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martes, 27 de junio de 2017

Encuestas: divididos, desgastados y rechazados.

Se puede analizar las coyunturas cortas como las que tiene el Perú tomando en cuenta las encuestas o no. Si uno decide no considerarlas –decisión válida y aceptada en la ciencia política y en la sociología política- está sin embargo obligado a usar otros instrumentos de análisis, como la observación empírica, el análisis de actores, focus group, entrevistas de profundidad, observación de tendencias, construcción de mapas, etc. Y si decide tomar en cuenta los sondeos de opinión, debe tomar todos los datos referidos a los actores o sistemas analizados, y no solo algunos.
1.- La reciente encuesta de opinión de GFK y publicado por La República el 25 de junio, abarca la aprobación de los actores políticos e instituciones y su desaprobación, pero también incluye datos que integran un ámbito que podríamos titular como “nivel de rechazo”, es decir, una percepción crítica que va más allá de la desaprobación.
2.- Las aprobaciones se han movido poco; algunas caben en dentro del margen de error de la encuesta (PPK +2, Zavala +2, el Congreso +1, en tanto que el gabinete y el Poder Judicial se mantienen). La caída de Keiko supera por poco el margen de error (de 42% a 39%) mientras que la de Luz Salgado como titular del Congreso se recupera (de 25% a 30%), probablemente por su desempeño en las interpelaciones.
Aun así, no sebe pasarse por alto que el Presidente PPK tiene 38% de aprobación, que la líder de la oposición 39%, y que quien quedó en el 3er lugar en las elecciones, Verónika Mendoza, ha pasado de 24% a 28%. Tampoco puede obviarse que para los ciudadanos Keiko es más querida, respetada y enérgica que PPK.
3.- En la elite existe una sensación de aguda división e incertidumbre que la opinión publica relativiza. Luego de 45 días de batalla, solo el 39% cree que las relaciones entre el Gobierno y el Congreso son conflictivas, frente al 38% cree que avanza a pesar de las tensiones, y un 11% que cree que son cordiales. La sensación de conflicto entre poderes se ha movido en tres meses apenas 6 puntos. En suma, la sociedad no comulga con la idea de que hay una dura batalla en las alturas y piensa que, palabras más o menos, ambos son lo mismo.
4.- Los ciudadanos no están premiando a nadie en esta batalla. Al contrario, a la pregunta sobre lo que esperaba del Gobierno hace un mes la respuesta “es igual de lo que esperaba” era 48% y ahora 41%. En cambio, los porcentajes de que el gobierno se desempeña “mejor de los que esperaba” es bajo (12%), se mantiene la idea de que es “peor que lo que esperaba” (32%) en tanto sube de 10% a 15% el porcentaje de los que “no esperaban nada”. Igual sucede con el Congreso: 39% cree que se desempeña igual a lo que esperaba; 27% peor de lo que esperaba; 13% mejor de lo que esperaba y 20% no espera nada. Siendo así, y agregando percepciones, casi de la mitad de los peruanos cree que ambos poderes están peor de lo que esperaban o no esperaban nada.
5.- A eso debe agregársele siete datos duros algunos de los cuales pueden doler, pero que no pueden ser ignorados: 1) más de dos tercios cree que lo que viene del Gobierno y del fujimorismo será igual o peor de lo que hubo hasta hora; 2) el 45% sostiene que ni PPK ni Keiko tienen un plan claro para el país; 3) el 58% cree que está informado poco o nada de lo que hace el gobierno; 4) que el 65% cree que Alfredo Thorne si ejerció presión sobre el Contralor; 5) que más de dos tercios no conoce que propone la oposición sobre seguridad ciudadana, la principal razón de desaprobación del Gobierno y el asunto por el que fue interpelado el ministro Basombrio; 6) la aprobación de Keiko ha subido a 48% en Lima pero su desaprobación ha trepado a 64% en el sur; 7) que PPK tiene una aprobación de 47% en los sectores A/B y una desaprobación de 60% en Lima; y 8) el 37% cree que el Congreso obstruye, contra el 46% que el Congreso está haciendo lo que debe, es decir, fiscalizar al Gobierno.
6.- Se puede hacer política ignorando estos datos. Si, y de hecho la mayoría de partidos, podres y medios lo están haciendo, intentando que la crisis que agita y envenena las relaciones entre los poderes se resuelva en las alturas. Podrían lograr que algunos avances, pero esa pobre gobernabilidad que implica que los políticos no se peleen tiene sus límites, especialmente si en ese esfuerzo no es comprendida la sociedad y los otros actores regionales y locales. Un pacto en las alturas ahora, sustentado en dos poderes desgastados y rechazados será pan para hoy, hambre para mañana.

