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martes, 27 de junio de 2017

Encuestas: divididos, desgastados y rechazados.

Se puede analizar las coyunturas cortas como las que tiene el Perú tomando en cuenta las encuestas o no. Si uno decide no considerarlas –decisión válida y aceptada en la ciencia política y en la sociología política- está sin embargo obligado a usar otros instrumentos de análisis, como la observación empírica, el análisis de actores, focus group, entrevistas de profundidad, observación de tendencias, construcción de mapas, etc. Y si decide tomar en cuenta los sondeos de opinión, debe tomar todos los datos referidos a los actores o sistemas analizados, y no solo algunos.
1.- La reciente encuesta de opinión de GFK y publicado por La República el 25 de junio, abarca la aprobación de los actores políticos e instituciones y su desaprobación, pero también incluye datos que integran un ámbito que podríamos titular como “nivel de rechazo”, es decir, una percepción crítica que va más allá de la desaprobación.
2.- Las aprobaciones se han movido poco; algunas caben en dentro del margen de error de la encuesta (PPK +2, Zavala +2, el Congreso +1, en tanto que el gabinete y el Poder Judicial se mantienen). La caída de Keiko supera por poco el margen de error (de 42% a 39%) mientras que la de Luz Salgado como titular del Congreso se recupera (de 25% a 30%), probablemente por su desempeño en las interpelaciones.
Aun así, no sebe pasarse por alto que el Presidente PPK tiene 38% de aprobación, que la líder de la oposición 39%, y que quien quedó en el 3er lugar en las elecciones, Verónika Mendoza, ha pasado de 24% a 28%. Tampoco puede obviarse que para los ciudadanos Keiko es más querida, respetada y enérgica que PPK.
3.- En la elite existe una sensación de aguda división e incertidumbre que la opinión publica relativiza. Luego de 45 días de batalla, solo el 39% cree que las relaciones entre el Gobierno y el Congreso son conflictivas, frente al 38% cree que avanza a pesar de las tensiones, y un 11% que cree que son cordiales. La sensación de conflicto entre poderes se ha movido en tres meses apenas 6 puntos. En suma, la sociedad no comulga con la idea de que hay una dura batalla en las alturas y piensa que, palabras más o menos, ambos son lo mismo.
4.- Los ciudadanos no están premiando a nadie en esta batalla. Al contrario, a la pregunta sobre lo que esperaba del Gobierno hace un mes la respuesta “es igual de lo que esperaba” era 48% y ahora 41%. En cambio, los porcentajes de que el gobierno se desempeña “mejor de los que esperaba” es bajo (12%), se mantiene la idea de que es “peor que lo que esperaba” (32%) en tanto sube de 10% a 15% el porcentaje de los que “no esperaban nada”. Igual sucede con el Congreso: 39% cree que se desempeña igual a lo que esperaba; 27% peor de lo que esperaba; 13% mejor de lo que esperaba y 20% no espera nada. Siendo así, y agregando percepciones, casi de la mitad de los peruanos cree que ambos poderes están peor de lo que esperaban o no esperaban nada.
5.- A eso debe agregársele siete datos duros algunos de los cuales pueden doler, pero que no pueden ser ignorados: 1) más de dos tercios cree que lo que viene del Gobierno y del fujimorismo será igual o peor de lo que hubo hasta hora; 2) el 45% sostiene que ni PPK ni Keiko tienen un plan claro para el país; 3) el 58% cree que está informado poco o nada de lo que hace el gobierno; 4) que el 65% cree que Alfredo Thorne si ejerció presión sobre el Contralor; 5) que más de dos tercios no conoce que propone la oposición sobre seguridad ciudadana, la principal razón de desaprobación del Gobierno y el asunto por el que fue interpelado el ministro Basombrio; 6) la aprobación de Keiko ha subido a 48% en Lima pero su desaprobación ha trepado a 64% en el sur; 7) que PPK tiene una aprobación de 47% en los sectores A/B y una desaprobación de 60% en Lima; y 8) el 37% cree que el Congreso obstruye, contra el 46% que el Congreso está haciendo lo que debe, es decir, fiscalizar al Gobierno.
6.- Se puede hacer política ignorando estos datos. Si, y de hecho la mayoría de partidos, podres y medios lo están haciendo, intentando que la crisis que agita y envenena las relaciones entre los poderes se resuelva en las alturas. Podrían lograr que algunos avances, pero esa pobre gobernabilidad que implica que los políticos no se peleen tiene sus límites, especialmente si en ese esfuerzo no es comprendida la sociedad y los otros actores regionales y locales. Un pacto en las alturas ahora, sustentado en dos poderes desgastados y rechazados será pan para hoy, hambre para mañana.

