miércoles, 11 de septiembre de 2013

Chile, la memoria gana el juicio de la historia

En Chile, luego de 40 años del golpe fascista, la memoria ha ganado la madre de todas las batallas, es decir, la del juicio de la historia. Según una encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea, el 76% de los chilenos considera ahora a Pinochet como un dictador y el 75% estima que aún se mantienen las huellas dejadas por el régimen militar.
Al cumplirse los 40 años, la parte de la sociedad que celebraba el golpe solo lo recuerda; a ese estado de un ánimo culposo se ha dirigido el orgullo ultraderechista chileno, cada año remecido por la creciente indignación de las nuevas generaciones  que no le reconocen al régimen militar ningún mérito y por la docencia viva de un movimiento de derechos humanos, acaso el más vasto y profundo del continente.
La victoria de la memoria es ejemplar para el caso peruano, atravesado desde hace 12 años por un fuego cruzado entre un fujimorismo militarista de fuete aliento conservador que cede solo milímetros al empuje de una exigencia de memoria legitimada por el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR). Ese empate ha impedido, entre otros hechos, la reforma de la institucionalidad fujimorista aunque el Perú ha innovado más intensamente que Chile el modelo económico de la década de los noventa.
Una venganza del tradicional pluralismo chileno es que la coalición que encabeza Michel Bachelet cobije un arco que va desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista y que la tercera fuerza, la alianza progresista que lidera Marco Enríquez-Ominami no se tiña de un tercerismo centrista sino de reformismo fuerte. Otra venganza de la historia es que la Constitución de 1980, el último baluarte de la institucionalidad pinochetista tenga el consenso social para su cambio.
La derecha chilena ha empezado  a pedir disculpas y ha ensayado nuevos argumentos sobre el régimen; estos ya no giran en torno el imperativo del orden sino sobre su defecto de origen, la falta de libertades. Es que con inteligencia, la derecha ha entendido hace tiempo que hay vida fuera del planeta pinochetista, una conclusión a la que demoran en arribar sus parientes peruanos.


viernes, 6 de septiembre de 2013

Las elites y el poder

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/las-elites-y-el-poder-06-09-2013
La República
La mitadmasuno
6 de setiembre de 2013
Juan De la Puente
La XXXIII encuesta del poder publicada recientemente por Semana Económica confirma o revela datos y percepciones de una parte de la elite peruana, compuesta para este caso de políticos, funcionarios, intelectuales, profesores, empresarios, ejecutivos privados, periodistas y otros profesionales. En nueve rubros, los consultados opinan sobre qué peruanos son más poderosos, influyentes, los que influyen para bien y para mal, y sobre las fuentes del poder.
La encuesta corresponde a un intento por radiografiar el poder en general y no solo el poder político. Parece inscribirse en las teorías de Michel Foucault para quien el poder ya no puede ser localizado en el ámbito del Estado sino que está en todas partes de modo que constituye estrategias y verdades sociales, lejos de las visiones clásicas del poder de Hobbes (forma de dominación), Maquiavelo (una acción) o Friedrich (una relación más que posesión).
Es natural que en esa visión, el principal detentador del poder en el Perú sea el Presidente de la República y que a razón del modelo de decisiones que adopta el Estado, con implicancias públicas y privadas, se encuentre seguido de su principal aliada política y esposa, el ministro de Economía, y que el jefe de la PCM se ubique entre los 10 más poderosos.
Es poco usual, no obstante, la precipitación en la lista del poder y en puestos claves, de líderes de la oposición que en otras circunstancias no tendrían esta relevancia: Alan García en el 4° lugar, Keiko Fujimori en el 7°, Juan Luis Cipriani en el 9°, Lourdes Flores en el 18°, PPK en el 20°. En general, esta apreciación sugeriría que la actual oposición posee en conjunto más poder que el gobierno o por lo menos una cuota de poder no tan lejana  al del oficialismo.
Esta valoración ratifica otros sentidos comunes expresados en este período, particularmente la pérdida de la mayoría política por parte del gobierno. Sin embargo, también evidencia un atributo de la oposición colocada por la elite peruana en la crucial posición de no hacer/exigir/bloquear, una forma de gobernar socialmente aunque no desde el gobierno. Esta ubicación es expectante pero delicada al exponer un escenario de corresponsabilidad en los temas de fondo.
Si en eso acertaron quienes respondieron la XXXIII Encuesta, denotaron ingenuidad o recato al reducir el protagonismo en la lista del poder a los detentadores de la riqueza. En la lista solo aparecen Dionisio Romero hijo y padre (lugares 6° y 30°, respectivamente), Alfonso García Miró (10°) Roque Benavides (11°), Carlos Rodríguez Pastor (16°) y Pedro Brescia (23°). En la lista extraño la ausencia de los otros jefes de la banca y de la minería, de los líderes de la construcción, infraestructura, telecomunicaciones, retails y de la industria nacional. En esa medida, la lista peca de incompleta aunque resuma una exitosa y silenciosa táctica de una parte de los poderes fácticos del Perú que no habría que olvidar, verdad de Perogrullo, son el poder.
Es igualmente extraño que en la lista del poder la prensa no luzca sus atributos; Raúl Vargas aparece en un lejano 19° lugar, en un cuadro que oculta el carácter decisorio de los medios y de sus voceros. Una explicación, que niego liminarmente, es que para quienes contestaron la encuesta el poder de la prensa se despliega como si no lo fuese, y la otra es que deliberadamente se oculta ese papel bajo el argumento que la prensa es ajena y contraria al poder, es decir, independiente de ella. Ello es tan equívoco que las listas de abogados, economistas, magistrados, mujeres, parlamentarios y periodistas influyentes reúne a quienes tiene una exposición mediática significativa.
La aceptación de la vigencia de los poderes es un requisito para la ejecución de las políticas públicas y para desplegar la capacidad orientadora y reguladora del Estado. En la coyuntura actual sería también una condición de éxito del diálogo que ha iniciado el gobierno. Es probable que en esa mesa falten sentarse algunos invitados.