7.- La nueva paradoja de este escenario es por un lado la progresiva división de los principales actores institucionales, y por el otro el rechazo de la sociedad a su modelo de concebir la política y la gestión del sistema. A ello se agrega la falta de una narrativa de ambos o de uno de ellos para entusiasmar a la sociedad. La búsqueda de nuevas razones que mejoren la relación entre el poder y os ciudadanos está a la orden del día, y esta podría ser –depende del alcance y contenidos- atajar la irrupción de una recesión económica, relanzar políticas sociales y salariales, reformar las instituciones, relanzar la descentralización e inversión pública, o resonantes éxitos en seguridad ciudadana. Frente a ese desafío mayor y que demanda más inventiva, que en el fondo es retornar a las ofertas electorales del año pasado, se tienen por ahora medidas polémicas, arriesgadas y provocadoras como el indulto a A. Fujimori o el cogobierno imposible entre PPK y el fujimorismo. Otra vez la elite de espalda a la realidad.

domingo, 28 de mayo de 2017

Un partido sin tribuna; la encuesta de GFK 28.5.2017

Por Juan De la Puente
Los políticos están jugando solos; los ciudadanos no están en las tribunas, no sienten que el partido sea suyo, ni hinchan por los equipos. Ese sentido adquiere la reciente encuesta de GFK (28.5.2917) publicada por La República, que reporta que se acentúa la brecha entre las convicciones de la elite y las percepciones ciudadanas, de modo que actualmente nadie está hablando por los ciudadanos. La política no está leyendo los códigos de la sociedad y camina a tientas.
1.- Debe ser frustrante para los actores que se esmeran por diferenciarse que los peruanos no vean al poder dividido sino como un todo. Ahora más que nunca aparece la soledad de esta elite que se expresan en dos políticas: la de las alturas y la de la calle, que no les grita a los políticos que no se peleen sino que sean eficaces. Les pide que hagan otra política. Así, solo el 38% piensa que las relaciones entre el gobierno y el Congreso son conflictivas; el 41% cree que es tensa pero que avanza, y el 9% que es cordial. Las tres bancadas más importantes –Fuerza Popular, PPK y Frente Amplio- no son creíbles como opositoras. En el primer caso, solo el 31% cree que fiscaliza al gobierno (16 puntos menos que hace 8 meses) mientras que el signo característico de la bancada del Frente Amplio es que “no se les escucha mucho” (41%). La aprobación de las bancadas es de 25% hacia abajo.
2.- Este no solo es un asunto de imagen sino se posicionamiento. Para la elite y los medios, la política está en el Congreso, para la gente no. ¿Dónde está la política? Al parecer fuera de los poderes. En el últimos mes, solo aumenta la aprobación de Keiko Fujimori (de 38% a 24%), de Kenji Fujimori (de 28% a 33%) y César Acuña (de 14% a 17%); dos de ellos no están en el Congreso, y Kenji no hace política parlamentaria.
Un dato concurrente es que por primera vez cae PPK y sube Keiko. Hasta hace unos meses, la caída de PPK la jalaba hacia abajo. Este cambio podría indicar que de modo personal ella –y no necesariamente Fuerza Popular- lidera la oposición; es el anti PPK, lo que ya sucedió con Alan García respecto de Toledo (2001-2006), y con Humala respecto de García (2006-2011). El sistema estaría entrando a un sistema de competencia perfecta donde las pérdidas del que gobierna lo asume el que se opone más significativamente. En este punto es sugerente lo que anota Eduardo Dargent en La República respecto de que el desgaste opositor del fujimorismo desde el Congreso no afecta a Keiko.
3.- Los ciudadanos ya abandonaron toda actitud complaciente con los poderes. Ambos, Congreso y Gobierno caen, pero me preocupa que en dos meses el gabinete haya caído 8 puntos, y que a pesar que la posición del premier Fernando Zavala es fuerte, haya perdido 9 puntos en un mes, en tanto la mayoría de ministros se encuentre a la baja. Sin embargo, no creo que la progresión de la caída de PPK haga más vulnerable a su gobierno al punto de hacer temer su continuidad. Creo que el gobierno ha logrado poner sobre la mesa la palabra “obstrucción” algo que dañaría al fujimorismo en su conjunto y que interesaría a los ciudadanos si progresan las interpelaciones. En esta dirección no debe pasar desapercibida la estabilidad de la aprobación del Ministro de Economía Alfredo Thorne (31%) inédito para el sector, señal de que la economía está blindándose de las pugnas entre los políticos.
4.- La tendencia es que la elite siga jugando sin tribunas. La mayoría de peruanos no se ha enterado de la reforma electoral (73%), no está enterada de la interpelación al Ministro del Interior, Carlos Basombrio (57%), ni conoce las razones de esa interpelación (70%). A los ciudadanos tampoco se les va la vida por los dramas de la política, no se sienten ni representados (60% de rechazo) ni satisfechos (55% de rechazo) de partidos y líderes pero tampoco son insistentes en demandar cambios, de modo que no le sugieren a PPK, por ejemplo, tocar la reforma política en su programa de TV.
Finalmente, podría ser que esta brecha no sea por ahora muy perjudicial para el sistema, que ya habrá tiempo para politizar a los electores. Pero sí es seguro que no es bueno para la democracia que la política ande sola.