7.- La nueva paradoja de este escenario es por un lado la progresiva división de los principales actores institucionales, y por el otro el rechazo de la sociedad a su modelo de concebir la política y la gestión del sistema. A ello se agrega la falta de una narrativa de ambos o de uno de ellos para entusiasmar a la sociedad. La búsqueda de nuevas razones que mejoren la relación entre el poder y os ciudadanos está a la orden del día, y esta podría ser –depende del alcance y contenidos- atajar la irrupción de una recesión económica, relanzar políticas sociales y salariales, reformar las instituciones, relanzar la descentralización e inversión pública, o resonantes éxitos en seguridad ciudadana. Frente a ese desafío mayor y que demanda más inventiva, que en el fondo es retornar a las ofertas electorales del año pasado, se tienen por ahora medidas polémicas, arriesgadas y provocadoras como el indulto a A. Fujimori o el cogobierno imposible entre PPK y el fujimorismo. Otra vez la elite de espalda a la realidad.

martes, 30 de mayo de 2017

Viva la papa

Por Juan De la Puente
Mi madre y mi padre eran agricultores y la cultivaban para venderla. Eran paperos; mis tíos por ambos lados también, especialmente mi tío Justo, y ahora algunos de mis sobrinos. Todos ellos y mis hermanos mayores nacieron en Chaglla (Pachitea), el distrito más papero de Huánuco y el Perú.
Yo soy también papero por mi dedicado gusto a ella. No es posible ser huanuqueño sin ser papero; uno de los espacios más grandes del Mercado Modelo de mi pueblo está dedicado a la venta de papas y era parte de mis curiosidades de pequeño, deslumbrado por tantos colores y por el olor de tierra que despedía.
Mamá servía al mediodía un plato de papas medianas; yo llegaba del colegio y me comía 3 o 4 antes del almuerzo otras 2 o 3 con el segundo, con una zarza de ají suave, con aceite y cebolla china. También la comíamos como calentado en la tarde o al día siguiente, picada en pedazos y pasada levemente por la sartén mezclada con el arroz que quedaba del almuerzo, una delicia a medio camino entre lo crocante y lo cocido.
Variedad higosh.
Una infinidad de platos que preparaba mi madre tenía a la papa de protagonista o acompañante, aunque nunca me pareció modesta en ese acompañamiento: el locro huanuqueño; caldo de huevo, caldo verde, sopa de letras, caldo de mote, sopa de sémola, caldo de habas, sopa de cushuro (morón) chupes, escabeches de pollo o pescado, picante de cuy, guiso de legumbres, estofado de pollo, puré, picante de papa, picante de carne, picante de indio, causa rellena, papa rellena, bolitas de papa sin relleno con puntitos de ají, caucau, secos de carnero o pollo, ensalada con lechuga americana con medio huevo, ensalada de chochos, papa a la huancaína y pachamanca, por citar algunos. Solo dos veces probé el tocosh, que es la papa fermentada con un olor desagradable, pero rico en vitaminas y penicilina.
He probado papas en otras presentaciones en la más absoluta pluralidad de comidas nuestras y de fuera. Debo haber degustado alrededor de 300 variedades de papa, desde las más conocidas como Canchán, Tumbay, Palta Negra, Tomasa, Revolución, Capiro, Negra, Huayro, Amarilla, Peruanita, entre otras. Las más sabrosas son no obstante las cultivadas para el autoconsumo, la mayoría pequeñas, no siempre redondas. Recuerdo las que probé en Qera, Chaulán, Margos, Marias, Cauri, Jivia, Huarín, Jesús, Pachas, La Unión, Challga, Molinos y Panao y en otros pueblos huanuqueños que visité a lo largo de mi vida, variedades cuyo nombre se me han perdido en la memoria. He probado también la papa colombiana, ecuatoriana y boliviana, y las que se cultivan en Francia, Alemania, Holanda y Bélgica.
Me quedo con una, la variedad higosh, pequeña -algunas se parecen de verdad a un higo- con tonos rosados y morados claros, que probé de niño y adolescente, y que me dejó maravillado las tres o cuatro veces que mamá compró en el mercado de Huánuco, en la parte de afuera, en el Jr. San Martín, donde vendían en los años 70 las mamachas que bajaban de la sierra alta. Mi madre me dijo que venía de las alturas de Huarichacra (Panao). Mi hermana Cristina lo volvió a encontrar para mí en el mismo mercado hace años, luego de 30 largos años.
Es obvio que después de haber probado tantas variedades nativas y comparado sabores naturales no tenga predilección por las papas embolsadas, repletas de químicos, o las fritas. Es que tienen demasiada sal y la fritura a tan elevada temperatura mata el sabor de la pulpa, la parte más deliciosa de una papa recién cocinada, y si es mediana o pequeña mejor. Las papas más deliciosas son las arenosas y más aún las de colores. No hay nada más delicioso que comer una papa con cáscara.
Luego he tenido un contacto editorial permanente con la papa. El Fondo Editorial de la USMP que dirijo ha publicado varios libros sobre el preciado tubérculo, bajo el impulso del Dr.  Johan Leuridan. Entre los libros mas memorables está La flor morada de los andes, de Sara Beatriz Guardia, que obtuvo el Premio al Mejor libro del mundo el año 2004 en los premios Gourmand Cookbook Awards, traducida al francés como la fleur violette des andes.
Feliz Día de la papa.

sábado, 29 de abril de 2017

Ancash corrupción más corrupción (I, II y Final)

