jueves, 21 de abril de 2011

Vargas Llosa y los liberales

La mitadmasuno
La República
21 de abril 2011
Juan De la Puente

http://www.larepublica.pe/21-04-2011/mvll-y-los-liberales/

Mario Vargas Llosa ha deconstruido el dilema electoral del sida vs. el cáncer que acuñó para simbolizar el centro político que naufragó el 10 de abril. Lo hace quizás porque siempre fue una figura que asumía la idea del mal irreversible que un libertario como él rechaza, un falso dilema que paraliza la acción política. Lo ha reemplazado por otro dilema, resoluble, ético y terrenal, entre un mal absoluto, la dictadura, y un mal relativo, el cambio plagado de sospechas y tentaciones, incluida la deriva autoritaria.

MVLL pone en apuros, por segunda vez en 20 años, a aquella elite política y empresarial que navegó la década democrática con la bandera liberal. Con ella les fue muy fácil apoyar a Toledo contra García el 2001 y a García contra Humala el 2006. Sin embargo, en estas elecciones, con opciones ideológicas más nítidas, estaban usando el mismo emblema para decantarse contra Humala en nombre de la libertad. Vargas Llosa les ha cortado esa ruta.

La referencia de MVLL a Sartre en su intervención en Buenos Aires no es gratuita. En Sartre, el hombre es consciente de su libertad como un valor propio y no concedido. En relación a ello no en vano el francés diferenciaba la angustia del miedo; para él, el miedo es individual y paraliza, en tanto que la angustia es creadora, colectiva y obliga a elegir.

Todo indica que como hace 20 años esas elites abandonarán a Vargas Llosa y a su liberalismo inoportuno, quizás porque son menos liberales de lo que pensaban o porque nunca dejaron de ser, con excepciones, esa derecha peruana conservadora, patrimonialista y generalmente mercantilista, que disfruta de la libertad económica pero desdeña la libertad política o la sacrifica sin contemplaciones.

Como hace 20 años, perderán la oportunidad de generar un movimiento propio emancipado del poder económico, ubicado en la sociedad y no solo en las gerencias. En aquel momento, un pequeño y digno grupo liberal se puso al lado de la libertad y de MVLL mientras la mayoría se enrolaba en el autoritarismo y la antipolítica. Algunos náufragos de esa generación se reliberalizaron, pero el resto continuó su camino.

Ahora, MVLL con su liberalismo ético, el único liberalismo posible, dispara una nueva diáspora. Es triste que, así como no deja de ser extraño que la década democrática no haya producido partidos sino antipartidos, nuestro pujante mercado produzca tan escasos liberales.

jueves, 14 de abril de 2011

Los dos miedos

La mitadmasuno
La República
14 de abril 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/14-04-2011/los-dos-miedos

Tan importante como las elecciones es el análisis de sus resultados y, en tal medida, considero que este debe emanciparse del pesimismo de la elite conservadora (y limeñísima) que está de duelo porque cree que el Perú ha perdido. La recurrente pregunta: ¿Qué hemos hecho para merecer esto? evade la aceptación de que el mensaje principal del 10 de abril es, por un lado, el rechazo a un estado general de cosas y, por el otro, la demanda de cambio.

Creo que al abrirse por tercera vez en una década un ciclo de transformación, riesgoso pero ineludible, el Perú ha ganado y que si esa demanda no se procesa ahora en democracia puede venir en otro momento desde la calle y con otros métodos. Desde esta reflexión, lo grave de la visión pesimista es el revanchismo que magnifica los riesgos y olvida que antes y después de las elecciones el problema principal es uno: el cambio y sus actores.

Me resisto a creer que todos los votos que recibieron los candidatos que pasaron a la segunda vuelta hayan sido de electores ignorantes y no democráticos y que lo contrario sucede con cada voto por PPK, Toledo y Castañeda. Un ciudadano vota por convicciones pero también por intereses, y para unos las elecciones son un riesgo, para otros una rutina y para muchos peruanos una oportunidad.

