viernes, 12 de julio de 2013

Izquierda, debate y arrebato

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-izquierda-debate-y-arrebato-11-07-2013
La República
La mitadmasuno
12 de julio de 2013
Juan De la Puente
La formación del Frente Amplio de Izquierda (FAI) ha desatado debate, expectativa, temores y, sobre todo, arrebato. Hace años no leía tantas encendidas condenas a la izquierda; estas van del pronóstico de infertilidad al veto a su existencia. En este último extremo, la derecha le pide a la izquierda que si desea la vida deje de ser izquierda, y desde ese espacio más de uno ha respondido afirmativamente, entregándose.
Si este fuera el momento de levantar un inventario de los errores de la izquierda, habría mucho trabajo. Tendríamos que prolongar al ejercicio de los últimos 20 años abocado a la autocrítica, un lamer de heridas que, a tenor de varios textos, no termina en la izquierda sino en responsabilizar de casi todo a una gran conspiración del capital que la retiró de su lugar histórico.
Esa etapa está concluyendo aunque es relevante en la medida de la advertencia y tiene algo de pertinencia en la discusión sobre en qué medida este momento es fundacional. Entiendo que el FAI posterga esta disyuntiva en favor de un desarrollo orgánico y político de cara a los comicios del 2014 y 2016 en los que la izquierda está llamada a desafiar el pensamiento único ultraconservador desde un proyecto propio. En ese sentido, no deja de ser un experimento audaz.
La izquierda peruana no ha sufrido más que otras del continente y, sin embargo, no ha recuperado su vigor en la medida de aquellas. Es probable que esto se deba tanto a los atributos propios como a la evolución de la sociedad peruana en las últimas dos décadas. Por ello, no es una ofensa referirse al desfase de nuestra izquierda si se le compara con otras experiencias: la que opera con un sistema de partidos organizado (Chile, Brasil o Uruguay) donde los movimientos sociales nutren a las formaciones partidarias en los procesos de reforma, o en las experiencias de ruptura (Ecuador, Venezuela y Bolivia) donde hicieron falta nuevas colectividades que catalicen el cambio.
Es un error atribuir este desfase a la lucha contra el neoliberalismo; este, al haber domesticado y mimetizado al liberalismo democrático, ha dejado a la izquierda peruana, con todas sus limitaciones, como la única alternativa a la voracidad de los poderes fácticos. Si nuestra izquierda entrega esa bandera, habrá entregado casi todo. En ese punto, es claro que el único lugar de una izquierda moderna en el Perú es la democracia, el desarrollo sustentable, la industrialización del país, la soberanía nacional, la descentralización, la ciudadanía, los derechos sociales e individuales y la lucha contra la injusticia. Esto es tan visible como que los grandes poderes económicos del país ya están muy bien representados por sus partidos y medios de comunicación.
En el mismo plano, sin embargo, la unidad de la izquierda no escapará del debate programático. Las movilizaciones en Brasil y Chile ponen en la mesa los límites del minimalismo. Este debate será definitorio por la complejidad del escenario peruano, un país donde el piloto automático se acerca a su fin; el mercado tiene felizmente una alta legitimidad; se ha reducido más de 30 puntos de pobreza en 12 años de democracia, pero cinco regiones (Apurímac, Cajamarca, Ayacucho y Huancavelica) tienen rangos de pobreza entre 45,0% y 55,5%; y el índice Gini de desigualdad se redujo de 0,525 en 2001 a 0,452 en 2011, una mayor disminución comparada con Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia y Paraguay; en suma, un modelo complejo de alto crecimiento, pobreza a la baja, desigualdad persistente, y sin reforma política.
Es cierto que la izquierda necesita un discurso claro sobre la inversión, especialmente aquel modelo que pretende eludir los derechos de las comunidades y de los consumidores. Sin embargo, no es lo único que necesita; requiere de un discurso para el país, una propuesta de reforma y un mensaje a la sociedad, especialmente para los movimientos sociales alejados de los partidos populares hace buen tiempo. Tener la razón histórica no es suficiente.

lunes, 8 de julio de 2013

Análisis de coyuntura en Ideéleradio. 8 de julio 2013

http://www.ideeleradio.org.pe/web/wNoti.php?idN=7515&tip=principal
Este es el resumen de la entrevista en Ideéleradio, en Radio San Borja realizada por Glatzer Tuesta el 8 de julio. El resumen es de Ideéleradio
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Ideeleradio.- El hecho de que la primera dama de la Nación, Nadine Heredia, haya descartado su participación en los comicios presidenciales del 2016 no solo afecta al Gobierno, sino también a los otros actores políticos porque saca el tema de agenda y le quita el “caballito de batalla” de la oposición, sostuvo el analista político Juan de la Puente.
“Este ‘No’ de Nadine Heredia [de postular a las elecciones presidenciales del 2016] termina dificultando no solo al Gobierno, sino en general a todos, porque si bien saca de la agenda un tema, obliga que la opinión pública exija de algún otro modo también a los otros actores políticos, definiciones, aunque ahora el hecho de bajarse [Nadine] del carro a muchos les quita el ‘caballito de batalla’ también”, declaró en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
“La principal fuerza del ‘nadinismo’ era la representación parlamentaria que buscaba la reelección y, bueno, el Gobierno está obligado a buscar un personaje más o menos con ese nivel, que se ha una especie de locomotora y, en este momento, no hay”, acotó.
Por otro lado, el analista estimó que el desafío del Partido Nacionalista Peruano será ahora organizar su agrupación política de cara a las próximas elecciones regionales y municipales del 2014.
“Bueno, ahí está el desafío, en el que Partido Nacionalista se convierta realmente en un partido, haga elecciones internas, participe en las elecciones regionales y municipales, pero también tiene que ver mucho la performance del Gobierno, un presidente con el 50% o 45% puede proponer un candidato grande y de peso, pero un presidente o un Gobierno que tenga debajo del 30% lo veo muy difícil”, remarcó.
Probables electores de Nadine virarán hacia otros candidatos
En otro momento, señaló que los potenciales electores que pudiera haber tenido la primera dama en el 2016 migrarán su atención hacia los otros potenciales candidatos presidenciales. Manifestó que los riesgos de tener una campaña adelantada son la demolición política de las mismas.
“Había un 50% que estaba de acuerdo con la postulación de Nadine Heredia, eso no hay que descartar y que en la medición de precandidaturas que hizo GFK hace tres meses, Nadine Heredia le ganaba a todos en la segunda vuelta y aparecía con un buen perfil. Entonces, supongo que van a virar también sus potenciales y probables electores, pero también es cierto que en esta recusación o demolición de la política de estos meses, los electores podrán buscar otra representación”, opinó.
“Los riesgos de una campaña adelantada, tres años antes de las elecciones es que se destapan las candidaturas antes de tiempo, se hace evidente la debilidad de las encuestas que han señalado la muy poca adhesión electoral o intención de voto a quienes se habían destapado, pero también animaría a los que no, pensando en definir una candidatura, sino muy cerca a las elecciones se sienten obligados a señalarlo, es el caso de [César] Acuña, alcalde de Trujillo que ha desistido a ser candidato presidencial en el 2016”, acotó.
Valdés es técnicamente un aventado
Ideeleradio.- En los comicios generales del 2016, hay más probabilidades para un outsider del tipo o las características que tiene la conductora Gisela Valcárcel, que en un radical como Antauro Humala o como el mismo Ollanta Humala del 2006, estimó el analista Juan de la Puente, tras cuestionar la posible candidatura del expremier Óscar Valdés.
“[¿Qué opina de Valdés como candidato?] Es técnicamente un aventado, muy audaz, ya para ser premier hay que ser muy audaz en este país, pero también muy audaz para decir las cosas que ha dicho, como si nadie recordara lo que fue su gabinete. Él es responsable político de varios muertos en el año 2012. Esa es una forma de la antipolítica”, refirió en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
“[¿El momento te da en tu proyección un outsider más tipo Gisela, a uno tipo Antauro e incluso tipo Ollanta el 2006?] Sí, porque además en el Perú tiene legitimidad, ningún outsider que se respete digamos podría decir que hay que empezar de cero, que todo está mal. Este es un país que no nos olvidemos que en 10 o 12 años de democracia ha bajado 30 puntos de pobreza, ha consolidado el proceso de la descentralización, ha dinamizado el mercado interno”, argumentó.
 
