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viernes, 19 de febrero de 2016

Regiones, el parque jurásico peruano

http://larepublica.pe/impresa/opinion/742416-regiones-el-parque-jurasico-peruano
La República
La mitadamsuno
19 de febrero de 2016
Juan De la Puente
He revisado las listas de candidatos al Congreso en las regiones y mi primera conclusión es que expresan el fin del protagonismo de las élites políticas regionales que emergieron el 2001, reemplazadas ahora por actores políticos informales, sin conexión y con amplio recorrido, la mayoría de ellos con varias candidaturas a cuestas en distintos partidos nacionales o movimientos regionales, una suerte de trágica renovación sin renovación.
¿Buscamos dinosaurios políticos? Están en las regiones y son una especie vigorosa y ágil pero que no deja de ser pasadista. Este fenómeno es más acusado en los partidos emergentes cuyos discursos generales recusan la vieja política pero que fuera de Lima pactaron precisamente con los portadores de estos atributos. No es la primera incongruencia en un sistema tan resistente al cambio donde lo viejo es lo viejo y lo nuevo no es ni nuevo ni necesariamente bueno.
Los grupos que representan ideologías y programas convencionales como AP, APRA, Frente Amplio, PPC e incluso el fujimorismo han realizado una relativa renovación de los liderazgos regionales, en algunos lugares con más intensidad que en otros, dejando algunos territorios jurásicos intangibles.
En cambio, los emergentes no se han planteado siquiera ese desafío, de modo que donde hubo suerte, en muy pocas regiones, las listas parlamentarias tienen un toque de transparencia y novedad. En el resto, sobre todo en el centro y sur del país, el reclutamiento de representantes ha sido desastrosamente ciego.
La idea básica de la democracia es que la renovación de los liderazgos se realice a través de la sustitución de personas, equipos e ideas, un proceso que, ordenado o no, implica la transmisión de la representación y de las tradiciones que encarna.
El hundimiento de las élites regionales no ha dejado nada a salvo. Los aspirantes a la representación a través de los partidos emergentes están en las antípodas del discurso de sus líderes. No han sido elegidos sino escogidos desde Lima, tienen campañas pero no bases y militantes, y componen un escenario marcado por la falta de conexión interna, la inestabilidad y una competencia política ilimitada basada en la denuncia y la destrucción del oponente a través de largas guerras personales y personalistas.
El reciclaje no es necesariamente renovación, porque habría que considerar que esta representación pobre y fraccionada carece ahora mismo de un proyecto de desarrollo, que su capacidad de influencia es baja y lo es aún más su relación con los movimientos sociales que se han quedado en la mayoría de regiones fuera de las listas congresales.
En el Cusco, por ejemplo, ningún partido emergente ha sabido hacer de la renegociación del contrato del gas un eje de campaña, un asunto crucial especialmente para el sur y que sin embargo fue repuesto en la agenda por dos candidatos presidenciales de la política convencional.
Contra lo aconsejable, los nuevos/viejos actores han negociado con los partidos emergentes en condiciones de absoluta desigualdad diluyendo su identidad regional, lo poco que podían conservar. Su legitimidad de origen será más pobre que la que exhibían los parlamentarios elegidos en los últimos tres períodos. Estos nuevos políticos ni siquiera son anticentralistas.
En la única región donde los poderes regionales se han impuesto sobre Lima es Madre de Dios, hegemonizada por la minería y tala ilegales.
De todo esto no deberíamos alegrarnos. El primer efecto ya es el silenciamiento de la descentralización en la campaña electoral y la pérdida en ella de la voz de las regiones. Por otro lado, la figura de la democracia sin partidos reflejada en las regiones es potencialmente más riesgosa en estos territorios donde un temprano déficit de legitimidad empoderará rápidamente a los movimientos sociales. Es curioso cómo el pragmatismo de los grupos emergentes que proclaman lo nuevo ha sentado las bases de un ciclo político que los arrasará sin consideración.