domingo, 1 de septiembre de 2013

La épica del transfuguismo

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-epica-del-transfuguismo-30-08-2013
La República
La mitadmasuno
30 de agosto de 2013
Juan De la Puente
El debate sobre el transfuguismo avanza a reconocer su existencia. No obstante, sorprenden algunas expresiones que justifican el fenómeno. No hay duda, en el plano de las explicaciones, que el transfuguismo obedece a dos regularidades: 1) la crisis de los partidos de múltiple efecto, que principalmente debilita la adhesión, la democracia interna y reduce la vigencia temporal de las formaciones políticas; y 2)  los incentivos para la participación política sin lealtad partidaria, una de cuyas expresiones es la cuota de 20% de invitados en las listas parlamentarias, entre otras medidas legales. Con menos nitidez pero con posibilidades de apreciación racional se tiene la diferencia entre: 1) la disidencia programática; y 2) el abandono tránsfuga, egoísta y personalísimo. Es también cierto que no toda renuncia partidaria es sinónimo de transfuguismo y en ciertos casos se hace difícil apreciar cuál de las razones es la vigente.
En un segundo debate se encuentra la decisión de convivir con el transfuguismo o reducir su incidencia. En ese plano encuentro algunos argumentos equívocos. Uno de ellos considera que este fenómeno no debería ser corregido con la eliminación del voto preferencial, porque este es el modo más convencional de controlar la oferta partidaria. Este argumento es falso; en un sistema donde además del 20% de cupos de invitados por el caudillo se agregan más invitados con la cobertura de elecciones internas amañadas, se tiene que el grueso de la oferta de candidatos no es expresión del partido.
Otra apreciación sostiene que el transfuguismo ha logrado prolongar la carrera de los políticos. Tampoco es cierto; por ejemplo, solo dos de los 23 parlamentarios que en el período 2000-2011 abandonaron sus bancadas fueron reelegidos en las últimas elecciones. Es más, solo 1 de los 11 ex parlamentarios que el año 2011 pugnaron por regresar al Legislativo a través de otros partidos, logró su cometido. Luego, el país está poblado de candidatos a alcaldías y gobiernos regionales a los que la relección les es esquiva. Las excepciones son una anomalía que confirma la tendencia, jalonadas probablemente por el buen desempeño en el cargo, el despliegue de recursos en la campaña o la dispersión de los electores. En cualquier caso, es imposible inferir que los votantes premian el cambio de camiseta.
Una tercera apreciación sostiene que existirían dos transfuguismos uno bueno y otro malo; el primero, tolerable e inofensivo, es el orgánico, y el otro, el detestable, el ideológico. Tal distinción es un demasiado pedir a los candidatos a tránsfugas, casi todos políticos antipolíticos cuya actividad pública no se sustenta en las ideas sino en el dinero, el suyo o el de otros, la principal razón que los conduce a contratar con una lista de candidatos.
Una discusión que aún no se procesa es el contenido de la fidelidad partidaria y la relación entre el militante y el partido, una regularidad que el abuso del concepto de “candidato invitado” complica. Atenidos al ámbito parlamentario, a las elecciones concurre un programa por partido y no 130 programas en cada grupo. Este hecho no excluye las ideas propias pero las subordina al programa colectivo. En ese sentido, la lealtad reclamada es al programa del partido que el elegido asumió a su postulación. Esta lógica propia de la democracia representativa no puede ser alterada por una exclusiva relación individual y plebiscitaria de los políticos con sus electores. Nunca habría que olvidar que la representación parlamentaria tiene un doble origen y que los partidos no son locomotoras o cargadores frontales sino comunidades políticas.
Otro debate pendiente es cómo tratar el transfuguismo. No se ha planteado legislar solo sobre esta tema; no tendría sentido eliminar el voto preferencial sin reducir el cupo de invitados o evitar legislar sobre las elecciones internas, la alternancia de género o el financiamiento público. En la contemplación épica del transfuguismo veo a quienes se rinden ante el actual sistema. Ello es legítimo, pero algunos preferimos pugnar por su reforma.

lunes, 26 de agosto de 2013

El sistema político está crujiendo. Entrevista en La Primera

http://www.laprimeraperu.pe/online/entrevista/el-sistema-politico-esta-crujiendo_147609.html

Entrevista de Víctor Liza, publicada en el diario La Primera el 25/08/2013
JUAN DE LA PUENTE
El sistema político está crujiendo
Para Juan De la Puente, al país le hace falta un pacto político y otros entendimientos.