Figuras no conflictivas tendrían mayor posibilidad
El analista dijo, en este aspecto, que el outsider tendría que tener determinado arraigo en relación a los líderes políticos, demostrando que entra más a la casa de la gente. Apuntó que las figuras que no sean conflictivas tendrían mayor probabilidad en las elecciones del 2016.
“Entonces, es imposible en este momento un outsider que no se proponga, al mismo tiempo, mantener estas altas cuotas de crecimiento de buena performance económica, pero, al mismo tiempo, es un outsider que tendría que tener determinado arraigo en relación a los líderes políticos. Tendría que demostrar que entra más a la casa de la gente que los otros líderes y esas figuras no ‘conflictuadas’ tendrían más posibilidades, que aquellas figuras conflictivas y polarizantes como Antauro Humala”, afirmó.
 
No necesariamente tiene que ser radical
Del mismo modo, mencionó que la ventaja de un outsider es que puede ser candidato de varios lados y al mismo tiempo. Detalló que no necesariamente tiene que ser radical, sino que podría tener un temperamento como el de Gisela Valcárcel, es decir, "un paso más en la farandulización en la política".
“El primer outsider del Perú técnicamente es Ricardo Belmont y él no tenía una prédica violenta con el sistema a diferencia de otros. [¿Gisela como una evangélica predicando puede funcionar?] Funcionó con Belmont, que se hizo muy conocido con estas pastillitas para la moral. El escenario está planteado”, manifestó.
“Hay una forma no radical, un temperamento como el de Gisela Valcárcel, es decir, un paso más en la farandulización en la política. Ella tiene partido, entiendo que hay un grupo llamado Vamos Perú que ha inscrito el alcalde del Callao, que está legalizado y en corillos señala que podía ser la candidata de alguno sectores”, apuntó.
 
De la Puente Mejía no descartó que pueda generar adhesiones “un tipo de rollo demagógico” de ayuda a los más desposeídos en el próximo panorama electoral. Sostuvo que nos hemos acostumbrado a ver a la política como un espectáculo.
“A veces con este espectáculo de mentiras de ida y vuelta, digamos, bueno, si en estos meses la política se ha parecido mucho a ‘Esto es guerra’ y a ‘Combate’, entonces mejor sinceremos y seamos uno solo”, opinó.
 
Pasará mucho tiempo para un outsider radical
El analista puntualizó que el país mantiene rasgos desde hace 20 años y que hay una relación morbosa de la gente con el conflicto político. Además, remarcó que va a pasar mucho tiempo para que se vote por un outsider muy radical.
“Los medios que se metieron a la guerra política sienten que deben publicar cada vez más noticias a la sangre de la arena política, pero al mismo tiempo a la hora de votar, la gente vota por un centro. Finalmente, tiene que pasar mucho para que vote por un outsider muy radical. Eso le costó a Humala la Presidencia el año 2006. Él se corrió al centro el 2011”, aseveró.
“En el Perú desde el año 1980 la gente está votando por un centro político, puede ser un poco forzado, falso, pero centro al fin al cabo. Así votó el 2001, 2006 y, finalmente, el 2011 de algún modo”, concluyó.
La derecha está tugurizada
Ideeleradio.- La derecha está tugurizada y hay muchas posibilidades que entre sus representantes políticos se produzca una "guerra fratricida" de cara a las elecciones presidenciales del 2016, sostuvo el analista Juan de la Puente, tras considerar que el desafío de la izquierda será el dejar de ser un páramo y construir un movimiento grande.
“[¿Keiko Fujimori tendrá mucha competencia en el 2016?] Es cierto que le ha salido competencia en la derecha. Mientras que la derecha está tugurizada, hay más posibilidades que entre ellos se produzca en ese escenario una guerra fratricida. El asunto es cómo construyes tú una alternativa democrática, de centro, centro izquierda, o de izquierda, y ese es un terreno que está limpio, todavía es un páramo”, declaró en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
“La diferencia entre unos y otros en este escenario es que el derecha está tugurizada en el país, mientras que la izquierda es un páramo. La pregunta entonces es: ¿las direcciones de la izquierda tendrán la suficiente audacia de construir un movimiento que vaya más allá de los partidos? Con elecciones primarias, con un proceso constituyente y realmente grande o el Frente Amplio será solo la suma de los partidos, el problema es que la izquierda está repartida en decenas centenares de movimientos regionales y locales muy pequeños”, acotó.
 
Hay cuatro escenarios posibles de cara al 2016
En otro momento, explicó que entre los cuatro potenciales escenarios del 2016, el fujimorismo, el Apra y el Partido Popular Cristiano (PPC) se disputarán el mismo espectro electoral. Precisó que una nueva candidatura de Lourdes Flores solo podría ser posible en alianza con otros partidos políticos, lo cual tendría un obstáculo por la presencia de Pedro Pablo Kuczynski (PPK).
“Hay cuatro esfuerzos institucionalistas de cara a las elecciones del 2016. [El primero,] la plataforma de Keiko Fujimori para determinados sectores de la derecha es confiable, ya pasó una campaña electoral, con una fuerte bancada, mantiene liderazgo sobre ella, mantiene una alianza con sectores neoliberales. Luego, [el segundo sería que] el Apra intente armar una coalición, haya un interés en Alan García de hacer una alianza con el PPC, una especie de coalición de centro derecha, hacia la derecha”, estimó.
“Luego, [como tercera posibilidad] tenemos la apuesta del PPC, en la que plantea la posibilidad de que Lourdes Flores sea candidata, pero es difícil que Lourdes sea candidata solo con el PPC, tendría que ir en una alianza, pero ahí tenemos un problema porque el candidato natural de esa alianza ese Pedro Pablo Kuczynski, pero PPK está lejos, y [como cuarto escenario] tenemos el esfuerzo de la izquierda”, detalló.
Finalmente, dijo que si bien la bancada de Fuerza Popular se ha manejado mal en el Parlamento, su lideresa Keiko Fujimori ha hecho todo lo contrario. Estimó que ante el actual panorama de demolición de candidaturas políticas, los líderes estarían incentivando el surgimiento de un outsider de cara al 2016.
“Puedo decir que su partido no se ha manejado bien en el Parlamento, pero ella en términos personales no se ha manejado mal. El fujimorismo es una especie de coalición hoy día donde hay neoliberales. Hay un sector cada vez más lejos de añoranza militarista y hay un sector popular muy conservador. Entonces, ella se maneja de hecho [en ese sector], ya el fujimorismo es un frente en sí mismo de varios”, subrayó.
“Los peruanos, en general, hemos hecho un gran trabajo para el surgimiento de un outsider, en estos tres meses [los líderes] han demolido la política, los partidos se están demoliendo entre ellos y, en realidad, esto es una especie de tragedia con gusto, es decir, caminan partidos [o separados], lo que queda de partidos, la élite, caminan de buen grado al barranco”, concluyó.

