Me
había preparado para una campaña electoral combi pero aprecio el inicio de una
campaña zombie. Sostuve hace días que ya no estaba en discusión si César Acuña
iba a ser Presidente de la República sino si sería candidato, y que la campaña
electoral estaba suspendida en el aire. El nuevo episodio de plagio/apropiación
del libro del profesor Otoniel Alvarado y la reacción de Acuña consolida el
bloqueo al que se dirige una campaña llamada a renovar la democracia.
Me
explico. Podemos votar el 10 y claro que lo haremos; iremos muy probablemente a
una segunda vuelta, pero el contexto actual es de una no campaña que conduce a
una crisis mayor luego del 28 de julio, bloqueada por los asuntos escandalosos,
específicamente los que involucran a Acuña. Se tiene también el caso de Guzmán,
a lo que ha conducido un absurdo manejo de una instancia menor del JNE y que
ojalá este resuelva pronto. Se tiene a la vista otros asuntos como el paquete
de tachas a los candidatos al Congreso y el debate sobre sus cualidades éticas.
Esta discusión ya se está llevando a cabo en las regiones aunque todavía no se
agregan política y nacionalmente. El país se enterará pronto de decenas de
joyas que pretenden llegar al Congreso.
La
discusión sobre si esto afectará poco o mucho a Acuña fue fugaz y ahora es
mucho más egoísta que antes. Para empezar, ya afectó el país y claro que
afectará al resto de candidatos. ¿Algún iluso cree todavía que la explosión de
desconfianza no lo tocará?
Ha
afectado en general al sistema educativo y a toda apuesta de cambio que se
propone respecto de la calidad de la educación y de las políticas de fomento de
la investigación y la ciencia. En las últimas horas ha afectado a un maestro –Otoniel
Alvarado- que luce indefenso, sorprendido, agobiado y aventajado por un sistema
injusto que compra ideas, libros, personas y si no puede, los arrebata.
¿Qué
deben estar pensando en este momento decenas de miles de maestros? ¿Qué
pensarán ahora mismo decenas de miles de estudiantes y sus padres de familia de
las universidades de la familia Acuña? Vaya que ni siquiera el asunto se
detiene en los problemas de la familia Acuña y sus universidades sino en el
futuro de la educación regentada por manos privadas.
Ese
es el sentido de bloqueo de la campaña y la razón por la que creo que está
suspendida en el aire. De esta campaña zombie emergerán qué duda cabe poderes
Ejecutivo y Legislativo sumamente débiles. Yo, sinceramente no deseo eso para
mi país. Al contrario, quiero un nuevo poder fuerte, que pacte, que haga
reformas y termine sus plazos constitucionales.
Yo
no voltearía los ojos ahora al JNE porque me queda claro que no tiene
herramientas para resolver el caso Acuña y siento que ir en esa dirección es
machacar su necesitada solvencia. Me decanto por el camino abierto en las
últimas horas en relación a lo que pueda hacer Indecopi y la fiscalía.
No
obstante, apelo también al sentido común del hombre público que protagoniza
este dramático episodio. Siento que si no actúa con sentido común perderá todo
o gran parte de su todo.