Se anotan como riesgos la deriva autoritaria y las sobreexpectativas sociales. Es cierto, pero el principal riesgo es el cierre o bloqueo del ciclo de cambios ya explicitado en las elecciones del 2001 y 2006. Los dos miedos que se han empezado a levantar desde el domingo, especialmente el de corte macartista y sesentero, sí pueden hacer que el Perú pierda en la segunda vuelta, es decir, que la polarización ideológica y la división del país no sea resuelta en las urnas, un desenlace distinto a otras polarizaciones de la región, como las que transitaron Chile y Brasil.

Los que pretenden organizar un bloque político contra el cambio so pretexto de oponerse a uno de los candidatos, deberían reconocer que esta vez el cambio es absolutamente necesario y que conviene debatir y, si es posible, consensuar sus alcances, ritmo y límites. La idea del sida vs. el cáncer fue una construcción trágica que evidenciaba los riesgos y los dos miedos, pero el país tiene que imponerle a sus líderes más democracia, más crecimiento y más equidad, esa mala palabra que las elites dolientes de hoy se niegan a aceptar.

lunes, 11 de abril de 2011

CPN radio. Dos miedos en la segunda vuelta

Juan De La Puente: Primera vez que juegan dos miedos en segunda vuelta

El analista político, Juan De La Puente, afirmó que “es la primera vez” que, en la campaña electoral, se van a enfrentar dos miedos, en alusión a la virtual segunda vuelta entre el líder de Gana Perú, Ollanta Humala, y su rival de Fuerza 2011, Keiko Fujimori.

Se medirán “el miedo del autoritarismo de Cáhvez frente al miedo de la corrupción y la dictadura de Fujimori”, expresó, en entrevista a De Primera Mano de CPN Noticias, al estimar que la mayoría de electores votará presionado por su temor.

“Cuando la campaña se vuelva más sangrienta, los peruanos serán puestos a la pared para escoger entre Chávez o Fujimori”, manifestó De La Puente Mejía al pronosticar que Humala Tasso y Fujimori Higuchi sostendrán una dura batalla.

jueves, 7 de abril de 2011

El elector perezoso

La mitadmasuno
La República
Jueves 7 de abril de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/07-04-2011/el-elector-perezoso

Se ha escrito y debatido extensamente sobre el papel de los partidos y de los líderes en esta campaña pero muy poco sobre los medios y los electores, especialmente estos últimos, objetos de adulación populista y, al mismo tiempo, de exclusión política. Una apreciación de su rol actual quizás nos lleve a desnudar algunos mitos porque una de las razones de la fallas en los sistemas de predicción electoral se refiere al cambio de la racionalidad del votante, particularmente de aquél que deja de tener eso que se llama preferencia política. Sin embargo, la fragmentación como explicación de la volatilidad de nuestro electorado no parece completa; debería complementarse con otra: el alejamiento ciudadano de la política, es decir, la antipolítica.

Sobre el caso, algunas preguntas son mas fáciles de responder: ¿Por qué un elector no vota por el mismo partido que la vez anterior? Porque los elegidos no cumplen sus promesas, porque las ofertas han cambiado sustancialmente o porque los partidos no son los mismos de una elección a otra.

No obstante, hay otras preguntas más complejas frente a las cuales solo caben por ahora hipótesis: ¿Por qué la mayoría de electores no define su voto antes del inicio de la campaña electoral y, peor aún, espera las últimas semanas o días para escoger una opción? Entre las respuestas se puede encontrar una que rechaza la idea del elector ignorante, pobre, poco instruido y fácil de engañar (electarado): que al igual que muchos políticos la mayoría de electores no son políticamente correctos, y se comportan como una demanda populista que determina o se encuentra con una oferta igualmente populista.

En esa lógica no existe un “pobre” elector desinformado y un político avezado que lo seduce. Al contrario, es un negocio entre dos culturas populistas, resultado de una perversa asociación entre el sistema electoral y el mercado donde el voto es el dinero, los votantes los consumidores y los partidos las empresas, fenómeno estudiado desde la crítica al populismo (Echazarra; 2005).