Ancash  corrupción más corrupción (I, II y Final)
http://larepublica.pe/impresa/opinion/865131-ancash-corrupcion-mas-corrupcion-i
http://larepublica.pe/impresa/opinion/867596-ancash-corrupcion-mas-corrupcion-ii
http://larepublica.pe/impresa/opinion/870070-ancash-corrupcion-mas-corrupcion-final
La República
La mitadmasuno
14, 21 y 28 de abril de 2017
Juan De la Puente
Lo que sigue es una seria de tres artículos publicados en La República los días 14, 21 y 28 de abril, respectivamente, en los que abordo el desenlace de la corrupción post corrupción en Ancash, como una caso de la escasa utilidad de la movilización anti corrupción sin pactos y soin cambios en la formación de la representación y en el juzgamiento de las tramas de crimen político organizado.
(14 de abril de 2017)
El 15 de marzo del 2014 fue asesinado el ex consejero regional de Áncash, Ezequiel Nolasco. Nueve meses después, el 7 de diciembre de ese año, en la segunda vuelta de las elecciones regionales y municipales, fue elegido como gobernador regional Waldo Ríos. Entre ambas fechas se realizó una intensa movilización en favor de la transparencia pública que no evitó el triunfo de Ríos, ex convicto de corrupción.
El de Áncash es un laboratorio del fracaso de las políticas de transparencia pública. Lo que se registra allí es un auge de prácticas públicas ilegales que ha logrado superar la caída y desarticulación del grupo criminal liderado por César Álvarez y reconstruir redes mafiosas que, aunque menos organizadas, definen una forma de gestionar los bienes públicos y las relaciones del poder con la sociedad.
Nunca como luego del asesinato de Nolasco se llevó a cabo en Áncash una denuncia tan indignada y detallada del poder venal. Los ciudadanos se enteraron de las actividades ilegales organizadas alrededor del Movimiento Regional Cuenta Conmigo que bajo la dirección de Álvarez tejió una red que sedujo a la justicia, la policía y la prensa, y cuyos tentáculos llegaron al Congreso, el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), el Ministerio Público. Los reportajes sobre esta red, la detención de decenas de personas, las audiencias públicas, las marchas ciudadanas y la publicidad de las investigaciones judiciales y del Parlamento, dieron forma a un escenario anticorrupción inédito.
Esa movilización no obstante fue débil ante los desafíos. En mucho fue más indignación que acción; no significó la formación de alianzas para recuperar el sentido creador de la gestión pública en ese territorio, ni implicó cambios en la oferta política a los ciudadanos. Situada esta movilización en una etapa de dura resistencia a los cambios, no se benefició de una reforma electoral sencillamente porque esta fue burlada.
Ese escenario posibilitó el retorno de Waldo Ríos: él fue sentenciado a 4 años de prisión por recibir 10 mil dólares de Vladimiro Montesinos para pasarse a la bancada fujimorista el año 2000. De retorno a las canchas, formó el Movimiento Regional Puro Áncash con el que ganó las elecciones regionales del año 2014 prometiendo entregar 500 soles a cada ancashino de los recursos del canon minero, del presupuesto de la región de las provincias y de los distritos para que los ciudadanos “se compren refrigeradoras, cocinas, televisores, laptops, bicicletas, y juego de dormitorio”, tal como rezaban sus consignas de campaña.
Por supuesto que no cumplió su promesa y los ciudadanos –entre ingenuos y burlados– realizaron en noviembre de 2015 un paro exigiendo que se concrete. Luego, el gobierno de Ríos fue escandalosamente corrupto y aunque purga ahora prisión por un delito cometido cuando fue alcalde de Huaraz en los 90, tiene varias causas abiertas por su reciente gestión. Su vicepresidente, Enrique Vargas, acaba de ser condenado a 5 años de prisión por mentir en su hoja de vida.
En Áncash la corrupción es más institucional que la política, y es más competitiva que ella, especialmente más que los partidos políticos. En las elecciones regionales y locales de 2014 compitieron 18 listas y las que pasaron a la segunda vuelta electoral no sumaron ni el tercio de votos emitidos. El Movimiento Ande Mar obtuvo 14% y el de Ríos, Puro Áncash, el 13.6%.
Esa elección ya evidenciaba una virtual inviabilidad del modelo de competencia electoral como mecanismo de reproducción de la democracia; hubo 17% de ausentismo electoral y entre los votos blancos y viciados sumaron 21%. Entre los 8 movimientos independientes que compitieron sumaron el 53% de votos emitidos, en tanto que los 10 partidos nacionales solo alcanzaron el 23% de votos, y salvo las provincias de Asunción Corongo y Huarmey, ningún alcalde de las 17 restantes fue elegido con más de 30% de votos. El récord lo batió la provincia de Raimondi cuyo alcalde fue elegido con el 14% de votos emitidos, un ausentismo del 25% y el 30% de votos blancos y nulos.
………..
(21 de abril 2017)
Las elecciones regionales y municipales del 2014 consagraron en Áncash poderes precarizados por bajas adhesiones, alto ausentismo y votos nulos. Si se suman las ausencias y los votos viciados y blancos se tiene que el 38% de los ciudadanos de esa región dejaron de expresarse a favor de la oferta electoral.
Asimismo, salvo las provincias de Asunción, Corongo y Huarmey, ningún alcalde fue elegido con más de 30% de votos. El récord lo batió la provincia de Raimondi cuyo alcalde fue elegido con el 14% de votos emitidos, un ausentismo del 25% y el 30% de votos blancos y nulos. Los alcaldes de las dos provincias más pobladas, Santa (Chimbote) y Huaraz, se hicieron con el sillón municipal apenas con el 19% y 22% de votos emitidos, respectivamente.
En esa elección, 11 de las 20 provincias fueron ganadas por los partidos nacionales (APP 5, Somos Perú 3, UPP 2 y Perú Posible 1) con votaciones igualmente bajas aunque en la mayoría de distritos triunfaron los movimientos regionales y listas independientes. Por la segunda vuelta regional compitieron dos movimientos.
No se podría afirmar que en esa región se sustituyó el viejo sistema de partidos por uno “nuevo” a cargo de las expresiones partidarias posteriores al año 2000 (Fuerza Popular, PNP y Perú Posible). Al contrario, lo más consistente en la política regional en la última etapa han sido movimientos locales con escasa estructura y caudillistas, como Cuenta Conmigo del ex presidente regional César Álvarez; y el Movimiento Acción Nacionalista Peruano (MANPE), del ex alcalde de Huaraz Lombardo Mautino.
