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domingo, 13 de marzo de 2016

Habemus centro, habemus izquierda. Análisis de la encuesta de Ipsos 13.3.2016

Por Juan De la Puente
La encuesta que publica hoy Ipsos y El Comercio, luego de tres semanas de la anterior, refleja  que el 24% de votos que en conjunto dejan Julio Guzmán y César Acuña se estarían distribuyendo principalmente entre el centro y la izquierda, dando forma a estas opciones del escenario a poco menos de 30 días de las elecciones, a través de Alfredo Barnechea (AB) y Verónika Mendoza (VM).
El escenario de tres tercios con similar dimensión, que otras encuestas exponían hace días -un tercio a favor de Keiko Fujimori, otro de los que esperan enfrentársele en una posible segunda vuelta y el tercero de electores indecisos o resistentes al voto- se relativiza o se ha empezado a disolver. Hay menos votos suspendidos en el aire porque los blancos, viciados y no sabe/no opina suman 22% aunque siguen siendo más significativos en el centro del país (30%), en el sur (33%), en el oriente (33%) y en el sector E (34%). Aun así, están en disputa entre 10 y 12 millones de votos.
Las aproximaciones sobre cómo se mueven las adhesiones truncas se relativizan por el hecho de que la encuesta se inició el 5 de marzo, cuatro días antes de la resolución del JNE sobre Guzmán y Acuña (9 de marzo). La encuesta encontró a los votos de los candidatos excluidos en proceso de migración. No obstante, Ipsos hizo dos preguntas sobre intención de voto, una con ambos candidatos y otra sin ellos. Si nos atenemos a las respuestas, Keiko Fujimori (KF) sube un punto porcentual y Alan García (AG) ninguno, en tanto que Pedro Pablo Kuczynski (PPK) sube 5 puntos, AB sube 2 y VM 4.
Keiko Fujimori. Es la más estable en el inicio de la nueva campaña. Gana, pero poco. Se afirma en Lima donde escala 7 puntos, pasando de 31% de hace 3 semanas a 38%. No obstante, experimenta caídas considerables en el norte, donde pierde 4 puntos (38% a 34%) otros 4 en el sur (de 22% a 18%) pero sube 6 en el oriente (de 29% a 35%). Sigue siendo minoritaria en los sectores A/B respecto de PPK y Barnechea pero continúa sólida en los sectores D/E, y lidera la intención de votos en todas las edades, entre ellos los jóvenes.
La ilusión fujimorista de una victoria en primera vuelta o un registro superior al 40% el 10 de abril se frenan por otro fenómeno. Los votantes duros de KF se mantienen pero sube su antivoto (los que responden a “definitivamente no votaría por él”) que pasan en 3 semanas de 40% a 44%.
Barnechea y Mendoza. A ambos les va bien en las cifras globales y en los desagregados. Son dos candidaturas en movimiento y desarrollo. En tres semanas los dos pasan de 4% a 9%. Ambos más que duplican su intención de voto en el interior del país y especialmente en el Perú rural. También duplican su intención de voto en el norte, centro sur y oriente, y sus electores duros (“definitivamente votaré por él) crecen, en Barnechea de 3% a 8% y en Mendoza de 3% a 7%. Ambos caen más de 10 puntos en el rubro “no lo conozco”.
Pedro Pablo Kuczynski. PPK parte también promisoriamente en la nueva campaña. Ha frenado su declive que lo llevó de 16% en diciembre a 9% en febrero. Con 14%, exhibe ahora la posición de nuevo retador de Keiko (una segunda oportunidad), una de las ecuaciones de la campaña, y está mejor posicionado en Lima (18%) que en las regiones (13%), aunque en los dos territorios está en alza desde la última medición de Ipsos, hace tres semanas.
PPK recibe el impulso en las regiones y le gana a Keiko en el sector A (32% contra 18%) y B (23% contra 20%), pero es sobrepasado por esta en el sector D donde más que lo triplica (38% contra 11%) y en E donde lo cuadruplica (33% contra 8%).
Millones de votos en movimiento. La idea que sostiene que una encuesta es una foto del momento nunca ha sido más cierta que ahora, aunque la foto "está movida” porque, claro, los actores se están moviendo y removiendo, PPK, Barnechea y Mendoza más que KF y García.
Apreciar cómo y dónde anidan las adhesiones de Guzmán/Acuña no es una operación sencilla por el inédito volumen de votos que ha empezado a moverse en esta nueva y corta (y furibunda) campaña en la que -no habría que olvidar- los factores que dinamizan la competencia son definitivamente el antifujimorismo y la convicción sobre irregularidades y favoritismo del JNE respecto de los candidatos.
Entre Acuña y Guzmán concentraban 5 millones y medio de votos (habría que recordar que no todos eran seguros), y de acuerdo a la anterior encuesta de Ipsos se tenían otros 4 millones entre viciados, blancos, no sabe/no opina (17%). Si a estos porcentajes se suman los votos no seguros de los candidatos es probable que lo que se encuentre en disputa y movimiento sea entre 10 y 12 millones de votos.
Nunca antes se habían movido en menos de un mes casi el 50% del total de votos.
Desafíos de la campaña. La encuesta es clara al plantear los desafíos de la campaña. El principal problema de Keiko Fujimori es el interior del país, especialmente el centro y sur, los sectores A/B y el 44% de antivoto que concentra y que puede crecer.
A estas alturas, KF tiene más que defender que ganar y salvo un crac de los tres candidatos que le siguen desde lejos no es muy probable una arremetida final del fujimorismo.
Los candidatos que aspiran a retar a KF tienen tres desafíos, crecer en Lima, en los sectores D y E y entre los jóvenes, para que alguno de ellos pueda superar el 20%  el 10 de abril y pasar a la segunda vuelta con más posibilidades.
Pero la clave de este reto se encuentra en otro problema de la campaña. El eje del proceso ha cambiado radicalmente y se localiza en la transparencia de las elecciones y ya no en los asuntos de programa (crecimiento, corrupción y seguridad). Si a esto se agrega el resurgimiento del antifujimorismo militante y de la calle, el eje por donde los movimientos sociales han ingresado a una campaña de la que se pretendía excluirlos, la postura de los actores en estos “nuevos” asuntos será fundamental para la evolución del voto.
Todos están encontrando su lugar en esta campaña, salvo García. La radicalización de los actores parece dejar por ahora fuera de juego la idea del voto seguro. Su única esperanza es el músculo del partido.
El centro y la izquierda tienen una pequeña esquina del escenario. Ellos deberían tener una voz clara sobre la transparencia y esa misma exigencia presiona a PPK. Su discurso antifujimorista que ha estrenado hoy en El Comercio (http://elcomercio.pe/politica/elecciones/ppk-voy-luchar-como-gato-panza-arriba-contra-keiko-fujimori-noticia-1885956) es sugerente aunque solo sirve para empezar la batalla. Los votos se están moviendo, los antivoto también y él como los otros deberán convencer a sus electores potenciales sus diferencia respecto de Keiko Fujimori.