En el ámbito de ese quién da más el elector tiene también una culpa. En su pereza ciudadana no le exige responsabilidad política a los políticos, acepta que su participación sea recortada y que el diálogo político sea cero y, al mismo tiempo gana, o cree que gana, estabilidad, empleo y obras. ¿Quién es más perezoso, el político que solo ofrece estabilidad o el elector que renuncia al cambio?

martes, 5 de abril de 2011

Balance de la década democrática

Esta es una entrevista del sistema mutimedia de La República, realizada el 30 de marzo y publicada el 1 de abril. sobre la década democrática y el papel actual del fujimorismo.

jueves, 31 de marzo de 2011

Danza de miedos

La mitadmasuno
La República
Jueves 31 de marzo de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/31-03-2011/danza-de-miedos


Las elecciones democráticas de los últimos 30 años las ganaron los candidatos del centro que supieron organizar y representar una mayoría política que deseaba cambios de intensidad media y/o limitada; es la historia de Belaunde II, García I, Fujimori, Toledo y García II. En estos casos se tendría por erróneas dos afirmaciones: 1) que ganó la continuidad o el no cambio; y 2) que los ganadores representaban una minoría política.

Las encuestas recientes indican más que un empate técnico. Por un lado, evidencian nuestra imposibilidad de construir una mayoría política o por lo menos un bloque de un tercio. Un candidato por el que piensan votar solo 2 de 10 peruanos ya está tocado por el virus de la ilegitimidad. En la región, en Chile, Brasil, Uruguay, Colombia y Argentina (salvo en las elecciones del 2003) las primeras vueltas mostraron la capacidad del sistema político para generar mayorías y bloques consistentes. En cambio, en Ecuador y Bolivia previos a R. Correa y E. Morales, varias elecciones mostraron el declive del sistema y su incapacidad de reproducirse. En ese momento parecemos encontrarnos ahora.

Del mismo modo, una lectura transversal de los sondeos expone la evidencia de la inviabilidad social de la idea del no cambio. Si el cambio tiene 20% es todavía pobre, pero le ha permitido a Humala duplicar sus preferencias. Al contrario, las versiones de la estabilidad se han fragmentado por la irrupción de PPK y porque estas no supieron equilibrarse, precisamente, con la demanda de cambios.

Desde ese ángulo, una hipótesis sería que la caída de A. Toledo y de L. Castañeda se debe a que las candidaturas de Humala y PPK funcionaron como “ataques” al centro político, donde encontraron a candidatos vulnerables enfáticos en la continuidad y no en las transformaciones de un país que demanda redistribución y eficacia, los acentos discursivos de ambos en su ruta al centro desde la derecha (PPK) e izquierda (Humala). Un segunda hipótesis sería, entonces, que lo que se encuentra en crisis es una forma de concebir el centro.

Este triple empate puede ser roto solo desde la ideología, es decir, desde el miedo: a Humala, a que los grandes grupos de poder se coman con PPK el país de un bocado o a que retornemos a la década de los 90. En esta danza de los miedos los votos podrían empezar a rebotar de un candidato a otro.

jueves, 24 de marzo de 2011

Los jóvenes humillados

La mitadmasuno
La República
Jueves 24 de marzo de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/24-03-2011/los-jovenes-humillados

La mayoría de estrategas de la actual campaña considera a los jóvenes electoralmente estúpidos, poco informados y altamente frívolos, de modo que frente a ellos no valen las ideas. Presumen que con ese sector basta una buena combinación de colores en la publicidad, algo de bulla en la TV y el uso profuso de las redes sociales con mensajes trillados. Ese modelo de campaña elude los problemas reales y vigentes de los jóvenes y propone una interlocución política/joven reducida a lo lúdico. En resumen, la juventud solo demanda diversión, no derechos.
Esa visión conservadora, en un país ya conservador, no asocia como antaño a los jóvenes al cambio y por ello no se lo proponen. Los candidatos jóvenes sintetizan esa cultura ejerciendo ellos mismos un discurso que humilla a la juventud. A lo más llegan al manido “¡Ahora le toca a los jóvenes!”, sin explicitar la agenda joven del Perú actual.
Un problema de esta campaña es la apatía ciudadana y, en ella, la de los jóvenes. Su inhibición política contrasta con el grado elevado de su frustración en temas públicos sobre los que la sociedad y el Estado presentan déficits insostenibles. El discurso proeducación de la mayoría de candidatos no atiende la totalidad de las expectativas de los jóvenes, como la falta de empleo o el empleo precario, la exclusión social, el temor al futuro sin protección, su seguridad personal y la amenaza de las drogas, entre otros.
Lo que más me llama la atención, no obstante, es la exclusión de los jóvenes de la campaña electoral. Salvo casos muy específicos de candidatos al Parlamento, la tendencia general es imaginarse a los jóvenes como oyentes y destinatarios del mensaje, nunca como actores, protagonistas y parte del proceso electoral. Es natural que ello suceda; al expropiarse a los ciudadanos aspectos claves de la democracia, como la elección de sus candidatos y el diálogo programático, también se les arrancó a los jóvenes la voz del cambio. A la exclusión social de millones de ellos le ha seguido su exclusión política. Por eso, los jóvenes son protagonistas de las decenas de conflictos sociales que agitan el país en esta etapa.
Quizás sea tarde para pedir una corrección, que se abandone el modelo de campaña que subestima y agrede a los jóvenes. No es tarde, sin embargo, para que ellos mismos sientan que deben definir una postura frente a ese tipo de campaña, de política y de democracia.