Víctor Liza
Twitter: @elgatocontabas

El sociólogo (abogado) y analista político conversó con LA PRIMERA sobre la propuesta de diálogo que el gobierno ha hecho a los sectores políticos y advirtió que la convocatoria no es sinónimo de debilidad, a tiempo de cuestionar la “oposición irreductible” del fujimorismo en este y otros temas. También afirmó que la izquierda debe ser incluida no solo en esta mesa, sino en otras más que debe impulsar el Ejecutivo y dijo que también deben participar otros actores como los gobiernos regionales y los movimientos sociales.
—¿Qué piensa de esta iniciativa del gobierno de plantear un diálogo con la oposición?
—Tengo entendido que la ronda del diálogo empezará mañana con una reunión del Acuerdo Nacional (AN), en la que se expondrá el pacto por la seguridad ciudadana, que es uno de los más importantes que requiere el Perú. De modo tácito, hemos tenido tres pactos: el pacto por la estabilidad económica, que se produjo en los años 90 y que ha continuado hasta ahora, y los pactos por la democracia y por el crecimiento económico con distribución, luego de la caída de Fujimori. Hemos tenido un pacto expreso, que es el AN, un pacto modelo en América Latina, porque expresa el acuerdo de los partidos y la sociedad civil.
—Además de la seguridad ciudadana, la lucha contra la pobreza y el crecimiento económico, planteados por el gobierno, ¿qué otros deben tratarse?
—Habría que realizar un pacto por la reforma política. No estamos solo frente a una crisis de representación, que afecta la legitimidad de los elegidos, sino que el sistema político peruano está crujiendo. No es solo una crisis del gobierno, es una crisis que aleja a la gente de la política y la vuelve contestataria, aún cuando no se manifieste abiertamente en las calles, en marchas multitudinarias. Tengo la impresión de que hay que encarar este pacto. Esto es importante porque al Perú le faltan pactos. Es un país donde pactar es tradicionalmente una cosa mala, fea. Esto es tan cierto, que un político experimentado en estas negociaciones como Ramiro Prialé (parlamentario y dirigente aprista fallecido en 1988) tuvo que acuñar una frase denominada “conversar no es pactar”, que era para esconder el pacto, porque la verdad es que conversar sí es pactar. Me alegro que se haya establecido en la agenda política del país la necesidad de pactos para superar esta guerra política de los últimos seis meses.
—Esos pactos que usted señala, ¿pueden ayudar a trazar políticas de Estado, como ha ocurrido en algunos países vecinos?
—Los modelos de pactos que hemos tenido en América Latina han sido tanto de corto como de largo plazos. Los de corto plazo han permitido superar crisis en situaciones especiales, como el “Pacto por la democracia” de 1985 en Bolivia. La mesa de diálogo de la OEA aquí fue un pacto muy específico. Pero también hemos tenido pactos de largo plazo. Necesitamos uno de corto plazo para defender el crecimiento económico, para que las repercusiones de la desaceleración de la economía mundial nos afecten menos. Pero también necesitamos pactos de largo plazo. Creo que lo que se verá mañana en el AN será un pacto de largo plazo.
—Nos acaba de hablar de la crisis del sistema político. ¿Ésta también no se origina por el tema de la “narcopolítica” denunciado en los últimos días?
—Son varios problemas. Uno de estos tiene que ver más con las formas de elegir a los representantes. El problema no está en el Congreso, sino en cómo se llega allí. Entonces, hay que revisar la conformación de la representación, sin financiamiento público, con voto preferencial, con los caudillos decidiendo la conformación de las listas, sin democracia interna, sin elecciones primarias, sin lista alternada. Tengo la sensación de que por ese camino estamos matando el sistema político. Todo esto tiene que ver con la etapa previa, la selección de los candidatos a la representación. Lo que se ve en el Parlamento es la expresión de esto. El transfuguismo, que es un problema serio de nuestra democracia, no se origina el día en que los parlamentarios se sientan en sus curules, sino en toda esta etapa previa.
—Volviendo al tema del diálogo, ¿cree que este llamado del gobierno a dialogar, en un momento en el que aparentemente se avecina una crisis económica, es una señal de debilidad o es un buen reflejo político?
—Curiosamente, cuando hay claridad en el poder, el pacto es de los fuertes y fortalece al poder. No veo la idea de un pacto como expresión de debilidad. Al contrario. La convocatoria al AN fue en un momento de transición, cuando el gobierno de Alejandro Toledo todavía estaba fuerte. La reforma constitucional que se hizo en Argentina en los años ’90, llamada “Pacto de Olivos”, fue cuando el gobierno (de Menem) se encontraba en un buen momento. Es cierto que hay otros pactos que se plantean en momentos de debilidad, pero creo que pactar la defensa económica del país no es sinónimo de debilidad, porque la economía peruana tiene argumentos que le permiten salir airosa. No usaría la palabra crisis, porque creo no ayudaría al pacto.
—Le preguntaba esto porque algunos analistas consideran que el gobierno de Ollanta Humala está aislado y en conflicto con todas las fuerzas políticas.
—Hay un dato real: la caída de 22 puntos de la aprobación del presidente expresa un desaliento social. Pero también hay un aislamiento de Humala de la “elite” política. Hay que recordar, sin embargo, que hace unos cinco meses el presidente tenía 52% de aprobación, e igual estaba peleado con esta “elite”. Tenía una mayoría social, pero tenía una minoría política. Hoy el gobierno tiene minoría social y política. Ese es un aislamiento que resulta complicado. Sin embargo, me preocupa más la minoría social que tiene Humala en este momento, porque este gobierno llegó con un mensaje de cambio sustantivo para un sector de la población. Ahora, hay otro dato de la realidad: que es un gobierno acosado. Hay sectores que quieren desvestir al gobierno, que se quite las prendas de su programa político todos los días: que Nadine diga que no va ser candidata, que no compre Repsol. Eso desgasta a cualquier gobierno, por más fuerte que sea. Hay sectores que quieren que el gobierno pase de ser acosado a tutelado, y de algún modo lo están logrando. Y así se desgasta.
—¿Cree que esas son las intenciones de la oposición, al querer sumarse al diálogo?
—Hay dos oposiciones. Una es la del “establishment”, que busca una pugna para desgastar al gobierno, pero con matices. Por ejemplo, la oposición de Acción Popular, del Partido Popular Cristiano, de Solidaridad Nacional, es una oposición distinta, que no quiere sujetar al gobierno. Veo en estos días un cambio muy importante en el Apra, que ha dicho que participará en el diálogo. Pero sí creo que hay una oposición irreductible, que es la del fujimorismo, que no se nota con claridad hacia dónde quiere llegar. Porque hasta en temas de fondo, como el de La Haya, Keiko Fujimori no quiso ir a Palacio de Gobierno. También tenemos una oposición social, que reclama el Gasoducto del Sur, el cumplimiento de las promesas, la modernización de la Refinería de La Pampilla. En este escenario, me ocuparía de las dos oposiciones, tanto del “establishment” como la social, que se mostró muy fuerte en julio.
—Hablando del fujimorismo, ¿qué piensa de esta actitud cerrada que tiene el fujimorismo?
—No le favorece, porque si ellos tuvieran planteada claramente una perspectiva de gobierno hacia el 2016, deberían proponerse una apertura hacia otros sectores de la oposición, no aislarse. Siendo oposición dura, podrían contribuir al aislamiento del gobierno, pero también contribuyen al aislamiento de la oposición dura, que termina en un “córner” del cual le es difícil salir. En un esquema de confrontación muy abierto, mi impresión es que en el caso peruano, pierden los dos extremos. Pierde el confrontado, y pierde el que genera el acoso.
…..
DEBEN PARTICIPAR
La izquierda y las fuerzas sociales
—Usted acaba de mencionar el tema de la reunión sobre el proceso de La Haya, en el que Keiko Fujimori no quiso participar. Pero en ese mismo foro no fueron convocados los partidos y sectores sociales vinculados a la izquierda. ¿Es importante que esté presente este sector político en este diálogo propiciado por el gobierno?
—De hecho, en el AN hay varios sectores sociales que expresan a la izquierda. Se supone que por ser un partido legal, inscrito en el Jurado Nacional de Elecciones, debería estar Tierra y Libertad. También está la CGTP. Pero tengo la sensación de que habría que incluir en varias formas de diálogo a lo que denomino la “izquierda social”, que se expresa en algunos gobiernos regionales, municipales; que probablemente no esté en el “establishment”, pero tiene una voz importante. En todo caso, al gobierno le corresponde relacionarse con los diversos espacios de representación del país. El AN no es el único espacio de diálogo.
—¿Qué otros espacios de diálogo podría abrir el gobierno?
—Tenemos la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales, la asamblea de municipios rurales, Remurpe. También está la concertación agraria, que es otro mecanismo. El gobierno debe empezar a usar estos mecanismos, que también existen, pero que han estado abandonados durante mucho tiempo.
……..
ADVERTENCIA
“Guerra política” desgasta a todos
—¿Este diálogo puede darle algún respiro al régimen, en este momento de baja aprobación?
—Por lo menos permitirá recentrar la política, porque estos últimos seis meses hemos vivido una “guerra política”, que ha desgastado a todos los actores. Creo que no se puede llegar a un escenario del 2016, con una guerra política tan intensa. Entonces, se reposiciona una agenda con temas sustantivos, porque hoy importan mucho asuntos como la seguridad ciudadana, que la desaceleración de la economía mundial no nos afecte, estimular la inversión privada y el consumo, así como la inversión pública. El uso de las redes sociales, y hablo aquí de todos los políticos, para hacer política menuda y darse golpes bajos, en vez de una gran política, no es lo que merece el país; puede corresponderle a una nación que se está desangrando en una guerra civil, que no es nuestro caso. En cambio, la concertación a través del diálogo que se está estableciendo, implica establecer una gran política, es lo que merece un país como el nuestro, que crece 5% anual, que casi ha duplicado su PBI, que redujo la pobreza en 30 puntos porcentuales.
……….
Hay dos oposiciones. Una es la del “establishment”, que busca una pugna para desgastar al gobierno, pero con matices. Por ejemplo, la oposición de Acción Popular, del Partido Popular Cristiano, de Solidaridad Nacional, es una oposición distinta, que no quiere sujetar al gobierno. Veo en estos días un cambio muy importante en el Apra, que ha dicho que participará en el diálogo. Pero sí creo que hay una oposición irreductible, que es la del fujimorismo, que no se nota con claridad hacia dónde quiere llegar.
No es solo una crisis del gobierno, es una crisis que aleja a la gente de la política y la vuelve contestataria, aún cuando no se manifieste abiertamente en las calles, en marchas multitudinarias. Tengo la impresión de que hay que encarar este pacto. Esto es importante porque al Perú le faltan pactos. Es un país donde pactar es tradicionalmente una cosa mala, fea.