viernes, 5 de febrero de 2016

Campaña electoral zombie

Me había preparado para una campaña electoral combi pero aprecio el inicio de una campaña zombie. Sostuve hace días que ya no estaba en discusión si César Acuña iba a ser Presidente de la República sino si sería candidato, y que la campaña electoral estaba suspendida en el aire. El nuevo episodio de plagio/apropiación del libro del profesor Otoniel Alvarado y la reacción de Acuña consolida el bloqueo al que se dirige una campaña llamada a renovar la democracia.
Me explico. Podemos votar el 10 y claro que lo haremos; iremos muy probablemente a una segunda vuelta, pero el contexto actual es de una no campaña que conduce a una crisis mayor luego del 28 de julio, bloqueada por los asuntos escandalosos, específicamente los que involucran a Acuña. Se tiene también el caso de Guzmán, a lo que ha conducido un absurdo manejo de una instancia menor del JNE y que ojalá este resuelva pronto. Se tiene a la vista otros asuntos como el paquete de tachas a los candidatos al Congreso y el debate sobre sus cualidades éticas. Esta discusión ya se está llevando a cabo en las regiones aunque todavía no se agregan política y nacionalmente. El país se enterará pronto de decenas de joyas que pretenden llegar al Congreso.
La discusión sobre si esto afectará poco o mucho a Acuña fue fugaz y ahora es mucho más egoísta que antes. Para empezar, ya afectó el país y claro que afectará al resto de candidatos. ¿Algún iluso cree todavía que la explosión de desconfianza no lo tocará?
Ha afectado en general al sistema educativo y a toda apuesta de cambio que se propone respecto de la calidad de la educación y de las políticas de fomento de la investigación y la ciencia. En las últimas horas ha afectado a un maestro –Otoniel Alvarado- que luce indefenso, sorprendido, agobiado y aventajado por un sistema injusto que compra ideas, libros, personas y si no puede, los arrebata.
¿Qué deben estar pensando en este momento decenas de miles de maestros? ¿Qué pensarán ahora mismo decenas de miles de estudiantes y sus padres de familia de las universidades de la familia Acuña? Vaya que ni siquiera el asunto se detiene en los problemas de la familia Acuña y sus universidades sino en el futuro de la educación regentada por manos privadas.
Ese es el sentido de bloqueo de la campaña y la razón por la que creo que está suspendida en el aire. De esta campaña zombie emergerán qué duda cabe poderes Ejecutivo y Legislativo sumamente débiles. Yo, sinceramente no deseo eso para mi país. Al contrario, quiero un nuevo poder fuerte, que pacte, que haga reformas y termine sus plazos constitucionales.
Yo no voltearía los ojos ahora al JNE porque me queda claro que no tiene herramientas para resolver el caso Acuña y siento que ir en esa dirección es machacar su necesitada solvencia. Me decanto por el camino abierto en las últimas horas en relación a lo que pueda hacer Indecopi y la fiscalía.
No obstante, apelo también al sentido común del hombre público que protagoniza este dramático episodio. Siento que si no actúa con sentido común perderá todo o gran parte de su todo.

viernes, 22 de febrero de 2013

El hombre político. Comedia y tragedia

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/el-hombre-politico-comedia-y-tragedia-22-02-2013
La República
La mitadmasuno
22 de febrero 2013
Juan De la Puente
La campaña por la revocatoria oscila entre la comedia y la tragedia. La primera, no obstante, es solo la apariencia graciosa de la segunda, es decir, su propia farsa. Por debajo transcurre el drama de una clase política (¿clase? ¿política?) agotada e impedida de sostener un intercambio de ideas más o menos orientador de la sociedad. Eso que se llama escenario nacional, pocas veces ha colocado en el centro y con tanta nitidez al hombre político, desnudándolo.
Nuestro hombre político está en crisis y en franco retroceso como actor público. Actúa más pero, paradójicamente, representa menos. Es el resultado esperado de la ruptura de la comunidad política, cuyo eje debería ser el ciudadano, y de la quiebra del pacto social en el sentido de Rousseau, es decir, el acuerdo entre individuos libres e iguales para constituir un sociedad civil y política en sentido pleno, y de su remplazo por la dominación de poderes extralegales y el caudillismo extremo.
La campaña de la revocatoria empezó como una disputa política y se ha transformado en un huayco, lleno de lodo y piedras que a su paso arrastra varios futuros políticos. Sus protagonistas no pueden controlar un proceso librado a sus propias fuerzas y alimentado por los medios que han decidido hacer de la campaña un evento lúdico. Como sostiene Mariel García Lorens (Anticandidatos, guía analítica para unas elecciones sin partidos, Mitin 2011), enmarcar la discusión electoral desde el criterio del entretenimiento también es una decisión política; es uno de los productos del infotaiment, el género periodístico donde se borran las barreras entre los asuntos públicos y el juego. Al fin y al cabo, el periodismo político es la pequeña Magaly que llevamos dentro y, en algunos casos, no tan pequeña.
Como evolución natural o como obligación, las fuentes de la creación del poder han cambiado; los políticos que eran educados por los partidos lo son ahora por los medios. La política ya no se hace en los salones, como en los albores del siglo XX y no poco en las calles, como en las décadas siguientes; se hace en los diarios, la radio, la TV y en las redes sociales. Francisco García Calderón, el padre del liberalismo peruano decía que la salvación del Perú habría que buscarla en las profundidades de una biblioteca; los políticos actuales, salvo excepciones, lo buscan en los medios.
El hombre público, ahora en el centro del escenario, debe ser generalmente un agente del escándalo, buscapleitos, chismoso y agresivo. Si insulta, mejor. Su cultura jacobina, sin embargo, no es nueva; habría que buscarla en la tradición caudillista nacional y en el espíritu montonero, cuya expresión republicana más alta quizás sea Nicolás de Piérola.
Su individualismo tampoco es nuevo; Víctor Andrés Belaunde advertía y a su modo, hace 70 años (Peruanidad, elementos esenciales, 1943), que el pensamiento político tradicional pretendió siempre descartar el elemento colectivo o social de la Nación en beneficio del individualismo.
Asistimos estas semanas a un quehacer político que obedece a esas motivaciones personales y no a las colectivas: una ciudad de casi 10 millones de habitantes está jaqueada por un interés particular casi lunático. Es que el espíritu que durante la vigencia relativa del sistema de partidos llevó a los políticos a creer en la infalibilidad del grupo político se ha convertido en la convicción de la infalibilidad personal.
Que más adelante no se quejen del patrón de intercambio que este proceso revocatorio confirma: para la mayoría de políticos, como los políticos/antipolíticos, los ciudadanos no lo son o lo son poco; son bárbaros en el sentido de poco racionales, impulsivos, con escasa cultura y poco aptos para digerir mensajes completos; sin embargo, los políticos también están apareciendo ante los ciudadanos, y con poco esfuerzo, como bárbaros y por las mismas razones.
¿No va quedando claro que la reforma política en el Perú no será con los políticos sino contra ellos?

