propio, una omisión tangible en la reciente ruptura entre el gobierno de O. Humala y varios de sus colaboradores, omisión anotada por Tanaka y Meléndez; y, por el otro, un aprendizaje de gobierno nacional y sobre todo local y regional, nada desdeñable. Esa corriente en las izquierdas debería patentizar su apuesta por el futuro en la apertura de un proceso constituyente para la creación de un movimiento nacional.

sábado, 7 de enero de 2012

De analistas y profetas

La Mitadmasuno
La República
5 de enero de 2012
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/de-analistas-y-profetas-05-01-2012

El análisis político estuvo de moda las últimas semanas en las que se mezclaron el cambio de gabinete, los sucesos de Cajamarca y el fin de año. En un país con escasos think thanks dedicados a la política y luego de la ruptura entre los intelectuales y partidos, el análisis del proceso político ha devenido en un ejercicio público y frecuente, aunque crecientemente básico y deficiente.
En el último acto, el análisis ha saltado al vaticinio puro, que se diferencia de la prospectiva porque brota de las corazonadas cuando no de las simpatías y antipatías. Esta avalancha de predicciones ha competido en las fiestas de fin de año con las brujas de la farándula, de modo que ahora se sabe “con certeza” que el nuevo gabinete tendrá una larga duración, que Nadine Heredia no será candidata y que el Perú le ganará la batalla a la CIDH. En el extremo del chamanismo, un politólogo se acaba de explicar los problemas de la alcaldesa de Lima con un descubrimiento singular: Villarán tiene el santo de espaldas.
El análisis político ha perdido objetividad y, sobre todo, calidad. Un primer grupo de razones nos remiten al papel de los hechos. Por un lado se tiene una circunstancia endógena al oficio de analizar, una especie de la perversión del realismo, es decir, la rapidez con la que se suceden los hechos impiden una apreciación certera de ellos como elementos fundamentales de la política. Sin embargo, es más visible un rasgo intrínseco a varios juicios leídos: una parte importante del análisis se aboca y se reduce a la apreciación del discurso político y de las declaraciones, creando una relación estrecha entre el observador y el significado de los hechos, dejando de lado los hechos mismos. Esa ausencia de realidad frecuentemente es cubierta por los deseos del analista.
Es concurrente a la pérdida de calidad la ausencia de la referencia histórica. Para algunos, la política se fundó el año 2000 y si hay que retroceder, el año uno es 1980. Sin el dato histórico los hechos conservan su carácter de ocurrencia irrepetible pero el análisis se queda sin apreciar los ciclos y tendencias, los conflictos aparecen de la nada (allí calzan las explicaciones conspirativas de las demandas ambientales), los movimientos sociales pierden trascendencia (son siempre nuevos) y el poder es el resultado de un acto y no de un proceso.
En ese contexto es apreciable la edición de Postcandidatos. Guía analítica de supervivencia hasta las próximas elecciones (Carlos Meléndez, comp. Lima, Mitin, 2011), un compendio de trabajos cortos de jóvenes politólogos que abordan el futuro de la política desde la competencia electoral pasada. Más allá de algún ajuste de cuentas partidario, la mayoría de artículos allí reunidos son solventes y van, precisamente, contra la tendencia de convertir el análisis político en un acto de profecía. Bien por ello.

sábado, 7 de agosto de 2010

Los cuatro suyos

La mitadmasuno
La República
Sábado 7 de agosto 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/la-mitadmasuno/07/08/2010/los-cuatro-suyos

La recordación de los 10 años de la Marcha de los Cuatro Suyos (M4S) ha motivado un pequeño debate y aprecio en él, entre otras, una opinión interesante de Carlos Meléndez. La discusión parece centrarse en dos aspectos: 1) El papel que desempeñó la M4S en la caída del gobierno de Fujimori; y 2) Su volumen, intensidad y composición. En la visión que comentamos, la M4S no hirió de muerte al fujimorismo, y es un mito que fue una manifestación masiva y popular.
El debate del porqué cayó el fujimorismo es igual de atractivo que el cómo. Coincido con Meléndez en que los 4S no provocaron de modo automático el derrumbe de un régimen autoritario con 8 años en el poder; sin embargo, también es cierto que no es posible determinar un solo porqué, sobre todo si apreciamos ese porqué como un acto. Prefiero analizar los 4S como una dinámica final, como el punto de llegada de un gradual divorcio entre la sociedad que en 1992 aplaudió el golpe del 5 de abril y el fujimorismo.
La épica (para seguir a Aldo Mariátegui) de ese divorcio está por investigarse y es más rica que la M4S como acto del 28 de julio del 2000. Ese proceso nace, creo, en el momento en que las calles contestan la destitución de los magistrados del Tribunal Constitucional, en mayo de 1997. No hay duda que, junto a la lucha contra la estatización de la banca entre 1987/88 y la resistencia de las comunidades de la sierra a Sendero Luminoso, son los procesos de movilización política más intensos de las dos décadas finales del siglo XX peruano.
Más polémico aún es el tema de la masividad y composición de la M4S. Si el 28 de julio es apreciado como el elemento central de una agitación ciudadana que incluyó otras expresiones, por ejemplo manifestaciones en otras ciudades durante varias semanas, no puede ser negado su sentido popular, en número e identidad. Quizás a partir de ello se pueda tener otro debate: si las clases medias son también populares o cuándo están impedidas de serlo.
Coincido con las apreciaciones que relativizan el peso de los partidos en la M4S. En los meses de junio y julio del 2000, especialmente luego de la fraudulenta segunda vuelta electoral, el sentimiento democrático fue básicamente ciudadano e independiente. No por gusto el fujimorismo bautizó a los grupos que lavaban la bandera y hacían vigilias pro democracia como “cívicos”. El acierto de los partidos fue, como siempre, cabalgar sobre los acontecimientos.
Sobre el tema también escribien:
Carlos Meléndez en Correo
http://www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtSecci_parent=&txtSecci_id=84&txtNota_id=404163
Alberto Adrianzén en La República
http://www.larepublica.pe/disidencias/07/08/2010/la-otra-historia
Aldo Mariátegui en Correo
http://www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtSecci_parent=&txtSecci_id=84&txtNota_id=405706
José A. Godoy en Desdeeltercerpiso
http://www.desdeeltercerpiso.com/2010/08/mi-vision-de-los-cuatro-suyos/#comments