viernes, 23 de agosto de 2013

Despedida a la madre


(Lima. Campo Fe Huachipa 23/08/2013). Venimos a despedir a nuestra madre Vicenta con mucho dolor. Nuestra resignación se debate entre la esperanza y el desconsuelo porque como decía Antonio Marchado, "Hoy es siempre todavía''.
Nuestra madre se va como ha vivido, con entereza y humildad. Su sencillez ha hecho que se vaya con extrema discreción,  casi de puntitas, el corolario de una vida signada por la dignidad y la cautela.
Mujer de varios pueblos rurales que aprendimos a querer, donde mis hermanos mayores tuvieron la suerte de vivir, Chaglla, Santa Elena, Muña y Molinos, y de una sola ciudad, Huánuco, donde ella nos hizo a su imagen y semejanza.
Junto a mi padre Juan nos construyó un mundo que ya no volverá; un mundo que amamos y añoramos todos los días; ese mundo, al mismo tiempo cerrado como una fortaleza y abierto como un libro, fue el de las comidas en casa con leche fresca y pequeños panes, y el de los platos que solo ella sabía como hacerlos; la tertulia, los repasos de la escuela, la radio, las noticias, el rito diario del mercado, los crucigramas, los libros, los juegos y la tienda.
No quiso ni necesitó conocer el mundo para formarnos como mujeres y hombres libres, sujetados solo por los imperativos del honor, la generosidad y la honradez.
Nos dio tiempo, mucho tiempo, todo el tiempo del mundo, y nos siguió dando tiempo en sus pensamientos y preocupación a quienes estábamos lejos de su regazo. Y su tiempo fue siempre rico, porque fue amor, dedicación y alegría.
Gabriel García Márquez ha dicho que "Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez". En efecto, tenemos que empezar hoy día a vivir sin nuestra madre, sin su presencia física y animados e impulsados con su ejemplo y recuerdo. La soledad que hoy sentimos sus hijos, yernos, nueras, nietos, bisnietos y sobrinos, el tío Justo venido de lejos, tiene no obstante el signo de la esperanza.
Madre, te despedimos con amor, que será seguro una pequeñísima parte del que tu nos diste. Unidos superaremos esta prueba y te encontraremos todos los días y en cada instante.

Puede encontrar más información de esta nota en: https://juandelapuente.com/despedida-la-madre/

viernes, 9 de agosto de 2013

La hora de la comparación

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-hora-de-la-comparacion-09-08-2013
La República
La mitadmasuno
9 de agosto de 2013
Juan De la Puente
Ya es un lugar común del análisis político comparar a Ollanta Humala con Lucio Gutiérrez. La comparación viene desde su elección, en una matriz donde caben (cabían) Hugo Chávez, Rafael Correa, Lula y Cristina Kichner. En varios comentarios se dice que la caída de su aprobación y su aislamiento pueden dejar ver la experiencia del ex coronel ecuatoriano como una promesa de futuro del gobierno peruano.
El aislamiento de Humala es una nota preocupante de la coyuntura, aunque ha sido en algunos casos dramatizado, sin tomar en cuenta que Toledo y García estuvieron en una situación parecida y que ambos, con distinto nivel de recursos y de oposición, lograron salir del encierro forzado.
Habría que poner sobre la mesa las similitudes y diferencias entre los personajes, los gobiernos y sobre todo los países. Gutiérrez y Humala tienen historias personales parecidas, especialmente la tradición militar y una epopeya corta aunque decisiva en sus futuros políticos. Humala tiene a su favor, no obstante, una derrota electoral y una experiencia opositora de 5 años.
Los puntos de partida también son similares: ofertas de cambio radical, angustiosas elecciones en segunda vuelta que les obligó a ensanchar la coalición electoral y el inicio de gobiernos amplios con la presencia de partidarios, aliados de izquierda y liberales ortodoxos. Es importante señalar que mientras Humala eligió a 47 congresistas de 130, Gutiérrez tuvo 6 parlamentarios de 100, una base de apoyo menor en el Legislativo.
El giro conservador de ambos fue asimismo rápido; el gobierno de Humala se desprendió de la izquierda a los cinco meses y el de Gutiérrez a los siete. No obstante, allí empiezan las diferencias; Gutiérrez fabricó en el parlamento dos mayorías artificiales, primero acercándose a la derecha orgánica ecuatoriana y luego organizando una coalición populista uniendo a sectores de la derecha y de la izquierda a través de prebendas. Humala, en su caso ha logrado mantener con menos trabajo la mayoría en el Congreso sumando al PPC y Solidaridad Nacional, evitando enfrentar a una oposición unida.
Armado de una mayoría feble, Gutiérrez derrapó en una lógica dictatorial; derribó al Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral y cesó a 27 magistrados de la Corte Suprema de Justicia, en esto último para evitar su vacancia. En su fase final sumó a su caída en las encuestas una guerra política con los partidos llamados tradicionales, la prensa, los indígenas, los sindicatos y las clases medias. Construyó una unidad nacional, pero contra él.
Tres elementos determinantes de esa experiencia ecuatoriana fueron la soledad final en el Parlamento, la movilización social intensa y la colisión de poderes, en un contexto en que la crisis del sistema político se empalmó con la crisis de gobierno. En favor de Gutiérrez habría que anotar que no solo giró a la derecha sino que se desvistió bajo un incesante ataque de los poderes fácticos y de la derecha política que cada día le pedía que se sacara una prenda.
En nuestro caso, parte de los análisis deberían explorar la capacidad de maniobra con las que cuenta el gobierno. En el escenario de una crisis de gobierno emergente y otra del sistema político, igualmente inicial, es crucial el cese de la guerra política desaforada en favor de una competencia más racional y programática, una pelea de agendas más que de insultos. Al mismo tiempo, es fundamental escuchar a la calle en sus expresiones diversas, un imperativo que pasa, por ejemplo, por no subestimar la huelga de salud.
El establishment peruano en su ingenuidad cree que debe desvestir a Humala, arrinconarlo, privarlo de aliados y además pedirle liderazgo y mano dura con las demandas sociales, una operación donde el acoso se convierte en tutela; cree que el gobierno está en una disputa solo “arriba”. No se da cuenta de que, con sus límites y a la peruana, la calle es también un escenario de disputa y que importa el recorte del canon, la paralización del Gasoducto Surandino y el retraso salarial en el sector público. Creen que son los únicos insatisfechos.