domingo, 26 de marzo de 2017

Las imágenes al mando. A propósito de la encuesta de GFK

Por Juan De la Puente
Los datos del reciente sondeo de GFK son como los de toda encuesta una foto, pero en movimiento constante y fuerte. Las percepciones de la opinión pública expresan esencialmente la relación de los peruanos frente a los potentes símbolos que los desastres todavía llamados naturales han impuesto.
Estas percepciones son muy provisionales al punto que ni siquiera expresan tendencias. No es un espejismo aunque si un destello y lo peor que deberíamos decir frente a ellas es que tenemos un escenario.
El trabajo de campo se llevó a cabo entre el 18 y 22 de marzo, cuando el país se había volcado en favor de la solidaridad con los pueblos del norte y de la costa central que sufren las lluvias y desbordes. En esa medida, la opinión pública ha premiado la respuesta del Estado a la emergencia, a pesar de los defectos de esta, y eso se traduce en los ligeros incrementos de la aprobación del Gobierno (23% a 27%), el Congreso (21% a 23%), el Presidente de la República (29% a 31%) y la Presidenta del Congreso (23% a 27%).
Es muy probable que con esta percepción provisional los peruanos rechacen las tensiones políticas en las alturas en este momento, lo que no significa que se guarden sus críticas. De cualquier modo, llama la atención que los ciudadanos no se plegaran a las estrategias de confrontación dispuestas por la mayoría de actores políticos y que sepulten a los ejércitos en batalla. Quedará para la cátedra profundizar  porqué un gobierno débil no se hundió con los huaycos y con la batalla política que la emergencia trajo.
Anoto una primera explicación. La otra batalla ha sido más intensa, la batalla de las imágenes simbólicas, en donde han ganado los más fuertes, los que grafican el sufrimiento de los peruanos que a su pobreza se le agrega ahora su condición de damnificado. Nunca como ahora hubo una gigantesca creación y recreación del drama, usando por primera vez en una crisis climática los instrumentos de comunicación en toda su potencia: Facebook, Twitter, TV, Radio, webs, Youtube, Instagram y plataformas integradas de los medios.
Estas imágenes simbólicas fueron construidas por primera vez por decenas de miles de personas al punto de que por primera vez los medios tradicionales debieron de organizar una cobertura periodística dependiente en gran medida de ciudadanos  armados de sus celulares. Esta influencia alteró esa cobertura que empezó siendo tradicional, con los códigos del pasado –su majestad el huayco- y terminó mostrando a la gente y su sufrimiento, y la reacción solidaria. Es tan cierto ello que la imagen más potente hasta ahora, es la de Evangelina Chamorro emergiendo precisamente de un huayco, captada por un anónimo ciudadano.
No hay como oponerse a las imágenes sin otras imágenes. Luis Castañeda es hasta ahora el único político nacional dañado por la emergencia (47% a 34% de aprobación) porque la caída del Puente Talavera es una imagen formidable, transmitida en vivo y retransmitida hasta la saciedad. Es la segunda imagen potente de esta crisis a pesar de que se han caído decenas de puentes. Pero ninguno era amarillo, nuevo, provocador y estaba en Lima. En cambio, el país vio como las pantallas se llenaron de políticos en acción y eso ha tenido un saldo positivo relativo, insistiendo en lo relativo, reflejado en aprobaciones ascendentes del Premier Fernando Zavala (de 3’% a 34%), por ejemplo.
Las  imágenes simbólicas no son eternas. Los desastres pasarán y nos volveremos a encontrar con nuevos símbolos o los viejos. De los políticos y los medios, y por supuesto de los ciudadanos, depende cómo se vaciarán estos números en los nuevos crisoles de la inestable coyuntura peruana.