Tiene que obviar recomendación de poderes fácticos
Ideeleradio.- El presidente Ollanta Humala debería ir en contra de la recomendación de los poderes fácticos y apostar por más diálogo social, estimó el analista Juan de la Puente.
“[¿Ollanta con los tres años de gobierno puede o está a tiempo de gestar una alternativa?] Sí, pero mi apreciación es que tiene que ir contra lo que le recomienda los llamados poderes fácticos en el país. Más diálogo social, y más y más diálogo social, que es el temperamento que entró el Gabinete [de Juan] Jiménez contra la sinrazón y autoritarismo verbal y práctico de Oscar Valdés”, argumentó en el programa No Hay Derecho de Ideeleradio.
El analista dijo, en ese sentido, que hay sectores que impiden que el mandatario Ollanta Humala se incline por el diálogo porque consideran que tiene una connotación ideológica.
“Yo pienso que cualquier gobierno que haga política y diálogo social para resolver conflictos, agenda política, resolver problemas de la coyuntura le va bien, pero hay un sector en el país de medios, de políticos y del país que le pide a Humala ‘no hagas diálogo, que eso es ser izquierdista, caviar’. La palabra diálogo tiene una connotación ideológica”, aseveró.

viernes, 5 de julio de 2013

La demolición de la política

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-demolicion-de-la-politica-04-07-2013
La República
La mitadmasuno
5 de julio de 2013
Juan De la Puente
Los efectos que tendrán los sucesos recientes y vigentes sobre la política, en su acepción más amplia y plural, es decir, como espacio de las ideas, los movimientos y las decisiones en la perspectiva del ejercicio del poder, serán devastadores. Las denuncias, los hallazgos, las investigaciones, las declaraciones, los ataques y las defensas y, en general, los hechos y omisiones, se estructuran mágicamente como una operación de demolición de instituciones, partidos y personas. Como en toda tragedia no falta el espíritu tanático de los que se autodestruyen y de los que observan impasibles el acto destructivo.
El adelanto de la campaña electoral ha espoleado una guerra política con componentes judiciales, policiales y penales nunca antes vistos. Un saldo positivo de esto es el inicio de investigaciones que ponen sobre la mesa actos de corrupción y cadenas delictivas. Es lamentable, no obstante, que las denuncias se acerquen a destacados hombres y mujeres públicos que simbolizan proyectos de gobierno y atenacen a sus partidos, los inmovilicen y los disminuyan en una etapa donde la política requiere de voces, magisterio y orientación.
Otros dos ángulos críticos son: 1) El Parlamento, cuya crisis debilita cualquier debate y decisión porque, al parecer, ha concluido la etapa en que el Congreso era el centro de emisión de los mensajes políticos y de grandes acuerdos y su papel en la democracia se ha reducido al de escenario exclusivo de la confrontación; y 2) la realidad municipal, impactada por una escalada de actos de corrupción y eventos conflictivos internos agudos, evidencia de lo cual es el inédito porcentaje de alcaldes y regidores suspendidos, vacados, revocados, procesados, prófugos y condenados.
En esas condiciones marchamos a las elecciones del 2014 y del 2016, con un sistema político en entredicho, con altas cuotas de insatisfacción con la democracia, y un desolador espectáculo de partidos en retirada, de lo que da cuenta el reciente informe del JNE sobre los comités y locales partidarios. Si existe un momento ideal de la antipolítica, el de la democracia sin partidos o contra los partidos, es este.
Bajo ese marco, el país parece estar preparándose con mucha dedicación para la irrupción de un outsider. En la teoría política, este surge en períodos de destrucción de tejidos por razones políticas o económicas, o de aguda confrontación o de separación excepcional entre las elites políticas y la sociedad civil. Este escenario parece estar a punto. 
No es posible estimar si los partidos y en general el sistema político están en condiciones de  revertir el proceso de demolición al que se han dedicado en cuerpo y alma. Las condiciones que han disparado este proceso son manejadas por los medios de comunicación exigidos por una sociedad civil sedienta de transparencia y justicia, algo encomiable, pero que también pide sangre en la arena. Los actores políticos han empezado a escenificar más para las galerías, ante un país transformado en un gran tribunal penal.
Esta demolición es una forma de la antipolítica pero al fin de cuentas es otra política. El único modo de enfrentarla es desde una política democrática. En esta etapa, esta solo puede tener sentido si parte de un compromiso público por la reforma y contra la corrupción que impidan al mismo tiempo la impunidad y la venganza o el aniquilamiento del adversario. Para que este compromiso sea legítimo debe emerger del poder mismo y ser asumido por el espacio público, incluyendo los partidos. Póngase la mano al pecho amigo. ¿Es posible ese compromiso en el Perú del año 2013? Ahí tiene la respuesta.
En esa ruta, un desfile despreocupado hacia el abismo, sorprende que los cánones que se hacen viejos con rapidez, sean utilizados para analizar la política peruana. En medio de la demolición algunos siguen pugnando por detectar evidencias de la “enfermedad” chavista en el cuerpo peruano. Si miraran mejor podrían encontrar que el Perú se parece cada vez más a la Venezuela previa a Chávez.