domingo, 17 de enero de 2016

Movimientos y saltos en cámara lenta. La última encuesta Ipsos.

Juan De la Puente
Movimientos y saltos en cámara lenta
Por Juan De la Puente
Puede ser que una encuesta electoral sea la foto de un instante de la campaña pero el análisis no solo debe mirar la foto sino el movimiento, es decir, la tendencia. La encuesta de Ipsos de enero muestra un escenario que se sigue moviendo en cámara lenta, con signos por primera vez consistentes desde setiembre pasado cuando se anunciaron la mayoría de candidaturas.
I. Los signos de este escenario son:
1) La estabilidad de Keiko, Acuña y García, la primera en el tercio de intención de voto, el segundo en 13% (luego de trepar desde el 6% en octubre) y el tercero en el 8%;
2) La caída de PPK (de 16% en octubre y noviembre a 13%) y la de Toledo (de 5% a 3%); y
3) La irrupción de Guzmán, que salta del rubro “otros” a un expectante 5%, colándose entre los medianos, ganando este primer tramo de la pugna de los pequeños.
II. A diferencia de las dos encuestas difundidas esta semana, con tonos dramáticos y sísmicos, es consistente la idea de que estamos ante cambios en la segunda línea. Keiko se mantiene sobre el 30% detectado en abril del año pasado por Ipsos pero no debe perderse de vista que los cambios involucran a cuatro candidatos que intentan organizar distintos tonos de centro político para competir con ella en la segunda vuelta. Entre PPK, Acuña, García, Guzmán y Toledo suman 42% y es probable que las subidas y caídas sean trasvases de un electorado que pregunta, busca, deja, toma y retoma un candidato.
III. Cambios más significativos se aprecian en el rubro denominado antivoto (“definitivamente no votaré por él”). Keiko ha reducido 6 puntos de su antivoto respecto de los últimos meses (de 40% a 34%), PPK 10 puntos, Acuña 9 y García entre 4 y 8 puntos (69% de antivoto en diciembre y 65% en noviembre). En cambio, Guzmán solo tiene 27% de antivoto con un 47% de los que no lo conocen.
Estos cambios son el reflejo de que la campaña ha empezado y que por ahora "las" campañas son más eficaces que las contracampañas, aunque el resultado debe medirse en función del esfuerzo y de los recursos económicos desplegados por cada candidato. Calle y mensaje están en disputa y tal parece que por ahora la calle pesa más que la publicidad pagada.
Es este punto, una anotación: solo Keiko luce un aumento en el rubro “definitivamente votaré por él” de 27% a 32%.
IV. Otros elementos del sondeo de Ipsos son relevantes. Uno de ellos es que la mayoría (51%) se muestra de acuerdo con la exclusión de las listas parlamentarias de figuras emblemáticas del fujimorismo, a contracorriente de quienes señalaban que esa decisión de Keiko la alejaría del votante clásico fujimorista. Luego, también una mayoría desaprueba la alianza Apra-PPC aunque es probable que entre ese 51% se encuentren los que no votarán por ella. Por la misma razón, el 32% de los que se muestran de acuerdo con ese pacto, son cuatro veces más que el 8% de intención de voto de García, un espacio conquistable.
V. Tendencias. Seria equívoco pretender que un análisis serio señale que candidato caerá o quien tiene “más chance” de crecer (como escuché esta semana al jefe de una encuestadora). Sin chamanismos, las únicas tendencias son la rebaja del antivoto y que los trasvases en la segunda línea continuarán. La caída de la puntera de los sondeos, Keiko, debajo del 30% por ahora parece depender más de una conjunción adecuada de errores de campaña y contracampañas exitosas, lo que no está a la vista porque sus contendores todavía están peleando entre ellos.