viernes, 10 de marzo de 2017

Que se vayan todos en código pasivo

http://larepublica.pe/impresa/opinion/853230-que-se-vayan-todos-en-codigo-pasivo
La República
3 de narzo de 2017
La mitadmasuno
Juan De la Puente
Las dos encuestas publicadas recientemente (IPSOS Perú y GfK Perú) revelan que las facturas de la crisis del Lava Jato peruano han empezado a ser giradas al sistema, con las cuentas más cargadas a unos que a otros. La tendencia más importante que dibujan los sondeos es la aparición de un “que se vayan todos”, débil todavía pero consistente, un fenómeno a la espera de liderazgos y de movimiento.
Fuera de la caída de la aprobación presidencial de varios puntos en dos meses, los datos indican la pérdida de la posición personal del presidente en percepciones cruciales como la confianza y liderazgo, una aguda individualización de su papel en esta crisis. La aprobación/desaprobación de PPK se ha transformado en una discusión alrededor de PPK, fortaleciendo los dilemas de la oposición acerca de la intensidad de la crítica al gobierno en esta hora.
Si se pasa al detalle de las expectativas, las demandas se refieren a un abanico de problemas donde la corrupción es solo un dato, un cuadro amplio en el que se exige con igual o mayor intensidad seguridad, atención a los desastres naturales y reactivación de la economía. Esta diversidad contrasta con la percepción de la elite peruana enfocada en abordar la corrupción, de modo que se produce una politización de la crisis del Lava Jato arriba y una despolitización abajo. Por ahora no veo a nadie intentando resolver esa brecha.
Esta despolitización es compleja por donde se le mire; su principal elemento consiste en que para la mayoría, la corrupción no tiene ni modelo económico ni ideología. Es cierto que más personas están informadas sobre los escándalos de la corrupción brasileña, aunque las conclusiones de este conocimiento son la convicción de que todos son corruptos y que la solución es un gobierno de “mano dura”, el código social que identifica a un poder que no se detiene en las formas. Del populismo político hemos pasado al populismo penal y de allí al populismo anti corrupción que es igualmente político, en clave recargada.
Es cierto que ante a los casos denunciados el sistema está funcionando –en un desempeño relativo, caótico y fragmentado–, lo que es advertido por una opinión pública que no parece estar sedienta de sangre pero sí de resultados tangibles. El único desempeño estatal aprobado y de modo ligero es el de la fiscalía, con un registro inferior al de la prensa, señal inequívoca del predominio del juicio mediático que a diferencia de Brasil, no ha sido todavía superado por las indagaciones del Estado.
Estos datos indican que el juicio público se ha independizado del juicio mediático. No obstante, ¿Por cuánto tiempo más el consumo de imágenes y de datos atajará la exigencia de resultados? Difícil estimarlo en un país donde casi todos creen que la mayoría o todos los políticos son corruptos y, al mismo tiempo, que los peruanos son igualmente corruptos (IPSOS).
En la idea de “tu corrupción es mi corrupción” puede residir en parte la explicación de un “que se vayan todos” todavía pasivo y poco callejero; al fin y al cabo, más allá de la disposición de la gran mayoría de salir a las calles para exigir castigo a los responsables (GfK), otra mayoría también piensa en que no vale la pena denunciar un acto de corrupción porque “igual no pasa nada”, o que denunciar un acto de corrupción es peligroso porque “después se la agarran contigo” (GFK).
El “que se vayan todos” peruano no tiene todavía representación política; es un instante revolucionario sin revolucionarios, una crisis sin liderazgos que fuercen los cambios, y una tendencia con poco movimiento. Alberto Adrianzén llama a esto una crisis sin actores, es decir, un extraño momento donde las fuerzas parecen libradas a su suerte. En algún momento me ha parecido que los protagonistas de este período y las tendencias que encarnan, a pesar de la virulencia con la que se expresan en las redes sociales y en los medios, y del modo en que anatemizan a sus adversarios, vagan en un drama a la espera de un guion que no aparece.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Los 100 días de PPK; o porqué sufren los poderes

Por Juan De la Puente
La reciente encuesta de GFK (30 de octubre) como la anterior de IPSOS (16 de octubre) revela la caída de la aprobación de los políticos en el poder o fuera de él  y de las instituciones. Por esa razón no se puede analizar los 100 días de PPK olvidando las cifras y reiterando las visiones de un escenario convencional, olvidando la excepcionalidad de la actual gobernabilidad peruana. Aquí algunas reflexiones
 