viernes, 28 de diciembre de 2012

Vacas gordas, vacas flacas

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/vacas-gordas-vacas-flacas-28-12-2012
La República
La mitadmasuno
28 de diciembre 2012
Juan De la Puente
Vía su máximo representante, la CONFIEP ha celebrado como todos el estimado de crecimiento de la economía el año 2013 y ha pedido al mismo tiempo realizar las pequeñas reformas porque “la gran reforma tiene muchos años en el tintero”. Entre una y otra afirmación advierto una apreciable distancia, entre el regocijo de la contemplación económica y el abandono del cambio sustantivo, una inexcusable rendición frente a retos que si no se abordan en la época de las vacas gordas tendrán que hacerse con dolor cuando lleguen las vacas flacas.
No es el único caso de preferencia del camino fácil en lugar de las grandes batallas. Gana Perú ha propuesto al cierre de la legislatura un cambio constitucional para aumentar el número de congresistas a 145, repartiendo los 15 nuevos escaños entre las regiones amazónicas. Pocos dudan de que la Amazonía peruana necesita una mayor presencia en el Parlamento; sin embargo, es el Perú el que atraviesa el serio problema de subrepresentación con 150 mil electores por cada congresista, de modo que el parche sugerido implica una evasión frente a la batalla por la gran reforma de la modificación de los distritos electorales y la reinstalación del bicameralismo.
Un tercer ejemplo del facilismo es la iniciativa de ley de la Alianza para el Gran Cambio, teóricamente para fortalecer a los partidos políticos, duplicando el número de firmas requeridas para la inscripción de los movimientos regionales y locales, a los que se les solicitaría el 6% de adherentes del padrón electoral de su circunscripción. Así, por la vía de la anulación de los movimientos en las regiones y municipios se pretende que los partidos recuperen su vigencia, en lugar de abordar con decisión el debate de una reforma política de gran calado.
Las previsiones indican que el Perú no tendrá en los próximos cuatro años problemas de crecimiento, salvo gravísimas externalidades. La información disponible también revela otras fortalezas macro, particularmente el flujo en la inversión extranjera, la disminución de la deuda pública como porcentaje del PBI y el aumento de las reservas internacionales y del ahorro público. Al mismo tiempo es también significativa la reducción global de la pobreza al 27,8% y la ligera reducción de la desigualdad.
La prédica de los shocks a los que nos hemos introducido en las últimas semanas huele precisamente a respuestas coyunturales a problemas estructurales. Es el caso de la demanda del retiro de controles a la inversión privada que amenaza devorarse la Ley de Consulta Previa, las competencias de los gobiernos locales y regionales y la naciente institucionalidad ambiental.
Sería un error apuntar que los problemas del país no son de corto plazo. No obstante, las grandes reformas que se resisten a asumir los actores públicos relacionan impostergablemente el corto y largo plazo. El cómodo respaldo con el que cuenta el gobierno debería servir para trazar algunos cambios de fondo.
En el terreno social los dos más importantes han sido identificados: universalizar las políticas sociales superando la matriz actual basada en la focalización y acelerar la distribución de los beneficios del crecimiento reformando los patrones de inversión pública, un cambio que incluye el sistema de licitaciones y compras públicas y la profundización de la descentralización, a contracorriente de los llamados a la recentralización realizados recientemente.
En el terreno político la reforma nos desafía a grandes respuestas, anotadas desde varios estudios, como más sistema de partidos, más Congreso, más representación, más legitimidad de la representación y más poder de los representados, contra la lógica que pretenden sugerir algunas campañas: Parlamento débil, partidos precarios y representantes ilegítimos.
No nos sobra crecimiento pero nos falta espíritu de reforma, una carencia atribuible principalmente al liderazgo político cuyo facilismo comparten la empresa y los medios. En aras del futuro, precisamente, es preciso evitar la rendición.