sábado, 3 de agosto de 2013

Narcopolítica, normal nomás

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/narcopolitica-normal-nomas-02-08-2013
La República
La mitadmasuno
2 de agosto de 2013
Juan De la Puente
La Policía especializada parece haber dado un golpe certero a una red de tráfico de drogas que incluye a una ex congresista que en el anterior período representó al actual partido de gobierno. El nivel de la implicada y sus actividades cuando ocupaba un escaño parlamentario revelan un grado significativo de penetración del narcotráfico en la política. Los datos sobre la relación de Nancy Obregón con el tráfico de drogas no son nuevos: un asesor suyo (2006/2007) fue capturado con 140 kilos de cocaína y ella misma fue vinculada por informes periodísticos y policiales a la propiedad de pozas de maceración de coca. Como varios otros líderes cocaleros, su defensa de los cultivos ilícitos escondía el delito.
Es el más importante caso de narcopolítica de los últimos años, pero no el único. El especialista Jaime Antezana señaló en mayo del 2011 que ese año fueron elegidos 10 congresistas relacionados con el narcotráfico, detallando los distritos electorales de los que venían. El mismo Antezana reveló en abril del año pasado que en Apurímac, Puno, Junín y Lima se tenía a varios alcaldes vinculados al narcotráfico.
En  la campaña electoral del 2011 La República reveló que dos candidatos de Fuerza 2011 por Huánuco eran investigados por lavado de activos procedentes del narcotráfico. Un año antes, el Apra retiró toda su lista de candidatos al Gobierno Regional de Ucayali porque la dirigencia de esa zona se negó a retirar la postulación de la esposa del procesado ex alcalde de Pucallpa,  Luis Valdez. Ese mismo año, el propio Valdez, desde la prisión, logró inscribir su candidatura a la alcaldía de esa provincia, luego tachada.
La historia es más vieja; el 2006, se detectó hasta seis candidatos en las elecciones municipales y regionales de ese año que tenían antecedentes por tráfico de drogas.  Uno de ellos era Humberto Chávez Peñaherrera, quien había cumplido una condena de 10 años por narcotráfico y postulaba a la alcaldía de Campanilla (San Martín); el otro, abogado de carteles de la droga, pretendía la alcaldía de un distrito de Lima.
Toda historia tiene prehistoria; en los años ochenta varios políticos de alto nivel, entre ellos congresistas, se relacionaron con firmas del narcotráfico en tanto que la caída de Reynaldo Rodríguez López “El Padrino” reveló los contactos de este con altos mandos policiales. Ni qué decir de la sociedad ilimitada de Vladimiro Montesinos con los capos de las drogas a la que arrastró a algunos uniformados de alto rango.
En un país que ocupa el primer lugar en la producción de cocaína, con valles cocaleros en expansión y con una fuerte asociación entre el narcotráfico y la banda armada del VRAEM, es inexplicable, por lo extraño y sospechoso, que la política no se haya preocupado por atajar sus contactos con ese tipo de delito.
El rechazo a la narcopolítica es episódico y despreocupado. El más serio esfuerzo lo impulsó en abril del 2010 el entonces jefe de DEVIDA, Rómulo Pizarro, a cuyo llamado 19 partidos y movimientos políticos suscribieron el Compromiso Ético Contra la Infiltración del Narcotráfico. Este compromiso incluía cláusulas novedosas, entre ellas no considerar como candidatos a quienes hayan sido sentenciados por delitos de tráfico ilícito de drogas y/o en tanto se encuentren investigados; y no considerar como candidato a quien no pueda justificar razonablemente sus bienes e ingresos y los orígenes de los mismos.
Los firmantes también acordaron no aceptar donaciones o alguna otra forma de financiamiento de personas naturales o jurídicas que, al momento de realizar la donación, no declaren expresamente no haber sido notificadas de encontrarse comprendidas en un proceso de investigación policial, del Ministerio Público o de la Unidad de Inteligencia Financiera. El final de este pacto es poco conocido; solo dos partidos firmantes aplicaron sus cláusulas a la elección de sus candidatos y el pacto desfalleció porque de los seis convenios necesarios para que se facilite la información sobre antecedentes de los candidatos, se concretaron solo dos.

viernes, 26 de julio de 2013

Los nuevos negacionistas

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/los-nuevos-negacionistas-25-07-2013
La República
La mitadmasuno
26 de julio de 2013
Juan De la Puente
Las recientes movilizaciones indican la gestación de un movimiento social básicamente nuevo. Frente a él se han ensayado dos explicaciones que niegan su carácter. La primera afirma que es de una repetición pendular de la tradicional crítica de la sociedad a la política, que ocurre en el Perú cada 10 o 15 años, una especie de hipo público que cederá con alguna medida de efecto inmediato; la segunda sostiene que es una pequeña revuelta de los sectores medios informados, excitados y seducidos por las redes sociales, igualmente pasajera, además de elitista.
Estas visiones apuntan a varias conclusiones adelantadas, usadas de acuerdo al interés político o económico. Una de ellas sostiene que nada debería perturbar la economía, precisamente en un momento de máxima entrega y concentración por la desaceleración de la economía en la región y la otra señala que salvo la reciente “repartija” parlamentaria, el sistema está funcionando, de modo que el país no necesita cambios.
Malas noticias para el inmovilismo. Estamos de cara al fin de un ciclo, una de cuyas características fue evitar el cambio a pesar de que los ciudadanos votaron por él en las tres últimas elecciones generales. En las calles no se cuestiona el cambio sino la falta de él y se aboga contra el modo de vida político vigente. Se puede debatir su solidez ideológica y su volumen, pero no es consistente subestimar la emergencia de un movimiento de rechazo militante. Aunque su alcance es difícil de precisar, lo cierto es que los insatisfechos políticos se están convirtiendo en indignados políticos.
Esta indignación es concurrente con otros cambios o los explica de modo práctico. El más significativo es la pérdida de la confianza, una variable esquiva en el Perú y obedece a razones coyunturales y estructurales, una brecha entre el poder y la calle que esta vez, datos a la vista en la reciente encuesta de GfK (La República 21/7/2013), abarca la política y en menor medida la economía.
Sería una miopía considerar que si las cifras no le favorecen a Ollanta Humala, solo él y su gobierno están en problemas. Según GfK, Humala ha caído 21 puntos en cuatro meses, de ellos 7 en el último. Sin embargo, el sondeo también detecta una brecha de opinión pública; ha caído en un mes 4 puntos en Lima (de 39 a 35) pero 10 fuera de Lima (de 38 a 28); y en el centro del país 13 puntos. Otra brecha se registra entre las regiones: lo aprueban 20% en el norte y 40% en el oriente.
Los desagregados de la encuestas son sumamente reveladores. El dato no es, exclusivamente,  la caída de Humala sino que nadie capitaliza ese desgaste, es decir no se registran traslados de confianza, una señal de que en la estrella rutilante de A. Latina se asoma el pesimismo y la búsqueda de una nueva representación. Tanto el gobierno como la oposición son desaprobados con altas cuotas, al extremo de que solo un tercio aprueba a la oposición en tanto que el 56% la rechaza. Los partidos, todos, también son desaprobados por el 68% y aprobados por el 20%, mientras que el 76% dice que siente que no tiene los líderes que quiere tener.
Este escenario articula fenómenos que algunos análisis insisten en separar sin explicación. Si en una coyuntura se agolpan escándalos, una guerra política desatada hace meses, la calle, el pesimismo y la desconfianza, la política no puede responder con el inmovilismo o la negación. En otras experiencias, esta falta de reconocimiento ha sido fatal al momento de dilucidar el ejercicio del poder.
En esa línea de razonamiento también es extraño que desde todas las tiendas políticas y en general desde el establishment se resistan a una discusión sobre las reformas que el país demanda y necesita. Quienes dicen que fueron elegidos para representar rechazan las exigencias ciudadanas; no se dan cuenta de que en cada marcha que pasa frente a sus ventanas dejan de representar un poco más, vaciando el contenido del encargo recibido. Se olvidan que han sido elegidos para representar y reformar.