1.-  El escenario que dibujan las encuestas no es plano. Algunos análisis muy básicos leídos estos días incurren a mi juicio en por lo menos tres errores: 1) en el balance de los 100 días pretenden segmentar la opinión pública asumiendo que determinados fenómenos (como el caso Moreno o el caso Vilcatoma, por citar dos ejemplos) impactan solo en un sector político o institución; 2) asumen que se ha formado el escenario tradicional peruano de caída de la aprobación del poder, explicado solo por los errores cometidos y por el incumplimiento de las ofertas electorales; y 3) establecen patrones ideológicos “anti” para explicar los resultados, sea porque PPK se “fujimorizó”, porque el fujimorismo no cambió, porque el gobierno se ha corrido a la derecha, o porque fue abandonado por los caviares que lo respaldaron en la segunda vuelta.
2.- Por fortuna, el escenario es menos plano que nunca. En la encuesta de GFK se confirma que la aceptación del gobierno reproduce las brechas sociales y territoriales ya conocidas y se expresa a través de mayores grados de tolerancia o desconfianza ciudadana. PPK ha caído a una aprobación de 52% pero mantiene el 70% en los sectores A/B y cae aún más en  los sectores D/E a 48%. Esta aprobación es mayor en el centro y oriente del Perú, de 61% y 63% respectivamente, y el mismo tiempo, Lima refleja un clima político especial, donde la aprobación es menor (47%) y la desaprobación es mayor (35%). Allí se condensa la desconfianza.
3.- No hemos olvidado las elecciones. Por otro lado, a pesar de que los ciudadanos demandan la unidad y el cese de las disputas partidarias, las tensiones electorales parecen no haberse diluido. Los votantes de Keiko Fujimori perdieron la paciencia con PPK y por esta razón solo el 32% lo aprueba y el 52% lo desaprueba. En cambio, los votantes de  PPK resisten: lo aprueba el 77% y solo el 12% lo desaprueba.
Si nos atenemos a las encuestas de julio, agosto y setiembre parecía que el país había pasado la página en tanto que los ciudadanos premiaban a todos por su moderación y cooperación. Este temperamento se evidencia precario como el de los políticos y solo se puede explicar por la re-emergencia de la desconfianza o las expectativas urgentes que no han recibido una inyección de optimismo.
4.- Todos bajan. En efecto, el Poder Judicial es solo de 13% y su desaprobación se acerca al 70%. El Congreso pierde 12 puntos de respaldo (de 39% a 27%.)  y su presidenta, Luz Salgado, baja ocho puntos, (de 44% a 36%). En otros sondeos, como el de IPSOS de octubre, se advierte que también el descenso de la aprobación del Poder Judicial y de Keiko Fujimori.
5.- Vuelve la desconfianza. A los 100 días del inicio del gobierno de PPK ha retornado la desconfianza en el sistema político. Los datos que muestran un deterioro inicial de las percepciones sobre el gobierno y que revelan una crisis abierta por los casos Moreno y Las Bambas y este dato cambia esencialmente el balance de los 100 días de PPK, no para negar lo evidente sino para obligarnos a pasar de la epidermis. Los 100 días de PPK son los 100 del Congreso y del Perú pos electoral. Al fin y al cabo, son los 100 de todos, aunque duela.
6.- El principal logro de los 100 días es el logro de un esquema de gobernabilidad compartida con el Congreso. Esta una suerte de consenso a palos que a pesar de las tensiones diluye por ahora la posibilidad de un escenario de bloqueo y de vetos del Parlamento al Gobierno. El que ha ganado más con este esquema es el Gobierno pero el fujimorismo, aunque en menor medida no deja de ganar porque aparte del camino escogido no tenía otro. Asumir las otras opciones habría sido un suicidio aunque este esquema se dirija luego del caso Moreno a una dualidad que varios relativizábamos hace cuatro meses.
Esta gobernabilidad compartida no tiene la misma recepción en la sociedad. Desde el inicio del gobierno se aprecia una narrativa unitarista de los ciudadanos que se volcaron en absoluta mayoría a favor de que el Congreso le otorgue el voto de confianza al Gabinete Zavala y le otorgue las facultades legislativas. No hay duda que en poco o mucho, el incremento de la aprobación del Congreso y de su presidenta está relacionada a la respuesta positiva ante este reclamo.
El cuestionamiento de ese consenso tácito tiene en la narrativa empresarial más exigente, el pedido de convertirse en un pacto de cogobierno, aunque es criticado también por una parte de la élite, con el argumento de que el gobierno está entregando demasiado o que una probable alianza le hace perder al Gobierno perfil y perspectiva. Esta percepción se ve impulsada por decisiones como la designación de José Chlimper y de Rafael Rey al Congreso, u otras anteriores. En una parte del establishment no existe esa narrativa unitarista.
7.- Por lo señalado, un balance de los 100 días de PPK no puede basarse en la separación al gobierno de la oposición parlamentaria, o en el análisis de los sectores para determinar aciertos y errores. No cabe duda que el Gobierno ha hecho algunas cosas bien y otras mal, al igual que el Congreso, pero el saldo del balance no puede ser la mirada convencional de un escenario que no existe.
La narrativa unitarista está llegando a su fin, La desconfianza se está convirtiendo en el signo dominante de la política. Los técnicos de PPK sufren de un déficit de política y los políticos del Parlamento. El país ya no quiere los pactos para conservar sino para cambiar. Es la otra cara de la gobernabilidad compartida.

