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viernes, 7 de marzo de 2014

Los pasos vendidos

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/los-pasos-vendidos-07-03-2014
La República
La mitadmasuno
7 de marzo de 2014
Juan De la Puente
En un audio atribuido al congresista Julio Gagó, acusado de vender ilegalmente al Estado a través de una empresa de fachada, este señala que más de 100 parlamentarios son empresarios que “hacen los mismo”; es decir, contratar con el Estado irregularmente o, extensivamente, que hacen negocios desde su alta posición de representantes.
Quiero tomarme muy en serio las palabras de Gagó porque podría estar diciendo la verdad aunque con algo de exceso. Conozco en todas las bancadas a legisladores honrados y austeros, e incapaces de violar su mandato usando el peso de su cargo para realizar negocios u otro tipo de venta de influencias. La mayoría de ellos, mujeres y varones, son militantes de la política con larga actividad partidaria.
No obstante, es preciso reconocer que la representación parlamentaria se he transformado en los últimos años mediante un proceso marcado por varias tendencias: 1) la formación de las listas con escasa participación de los militantes y en cambio con el protagonismo de los candidatos presidenciales; 2) el alto costo de las campañas individuales; y 3) la elección de congresistas invitados, que no pertenecen al partido que los llevó en sus listas.
Este proceso ha llevado al Congreso a hombres de negocios y para el negocio. Su número es creciente y este aumento es proporcional al desarrollo de las tendencias señaladas; a menos institucionalidad de la política y de los partidos más legisladores dispuestos a hacer negocios desde sus escaños, una figura que también se aplica a la representación regional y municipal.
El político negociante es en la práctica un negociante a secas, un actor racional que emerge de la privatización e individualización de la política. Es un actor socialmente legítimo al momento de su elección, ciertamente legitimado por una campaña electoral cuantiosa, pero al fin y al cabo premiado por un sistema que incorpora al poder a mujeres y hombres pragmáticos, audaces y creadores de valor financiero. Es lógico que ello suceda en un país que se asume de emprendedores más que de ciudadanos.
No le pidamos a ese actor una agenda política y colectiva. Su quehacer político (en realidad antipolítico) tiene una lógica emprendedora más económica que social. El Congreso, la región o el municipio son mundos de oportunidades que deben ser explotadas asumiendo sus ventajas competitivas; es decir, el ser centros de poder.
En el pasado hubo empresarios, y aún los hay, dedicados a la actividad política con solvencia y honradez, representando las convicciones que adherían y los intereses generales que defendían; pertenecían a partidos que organizaban esa dedicación, moderaban el individualismo y lo homogeneizaban en un programa. Con los partidos en proceso de extinción como colectividades programáticas la precipitación de los empresarios con agenda económica a la política es irrefrenable, lo que se agrega a los políticos con relaciones bilaterales con empresas que financian sus campañas de modo oscuro. Unos y otros se realizan en el poder a través del voto preferencial.
Todo se encuentra convenientemente establecido para que este esquema tenga larga vida. El Congreso resiste con uñas y dientes la reforma política y ha congelado decenas de proyectos de ley que intentan cambiar este desastroso escenario incluido el Código Electoral propuesto por el JNE, la ONPE y el Reniec. Al contrario, en la legislatura anterior la Comisión de Constitución aprobó con el voto de los representantes de todas las bancadas la reforma de la Ley de Partidos acentuando estas deformaciones, aumentando el número de firmas para legalizar un partido y elevando hasta el 25% el porcentaje de los invitados en las listas electorales. El intento por ahora ha sido frustrado.
La razón residiría en que el sistema ha venido funcionando en favor de los intereses privados en juego aunque haya debilitado la democracia y transformado el Congreso en un espacio de movimiento económico empresarial individual muy dinámico. El Hall de los Pasos Perdidos bien podría llamarse de los Pasos Vendidos.

jueves, 23 de febrero de 2012

Gestores y gestantes

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/gestores-y-gestantes-23-02-2012
La República
La mitadmasuno
23 de febrero de 2012
Juan De la Puente

El Programa Gestores para el Desarrollo Local creado recientemente por el Parlamento es sometido a una dura crítica desde fuera y dentro del Congreso tanto por la presunta politización de sus actividades como por la falta de información sobre sus integrantes. La controversia generada por algunos gestores nada indicados para hablar a nombre del Parlamento y la áspera discusión que se opera entre los congresistas, los gestantes del proyecto, impedirán por ahora debatir el agudo problema relacionado a este proyecto: la crisis de la función de representación del Parlamento y de cada congresista.
Aun así algunas ideas. Desde 1980 el Congreso se enfrenta a la demanda de los electores para gestionar decisiones del Estado, principalmente del gobierno, más allá de las leyes. En el acto de elección de un parlamentario existe un invisible contrato que obliga al elegido, principalmente el de “provincias”, a realizar esfuerzos por llevar a sus poblaciones de origen obras y beneficios que deben ser arrancados a un Estado lento, centralista y egoísta, una “cláusula necesaria y justa” que figura en otros textos constitucionales (la 8ª Sección del Artículo Uno de la Constitución de EEUU, por ejemplo) pero que la deficiente redacción del artículo 102° de la nuestra lo convierte en casi etérea.
Los parlamentarios no tienen iniciativa de gasto pero sí de gestión; de hecho la baja tasa de reelección del Parlamento peruano se debe, entre otras razones, a la rápida pérdida de legitimidad de los elegidos. Presionados por esta demanda, desde el 2001 el Parlamento ha innovado funciones: ha instalado una Comisión de Defensa del Consumidor, módulos para denuncias y oficinas en las regiones; ha realizado audiencias descentralizadas, instalado brevemente un Foro Agenda Legislativa con la sociedad civil (M. Cabanillas), realizado reuniones bipartitas en las regiones (J. Velásquez) y establecido la semana de la representación (D. Abugattás). Ahora mismo, el mayor tiempo de un parlamentario laborioso se invierte en la atención de sus electores y en la gestión de sus demandas.
La crítica respecto a que el Legislativo no puede reemplazar al Ejecutivo debe ser analizada bajo la perspectiva del papel que debe cumplir el Congreso en el desarrollo y en la descentralización del país, tomando en consideración que la representación parlamentaria es, al mismo tiempo, individual y de bancada. En ese sentido, el Parlamento debe darle cara a la función de representación y canalizar el afán individual de sus miembros; es paradójico que los lobbies accedan más fácil y eficazmente al Parlamento que los alcaldes, presidentes regionales o líderes sociales. Ante la imposibilidad de modificar la Constitución para favorecer la función de representación quedan mecanismos de emergencia: el control político, la Estación de Preguntas y los pedidos en mérito del artículo 96° de la Constitución, entre otros.