Como en la mayoría de regiones, en Áncash se ha instalado un sistema de representación híbrida donde lo regional y local es copado por identidades políticas no partidarias en tanto que la representación nacional es negociada entre los actores regionales y nacionales con gradual predominio de los segundos.
Desde 1978 hasta 1990 la región fue escenario de una competencia de partidos políticos con predominio del Apra, Acción Popular y la izquierda. En las elecciones de 1980 de 9 diputados, AP obtuvo 5 y el Apra 4; en 1985, el Apra ganó 7 diputaciones y la izquierda 2; y en 1990, el Apra ganó 4, Cambio90 2, el Fredemo 2 y la izquierda 1, en un contexto de bajas votaciones preferenciales. En esa etapa la mayoría de municipios estaba en poder de los partidos.
Desde el año 2001, los políticos de escasa tradición partidaria han hegemonizado la representación de Áncash. Ese año de 5 legisladores, el Apra obtuvo 2 y Perú Posible 3; el 2006, el Apra 2, Unidad Nacional 1 y UPP-PNP 2; el 2011, Perú Posible 2, PNP 1, el fujimorismo 1 y Solidaridad Nacional 1; y el 2016, el fujimorismo 3, la izquierda 1 y Alianza para el Progreso 1. En las dos últimas elecciones fue evidente que los partidos nacionales cooptaron liderazgos regionales extrapartidarios, de modo que 9 de los 10 legisladores elegidos los años 2011 y 2016 un año antes de las elecciones no pertenecían a los partidos por los que fueron elegidos. Desde 1995, Huaraz y Chimbote eligen alcaldes independientes, salvo un período en este último caso, en tanto que Casma, una de las provincias más violentas, ha tenido seis alcaldes desde 2007, uno de ellos revocado y otro asesinado.
Podría decirse que la política ancashina ha creado sus propias franquicias que se relacionan exitosamente con las franquicias partidarias nacionales para efectos de una representación compartida. Es esa política antipolítica la que se ha agotado al expresar sus límites e imposibilidad de gestionar el poder con un mínimo de eficacia.
El costo de esa experiencia es alto: cinco gobernadores regionales en tres años y tres de ellos en la cárcel, varias autoridades asesinadas, otro tanto vacadas y revocadas y una ausencia absoluta de proyecto regional. Entre el 2007-2010, el 10% de las autoridades distritales fueron vacadas y en las elecciones del 2010 se anularon las elecciones en 11 distritos, un récord que no lo consiguieron los paros armados de Sendero Luminoso en los años ochenta.
(28 de abril 2017)
Áncash tuvo cinco gobernadores regionales en tres años, ahora tres de ellos en prisión, autoridades asesinadas, vacadas y revocadas, y una ausencia de proyecto regional. Entre los años 2007 y 2010, el 10% de alcaldes distritales fueron vacados y en las elecciones del 2010 se anularon las elecciones en 11 distritos, un récord que no lo consiguieron los paros armados de Sendero Luminoso en los años ochenta.
Áncash es el laboratorio de un modelo donde lo que sigue a la corrupción es más corrupción, una realidad parecida a varias regiones y municipios, y que si nos descuidamos terminará siendo la forma natural e irreemplazable de la política peruana.
Comparto la idea de que la primera medida para impedir la corrupción de los políticos es prevenirla. En tal sentido, en Áncash como en otras regiones han fracasado las estrategias preventivas, incluidas las más recientes, como la Hoja de Vida y la Ventanilla Única. Esta ausencia de prevención se condiciona con los incentivos a la corrupción, a saber: 1) el incremento del costo de las campañas, 2) la facilidad para la formación de la oferta electoral; 3) el fácil retorno al poder de los políticos sancionados; y 4) la destrucción de las capacidades de control social y público y de rendición de cuentas.
Como respuesta, requerimos abordar seriamente las siguientes soluciones, ahora que empiezan a debatirse las reformas electorales: 1) debe rebajarse el costo de las campañas, con topes a los aportes y prohibiciones de reparto de dádivas –incluidos alimentos– y el establecimiento de un piso mínimo de campaña, prohibiendo al mismo tiempo la publicidad en TV y fijando techos financieros a otras formas de publicidad; 2) la política debe retornar al poder y reemplazar al negocio. De hecho, los políticos que aspiran a representarnos tengan que ser eso, políticos, de modo que se exija un tiempo mínimo de militancia en una organización para postular a un cargo de elección popular, que se acabe el fichaje de independientes –la mayoría por su dinero– y que los partidos y movimientos se formen por lo menos tres o cuatro años antes de los procesos electorales; 3) las autoridades revocadas y vacadas no deberían volver al poder, además de los sentenciados por determinados delitos; y 4) innovar la rendición de cuentas y la transparencia para hacerla vinculante, sancionable, y ágil, reformando y descentralizando la Autoridad Nacional de Transparencia y Acceso a la Información Pública creada por el D. Leg. 1353, que ha quedado claro que no sirve para luchar contra la corrupción. Al mismo tiempo, si el Sistema de Control no es eso, un sistema, financiado y respetado, no habremos avanzado mucho.
También comparto la idea de que la mejor ofrenda a la corrupción es la impunidad, la misma que asume varias dimensiones: 1) tramas corruptas “tocadas” pero no disueltas; 2) investigaciones y enjuiciamientos largos; 3) resistencia a juzgar la actividad criminal organizada, disolviendo los casos emblemáticos; y 4) sanción a los corruptos pero no a los corruptores.
Como respuesta, requerimos abordar las siguientes soluciones: 1) disolver las tramas corruptas, prohibiendo a las empresas y personas implicadas contratar con el Estado, directamente a través de fondos generados e impedir que el funcionario sancionado retorne al Estado a través de otras modalidades informales; 2) reducir los plazos de investigación fiscal, especialmente en los casos de lavado de activos y crimen organizado; 3) impedir la subdivisión de los casos que llevan al juzgamiento del crimen organizado; y 4) sanción a los corruptores, lo que implica de plano cambiar las bases para la formación de las hipótesis delictivas.
Finalmente, estoy convencido en la utilidad de los pactos sociales. En Áncash, como en Cusco, Loreto, Huánuco, Pasco o Tumbes, regiones castigadas severamente por la corrupción, hubo movilización en favor de la integridad de sus políticos pero no pacto, de modo que no se concretó una ruptura clara con el sistema imperante. Nunca más movilización sin pacto.