lunes, 2 de mayo de 2016

Dos grandes leitmotivs en campaña. Análisis de la encuesta GFK 1.5.2016

Por Juan De la Puente
La reciente encuesta de GFK (1.5.2016) ratifica el escenario que la encuesta de Ipsos planteara hace una semana, con dos modificaciones: la brecha de votos entre PPK y Keiko se cierra y lo que se tiene es un empate técnico, y el hallazgo del leitmotiv electoral por el fujimorismo contra PPK.
1.- Este empate deja sin embargo fenómenos reiterados en el aire, como que en el norte se ha resuelto la campaña en favor de Keiko que le lleva más de 20 puntos de ventaja a PPK (46% a 33%); y que PPK ha volteado el partido en el centro (47% contra 39%). El oriente se muestra en favor de Keiko (45% vs 39%) y el sur en favor de PPK (47% vs 32%) pero todavía con altos números de votos en blanco y nulos. No olvidar que en el oriente se tiene 15.2% entre blancos/viciados y en el sur 20.5%.
Sobre territorios, dos datos más: también se batalla en Lima aunque la ventaja de PPK tiene la comodidad de 6 puntos de diferencia (48% a 41.8%). La encarnizada lucha en el Perú rural parece haberla ganado Keiko que le lleva 15 puntos de ventaja a PPK (49% a 35%).
3.- En sectores también hay números fijos; en A/B, PPK le lleva 38 puntos a Keiko (64% a 26%) pero ella tiene una mayor intención de voto en D/E; son 15 puntos de diferencia (49% a 36%) que en el conteo final equilibrará la hegemonía de PPK entre los sectores más acomodados, porque el electorado A/B es menos de la mitad en votos que D/E.  Las clases medias tradicionales, el sector C, está con PPK pero allí no hay un vuelvo en favor de este (46% a 40%).
4.- Se tiene 13.6% de electores blancos/viciados, aunque esta actitud es mayor en C, D/E, en el sur, el oriente y en el Perú rural.  Hay 25% de indecisos fuera de Lima, es decir, los que no han decidido su voto o los que han decidido pero pueden cambiarlo. Se debe considerar que el 44% de los que votarán blanco/viciados consideran que PPK y Keiko son iguales.
Algunas conclusiones
a) Reitero que la matriz de transferencia de votos de la primera vuelta está agotada y que lo que está en disputa, unos cuatro millones de votos, reclaman acuerdos, pactos y adhesiones explícitas. Keiko ha hecho dos, el 24x24 con la familia policial y otra con la familia minera informal/ilegal. Eso significa por lo menos un 1% del padrón electoral.
b) Se forman los círculos de exclusión propios de una segunda vuelta donde se vota en contra más que a favor. PPK cierra con Lima, el centro y en el sur (falta ver como se mueve el bolsón blanco/viciado), y en A/B; y Keiko cierra con el norte, oriente, D/E y el Perú rural. ¿Qué queda en disputa más abierta? las clases medias, Lima en parte, las grandes ciudades y la parte rural del sur que parece no haberse volcado por ninguno de los dos.
c) La batalla electoral se realiza desde hace algunos días con dos leit motiv: el antifujimorismo que realiza la mitad del trabajo de PPK y la brecha abajo/arriba que parecer haber encontrado Keiko contra su adversario luego varios palos de ciego. El 47% cree que Keiko es la candidata de los que menos tienen y el 64% cree que PPK es el candidato de los empresarios.
d) El enemigo de Keiko, ya sabemos, es el pasado y su numerosa bancada, y el enemigo de PPK es su falta de alianzas y gestos, la falta de pronunciamientos de la izquierda, el Apra y Acción popular, y la audacia populista del que hace gala la candidata de Fuerza Popular, y que ha llevado su antivoto a la baja (40%). Con cifras en la mano, la única alternativa de ambos es también diferenciarse en lo económico.

sábado, 2 de abril de 2016

Análisis de la encuesta de GFK. Se combate pueblo por pueblo

Por Juan De la Puente
La encuesta de GFK publicada el 01 de abril es densa: 1) indaga por intención de voto presidencial y parlamentaria; 2) realiza un simulacro para la elección presidencial y parlamentaria; 3) indaga por el voto seguro y por el antivoto; y 4) estudia el perfil de los votantes. Tanta información puede llevar a confusión, de modo que no me referiré a los simulacros y analizare principalmente la intención de voto, acudiendo muy puntualmente al perfil y al antivoto.