domingo, 30 de junio de 2013

Brasil, barbas en remojo

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/brasil-barbas-en-remojo-27-06-2013
La República
La mitadmasuno
28 de junio de 2013
Juan De la Puente
El eje de la política en A. Latina ha cambiado sorpresivamente por la emergencia del movimiento reformista brasileño. La región miraba con embeleso su auge económico que lleva una década y sostenía una discusión trepidante sobre los estándares democráticos en un grupo de países, y si tenía alguna prevención esta era la desaceleración del crecimiento y las sombras que echan en esta parte del mundo la crisis internacional.
El institucionalismo, nuevo o clásico, vivía su mejor momento; había logrado persuadir de que lo crucial de los cambios residía en los aspectos formales de las instituciones, es decir, las constituciones, el sistema de partidos y las reglas de acceso al sistema político, reduciendo el foco de atención sobre la ciudadanía social y económica y la cultura política. En este esquema Brasil había hecho la tarea, con la Asamblea Nacional Constituyente de 1988, el plebiscito de 1993 y decenas de reformas constitucionales y leyes reglamentarias del sistema político que tuvieron relativo éxito en moderar una excesiva apertura del sistema. En los años ochenta, Brasil tuvo 13 partidos representados en el Parlamento, luego pasaron a 20 y con la nueva ley de partidos de 1995 quedaron en 9.
Lo acontecido en las calles brasileñas expone el límite de un modelo que apuesta por la reforma de las instituciones sin correlato con la sociedad y específicamente con los ciudadanos y el mercado. En la explicación de lo sucedido, un sector de analistas ha simplificado las causas apuntando al asistencialismo y a la corrupción. No obstante, si se nombra como asistencialismo las políticas sociales exitosas de los últimos años, estaríamos ante un grave error de percepción. Las calles se han poblados de ciudadanos que ciertamente recusan la corrupción, que no rechazan las políticas sociales ni el activismo del Estado en la reducción de la pobreza pero que sí cuestionan al Estado en otros ámbitos.
El malestar brasileño tampoco puede reducirse a las clases medias. Al contrario, es creciente la percepción de que se trata de un movimiento más social que político que pugna por profundizar la democracia y el bienestar, transversalmente. En la mayoría de las ciudades, el costo de un pasaje promedio tiene un valor de 4,5 soles peruanos y puede llegar a constituir el 30% de los salarios más deprimidos. El Movimiento Pase Libre (MPL) también demanda reformas en la educación, salud y vivienda y respalda a otros grupos ciudadanos que el mundo oficial mira de reojo, como Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST) y Periferia Activa, que exige mayor inversión en infraestructura.
Este fenómeno que exige un mejor Estado Social cuestiona que los gastos para la organización del Mundial de Futbol 2014 superen los 13 mil millones de dólares con notas graves de despilfarro. Protesta contra el costo de vida ante una inflación que si bien se situó en los últimos años entre el 5% y 7%, moderado para la región, ha elevado la canasta familiar en 22% en los últimos 12 meses a pesar de que el salario se incrementó solo el 9%. En Sao Paulo, cuna de las protestas, entre el 2000 y 2013, el índice de precios al consumidor subió 135% y el aumento de los pasajes fue del 200%.
Por donde se le mire, las demandas en Brasil llevan el sello de reclamo contra la injusticia. Claramente, es un movimiento de la calle por la reforma democrática y social y solo se saldará desde ella. La calle ha sido allí un elemento decisivo de las reformas; fue en ellas donde se inició en 1984 la demanda para elecciones directas (“Diretas Já”) para que no sea el Congreso sino los ciudadanos lo que eligieran al Presidente de la República, lo que ocurrió en 1989, y desde donde en 1992 (los “cara pintada”) se forzó la dimisión de Fernando Collor de Melo por corrupción.
Sin ilusiones, salvo aspectos muy puntuales, las razones de la protesta brasileña tienen más similitudes con lo que ocurre en el Perú, de modo que suena forzada la afirmación de que lo que está explotando allí es un “otro” modelo. Más vale poner las barbas en remojo.

Más allá de las recetas

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/mas-alla-de-las-recetas-20-06-2013
La República
La mitadmasuno
21 de junio de 2013
Juan De la Puente
No es frecuente en el Perú que una universidad reconozca la labor de otra y los logros específicos de sus investigadores. No obstante, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), en el marco de sus 462 años de fundación, otorgó hace poco la distinción de doctor honoris causa a Johan Leuridan Huys, decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología (FCCTP) de la Universidad de San Martín de Porres (USMP).
La razón de este reconocimiento es relevante en el contexto de una discusión muy actual sobre la ubicación y el valor de la investigación universitaria, sus horizontes y problemas. En el caso de Leuridan, la UNMSM ha reconocido a un notable investigador e impulsor de un modelo de investigación en el ámbito de la gastronomía, una relación sin la cual no es posible entender el auge económico y social actual de los sabores peruanos.
Bajo el impulso de Leuridan, la FCCTP ha realizado centenares de investigaciones en una diversidad amplísima que desborda y enriquece la gastronomía con y desde la perspectiva histórica, sociológica, lingüística, antropológica, arqueológica y artes plásticas. En ese afán se dibuja un sólido recorrido etnogastronómico de por lo menos dos décadas que ha rescatado tradiciones alimenticias, sabores, colores y quehaceres sociales.
El rescate y difusión de la cocina es mucho más que el trío del cocinero, la receta y la mesa, como a ratos parece, habida cuenta de la simplificación de los mensajes. En este proceso ha sido reivindicado el insumo/producto, en notables trabajos publicados por la USMP sobre el maíz (Duccio Bonavia, en El maíz, su origen, su identificación y el rol que ha cumplido en el desarrollo de la cultura), la papa (Sara Beatriz Guardia en La flor morada de los Andes), las algas (Cristóbal Noriega en Algas comestibles de Perú, el pan del futuro) o la alimentación y nutrición (Fernando Cabieses en Cien siglos de pan; 10 mil años de alimentación en el Perú).
También importan el discurso, la palabra y la forma como expresión del quehacer alimenticio y, en ese sentido, son deliciosos los hallazgos sobre la materia que subyace en las palabras quechuas afines a la cocina (Julio Calvo, en La cocina peruana: análisis semántico del léxico de la cocina en lengua quechua); las artes reflejadas desde la comida (Mirko Lauer en Bodegón de bodegones, comida y artes visuales en el Perú); las cartografías gastronómicas regionales con contenido histórico y lingüístico, entre ellas el Valle del Mantaro, Moquegua, Áncash, Cajamarca, Cusco, Arequipa, entre otros; y los estudios sobre las cocinas étnicas como la de los ashánincas (Pablo Macera y Enrique Casanto en La cocina mágica asháninca) y aimara (Hernán Cornejo en La cocina aimara). Solo en el área de gastronomía, la FCCTP ha publicado 74 libros, de los cuales más de 20 han sido reconocidos en el Gourmand World Cookbook Awards.
Es válido reparar en el sistema que origina este desarrollo. Es cierto que una de las razones es el financiamiento, un argumento hostil a la investigación en las universidades públicas y en varias de las privadas. Sin embargo, el financiamiento no lo es todo; el sistema obliga a una estrategia que defina líneas, procesos, reclutamiento y formación de los investigadores y una persistente vigilancia de la calidad de las investigaciones. Esto es crucial en el país de las monografías repetitivas y de un vibrante facilismo académico carente de organización y supervisión de la calidad, ante lo cual la falta de recursos no puede ser una explicación cabal.
El reconocimiento de la UNMSM a Leuridan es también sugerente en la dirección de los desafíos. La USMP es la única universidad de América Latina que posee un programa amplio y sostenible de investigaciones en gastronomía, alimentación y enología. Bien podría replicarse esta experiencia en universidades regionales que ostentan algunos recursos provenientes, por ejemplo, del canon y que son invertidos en vanidades de la vida universitaria.