viernes, 18 de marzo de 2011

la democrcia portátil

La mitadmasuno
La República
Jueves 17 de marzo de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/17-03-2011/la-democracia-portatil

Estas elecciones, las primeras de la democracia sin partidos, ya cobraron una víctima; en realidad son millones: los ciudadanos. Nunca se había visto un nivel tan alto de desmovilización de los electores. Es también inédita su marginalidad del proceso electoral y su poca importancia para los candidatos y para los medios.

Los mítines concentran, en el mejor de los casos, pocos cientos de personas, en tanto que la campaña se reduce a recorridos por las calles en un modelo carnavalesco, es decir,  carros alegóricos, saludos desde lejos y el arrojo de regalos. Lo más cercano a un contacto directo son la visitas relámpago a los centros de concurrencia diaria. Por eso la mayoría de candidatos ha visitado los mismos mercados, ha cargado a los mismos niños y ha besado a las mismas mujeres.

El eje de las campañas anteriores, en línea decreciente, eran los militantes de los débiles partidos que pugnaban por ganar las calles, hablar con la gente, abrir locales y distribuir  propaganda. En esta etapa, han sido reemplazados por las llamadas “portátiles”, grupos de tarea rentados para toda actividad electoral y que pueden servir a destajo a uno o más postulantes.

Albricias, hemos tercerizado la militancia política y las emociones partidarias y hemos canjeado a los adherentes por barras bravas.
Lo más cercano al diálogo entre candidatos y electores es el que se produce desde la publicidad en radio, TV y diarios en un formato genérico que no diferencia a los emisores. La otra aspiración de diálogo son los paneles publicitarios, espantosa expresión de la Torre de Babel que es la política peruana: muchos mensajes, gran confusión y harto dinero. Es paradójico que, en ese contexto, algunos candidatos digan que su campaña se basa en escuchar a la gente.

Estos fenómenos agregados están produciendo cambios cruciales. La formación de un escenario con cinco candidatos principales evidencia una alta fragmentación y, al mismo tiempo, la baja legitimidad de los postulantes. En perspectiva, es un aviso de la dificultad de nuestro sistema para formar una mayoría política. Desde la sociedad, el mensaje es también directo, la fragilidad de la opinión pública, es decir, la poca cohesión de los juicios compartidos por los peruanos. Entre los peligros de una democracia débil como la nuestra, uno de los mayores es el espiral del silencio. Toda incertidumbre tiene un precio.

jueves, 10 de marzo de 2011

Techos (de vidrio)

La mitadmasuno
La República
Jueves 10 de marzo de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/10-03-2011/techos-de-vidrio

En el análisis de las recientes encuestas predomina la idea de que la intención de voto de los candidatos se ha estancado, salvo el ligero incremento de Ollanta Humala. Desde allí se especula que los “grandes” han llegado a su techo electoral o bajado por efecto de las campañas en contra. Una apreciación más cuidadosa puede conducirnos a conclusiones distintas.

