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domingo, 23 de julio de 2017

Dos coyunturas críticas. La reciente encuesta de GFK

Por Juan De la Puente
Con cargo a un balance más detallado a partir de todos los datos, la reciente encuesta de GFK publicada por La República (23/7/2017) permite una apreciación de las coyunturas más largas de este año, la del gobierno vs oposición, y la interna del fujimorismo.
El saldo de la coyuntura crítica entre el gobierno y la oposición, de abril a julio, luego del envión motivado por la respuesta a Niño Costero, es zanjada con una pérdida de aprobación de PPK de 10 puntos porcentuales que cae a 32% (secuencia 42, 36, 38, 32), y un aumento de la desaprobación de 11 puntos (de 47% a 58%). La otra parte de esta ecuación, Keiko Fujimori, se ha mantenido y exhibe ahora un 39% de aprobación (secuencia 38, 42, 39, 39), con una desaprobación menor a la de PPK (53%).
En este momento, el resultado principal de esta coyuntura general es que la líder de la oposición tiene 7 puntos más de aprobación que el presidente, un dato que interviene en el debate sobre la naturaleza de las crisis, es decir: 1) a quién beneficia y perjudica la tensión gobierno/oposición; y 2) si es conveniente para el gobierno tener una crisis abierta por varias semanas.
Los datos sobre las coyunturas específicas son detallados. Cuando Kenji empieza su diferenciación de la bancada, en febrero de este año, tenía 21% de aprobación, alcanzando en julio, en seis meses, 12 puntos más de aprobación (secuencia 21, 26, 28, 33, 31, 33). Al mismo tiempo, el 60% respalda su punto de vista sobre la “teoría de los puentes”. Keiko también ha descendido entre marzo y julio en la percepción de algunos atributos, como “tiene capacidad para tomar decisiones” (de 59% a 41%) y “más liderazgo” (57% a 51%). La brecha de liderazgo entre ella y su padre era en marzo de 36 puntos porcentuales a favor de Keiko, respondiendo a a pregunta "Quien cree que en la actualidad tiene más liderazgo dentro de fujimorismo" (60% Keiko vs 24% Alberto), reducida en julio a solo 14 puntos (49% vs 35%).
Una primera lectura de esta coyuntura crítica del fujimorismo, señala que las tensiones internas han debilitado a Keiko ante el pueblo fujimorista, aunque el dato sólido final sigue siendo que el 73% cree que tiene más liderazgo que Kenji en el fujimorismo, señal que la tensión de fondo es con Alberto.

Estas dos coyunturas, una general y otra específica, indican que Fuerza Popular ha podido acumular en su tensión con el gobierno, desgastándolo significativamente, en tanto el fujimorismo oficial, el de Keiko, se ha desgastado hacia adentro, una lógica poco convencional que revela una práctica opositora con claras vulnerabilidades, en el contexto de un sistema de grupos débiles con una representación en crisis. Siendo que el problema “está adentro” ha sido un acierto el giro de Fuerza Popular en favor del diálogo, se supone a condición de que tenga frutos. Es que es muy difícil pelear en dos frentes a la vez.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Tres análisis fallidos