sábado, 15 de junio de 2013

Universidades, el orden frío

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/universidades-el-orden-frio-13-06-2013
La República
La mitadmasuno
14 de junio de 2013
Juan De la Puente
El debate sobre el futuro de la Asamblea Nacional de Rectores es falso, burdo y demasiado fácil en relación a la crisis de las universidades. Convertida en la piedra angular de la discusión de la Ley Universitaria que se realiza en el Congreso, pareciera que su destino lleva atada la disyuntiva entre esta crisis y su solución. De pronto, todas las dificultades y expectativas de la educación universitaria se depositan en esta disputa.
Quizás sea posible enderezar esta discusión para centrarla en una larga crisis cuyo último ciclo se origina probablemente hace 44 años cuando el gobierno de Juan Velasco dispuso la creación de una Comisión de Reforma (1969-1972) cuyo resultado fue la Ley Orgánica de la Universidad Peruana (Decreto Ley 17437) luego de un debate y movilización sin precedentes. Estas tres iniciativas sugerentes, es decir, debate abierto, comisión de reforma y ley, se estancaron por el intento de imponer el llamado Consejo Nacional de la Universidad Peruana (CONUP) que pretendía inmolar la autonomía universitaria en el altar de la reforma. Este proceso agudizó la crisis a niveles igualmente sin precedentes; una norma posterior en 1977 no pudo conjurar esta situación al igual que la actual Ley Universitaria que data de hace 30 años (Ley 23733) con ligeras modificaciones.
La cierto es que el proceso CONUP de los años setenta fue también una respuesta a la crisis universitaria surgida con la modernización de los años cincuenta que jalonó cambios sociales importantes, entre ellos la urbanización del país que precipitó a las nuevas generaciones al sistema educativo superior e intensificó una presión popular por el acceso a la educación. En 1950, en las universidades se tenían 16 mil estudiantes, una cifra que creció vertiginosamente a 110 mil en 1970. En 1980, cuando varias universidades empezaron a ser agitadas por el discurso senderista, la universidad peruana era ya un gran estacionamiento de alumnos: en sus aulas se concentraban 260 mil estudiantes. Al mismo tiempo, la demanda creció raudamente; en 1960 terminaron la secundaria 19 mil estudiantes, de los cuales postularon a la universidad 14 mil. En 1980, esta relación se invirtió dramáticamente: egresaron de la secundaria 153 mil y postularon a las universidades 240 mil.
El Estado cree desde hace 44 años que la crisis universitaria se resuelve con un marco jurídico superior. Solo en una parte esta convicción es certera: que la educación universitaria necesita consolidar un sistema que supere la dispersión e incoherencia de pequeñas islas incomunicadas. Sin embargo, este sistema no puede afirmarse desde una visión intervencionista que ahogue la autonomía universitaria con el argumento de la fiscalización y el incremento de la calidad educativa. Como en los años setenta, el principal riesgo es que el intervencionismo agudice la crisis en lugar de resolverla.
El Estado debe responder a los desafíos de esta etapa de la crisis. Nuestro país, con una economía emergente y un reposicionamiento de las clases medias, que pugnan más que hace 50 años por el acceso a la educación superior, demanda de aquel más que una ley o un diseño general. En el actual sistema, por ejemplo, ni las autoridades, docentes o alumnos son responsables de la pauperización de las universidades públicas a las que se les demanda la calidad de las privadas con rentas miserables y a las que solo se les mira con cierto interés cada vez que es necesario conjurar la presencia subversiva en sus aulas.
No hay duda que la universidad demanda una nueva ley. Sin embargo y sobre todo, demanda una reforma profunda, especialmente en las universidades públicas. Parte de esta reforma se relaciona con el aumento de la calidad y la acreditación de esta. No obstante, estas demandas no pueden alcanzarse desde una lógica supervisora que aprisione las libertades. El orden frío y sin alma, que algunos llaman academicismo, termina siendo un orden mediocre. Al contrario, la libertad y la autonomía son los presupuestos del cambio sin los cuales ninguna reforma tendrá futuro.

viernes, 7 de junio de 2013

Servicio militar, mirada de desprecio

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/servicio-militar-mirada-de-desprecio-06-06-2013
La República
La mitadmasuno
7 de junio 2013
Juan De la Puente
La sociedad y el Estado lograron recabar dos consensos en torno al servicio militar luego del largo fuego cruzado entre las FFAA, que demandan cubrir 36 mil plazas de reclutas cada año, para mantener operativas las instituciones de la defensa nacional, y los jóvenes que de modo creciente se desinteresan por el servicio en  los cuarteles. Esos dos consensos se resumían en: 1) La sociedad tomaba debida nota del déficit de personal como un serio problema de la defensa; y 2) El Estado se disponía a hacer más atractivo y útil el servicio militar voluntario para los jóvenes.
La publicación del Reglamento del Decreto Legislativo Nº 1146 rompe esos consensos, especialmente el segundo, con un sentido militarista. El Estado he decidido privilegiar medidas discriminadoras y coercitivas contra los jóvenes de mayores carencias materiales, aquellos que no cuentan con 1.850 soles para pagar su libertad de movimiento o que no cursan estudios universitarios en un contexto de déficit de oferta universitaria pública.
Es reconocible, al mismo tiempo, que el esfuerzo de atracción haya empezado. Se anuncia que quienes concluyan el servicio podrán: 1) acceder a mil becas del Programa Beca 18 para estudios en el SIMA, SENATI y SENCICO; 2) adquirir a préstamos en el Banco de la Nación; 3) obtener bonificaciones para postular a las escuelas de las FFAA y la PNP, 20% de cuyas vacantes se reservarán para licenciados del servicio militar; y 4) acceder a descuentos en las pensiones en instituciones de educación superior, entre otras ventajas.
Este esfuerzo de persuasión es aplastado por el privilegio de un enrolamiento obligatorio disfrazado de sorteo que expresa un desprecio por el proyecto de vida de los jóvenes y que revela la ausencia de una política pública frente a ellos. Habría que preguntarse si este sistema plutocrático de servicio militar –si tienes dinero ejerces tu libertad– fue consultado con la Secretaría Nacional de la Juventud (SENAJU), ente rector de las políticas en materia de juventud, adscrita al Ministerio de Educación.
El discurso oficial expone una concepción deformada del servicio militar. Afirma que el llamamiento por sorteo servirá para encausar a los jóvenes desocupados o en situación vulnerable, cuyas actividades están acerca del delito, como si el servicio militar fuera una sanción o una medida correctiva de conducta, una suerte de reformatorio, fábrica de hombrecitos y de extirpación de vicios públicos.
Los jóvenes requieren de una política coherente en un paradójico contexto de crecimiento económico con empobrecimiento de sus derechos. Su principal problema es el acceso a la educación y al empleo calificado con remuneraciones justas y equidad. En el reciente examen de admisión para la Universidad Nacional Mayor de San Marcos postularon 29 mil jóvenes para 4.500 vacantes, a razón de 6,4 aspirantes por cada vacante. Los centros especializados son más restrictivos; en el examen de admisión a la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) de febrero pasado postularon 7.200 jóvenes para 600 vacantes, a razón de 12 postulantes por cada vacante.
La educación técnica, una alternativa sugerente y en alza a la educación universitaria, está en camino de estrecharse por el incremento de la demanda laboral calificada que colisiona con la oferta formadora. En el reciente examen de admisión para la Escuela Tecnológica Sencico, orientada a la actividad de la construcción postularon 1.500 jóvenes para 576 vacantes. El mercado nacional demanda 300 mil técnicos industriales de los cuales SENATI solo cubre 10 mil por año y una cifra similar el resto de centros.
En ese universo de expectativas, el Estado debe responder con políticas que, sin obviar las necesidades de la defensa, tenga una visión de conjunto. En ese entendido, el gobierno debe derogar la norma injusta del sorteo y legalizar expresamente los incentivos de atracción, profundizando los mecanismos de promoción para lo cual se requiere más recursos y más diálogo social. Las FFAA necesitan llevar a los cuarteles a los mejores jóvenes del Perú.

miércoles, 5 de junio de 2013

Lula, un hombre global

http://www.larepublica.pe/05-06-2013/lula-da-silva-un-hombre-global
Un apretado perfil del ex Presidente de Brasil que publiqué en La República a propósito de su visita a Lima.
 