viernes, 1 de enero de 2016

Gobernar, cambiar, pactar

http://larepublica.pe/impresa/opinion/723313-gobernar-cambiar-y-pactar
La mitadmasuno
La República
4 de diciembre 2015
Juan De la Puente
Uno de los temas que deberán abordar los candidatos que hoy concurren a #CADE2015 es el de la reforma política. La demanda de cambios institucionales ha llegado a un nivel en el que es imposible no referirse a ella, de modo que si un candidato cree que puede llegar a Palacio de Gobierno eludiendo esta respuesta, comete un grave error. Incluso podrían esquivar el tema en esta oportunidad pero no podrán evitarlo a lo largo de la campaña y además tener éxito electoral.
La reforma es el eje sobre el que girará la política en los próximos 5 años, tanto los cambios que se requieren para impulsar un nuevo ciclo de crecimiento como para atajar la severa perdida de legitimidad de líderes e instituciones. Si se trata de resumir, aun a riesgo de esquematizar, las características del próximo Presidente de la República, estas son: 1) Un presidente fuerte con un margen de maniobra suficiente para la toma de decisiones difíciles; 2) que sepa pactar a tiempo y conservar los pactos, sobre todo en el Congreso; 3) que sea capaz de llevar adelante reformas (y que no solo las predique); y 4) que culmine su mandato.
La idea de que el próximo año elegiremos un presidente que solo nos gobierne es un error, por incompleta. No solo por el hecho de que como sucede siempre elegiremos un poder (el Ejecutivo) y un contrapoder (el Congreso), sino porque en ambos casos se han revelado cambios en el actual período: el primero nos ha mostrado que puede debilitarse a niveles inéditos, mientras que el segundo nos ha enseñado que, si quiere, puede jaquear la gobernabilidad sin mucho esfuerzo. Ahí están para los incrédulos las veces en que el Parlamento votó ámbar en la investidura de los premieres René Cornejo y Ana Jara.
El nuevo presidente no solo debe gobernar. La agenda que le espera es un poco más gorda: debe gobernar pactando, reformando y en esa medida garantizar la gobernabilidad, de modo que deberá esforzarse tres veces más. Considerando tal perspectiva, las obligaciones de los candidatos con los electores son mayores y los temas que deberían abordar son más complejos y exigibles.
Una de estas obligaciones se refiere al contrapoder señalado líneas arriba. Me temo que, salvo alguna excepción, los candidatos presidenciales no están siendo responsables en la elaboración de las listas parlamentarias, una tarea que acometen con la peligrosa idea de sumar apoyos y dinero, una táctica que en el gobierno o fuera de él podría reventarle al sistema en la cara. Evitar que un grupo de piratas aborden el barco parlamentario es ahora –entiéndase bien, ahora– una obligación republicana que debe ser exigida a quienes compiten por el poder.
La gobernabilidad en los próximos años estará en el Congreso, en la calle, en los medios, en el mercado y, claro, en el gobierno mismo. En esa medida, el “yo haré” es muy importante pero nuevamente incompleto. En la línea de las reformas, el “nosotros haremos” adquiere una significación estratégica porque indica la capacidad del nuevo poder de relacionarse con otros poderes, legales o fácticos, para conseguir resultados. Solo por poner un ejemplo, no será posible reformar la administración de justicia sin pactos con el Congreso, el Poder Judicial y otros organismos constitucionales.
No estoy seguro de que todos los candidatos se encuentren mentalizados con la idea de gobernar cambiando y pactando. Sobre lo primero, las referencias a las reformas han sido escasas y en cambio se aprecia una cultura tecno-burocrática en la elaboración de los planes de gobierno; las comisiones que los elaboran son enclaves cerrados de tecnócratas sin conexión con la política. Sobre los pactos, me temo que el formato de la campaña electoral, que transcurre como una prolongación de la guerra política de los últimos tres años, no podrá ser desmontado debido a la formación de un escenario igualmente inédito en el que no se aprecia un centro político y vasos comunicantes. Es cierto, en política los enemigos pactan, pero las heridas demoran en cerrar y no sé si el país espere.