La mitadmasuno
La República
Sábado 25 de setiembre 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/la-mitadmasuno/25/09/2010/tres-analisis-fallidos
Contra lo que se sostiene, este proceso electoral evidencia hasta ahora un desempeño aceptable de la mayoría de encuestadoras. En los dos últimos meses los sondeos difieren poco, aunque en el caso de Lima ninguno está libre de un “colombianazo”, el reciente fiasco de los estudios de opinión para la primera vuelta en ese país. Nuestro problema reside por ahora en los análisis fallidos.
El primer error fue el vaticinio sobre que la disyuntiva corrupción vs. anticorrupción era inviable en Lima debido al pragmatismo del elector. En gran parte de la campaña esta perspectiva dibujó un primer escenario dicotómico y útil para empoderar sucesivamente a las dos candidatas que lideran las preferencias. En el último tramo, al introducirse al debate otras disyuntivas, la primigenia aún es muy importante. El 3 de octubre sabremos si prima sobre las otras.
El segundo error fue el pronóstico casi general de que la intención de voto para Alex Kouri no se trasladaría a Susana Villarán, por ser ambos políticamente antagónicos. Sí lo son, aunque un grupo de electores debió cambiar sus adhesiones porque emergió un segundo escenario. La ultrapolarización a la que asistimos podría estar produciendo un tercer escenario, el de las elecciones generales adelantadas en Lima, donde lo vecinal sea menos relevante. Lourdes Flores ha logrado arrastrar a su rival a esa vorágine de modo que el debate del 27 será más ideológico/político que edil/vecinal.
El tercer equívoco fue el más clamoroso: negar la posibilidad del surgimiento de un outsider porque no aparecía alguien que potenciara ese fenómeno. Susana Villarán lo es y tiene todas las fortalezas de un outsider, aunque también sus debilidades. Podría ser que los negacionistas se hayan quedado con la visión clásica del outsider, es decir, alguien fuera del sistema político, no conocido y con soluciones radicales. Algunos amigos míos aún se resisten a reconocer en Villarán a un outsider probablemente porque consideran que un candidato es más un discurso que una imagen.
Quizás sea necesario dar una mirada al perfil del elector que presentaron hace poco el JNE, el PNUD e Ipsos Apoyo. Extraigo dos datos: al 51% le interesa más la elección presidencial frente a un 13% al que le interesa más la elección del alcalde, en tanto que para la decisión del voto pesa más el entorno personal que los medios de comunicación.
El Perfil del Elector presentado el 16 de setiembre por el JNE, PNUD e Ipsos Apoyo puede verse aquí.

domingo, 6 de junio de 2010

La espuma colombiana

La mitadmasuno
La República
Sàbado 6 de mayo de 2010

Por Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20100605/10/node/270355/total/1634/pagina
Las encuestadoras colombianas no terminan de explicarse cómo el empate previsto en la primera vuelta electoral del 30 de mayo entre Atanas Mockus y Juan Manuel Santos terminó con la victoria de éste 25 puntos por encima del primero. Los sondeos no detectaron ni los 11 puntos que perdió Mockus ni los 12 del ascenso de Santos.
Primero fueron las explicaciones técnicas, entre ellas una poco creíble, es decir, que la prohibición legal de realizar encuestas una semana antes de los comicios no permitió detectar los cambios. Los mismos analistas colombianos han salido al paso: no es posible que una caída tan pronunciada y una subida tan espectacular se hayan producido en siete días. Otras explicaciones técnicas son más atendibles: no constatar si los entrevistados se abstendrían de votar o votarían viciado, la subestimación del voto escondido, el reducido tamaño de la muestra y el uso de la encuesta telefónica en las zonas de riesgo.
Las razones políticas son aleccionadoras. La más importante es que las encuestas presentaron una falsa polarización. Los sondeos aplastaron al otro candidato partidario del presidente Álvaro Uribe, Germán Vargas de Cambio Radical, al que le daban apenas 2% y terminó con 10%, y a Gustavo Petro, del Polo Democrático, al que le adjudicaban 4% y obtuvo 9%. La pregunta flota ¿“Mataron” a Vargas y a Petro para polarizar la elección entre Santos y Mo-ckus, quien terminó siendo una espuma?
En este punto hay más tela que cortar. Los medios indujeron a ese fenómeno virtual. Situados allí convendría volver a tres preguntas incómodas: 1) Si las encuestas electorales miden más el deseo político que la intención de voto; 2) Hasta qué punto una encuesta puede ser deformada e instrumentada por un medio de comunicación; y 3) Cuánto de análisis objetivo tienen las apreciaciones del periodismo de opinión. Ahí habría que agregar, de cara al Perú, que toda opinión no implica análisis y que no todo lo que pretende ser análisis, lo es.
Otra de las razones aludidas es la subestimación del voto rural, un error que empieza en la política y termina en la confección de la muestra, fenómenos sobre el que felizmente las encuestadoras peruanas han empezado a alertar.
Se tiene, finalmente, la fragilidad de la llamada “Ola Verde”, el movimiento de Mockus que descansaba en las redes sociales y que enfrentado a los recursos humanos y económicos que movilizó Santos, sucumbió con facilidad.