La República 5 de junio de 2013
Juan De la Puente
En 1980, luego
de ser liberado tras permanecer 31 días preso, Luiz Inácio da Silva, el líder sindical metalúrgico del cordón industrial de Sao Paulo, se dirigió a su casa y lo primero que hizo una vez en ella fue abrir la jaula de los pajaritos que tenía en una habitación. Este doble acto de libertad fue el colofón de la histórica huelga de más de 100 mil obreros de Sao Bernardo do Campo e Diadema a favor de la jornada laboral de 40 horas semanales que consolidó el prestigio de Lula y lo catapultó a la política.
No fue la única ni la primera gesta de “Lula” (diminutivo de Luiz, vocablo que uniría luego legalmente a su nombre). Pero tanto en los pequeños como en los grandes actos de su vida sobresalen su vocación colectiva y su solidaridad, como su ingreso al sindicalismo en 1968 luego de que su hermano Frei Chico, dirigente sindical, fuera arrestado por el gobierno militar; o la fundación del Partido de los Trabajadores (PT) en 1980, luego de que se hiciera patente la necesidad de una organización socialista democrática que reúna a los nuevos movimientos sociales del Brasil que empezaban a empujar a los militares a sus cuarteles; o la creación de la Central Única de los Trabajadores (CUT), en 1983, luego de que las huelgas y otros movimientos sindicales de la década anterior produjeran un sindicalismo independiente que superara a las antiguas centrales burocráticas, llamadas en Brasil “pelegas”.
La vida de Luiz Inacio Lula da Silva es la de un incansable movilizador de conciencias. Nació en 1945 en Garanhuns, en el estado de Pernambuco, en el nordeste brasileño, la región más pobre de Brasil. La suya era una familia de agricultores. Fue el penúltimo de ocho hermanos. Su familia cultivaba frijoles, maíz y mandioca para su propio consumo. A los siete años la familia viajó durante 13 trece días en un camión hacia Guarujá, la tercera mayor isla del litoral de Sao Paulo y finalmente al barrio popular Villa Carioca del mismo Sao Paulo. Según el teólogo Frei Beto sus primeras vivencias en la ciudad más poblada de Brasil fueron en extrema pobreza: vivía en un cuarto, al fondo de un bar. Lula empieza a trabajar a los doce años como limpiabotas, ayudante de una tintorería y vendedor de frutas. A los catorce años se hace obrero en una fábrica de tornillos cuando el gobierno de Juscelino Kubitschek iniciaba su política de apertura y desarrollismo. En 1966 se traslada a Sao Bernardo do Campo, donde desde entonces vive y se inicia luego en el sindicalismo.
Candidato a la presidencia de Brasil en cinco ocasiones, ésta le fue esquiva en las segundas vueltas electorales donde, se dice, no se vota a favor, sino en contra. En la primera postulación, en 1989, compitió contra Fernando Color de Mello. Obtuvo 31 millones de votos, cuatro millones menos que su rival. Otras dos veces compitió para la primera magistratura contra Fernando Cardoso, en 1994 y en 1998, siendo derrotado. El 2002 fue elegido presidente con 57 millones de votos, el 62%, siendo el primer obrero elegido para ese cargo en América Latina. Antes, en 1986, fue elegido diputado e integró la Asamblea Constituyente que restableció la votación libre y directa del presidente de la República.
Lula gobernó dos períodos, entre el 2002 y el 2010. Ejerció un gobierno alejado de las recetas del llamado Consenso de Washington, aunque en su primer mandato tuvo fuertes cuotas de continuismo respecto de Cardoso. Sin embargo, en sus ocho años de gobierno incentivó la demanda interna aumentando los salarios, incrementó el gasto público y amplió los programas sociales en una perspectiva de universalización de los derechos, fomentó el crédito para el consumo y para la producción. Lula se resistió a una política agresiva de privatizaciones y en cambio fortaleció el papel del Estado. En su gobierno, Brasil se convirtió en un actor global en lo económico y político.
Los resultados de su gobierno son tangibles. En ocho años salieron de la pobreza 28 millones de brasileños, se crearon más de 15 millones de empleos, el consumo creció siete veces, sobre todo en los sectores populares; 45 millones se bancarizaron y se redujo la desnutrición en 73% y la mortalidad infantil en un 45%.
Lula no está retirado. Es un actor decisivo, un garante de la gobernabilidad y propulsor de la integración de América del Sur. Su centro de operaciones es el Instituto Lula ubicado en el distrito de Ipiranga, al sudeste de Sao Paulo. Superada la dolencia detectada el 2011 ha retomado su agenda y, sobre todo, su activismo internacional.
Su estrella está intacta. En marzo realizó una gira por África, que lo llevó a Guinea Ecuatorial, Ghana, Benin y Nigeria. En noviembre estuvo en Sudáfrica, Mozambique y Etiopía, y en abril en Chiapas (México) y Londres. Esta semana inicia una gira que lo llevará a Colombia, Perú y Ecuador.
Habla del mundo, de Brasil y de América Latina con profundidad; es un hombre global que se expresa en clave de mediano y largo plazo. Sus preocupaciones son la integración y la gobernanza mundial.
Lula recibió a La República en Sao Paulo hace poco pero fue él quien primero indagó por el Perú en una amena charla. Recordó a su entrañable amigo Javier Diez Canseco y comentó con cifras en la mano los logros y desafíos de la relación Brasil/Perú que fomenta desde su visita en agosto del 2003, y sus relaciones con los gobiernos de Toledo, García y Humala.

domingo, 2 de junio de 2013

Reforma política,¡ahora!



He publicado en el último mes en La República, en mi columna habitual de los viernes, cuatro artículos sobre la reforma política. Señaló en ellos la necesidad de darle curso a un imperativo del que depende, directamente, la vigencia del sistema político, aun en su formalidad democrática, crecientemente vaciada y viciada por la crisis de los partidos y de la representación.

K. León, E. Vega, M. Cucho, F. Távara, R. Arias, G Távara y P. Medina
La realización el pasado 29 de mayo del Primer Dialogo por la Reforma Política y Electoral, organizado por el PNUD, la Asociación Civil Transparencia, IDEA Internacional, el Consejo de la Prensa Peruana y la Defensoría, junto a los organismos electorales JNE, ONPE y RENIEC, una iniciativa en la que estuve directamente involucrado, es un paso decisivo.
 