lunes, 14 de noviembre de 2016

Manual para no hacer nada

http://larepublica.pe/impresa/opinion/813945-manual-para-no-hacer-nada
La República
La mitadmasuno
21 de octubre de 2016
Juan De la Puente
Por segunda vez en los últimos años, el Perú tiene la oportunidad de encarar la corrupción como un grave problema nacional. La primera vez, el año 2014, cuando el asesinato de Ezequiel Nolasco por la mafia que operaba en Áncash, perdimos esa oportunidad. Para ser más precisos, fueron los políticos y los medios los que dejaron pasar ese valioso momento sin hacer nada.
Como hace tres años, las reacciones al caso Moreno se parecen bastante. El manual empieza a desarrollarse: harta indignación pública, investigaciones de la prensa sobre el modus operandi delictivo, políticos asqueados con lo sucedido, la fiscalía y los procuradores tomando el caso con ahínco e investigaciones parlamentarias en camino.
No sostengo que esa indignación y avocación no sean necesarias. Al contrario, la prensa fue eficaz en desentrañar las interioridades de la corrupción en Áncash, Tumbes, Cajamarca, Pasco, Huánuco, Loreto y en otras regiones y ciudades, así como los procuradores y fiscales realizaron con solvencia su trabajo enfrentándose al poder de turno, inclusive.
Sucede que ese episodio no pudo transformarse en un movimiento nacional contra la corrupción para forzar a su paso normas y arreglos institucionales y derribar los muros que colocan los intereses políticos y económicos que se resisten a que el Estado sea una pecera, transparente.
La mayoría de las normas planteadas en ese momento fueron congeladas en el Parlamento o, en una consecuencia derivada, los políticos de entonces creían que su función en este asunto se reducía a presentar leyes. Al mismo tiempo, cuando la indignación cedió no hicieron caso por ejemplo al pedido de más recursos de la Contraloría en un país en que más de S/ 40.000 millones del gasto público están fuera del ámbito de control, a decir del entonces Contralor Fuad Khoury.
En aquel tiempo la prensa insistió en los corruptos, pero no en la corrupción como redes, cultura y organización. La mayoría de medios escondió a los corruptores y a los sistemas de corrupción instalados en las empresas y en el Estado. Nos contentamos esa vez con las imágenes y los símbolos y en pocos meses tuvimos juicios mediáticos que condenaron a los corruptos, pero dejaron sin tocar a los sistemas y a los poderes que corrompen. En un país donde la indignación es de corto plazo y la corrupción y el lobby ilegal son de largo plazo, dejamos de pasar la oportunidad. Ganaron ellos.
Ahora podría pasar lo mismo y por esa razón habría que preocuparse porque la indignación está cediendo y otros temas ocupan la agenda pública. Por eso, creo que de las medidas planteadas por el Presidente Pedro Pablo Kuczynski (PPK) dos son básicas para el propósito de politizar la lucha contra la corrupción en el mejor sentido del término, la convocatoria al Consejo de Estado y la creación de la Oficina Presidencial de Integridad.
Ambas iniciativas nos remiten a la carencia de una agenda anticorrupción, porque lo que tenemos a la vista son medidas saludables desconectadas entre sí. El país tampoco tiene un sistema anticorrupción con responsabilidades del Estado, de los ciudadanos y de las empresas. Otros países de la región en cambio, como lo del ingreso reciente a la OCDE, se dotan de sistemas de prevención además de las sanciones; es el caso de Colombia que ha aprobado un Estatuto Anticorrupción.
Finalmente, junto con las medidas penales situemos el debate en las medidas políticas (¿Suena otra vez las palabras reforma electoral?), administrativas, educativas y preventivas. Y si se trata de leyes, vayamos en serio; habría que recordar que en algunos países las empresas desarrollan hace años códigos contra el soborno certificadas por el Estado y se avienen con gusto a los cambios normativos para permitir la colaboración anticipada para los ejecutivos que denuncien sobornos, o la responsabilidad penal de las personas jurídicas, resistida en el Perú por una alianza entre ciertos medios y grandes estudios de abogados.