TENDENCIAS.
1.- La encuesta confirma que la campaña electoral se ha transformado en una disyuntiva de modelos políticos. La polarización que siguió a la exclusión de los candidatos Guzmán y Acuña, ahora es común a todos los sectores y territorios, y ya no solo a los sectores A/B y Lima.
2.-  Esta polarización, expresada sobre todo en el antifujimorismo vs antiizquierdismo ya no bloquea a sus partes como exhibían otros sondeos (Ipsos 27 de marzo). Hace efectos en todos los sentidos, reduce la intención de voto o la sube, baja el nivel de votos blancos y viciados, y ha empezado a concentrar compromisos políticos.
3.-  Conforme se acerca el 10 de abril, Keiko Fujimori y Verónika Mendoza suman votos aunque de modo diferenciado. La anterior medición de GFK fue publicada el 20 de marzo. En 12 días, la intención de voto muestra tendencias firmes. Keiko (35%) sube 1.2% y Verónika (14%) sube 6.5%, en tanto que PPK (16.1%) se mantiene, Barnechea (9.7%) baja 2,1%, Alan estable (5.5%) y Santos apareciendo (2.7%).
MOVIMIENTOS
4.- Verónika Mendoza. Las de ella, todas son ganancias. En 12 días sube más de 8 puntos en el interior, 8 en el norte, 12 en el centro, 11 en el sur, 13 en el Perú rural, más de 10 puntos en el sector D/E, casi 14 puntos entre los jóvenes y más de 8 puntos entre las mujeres. Su más débil crecimiento es en Lima, solo 2 puntos.
5.- Keiko Fujimori. Ella crece menos pero lo hace en zonas estratégicas. Aumenta 6 puntos en Lima, más de 7 puntos en A/B, 4 en C, más de 6 entre las personas de 40 años-a más y otros 5 en el centro del país (40.5%).
Pero también tiene caídas, 5 puntos en D/E y otros 5 entre los jóvenes. Cae 4 puntos en el norte aunque sigue allí con 40%, 2 el sur, su territorio más bajo (21.5%) y 2 en el oriente (37.2%). Keiko ha caído 5 puntos en el Perú rural (36%).
6.- Pedro Pablo Kuczynski. PPK está en apuros. Sube poco en A/B y C, 2 puntos en promedio, pero baja en D/E otros 2; cae 4 puntos entre los jóvenes, resiste en Lima (baja un punto) pero cede espacio en el centro del país, 5 puntos (11.1%), no se sabe si en favor de Keiko o de Verónika. Resiste también en el sur (13.5%) y escala casi 8 puntos en el oriente (20.6%), aunque la brecha entre su voto urbano y rural se amplía. Allí ha caído a 4.8%.
7.- Alfredo Barnechea. Su situación es más clara, cae en plazas fuertes; en Lima 4 puntos (9.2%), en A/B más de 9 puntos (13.7%) se ha hundido en el centro donde pierde casi 7 puntos (3.6%) y otros 4 en el sur (11.7%). Los únicos territorios donde sube es en el oriente, más de 6 puntos (13.6%) y el Perú rural más de 6 (10.1%).
PERSPECTIVAS
8.- Los realineamientos son evidentes. A/B, que repartía sus preferencias en tres candidatos (KF, PPK y AB), empieza a cerrar filas con Keiko y PPK. Sucede algo parecido en C aunque allí todavía se tienen 13% de votos viciados. No pasa lo mismo en D/E que se convierte en zona de disputa y donde Verónika irrumpe con 17%, le lleva varios puntos de ventaja a PPK y donde Keiko cae 5 puntos.
9.- También hay realineamientos claros en zonas geográficas. En Lima donde Keiko estaba estancada y subían PPK, Barnechea y un poco menos Verónika, las cosas han cambiado: Keiko trepa 6 puntos, caen PPK y Barnechea y sube Verónika.
10.- Fuera de Lima se combate pueblo por pueblo. Los territorios se mueven en distinta intensidad y salvo el centro donde trepa 5 puntos, Keiko cae en todos. No es una caída libre aunque la arremetida de Verónika en el sur ya la superó. La ventaja de Keiko sobre los otros candidatos en el norte, centro y oriente es cómoda y allí aún no se podría hablar de una polarización extrema. Lo que se advierte son crecimientos significativos en pocos días –lo que se ha dado en llamar olas-, fuertes en el Perú rural y el sur en favor de Verónika y en el centro en  favor de Keiko.
11.- Todo indica que las plazas que tienden a polarizarse entre las dos candidatas son las siguientes; 1) el centro; 2) el norte; 3) los sectores D/E; y 4) los jóvenes. En los perfiles del elector sobre los que indaga GFK, ambas tienen más de 2/3 de sus votantes en D/E y en los jóvenes, aunque el electorado de Verónika es más regional que capitalino. Aun así no olvidar que Keiko lleva 20 puntos de ventaja y el que desea pasar con cierta fuerza a la 2a vuelta debe crecer por lo menos 5 puntos más.
12.- Verónika está en alza y viene con fuerza desde las regiones y jóvenes. No obstante, no habría que dar por perdida la posición de PPK en la campaña aunque queda claro que la extrema contracampaña que se desata contra Verónika, incluido portadas y subidas del dólar, que se hacen para impedir que la candidata de la izquierda pase a la 2ª vuelta, hacen invisible a PPK y tributan en favor de Keiko.
13.- El potencial enemigo de PPK es la concentración del voto, porque no está actuando como un audaz centrista en la polarización antifujimorismo vs antiizquierdismo, porque no quiere o porque no puede. Él y sus aliados políticos y mediáticos solo pelean contra la izquierda pero la cabeza de la movilización contra el Frente Amplio no es él; él es parte del cuerpo. Aun así, puede recuperar fuerzas en los sectores A/B y C, puede ganar el debate del domingo, y puede capitalizar votos de Barnechea y de la misma Keiko y Verónika si cometen errores garrafales. Tiene una tendencia menor a la que registra la candidata del Frente Amplio pero también tienen antivoto parecido al de aquella. Finalmente, no sabemos cómo terminarán las dos grandes movilizaciones de estos días, contra el fujimorismo y la izquierda porque parece que los candidatos se benefician o se perjudican de los antis pero no los manejan. Las contracampañas ya tienen vida propia y una de ellas, la del 5 de abril, si se desborda, puede perjudicar a Verónika, porque la otra, ya la favoreció.
 