Los artículos son:
G. Távara y J. De la Puente, conclusiones del Primer Diálogo
La contrarreforma política. (10 de mayo de 2013)
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-contrarreforma-politica-09-05-2013
Partidos y representación, marcha atrás. (17 de mayo de 2013)
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/partidos-y-representacion-marcha-atras-16-05-2013
Política sin reformas, fin de ciclo. (24 de mayo de 2013)
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/politica-sin-reformas-fin-de-ciclo-23-05-2013
La reforma política, un movimiento. (31 de mayo 2013)
http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/la-reforma-politica-un-movimiento-30-05-2013
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La contrarreforma política. (10 de mayo)
 
Se anuncia el recojo de firmas para presentar al Congreso una iniciativa legislativa que permita instalar la revocatoria de los parlamentarios. La iniciativa, a cargo de uno de los promotores de la revocatoria a la alcaldesa de Lima, es presentada como un esfuerzo serio por la reforma política. Y no lo es.
En el Parlamento y en la sociedad se debate hace dos años iniciativas de reforma política que abarcan varias áreas: el fortalecimiento de los partidos, incluyendo la democracia interna; el financiamiento público; los requisitos para el ingreso y la salida del sistema político; el proceso de selección de los candidatos, los distritos electorales; el voto preferencial; la alternancia de género en las listas a cargos de elección popular; la responsabilidad de los postulantes y de los elegidos; la pérdida de la investidura parlamentaria; las incompatibilidades; y la rendición de cuentas, entre otros.
El proceso se tramita con lentitud pero avanza y se espera que este año, considerado crucial para la reforma, se concreten algunos cambios en la formación de la representación y en la gestión de los partidos y de los procesos electorales. Para el efecto, dos sucesivos grupos de trabajo de la Comisión de Constitución elaboraron informes y recomendaciones y, en ese contexto, dicha comisión aprobó hace poco el financiamiento público de los partidos. Existen otras decisiones en camino y en el horizonte el Congreso se prepara para un amplio debate del Código Electoral presentado por el JNE.
Puede afirmarse que aún a trompicones, el debate de la reforma ha empezado y ciertamente un tema en él es la renovación del mandato congresal. Una variante de esta figura es la que se propondría en la iniciativa de cuyo inicio se informa.
La iniciativa ciudadana es un mecanismo dispuesto por la Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos, Ley N° 26300, que permite presentar al Parlamento un proyecto de ley acompañado del 0,3% de firmas del padrón nacional. De hecho, desde el año 2001, la ONPE ha vendido kits para la presentación de 147 iniciativas ciudadanas. Con los estimados actuales se requerirían 60 mil firmas que, debidamente verificadas, obligarán al Parlamento a debatir un proyecto de ley.
Siendo la iniciativa legislativa el mecanismo ideal para promover desde la sociedad el debate de normas, no es cierto que la reforma política por excelencia sea la revocatoria parlamentaria. Empezar por la renovación del parlamento a mitad del mandato, sea por tercios o por mitades, sería acometer el problema de la crisis de los partidos poniendo énfasis en el resultado de la elección de la representación y no en la formación de esta representación.
No es una distinción adjetiva. La clave de la crisis que afecta a los elegidos y a las instituciones que ellos conforman se relaciona con incentivos nefastos que aparecen mucho antes de que el parlamentario se siente en el escaño. El más importante de ellos es el voto preferencial, el mecanismo que más contribuye al empobrecimiento de la representación y a la crisis de los partidos. A ello se agregan otros estímulos del caos como el financiamiento privado de las campañas, los distritos electorales demasiado amplios, la designación antidemocrática de los candidatos, la marginación de las mujeres de las listas, entre otros.
Empezar la reforma haciendo más precario el ejercicio de la labor parlamentaria, en un congreso unicameral, un mandato ya debilitado en la Constitución vigente, no sería una reforma sino un bloque de los cambios que se debaten, es decir, una contrarreforma, un diversionismo que hace más compleja la labor legislativa y que corre el riesgo de volverse contra el mismo sistema. Esa fue una de las razones para que la Constitución de 1920 suprimiera la renovación por tercios. Si se trata de la resistencia parlamentaria a purgar a quienes han cometido delitos, el derecho constitucional comparado ha establecido otros procedimientos. El más cercano es la figura colombiana de la pérdida de investidura congresal por mandato externo.
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Partidos y representación, marcha atrás. (17 de mayo)
La Comisión de Constitución aprobó algunos cambios a la legislación partidaria en contra de la tendencia sugerida para la reforma de los partidos. Uno de ellos es la relativización del padrón de afiliados. El cambio aprobado permitiría que los partidos no presenten este padrón una vez al año, como lo dispone el artículo 18° de la Ley N° 28094, Ley de Partidos Políticos. Es cierto que la elaboración y mantenimiento del padrón es oneroso en un contexto de escasez de recursos en períodos no electorales. Aun así, al retiro de esta disposición dejaría a los partidos políticos sin un valioso instrumento de organización, gestión y democracia. Las desventajas son serias: a) Sin un registro actualizado por lo menos una vez por año, el ingreso y salida de afiliados sería más difícil de detectar; y b) Los partidos carecerían de un documento ordenador de la democracia interna. En este punto habría que recordar que según el artículo25° de la Ley de Partidos Políticos,  la elección de las autoridades internas, de alcance regional o departamental, se realiza al menos una vez cada cuatro  años.
Otro tanto sucede con el acuerdo de cancelar la inscripción de las organizaciones políticas nacionales por no participar en dos elecciones generales consecutivas en lugar de una, como se establece actualmente. En un sistema político en construcción, solo se entiende la abstención de participar como resultado de un cálculo electoral que afecta el derecho de sufragio –de elegir y ser elegidos–, de los afiliados al partido, además de los costos políticos por la ausencia en el debate de las ideas. En algún momento se propuso establecer un mínimo de distritos electorales en los que los partidos deberían presentar candidatos en los comicios nacionales, regionales y locales. El cambio reciente fomentaría el abandono de los partidos de la competencia política, una de sus razones de existencia.
Del mismo modo, otro cambio que debilitará a los partidos políticos es elevar de 20% a 25% el porcentaje de candidatos designados al margen de las elecciones internas; es decir, los invitados por las direcciones nacionales. Desde la aprobación de la Ley de Partidos, esta disposición fomenta, particularmente en las listas para el Congreso, el reclutamiento de candidatos que disponen de cuantiosos recursos para las campañas electorales en desmedro de la elección de los afiliados que, además de competir con las reglas de juego de la democracia interna, son castigados por el dinero extrapartidario. A este vicio se suma el hecho cierto de que la informalidad en los partidos conduce a que en las elecciones internas compitan postulantes que no califican como militantes.
La cuota de candidatos designados directamente y la informalidad en las elecciones internas trae el encarecimiento de las campañas, una suerte de democracia plutocrática, y el empobrecimiento de la representación. El actual, es un parlamento en el que predominan los invitados y aliados, y si a esta situación se añade que una buena parte de legisladores considera que el voto preferencial los ha llevado a sus escaños antes que su esforzada pertenencia partidaria, no habría que sorprenderse demasiado por los casos de transfuguismo, los problemas internos de las bancadas y la falta de coherencia para desempeñar el encargo de los representados. El incremento de invitados a 25%, agravaría un defecto de la democracia en lugar de eliminarlo.