sábado, 15 de octubre de 2016

No toquen mi curul

http://larepublica.pe/impresa/opinion/801310-no-toquen-mi-curul
La República
La mitadmasuno
9 de setiembre 2016
Juan De la Puente
Algunos análisis centran nuestro equilibrio de poderes en la distancia entre el Congreso y el Gobierno fijando un código que indica que a más distancia entre ambos habrá más inestabilidad. Esta semana, sin embargo, irrumpió una variable que influirá decisivamente en el juego de fuerzas: la distancia entre los congresistas y sus bancadas y partidos, y la de los congresistas entre sí.
Repitiendo lo que sucede desde el 2001, el Congreso no se emplazará exclusivamente desde su relación con el Ejecutivo sino también desde su drama íntimo. Por ahora, dos bancadas que pertenecen a grupos políticos nuevos, Frente Amplio y Peruanos por el Kambio, estrenan divergencias donde la sangre ha llegado al río; otra bancada, el APRA, no exhibe sus diferencias pero ha sido impactada por la extensión de choques externos; y una cuarta, Acción Popular, está unida en el Parlamento pero atraviesa fuera del Congreso una dura discusión sobre la legalidad de sus dirigentes partidarios.
Este fenómeno no obedece a razones exclusivamente parlamentarias. Los casos del Frente Amplio y el Apra tienen relación directa con la construcción del futuro, en tanto que lo que ocurre con la bancada del gobierno y AP son problemas propios de la comprensión del presente. Aun así, la primera expresión de estos problemas es la tensión entre el parlamentario y el partido.
En las nuevas bancadas se advierte la falta de dos de los incentivos para la unidad, la identidad política –muy poderosa en el fujimorismo y el Apra– y la reelección. En cambio asoman otros argumentos que en teoría no deberían colisionar con la lógica partidaria: la defensa del carácter individual de la representación y el voto preferencial.
Si no se acometen reformas electorales y de funcionamiento interno, el sino de este Congreso será la fragmentación. Lo que debilitó a los tres parlamentos elegidos desde el 2001 fue más su dispersión interna que su relación con los gobiernos (aunque en este último punto habría que anotar la crítica social a su seguidismo en materia económica).
En el Parlamento elegido el 2001 renunciaron a sus bancadas 36 de los 120 elegidos, y las 5 bancadas originales terminaron en 8; en el Congreso del 2006 se fueron 27 de los 120 elegidos aumentando las bancadas de 5 a 8; y en el Parlamento elegido el 2011 se fueron 39 de los 130 elegidos, incrementándose las bancadas de 5 a 9, aunque en este caso hubo dos disidencias en bloque, en los años 2012 y 2014 (Frente Amplio y Dignidad y Democracia, respectivamente).
En el actual Congreso, la tendencia al juego individualista se condiciona con una mayor debilidad de las bancadas y es hasta cierto punto entendible en un Parlamento en el que por lo menos 80 de sus 130 miembros no pertenecían un año antes de las elecciones a los partidos por los que fueron elegidos.
Se equivocan quienes creen que esta tendencia no daña al Congreso. De los 200 proyectos de ley presentados a la fecha (en 28 días de trabajo efectivo parlamentario, a razón de 7 proyectos por día), pocos pueden ser considerados “de bancada”. Llevan la certificación de los voceros por una formalidad reglamentaria pero reflejan una visión personal de la actividad legislativa y acaso local, pero carecen de visión general. Estas iniciativas están dominadas por los títulos “declárase de necesidad pública”, el nombramiento de personal del Estado y los parches en los códigos o leyes generales.
Los efectos del juego individual están a la vista; varias comisiones ya fueron atoradas por proyectos cazados al desgaire y que no figuraban en los planes de gobierno. La Comisión de Economía tiene en agenda 39 proyectos, Descentralización 27, Constitución 24, Justicia 24 y Presupuesto 20. Con este desorden en marcha, olvidémonos de las reformas institucionales y el juego virtuoso de las agendas país en debate de cara a los ciudadanos. Contra los anuncios de reubicar al Congreso como un poder controlador y eficiente tendremos un Legislativo individualista. Quizás bullicioso pero minimalista.