lunes, 21 de marzo de 2016

Diferencias entre las encuestas de Ipsos y GFK


Por Juan De la Puente
El 20 de marzo se han publicado dos encuestas, de las empresas Ipsos Perú y GFK, que considero las de mayor credibilidad. La idea general sugiere que no procede comparar los resultados de una y otra, aunque si ambas son publicadas el mismo día es conveniente intentar explicar algunas diferencias.
Los dos sondeos muestran resultados parecidos en la ubicación de los 5 candidatos en lisa para la segunda vuelta. Las cifras difieren en algunos datos. Ipsos muestra a Keiko Fujimori en 31% y a Verónika Mendoza en 12%, en tanto GFK muestra a Fujimori en 33.8% y a Mendoza en 7.5%. Respecto al antivoto, Ipsos registra un antivoto de Keiko en 46% parecido al 44% de GFK, pero esta empresa registra antivotos más bajos de PPK, Barnechea y Verónika.
Del mismo modo, Ipsos registra resultados más estrechos en una probable segunda vuelta entre Keiko y los otros candidatos mientras que GFK registra resultados más holgados en casi todos los casos, con el añadido que en el sondeo de Ipsos PPK le ganaría a Keiko.
La primera explicación residiría en que  los candidatos tienen distintos puntos de partida. Así Keiko tenía en Ipsos en febrero 4 puntos menos que lo recogido por GFK y PPK 2 puntos más.

Ipsos Perú
ENE
FEB
MAR 14
MAR 20
K. Fujimori
33
30
32
31
PPK
13
9
14
15
A Barnechea
Otros
4
9
12
V Mendoza
2
4
9
12
A García
8
5
6
6

GFK
DIC
ENE
FEB
MAR
K. Fujimori
29.5
32.6
34.6
33.8
PPK
10.9
9.5
6.9
15.9
A Barnechea
Otros
0.5
5.1
11.8
V Mendoza
2.4
1.5
3.7
7.5
A García
4.7
6.5
4.3
5.8

¿Este hecho por si solo podría explicar la diferencia de 2.8 menos para Keiko en la encuesta de Ipsos y  4.5 más para Verónika?
No, por lo que también es preciso analizar el efecto de las metodologías y fichas técnicas relativamente distintas en los siguientes sentidos: 1) Ipsos hizo su trabajo de campo entre el 15 y 17 de marzo y GFK antes, entre el 11 y 15 de marzo; 2) Ipsos entrevistó a 1792 personas y GFK a 181 personas menos, a 1611 personas; Ipsos confiere a su sondeo una representatividad del 82% y GFK 77.7%; e Ipsos un margen de error de +- 2,3%  y GFK de +-2,4%.
En este punto los resultados diferentes no se deberían al tipo de muestreo que ambos comparten sino a la distribución de ellas. Ipsos no consigna mayores datos y GFK señala que trabajó en 24 departamentos, 60 provincias y  131 distritos. Habría que precisar si esta vez la muestra de Ipsos se desplegó como en la encuesta del 14 de marzo que se realizó en 24 departamentos, 76 provincias y 97 localidades del país (no necesariamente distritos), o si fue más cercana a la muestra de  febrero: 24 departamentos, 61 provincias y 66 localidades. Eso se apreciará cuando Ipsos cuelgue en su web más detalles de su ficha técnica. Dicho sea de paso, solo estas dos encuestadoras se dan el trabajo de subir a su homepage este tipo de información. A ello habría que agregar por ejemplo información de las personas que se negaron a responder la encuesta y si hubo reposición de entrevistados en cada caso. Dato final, Ipsos ha hecho una encuesta más, el 14 de marzo.
Una explicación final es que la encuestas están registrando a electorado en movimiento, y no solo por la repartición de los votos de Julio Guzmán y César Acuña entre los que quedan en campaña, sino porque además se registran caídas u aumentos significativos en las regiones, en el Perú rural, en los sectores A y E.
Esto no obvia que en un análisis más exhaustivo se aprecia errores en el marco muestral, falta de profundidad en la recolección de datos –sobre todo en las regiones- y otros problemas referidos a la representatividad de la encuesta.