Los candidatos que crecieron entre diciembre y febrero lo hicieron a pesar de las campañas en contra y porque impactaron en una parte del electorado con ideas sugerentes. En comparación, los candidatos congelados en ese período o que cayeron solo “vivieron” del consumo de las adhesiones previas a la campaña. A diferencia del 2006, luego de 12 semanas febriles, parece que las contracampañas son el leit motiv de estas elecciones pero su éxito es discutible.

En estos días, más que los candidatos es la campaña misma la que ha llegado a un techo. Todos los mensajes se han agotado, incluso los de quienes se las pasaron en pruebas toxicológicas. No se puede afirmar que no hay ideas en la campaña, pero no tienen la magnitud de lo que el país necesita y demanda. Entre las pequeñas ideas, predominan las metas generales, las ofertas imprecisas, donde el cómo, es decir, la política pública, se encuentra ausente.

En esa dirección, conviene que los candidatos se propongan seriamente relanzar sus campañas y abrir hasta el 10 de abril una nueva etapa propositiva de cara a cambios y reformas. La receta Rendón (tira barro y reinarás) no sirve por ahora. Deberían fijarse en sí mismos y en las grandes ideas que reclama un país que bulle por el cambio político y en donde 4 de cada 10 electores tiene dudas o no ha definido su voto.

Ningún candidato ha caído gracias a la guerra sucia del otro sino por sus errores o, quizás, por su propia guerra sucia. Para este nuevo momento no parece haber techo electoral. Solo hay techo electoral para el mensaje manido. La gobernabilidad del país reclama que quienes pasen a la segunda vuelta alcancen juntos por lo menos dos tercios de los votos y lleven al Congreso bancadas numerosas que eviten la formación de bloques que los excluyan. Así pues, la novedad no está en los números por sí mismos ni en los supuestos techos electorales. Como al inicio de la campaña, lo central son las ideas. O la falta de ellas.

jueves, 24 de febrero de 2011

El acoso narco

La mitadmasuno
La República
Jueves 24 de febrero de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/24-02-2011/el-acoso-narco
Debería sorprenderle a nuestra débil democracia el considerable número de candidatos al Parlamento acusados y/o investigados por narcotráfico. También la habilidad con la que personajes de ese mundo oscuro se acercan y financian campañas electorales y la facilidad con la que los políticos cortejados por el poder mafioso subestiman y resuelven con éxito sus equívocos.
Hace 10 meses, cuando 19 partidos suscribieron un Compromiso Ético se creía que el propósito básico era evitar la infiltración del narcotráfico en la política. A la vista de los hallazgos las conclusiones son obvias: 1) El narcotráfico se ha infiltrado en la política en un continuo que se inicia con la desestructuración de los partidos y la irrupción del fenómeno del político independiente; 2) El financiamiento de las campañas electorales fue hasta hace poco el método privilegiado para su penetración; 3) En una siguiente etapa, patente desde el Caso Valdez, su estrategia siguió el modelo colombiano, es decir, acceder a cargos de elección popular local y luego regional; y 4) Las recientes revelaciones indican que están subiendo un peldaño, al Parlamento y, por qué no, a espacios clave en el gobierno.
Desde los años noventa el narcopoder tiene a uniformados, jueces y fiscales. Esa primera línea de infiltración es propiamente al Estado y en ella los políticos también son objeto de interés como detentadores del poder y potenciales aliados para gestiones empresariales, evasión de controles e impunidad. La segunda línea de penetración al Estado, su vocación para el ejercicio del poder por sí mismos, es la más interesante de develar.
¿Qué quiere el narcopoder en el Perú? Salvo que apareciese un grupo de civiles que sustentado en un poder mafioso pugnen por un narcoestado, estamos ante la arremetida de bandas cuyos prohombres desean lavarse la cara y el dinero sucio desde la política. No por ello deja de ser peligroso el acoso a la política porque la debilita como mediación ética y porque se vale de los mismos procedimientos que otros sectores, como el lobby ilegal, usan para envilecer la representación.
Imposible consolidar la democracia con ese flanco abierto. Desde ese imperativo, es penoso saber de la pobreza franciscana de la Procuraduría Antidrogas del Ministerio del Interior o que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) no pueda acceder al secreto bancario.