viernes, 19 de julio de 2013

La primavera chola

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-primavera-chola-18-07-2013
La República
La mitadmasuno
19 de julio
Juan De la Puente
La crisis de la política y de las instituciones, que se procesaba en los salones del poder y en las portadas de los medios ha ganado la calle. Gracias a una desastrosa decisión del Congreso, se experimenta en pocos días un salto de calidad en la conciencia de la población; un pequeño sector lo ha hecho activamente, a pie, en las redes sociales y en el afán diario. Las cantidades no pueden ser importantes por ahora, pero desde 1997, cuando la sociedad civil se emancipó del fujimorismo, no se veía en las calles tanta distancia del pueblo con el poder.
Nótese que de por medio no se encuentra un conflicto social o demanda laboral, las circunstancias que han poblado las calles de reclamantes en la última década. La interpelación de estos días es política pura en estado sólido. Pero es más que eso; lo que se registra es la evolución inicial de la insatisfacción en indignación, un desarrollo de la tendencia advertida por varios estudios que dan cuenta desde el 2005 de la paradoja peruana de auge económico con descontento.
El inicio de una primavera peruana podría quedarse en un debut y despedida; tampoco tiene que ser necesariamente democrática o catalizada por la democracia en favor suyo. No obstante, a pesar de lo impredecible, su principal atributo es la autonomía respecto de la política cotidiana y de las formaciones partidarias. Su mérito consiste en un llamado serio a la reforma, ese desafío que el establishment subestimó con autosuficiencia. Es la convicción de un sector de la población de que la reforma política en el Perú ya no será con los partidos sino contra ellos.
Como en otras experiencias, el momento coincide con la pérdida del liderazgo político de personas e instituciones. Según el reporte de junio de la encuestadora GfK, tanto el liderazgo oficial como el opositor son desaprobados y en casi todos los casos, superan el 50%. En bloques generales, la población diferencia muy poco entre el papel del gobierno y de la oposición, y los cuestiona a ambos. Así, los rangos desaprobación/aprobación son cercanos entre el Congreso (76%/19%), el Poder Judicial (78%/18%) los ministros (69%/24%) y la oposición (56%/32%).
En la Argentina del 2001, el “que se vayan todos” era una demanda que alcanzaba al 70% de los encuestados. En el Perú del 2013, es probable que ese sentimiento le pertenezca ya a la mitad de la población y que los sucesos recientes eleven un poco más este índice. Es cierto, tal como sucedió en Argentina de esos años, que nada de esto garantiza una renovación del sistema político. Sin embargo, es un dato latente sobre el ingreso de la política a cuidados intensivos.
No sé si ello importará mucho a la política/antipolítica oficial del Perú de hoy. Por si no se sabía, desde el 2001 la política ha estado en piloto automático, más que la economía. El establishment operó bajo el argumento que no importa una mala política si se tiene una buena economía, retrasando cambios constitucionales básicos para el pacto social, estirando la tolerancia a la crisis de la administración de justicia, taponeando el reconocimiento de derechos y su universalización y barriendo debajo de la alfombra la corrupción, la crisis del Parlamento y el desguace de los partidos. Ahora mismo no les importa tanto si se tiene en cuenta el polémico acuerdo parlamentario de esta semana.
¿Está a tiempo el sistema político para evitar un “que se vayan todos”? Es muy probable, pero ello obligaría a los tomadores de decisión a renunciamientos y medidas ahora no prioritarias, como asumir una agenda reformista a pesar del veto de los poderes fácticos que se ilusionan con la eternidad de una democracia sin partidos; la recuperación del pulso de la sociedad sin anteojeras ideológicas; y la reanudación del dialogo social como una vía inigualable de relación con los gobernados. El primer paso debería ser el cese de la guerra política desatada hace cuatro meses.

viernes, 12 de julio de 2013

Izquierda, debate y arrebato

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-izquierda-debate-y-arrebato-11-07-2013
La República
La mitadmasuno
12 de julio de 2013
Juan De la Puente
La formación del Frente Amplio de Izquierda (FAI) ha desatado debate, expectativa, temores y, sobre todo, arrebato. Hace años no leía tantas encendidas condenas a la izquierda; estas van del pronóstico de infertilidad al veto a su existencia. En este último extremo, la derecha le pide a la izquierda que si desea la vida deje de ser izquierda, y desde ese espacio más de uno ha respondido afirmativamente, entregándose.
Si este fuera el momento de levantar un inventario de los errores de la izquierda, habría mucho trabajo. Tendríamos que prolongar al ejercicio de los últimos 20 años abocado a la autocrítica, un lamer de heridas que, a tenor de varios textos, no termina en la izquierda sino en responsabilizar de casi todo a una gran conspiración del capital que la retiró de su lugar histórico.
Esa etapa está concluyendo aunque es relevante en la medida de la advertencia y tiene algo de pertinencia en la discusión sobre en qué medida este momento es fundacional. Entiendo que el FAI posterga esta disyuntiva en favor de un desarrollo orgánico y político de cara a los comicios del 2014 y 2016 en los que la izquierda está llamada a desafiar el pensamiento único ultraconservador desde un proyecto propio. En ese sentido, no deja de ser un experimento audaz.
La izquierda peruana no ha sufrido más que otras del continente y, sin embargo, no ha recuperado su vigor en la medida de aquellas. Es probable que esto se deba tanto a los atributos propios como a la evolución de la sociedad peruana en las últimas dos décadas. Por ello, no es una ofensa referirse al desfase de nuestra izquierda si se le compara con otras experiencias: la que opera con un sistema de partidos organizado (Chile, Brasil o Uruguay) donde los movimientos sociales nutren a las formaciones partidarias en los procesos de reforma, o en las experiencias de ruptura (Ecuador, Venezuela y Bolivia) donde hicieron falta nuevas colectividades que catalicen el cambio.
Es un error atribuir este desfase a la lucha contra el neoliberalismo; este, al haber domesticado y mimetizado al liberalismo democrático, ha dejado a la izquierda peruana, con todas sus limitaciones, como la única alternativa a la voracidad de los poderes fácticos. Si nuestra izquierda entrega esa bandera, habrá entregado casi todo. En ese punto, es claro que el único lugar de una izquierda moderna en el Perú es la democracia, el desarrollo sustentable, la industrialización del país, la soberanía nacional, la descentralización, la ciudadanía, los derechos sociales e individuales y la lucha contra la injusticia. Esto es tan visible como que los grandes poderes económicos del país ya están muy bien representados por sus partidos y medios de comunicación.
En el mismo plano, sin embargo, la unidad de la izquierda no escapará del debate programático. Las movilizaciones en Brasil y Chile ponen en la mesa los límites del minimalismo. Este debate será definitorio por la complejidad del escenario peruano, un país donde el piloto automático se acerca a su fin; el mercado tiene felizmente una alta legitimidad; se ha reducido más de 30 puntos de pobreza en 12 años de democracia, pero cinco regiones (Apurímac, Cajamarca, Ayacucho y Huancavelica) tienen rangos de pobreza entre 45,0% y 55,5%; y el índice Gini de desigualdad se redujo de 0,525 en 2001 a 0,452 en 2011, una mayor disminución comparada con Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia y Paraguay; en suma, un modelo complejo de alto crecimiento, pobreza a la baja, desigualdad persistente, y sin reforma política.
Es cierto que la izquierda necesita un discurso claro sobre la inversión, especialmente aquel modelo que pretende eludir los derechos de las comunidades y de los consumidores. Sin embargo, no es lo único que necesita; requiere de un discurso para el país, una propuesta de reforma y un mensaje a la sociedad, especialmente para los movimientos sociales alejados de los partidos populares hace buen tiempo. Tener la razón histórica no es suficiente.