Estas modificaciones indican que la percepción de los legisladores es distinta a la planteada por los partidos, los militantes y los especialistas, orientada en recuperar la centralidad de los partidos en la formación de la representación. Si las decisiones anteriores, de favorecer el financiamiento público y elevar la valla electoral a 2,5% por cada partido adicional en una alianza electoral, se orientan al fortalecimiento de las organizaciones partidarias, las más recientes implican una marcha en reversa y podrían señalar los límites de la actual legislatura en materia de reforma política.
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Política sin reformas, fin de ciclo. (24 de mayo)
Si el sistema político no se reforma, las elecciones del 2016 serán las últimas del ciclo iniciado el 2001, caracterizado por una política antipolítica, es decir, un conjunto de reglas, instituciones y relaciones que toleran la predominancia decisoria de los caudillos sobre sus débiles colectividades políticas, en el marco de un proceso que se presume democrático, y que armoniza con la fuerza de poderes políticos no partidarios que modelan el comportamiento de un poder político crecientemente frágil.
Llevamos 12 años sin enfrentar abiertamente dos fenómenos que, además del terrorismo y la crisis económica, debilitan la democracia: la crisis de los partidos surgida en los años ochenta y la solución disolvente de la antipolítica, aplicada en los noventa. La recuperación de las reglas de funcionamiento del sistema se produjo en clave de restauración con escasas muestras de renovación. Así, el Perú va en la región a la zaga de un proceso de reformas políticas y electorales de calado.
Las dos reformas políticas más importantes de la segunda mitad del siglo XX, las ordenadas por las constituciones de 1979 y 1993, están agotadas. La primera fue contestada por la segunda, que suprimió el bicameralismo, instaló el distrito electoral único, luego superado, mantuvo el voto preferencial y fomentó el independentismo. La Ley de Partidos y su posterior modificación desarrolló algunos elementos de la antipolitica como la discrecionalidad de los líderes y/o direcciones para invitar al 20% de integrantes de las listas a cargos de elección popular, favoreciendo el transfuguismo; la reducción del período de campañas electoral de seis a tres meses, fomentando la aparición de outsiders; y la adopción de un modelo de alianzas electorales que funcionan como cooptación de personalidades y de logos.
Las elecciones del 2011 fueron las primeras en que los presidenciables eligieron a sus partidos en lugar de que sus partidos los eligiesen a ellos. Fueron también las primeras elecciones donde, salvo una excepción, los presidenciables decidieron sobre las listas parlamentarias, con el resultado conocido. Se debate actualmente si a algunos de los grupos políticos le es aplicable la definición de partido. Actualmente, dos de ellos tienen por mandato estatutario presidentes vitalicios y otro más, de origen municipalista, cuenta con operadores rentados por el líder, poseedor de cuantiosos recursos financieros, de modo que se dice, en broma y en serio, que en ese partido no hay expulsados sino despedidos.
El localismo fue durante una década una suerte de remedio a la crisis. En una primera etapa, los movimientos independientes municipales remplazaron a los partidos nacionales y en una segunda los movimientos regionales hicieron lo propio con los grupos locales y nacionales. No obstante, el remedio se agotó y salvo excepciones fácilmente reconocibles, el localismo es un fenómeno en descomposición. Solo hay que revisar la lista de alcaldes y presidentes regionales denunciados, acusados, procesados o perseguidos por la justicia, sin ingresar a las tramas corruptas que castigan a decenas de territorios
Es increíble que haya empezado la campaña electoral presidencial, a tres años del 2016, pero que al sistema no le inquieten las elecciones del 2014, para las que solo falta un año. En el camino, un reciente informe del JNE da cuenta del abandono de locales partidarios y acefalías de los comités partidarios en tanto que los partidos nacionales se preparan para escenificar una resonante abstención en las elecciones del 2014.
Aún hay espacio para la reacción de las direcciones partidarias, para tomar en serio este agotamiento de reglas y de ciclo. La realización del Primer Diálogo por la Reforma Política y Electoral, el 29 de mayo, es una oportunidad para sacar este debate del parlamento hacia la sociedad, los dirigentes y militantes de los partidos y los medios, luego de la adopción de algunas decisiones en la Comisión de Constitución que sugiere que se camina en un sentido contrario.
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La reforma política, un movimiento. (31 de mayo)
Han empezado a sonar las alertas sobre la posibilidad de que la reforma política y electoral no se concrete este año. Las previsiones indican que el Parlamento carece de fuerza y/o de interés para abordar en toda su complejidad cambios que incidan en la reconstrucción del sistema de partidos y solventen una mayor legitimidad de la representación. También se advierte la aparición de una temprana brecha entre los congresistas y sus partidos en torno a temas cruciales como la eliminación del voto preferencial, la alternancia de género en los cargos de elección popular y las primarias internas para la designación de candidatos.
No obstante, en otro ángulo del escenario, la convicción de la necesidad de cambios se convierte en un movimiento que sienta raíces hasta ahora insospechadas. Un dato nuevo es la alianza tácita de los tres organismos electorales, JNE, ONPE y RENIEC, para impulsar la reforma electoral, un acto de madurez plena luego de 20 años de creada la institucionalidad electoral vigente. Es probable que la ausencia de reformas en la última etapa haya tenido relación con las tensiones ahora superadas.
Otro elemento es el lento pero creciente afán reformista de los medios de comunicación, la mayoría de los cuales había permanecido hasta ahora indiferente bajo el supuesto de que la crisis de los partidos “es la crisis de ellos”. El nuevo temperamento que considera que los efectos de una mala política no son distintos a los de una mala economía conduce a que la reforma se convierta en un problema de todos. Esta avocación de los medios es fundamental luego de una década de cultura crítica muy parcial a la precariedad partidaria y a la representación, sin develar las razones de fondo y anotar las soluciones. En ese entendido, el eslabón que falta es el de los gremios empresariales presentes en el debate de los predios estrictamente económicos.
Aunque embrionariamente el país se está dotando de un movimiento por la reforma política, responsable y convergente en vías de amplitud. Lamentablemente este movimiento se nutre de los retrasos parlamentarios para abordar las iniciativas planteadas los últimos años y de la omisión de los grupos políticos que, sin embargo, desde hace tiempo dan cuenta de la crisis que los afecta y postulan soluciones fuera del Parlamento.
Los datos suministrados hace poco por el JNE son serios: sólo el 20% de los locales partidarios se encuentran operativos en las capitales de departamento, en tanto que en Huaraz, Abancay y Pasco ninguna organización política tiene un comité activo. La información detalla que de los 309 comités que los partidos consignaron al momento de su inscripción, solo 62 se encuentran en actividad. Del mismo modo, 2 de los 16 partidos políticos inscritos no tienen comités en ninguna capital de departamento y otros tres (Perú Posible, Unión por el Perú y Somos Perú) solo mantienen una sede partidaria en funcionamiento. El PPC, un partido central de eje nacional, tiene dos sedes abiertas. Al localismo partidario no le va mejor: de los 144 comités que los movimientos regionales declararon tener, solo 49 se encuentran activos.
Este movimiento reformista emergente debe ser potenciado con responsabilidad. El primero obligado a darle curso es el Congreso, para lo cual se ha sugerido extender la legislatura que culmina el 15 de junio. Realistamente, no obstante, es probable que el entrampamiento alrededor de los temas cruciales impida los acuerdos. En respuesta a ello, las instituciones y grupos políticos comprometidos con la reforma deberían sacar el debate de esta a la sociedad porque se requiere una reflexión extendida respecto de las condiciones en las que el sistema político encarará las elecciones regionales y municipales del 2014 sin cambios, acompañando e impulsando los esfuerzos que realizan los partidos en materia de organización, comunicación, educación y designación de candidatos.