viernes, 16 de septiembre de 2016

Vilcatoma, toma, toma. Lo que mal empieza...

Por Juan De la Puente
Comparto cinco tips sobre el caso Vilcatoma, el fujimorismo, la lucha anticorrupción y los medios.
1.- Lo que mal empieza mal acaba. La renuncia de Yeni Vilcatoma a Fuerza Popular es un punto de llegada del fujimorismo. Refleja los límites de la estrategia de formación de una fuerza política prescindiendo de cualquier institucionalidad y basada en cambio  en la cooptación de líderes arriba y abajo, sin identidades o vínculos partidarios (y ahora se aprecia sin lealtades) y que se auto-representan. Si nos atenemos a la clasificación de Mauricio Zavaleta, la renuncia de Vilcatoma impacta el modelo de coalición de independientes relativamente institucionalizada por la que se decantó Fuerza Popular, prescindiendo exprofesamente de casi todos los antiguos cuadros fujimoristas y empoderando a otros por razones menos orgánicas y más externas. Con esta renuncia se diluyen también los últimos ecos del aggiornamento emprendido por Keiko Fujimori.
2.- Fuerza Popular no es una bancada cohesionada. El fujimorismo sufre un traspié víctima de sus propios esquemas. Pretendió construir una representación política post fujimorista relativizando la militancia creyendo que más importante era la pertenencia. Aún recuerdo a algunos politólogos  asegurar que Fuerza Popular era un gran aparato partidario y por lo mismo una bancada muy organizada. Seguirá siendo junto al Apra la más cohesionada del Congreso pero ahora se hace evidente que los incentivos para la unidad no son tan macizos como para sobreponerse decisivamente a otras constantes: 1) a los poderes fácticos que han penetrado algunas agendas individuales (véase el proyecto de debilitar la consulta previa, por ejemplo); 2) a las agendas locales/regionales que no han desaparecido de la acción política de por lo menos una treintena de legisladores con vínculos propios en sus lugares de origen; y 3) a la falta de cohesión programática que se hizo visible en las primeras semanas del Congreso y que proyecta la imagen de la evaporación del proyecto político presentado en las elecciones de este año.
3.- Existe un problema estructural en la representación parlamentaria. Se aprecia esto ahora como un problema más acusado en Fuerza Popular pero común a todos los grupos parlamentarios. No puede haber institucionalidad arriba (en el Congreso) si tampoco existe abajo. De hecho, en gran parte del país se han desactivado los comités y grupos movilizados durante la campaña. Algunos análisis podrían señalar que este resultado es normal si se recuerda que los partidos peruanos son vehículos electorales convertibles a los que luego de las elecciones se les vuelve a subir el capote. Sin embargo, eso no puede suceder sin consecuencias con el grupo que obtuvo el 50% de votos en la segunda vuelta electoral y el 40% en la primera,  aun más en el contexto de una sociedad movilizada o re-movilizada, con fuerte vocación de autonomía. La pregunta que surge es si será suficiente para un partido –de derecha o izquierda- practicar sólo una política parlamentaria y prescindir de cualquier dinámica extraparlamentaria.
4.- Vilcatoma no es la expresión de una nueva política superior. Vilcatoma parece ser la única que gana en este lance porque proyecta una imagen más nítida de su compromiso contra la corrupción. Eso salta a la vista desde un punto de apreciación básico y desprevenido, especialmente si se analiza los movimientos de las personas y no sus dinámicas. Vilcatoma es al mismo tiempo la más acabada expresión de la anti política en un grupo anti político, y en términos ontológicos es más fujimorista que el grupo que acaba de dejar. Es probable que esto no lo entiendan los Vilcalovers, pero no puede ser adoptada como un ejemplo de la nueva política ética quien intentó postular por el Frente Amplio, luego por PPK y finalmente lo hizo por el fujimorismo, cubriendo las crítica al pasado fujimorista con el expediente de “no me  consta”. Si alguien relativiza este comportamiento solo porque ahora Fuerza Popular se perjudica con esta novela, tendrá que recordar esto más adelante.
5.- La prensa construye sus actores políticos propios. Vilcatoma es antes y aún más ahora, una creatura de la prensa del mismo modo en que Julio Guzmán fue el bebé probeta exitoso de las redes sociales. En el desarrollo de uno de los casos contra el gobierno de Humala apareció Vilcatoma como una figura ad hoc para la narrativa anti corrupción de los medios, particularmente de aquellos medios a los que les interesa los corruptos pero no mucho los sistemas corruptos y todos los casos de corrupción incluyendo la privada. Vilcatoma es para estos efectos una figura por ahora inacabable y puede sintetizar más que ningún político una épica anticorrupción que busca el país afanosamente, como en un momento muy corto representó Daniel Urresti la épica de la seguridad ciudadana. En un sistema político sin instituciones y sin políticos, con los medios amasando identidades, ella tiene un gran futuro por delante. No sé cuánto ni por cuanto tiempo.