lunes, 8 de julio de 2013

Análisis de coyuntura en Ideéleradio. 8 de julio 2013

http://www.ideeleradio.org.pe/web/wNoti.php?idN=7515&tip=principal
Este es el resumen de la entrevista en Ideéleradio, en Radio San Borja realizada por Glatzer Tuesta el 8 de julio. El resumen es de Ideéleradio
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Ideeleradio.- El hecho de que la primera dama de la Nación, Nadine Heredia, haya descartado su participación en los comicios presidenciales del 2016 no solo afecta al Gobierno, sino también a los otros actores políticos porque saca el tema de agenda y le quita el “caballito de batalla” de la oposición, sostuvo el analista político Juan de la Puente.
“Este ‘No’ de Nadine Heredia [de postular a las elecciones presidenciales del 2016] termina dificultando no solo al Gobierno, sino en general a todos, porque si bien saca de la agenda un tema, obliga que la opinión pública exija de algún otro modo también a los otros actores políticos, definiciones, aunque ahora el hecho de bajarse [Nadine] del carro a muchos les quita el ‘caballito de batalla’ también”, declaró en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
“La principal fuerza del ‘nadinismo’ era la representación parlamentaria que buscaba la reelección y, bueno, el Gobierno está obligado a buscar un personaje más o menos con ese nivel, que se ha una especie de locomotora y, en este momento, no hay”, acotó.
Por otro lado, el analista estimó que el desafío del Partido Nacionalista Peruano será ahora organizar su agrupación política de cara a las próximas elecciones regionales y municipales del 2014.
“Bueno, ahí está el desafío, en el que Partido Nacionalista se convierta realmente en un partido, haga elecciones internas, participe en las elecciones regionales y municipales, pero también tiene que ver mucho la performance del Gobierno, un presidente con el 50% o 45% puede proponer un candidato grande y de peso, pero un presidente o un Gobierno que tenga debajo del 30% lo veo muy difícil”, remarcó.
Probables electores de Nadine virarán hacia otros candidatos
En otro momento, señaló que los potenciales electores que pudiera haber tenido la primera dama en el 2016 migrarán su atención hacia los otros potenciales candidatos presidenciales. Manifestó que los riesgos de tener una campaña adelantada son la demolición política de las mismas.
“Había un 50% que estaba de acuerdo con la postulación de Nadine Heredia, eso no hay que descartar y que en la medición de precandidaturas que hizo GFK hace tres meses, Nadine Heredia le ganaba a todos en la segunda vuelta y aparecía con un buen perfil. Entonces, supongo que van a virar también sus potenciales y probables electores, pero también es cierto que en esta recusación o demolición de la política de estos meses, los electores podrán buscar otra representación”, opinó.
“Los riesgos de una campaña adelantada, tres años antes de las elecciones es que se destapan las candidaturas antes de tiempo, se hace evidente la debilidad de las encuestas que han señalado la muy poca adhesión electoral o intención de voto a quienes se habían destapado, pero también animaría a los que no, pensando en definir una candidatura, sino muy cerca a las elecciones se sienten obligados a señalarlo, es el caso de [César] Acuña, alcalde de Trujillo que ha desistido a ser candidato presidencial en el 2016”, acotó.
Valdés es técnicamente un aventado
Ideeleradio.- En los comicios generales del 2016, hay más probabilidades para un outsider del tipo o las características que tiene la conductora Gisela Valcárcel, que en un radical como Antauro Humala o como el mismo Ollanta Humala del 2006, estimó el analista Juan de la Puente, tras cuestionar la posible candidatura del expremier Óscar Valdés.
“[¿Qué opina de Valdés como candidato?] Es técnicamente un aventado, muy audaz, ya para ser premier hay que ser muy audaz en este país, pero también muy audaz para decir las cosas que ha dicho, como si nadie recordara lo que fue su gabinete. Él es responsable político de varios muertos en el año 2012. Esa es una forma de la antipolítica”, refirió en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
“[¿El momento te da en tu proyección un outsider más tipo Gisela, a uno tipo Antauro e incluso tipo Ollanta el 2006?] Sí, porque además en el Perú tiene legitimidad, ningún outsider que se respete digamos podría decir que hay que empezar de cero, que todo está mal. Este es un país que no nos olvidemos que en 10 o 12 años de democracia ha bajado 30 puntos de pobreza, ha consolidado el proceso de la descentralización, ha dinamizado el mercado interno”, argumentó.
 
Figuras no conflictivas tendrían mayor posibilidad
El analista dijo, en este aspecto, que el outsider tendría que tener determinado arraigo en relación a los líderes políticos, demostrando que entra más a la casa de la gente. Apuntó que las figuras que no sean conflictivas tendrían mayor probabilidad en las elecciones del 2016.
“Entonces, es imposible en este momento un outsider que no se proponga, al mismo tiempo, mantener estas altas cuotas de crecimiento de buena performance económica, pero, al mismo tiempo, es un outsider que tendría que tener determinado arraigo en relación a los líderes políticos. Tendría que demostrar que entra más a la casa de la gente que los otros líderes y esas figuras no ‘conflictuadas’ tendrían más posibilidades, que aquellas figuras conflictivas y polarizantes como Antauro Humala”, afirmó.
 