Agárrate del cambio, ahora

http://larepublica.pe/impresa/opinion/721522-agarrate-del-cambio-ahora
La República
La mitadmasuno
27 de noviembre de 2015
Juan De la Puente
La próxima semana los 5 candidatos presidenciales mejor ubicados en las encuestas sobre intención de voto expondrán en CADE 2015 los avances de sus planes de gobierno. No será un debate cara a cara pero será la primera oportunidad para compulsar los contenidos de las opciones para el próximo quinquenio.
Este primer encuentro es tan inédito como el proceso electoral mismo que vivimos. El lema de CADE “El Perú necesita cambios para seguir creciendo” contrasta con la timidez de los políticos para proponerlos. Esta brecha, entre política vacilante vs instituciones que demandan transformaciones, resume un impensado cambio de roles que la crisis política está fraguando.
En las elecciones del 2006 y 2011, el mercado se situó en una posición recelosa del cambio y fueron los líderes políticos los que impulsaron el debate sobre los ajustes al llamado “modelo” y en menor medida la reforma de las instituciones. Ahora, a pesar de un proceso crítico a cuestas, son los políticos los recelosos de las reformas y estas son sugeridas desde otros lados del escenario. Por ejemplo, las propuestas de reforma electoral fueron impulsadas por los organismos electorales a la cabeza de una colación de instituciones que integran la Plataforma por la Reforma Política y Electoral, la misma que jaló a un Congreso remolón y disgustado en las 5 normas dictadas este año.
Mientras la política parece congelada en los años 2006 y 2011, persistiendo en un debate electoral sobre estabilidad/continuidad, se acrecienta la exigencia de propuestas precisas frente a la desaceleración de la economía, la inseguridad, la corrupción y la inoperancia de la mayoría de instituciones, especialmente de aquellas relacionadas a la justicia y a la transparencia pública.
Las teorías del cambio –que enfatizan en el liderazgo de los actores y en su audacia, y la capacidad para fijar estrategias que encaren las contingencias– anotan que las crisis activan un menú de ofertas que inciden en el inicio de grandes procesos de reforma, útiles sobre todo para la primera fase que los cambios implican, es decir, la transición y sus incertidumbres.
Eso no está sucediendo. Instalar una lógica de cambio en el debate público es fundamental como una condición de vigencia de la democracia en el siguiente período. Es también necesario para evitar un carnaval populista que reemplace el horizonte de las reformas, las manosee y finalmente las paralice. En menos de 4 meses, se han presentados en el Congreso 380 proyectos de ley que podrían acabar en un frenesí de decisiones que no se inscriben ciertamente en una reforma institucional. La creación masiva  de distritos –nueve en una semana– y la posibilidad de que Ventanilla pase a ser provincia sin mayores estudios, en medio de la campaña electoral hacen prever un camino conocido: clientelismo en lugar de reformas.
¿Por qué los políticos que encabezan las encuestas no nos hablan de reforma? La primera explicación es que la campaña se ha iniciado. Este argumento suena a coartada. Siendo cierto el retraso en la elaboración de los planes a detalle, es inocultable que los discursos electorales están rehuyendo asuntos claves como la formación de un nuevo consenso alrededor del crecimiento, agotado ya este; o qué hacer eficazmente para rebajar los índices de delito e impunidad en alza, solo por citar dos asuntos cruciales.
Más allá de la vigilancia de las formas, que es también importante, la vigilancia de los contenidos se convierte en un desafío básico de la campaña. Los políticos no se están imaginando el futuro y este sí es un asunto grave para un régimen democrático que agota un ciclo de 15 años y que debe empezar otro. Es probable que esto también se deba a la total entrega de los líderes al marketing político, pero no es menos cierto que revela la falta de grandes ilusiones y de compromisos personales. No parece ser un asunto de pegada sino de llegada, es decir, de horizonte y perspectiva, una falta de apuesta a la Fortuna, Virtù y Gloria, a decir de Maquiavelo.