Puede encontrar más información de esta nota en: https://juandelapuente.com/vilcatoma-toma-toma-lo-que-mal-empieza/

viernes, 15 de julio de 2016

Profecías sobre el Congreso y el Gobierno

http://larepublica.pe/impresa/opinion/783689-profecias-sobre-el-congreso-y-el-gobierno
La República
La mitadmasuno
8 de julio de 2016
Juan De la Puente
El venidero gobierno de PPK ya es objeto de análisis en posición adelantada con juicios muy debatibles sustentados en sentidos comunes que merecerían más rigurosidad y método. Dos de estas profecías que deberían ser revisadas son:
1.- El Parlamento bloqueará al Gobierno. Esta aseveración se basa en la supuesta existencia del Check and Balances en nuestro modelo político, capaz de inmovilizar a uno de los poderes. La verdad es que tenemos separación de poderes, pero sobre este no opera un sistema puro de frenos y contrapesos, una realidad en la mayoría de países de la región. Desaparecido el bicameralismo, el equilibrio y el contrapoder se han deteriorado y lo que existe es un modelo de colaboración forzada de ambos poderes en el que siempre es posible una política agresiva, pero no durante todo el tiempo y en todo, como lo demuestran los períodos 2004-2005 (Ántero Flores) y 2015-2016 (Luis Iberico).
En nuestro modelo, el poder de veto del Presidente es muy moderado, al punto que solo la mitad más uno de congresistas puede validar una norma observada por el Jefe de Estado (Ley del retiro del 95% de AFP, por ejemplo). Al mismo tiempo, el Congreso debe aprobar el presupuesto enviado por el Gobierno so pena de que se ejecute el proyecto del Ejecutivo, el mismo que también tiene a la mano los Decretos de Urgencia. Luego, es muy limitado el número de censuras de gabinetes –dos– como condición para su disolución, y aunque el Congreso inventó el voto ámbar, que deja en el aire la investidura del gabinete, no puede abusar de este mecanismo “trucho”.
Quedan otros mecanismos de control político. El más frecuente es el control posterior; otras formas más letales como la interpelación y censura de ministros (control punitivo) y el control de los actos en el momento de su ejecución (control concurrente) no son frecuentes.
2.- El fujimorismo puede gobernar desde el Parlamento. Eso es imposible en términos positivos salvo que se arribe a un acuerdo bipartito expreso de Gobierno. Sí debe reconocerse que los congresos con mayoría opositora tienen la capacidad negativa de influir en la formación del Gobierno como de hecho sucede con la designación del primer gabinete de PPK, en el que se está cuidando de presentar ministros muy enfrentados a Fuerza Popular.
El asunto de fondo es la representación. El Presidente es elegido en segunda vuelta y el Congreso en la primera; ello define dos tipos de representación: la del Presidente, más plural y de intereses más integrados, y la del Parlamento, más directa respecto de intereses específicos.
Esto no impide que el Congreso apruebe las normas que considere y en el número que crea conveniente, aunque también es cierto que un exceso de leyes “muy propias” contrarias al Gobierno terminaría perjudicando a los dos poderes habida cuenta que ambos, y no solo el Gobierno, son débiles. A pesar de ello, la ejecución de un programa parlamentario propio y adverso al Ejecutivo siempre es posible, pero de modo limitado.
La verdad es que nuestro Congreso está hecho para colaborar y el rediseño que de él hizo el fujimorismo en la Constitución de 1993 eleva el costo político de una dictadura parlamentaria o la conversión del Gobierno en un protectorado del Congreso.
Nuestro modelo se acerca más al indirizzo político, el sistema italiano extendido en parte de Europa que consiste en confiar la dirección política del quehacer público al impulso del Ejecutivo, un sistema que en nuestro caso obligó a coaliciones de Gobierno tácitas o expresas en los casos de Toledo, García y Humala.
El fujimorismo usará obviamente la regla de mayoría contra el Gobierno y su oposición interna, pero este uso tendrá que ser extremadamente limitado; lo que podría salir de ese proceso, por lo menos en su primera etapa, son dos poderes moderados cuyos problemas estarán sobre todo en la calle. En pocos meses, el Congreso y el Gobierno quizás tengan el mismo problema de legitimidad social si no se atreven a las grandes reformas.