No necesariamente tiene que ser radical
Del mismo modo, mencionó que la ventaja de un outsider es que puede ser candidato de varios lados y al mismo tiempo. Detalló que no necesariamente tiene que ser radical, sino que podría tener un temperamento como el de Gisela Valcárcel, es decir, "un paso más en la farandulización en la política".
“El primer outsider del Perú técnicamente es Ricardo Belmont y él no tenía una prédica violenta con el sistema a diferencia de otros. [¿Gisela como una evangélica predicando puede funcionar?] Funcionó con Belmont, que se hizo muy conocido con estas pastillitas para la moral. El escenario está planteado”, manifestó.
“Hay una forma no radical, un temperamento como el de Gisela Valcárcel, es decir, un paso más en la farandulización en la política. Ella tiene partido, entiendo que hay un grupo llamado Vamos Perú que ha inscrito el alcalde del Callao, que está legalizado y en corillos señala que podía ser la candidata de alguno sectores”, apuntó.
 
De la Puente Mejía no descartó que pueda generar adhesiones “un tipo de rollo demagógico” de ayuda a los más desposeídos en el próximo panorama electoral. Sostuvo que nos hemos acostumbrado a ver a la política como un espectáculo.
“A veces con este espectáculo de mentiras de ida y vuelta, digamos, bueno, si en estos meses la política se ha parecido mucho a ‘Esto es guerra’ y a ‘Combate’, entonces mejor sinceremos y seamos uno solo”, opinó.
 
Pasará mucho tiempo para un outsider radical
El analista puntualizó que el país mantiene rasgos desde hace 20 años y que hay una relación morbosa de la gente con el conflicto político. Además, remarcó que va a pasar mucho tiempo para que se vote por un outsider muy radical.
“Los medios que se metieron a la guerra política sienten que deben publicar cada vez más noticias a la sangre de la arena política, pero al mismo tiempo a la hora de votar, la gente vota por un centro. Finalmente, tiene que pasar mucho para que vote por un outsider muy radical. Eso le costó a Humala la Presidencia el año 2006. Él se corrió al centro el 2011”, aseveró.
“En el Perú desde el año 1980 la gente está votando por un centro político, puede ser un poco forzado, falso, pero centro al fin al cabo. Así votó el 2001, 2006 y, finalmente, el 2011 de algún modo”, concluyó.
La derecha está tugurizada
Ideeleradio.- La derecha está tugurizada y hay muchas posibilidades que entre sus representantes políticos se produzca una "guerra fratricida" de cara a las elecciones presidenciales del 2016, sostuvo el analista Juan de la Puente, tras considerar que el desafío de la izquierda será el dejar de ser un páramo y construir un movimiento grande.
“[¿Keiko Fujimori tendrá mucha competencia en el 2016?] Es cierto que le ha salido competencia en la derecha. Mientras que la derecha está tugurizada, hay más posibilidades que entre ellos se produzca en ese escenario una guerra fratricida. El asunto es cómo construyes tú una alternativa democrática, de centro, centro izquierda, o de izquierda, y ese es un terreno que está limpio, todavía es un páramo”, declaró en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
“La diferencia entre unos y otros en este escenario es que el derecha está tugurizada en el país, mientras que la izquierda es un páramo. La pregunta entonces es: ¿las direcciones de la izquierda tendrán la suficiente audacia de construir un movimiento que vaya más allá de los partidos? Con elecciones primarias, con un proceso constituyente y realmente grande o el Frente Amplio será solo la suma de los partidos, el problema es que la izquierda está repartida en decenas centenares de movimientos regionales y locales muy pequeños”, acotó.
 
Hay cuatro escenarios posibles de cara al 2016
En otro momento, explicó que entre los cuatro potenciales escenarios del 2016, el fujimorismo, el Apra y el Partido Popular Cristiano (PPC) se disputarán el mismo espectro electoral. Precisó que una nueva candidatura de Lourdes Flores solo podría ser posible en alianza con otros partidos políticos, lo cual tendría un obstáculo por la presencia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK).
“Hay cuatro esfuerzos institucionalistas de cara a las elecciones del 2016. [El primero,] la plataforma de Keiko Fujimori para determinados sectores de la derecha es confiable, ya pasó una campaña electoral, con una fuerte bancada, mantiene liderazgo sobre ella, mantiene una alianza con sectores neoliberales. Luego, [el segundo sería que] el Apra intente armar una coalición, haya un interés en Alan García de hacer una alianza con el PPC, una especie de coalición de centro derecha, hacia la derecha”, estimó.
“Luego, [como tercera posibilidad] tenemos la apuesta del PPC, en la que plantea la posibilidad de que Lourdes Flores sea candidata, pero es difícil que Lourdes sea candidata solo con el PPC, tendría que ir en una alianza, pero ahí tenemos un problema porque el candidato natural de esa alianza ese Pedro Pablo Kuczynski, pero PPK está lejos, y [como cuarto escenario] tenemos el esfuerzo de la izquierda”, detalló.
Finalmente, dijo que si bien la bancada de Fuerza Popular se ha manejado mal en el Parlamento, su lideresa Keiko Fujimori ha hecho todo lo contrario. Estimó que ante el actual panorama de demolición de candidaturas políticas, los líderes estarían incentivando el surgimiento de un outsider de cara al 2016.
“Puedo decir que su partido no se ha manejado bien en el Parlamento, pero ella en términos personales no se ha manejado mal. El fujimorismo es una especie de coalición hoy día donde hay neoliberales. Hay un sector cada vez más lejos de añoranza militarista y hay un sector popular muy conservador. Entonces, ella se maneja de hecho [en ese sector], ya el fujimorismo es un frente en sí mismo de varios”, subrayó.
“Los peruanos, en general, hemos hecho un gran trabajo para el surgimiento de un outsider, en estos tres meses [los líderes] han demolido la política, los partidos se están demoliendo entre ellos y, en realidad, esto es una especie de tragedia con gusto, es decir, caminan partidos [o separados], lo que queda de partidos, la élite, caminan de buen grado al barranco”, concluyó.

Tiene que obviar recomendación de poderes fácticos
Ideeleradio.- El presidente Ollanta Humala debería ir en contra de la recomendación de los poderes fácticos y apostar por más diálogo social, estimó el analista Juan de la Puente.
“[¿Ollanta con los tres años de gobierno puede o está a tiempo de gestar una alternativa?] Sí, pero mi apreciación es que tiene que ir contra lo que le recomienda los llamados poderes fácticos en el país. Más diálogo social, y más y más diálogo social, que es el temperamento que entró el Gabinete [de Juan] Jiménez contra la sinrazón y autoritarismo verbal y práctico de Oscar Valdés”, argumentó en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
El analista dijo, en ese sentido, que hay sectores que impiden que el mandatario Ollanta Humala se incline por el diálogo porque consideran que tiene una connotación ideológica.
“Yo pienso que cualquier gobierno que haga política y diálogo social para resolver conflictos, agenda política, resolver problemas de la coyuntura le va bien, pero hay un sector en el país de medios, de políticos y del país que le pide a Humala ‘no hagas diálogo, que eso es ser izquierdista, caviar’. La palabra diálogo tiene una connotación ideológica”, aseveró.