Blog sobre cultura y política. Artículos publicados en la prensa y comentarios de temas actuales. El título, Kotosh, se refiere al templo más antiguo de la sierra peruana construido hace 4 mil años, valiosa evidencia de la arquitectura preinca. Su símbolo son las manos cruzadas. Está muy cerca de Huánuco, la ciudad donde nací, mi añorada tierra.
sábado, 30 de diciembre de 2017
El retorno del lado oscuro
domingo, 17 de enero de 2016
¿Qué hay de nuevo, viejo?
jueves, 16 de junio de 2011
Humala, AGP, Toledo y Fujimori
La República
16 de junio 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/15-06-2011/humala-agp-toledo-y-fujimori
Fuera del poder Alan García potenciará sus posibilidades presidenciales. Tendrá las manos libres para reorganizar al Apra, todo indica a su imagen y semejanza, y desarrollar un perfil opositor luego del año de gracia que le otorgue al nuevo gobierno. La probabilidad de un tercer alanismo, no obstante, es desafiante; obliga a García a no repetir el modelo opositor centroizquierdista seguido entre el 2001-2006 frente a Toledo. Que el Apra y AGP se coloquen a la izquierda de Humala es improbable y que se ubiquen a su derecha, lo es aún más porque ese espacio tendrá demasiados inquilinos. Sabiendo del estilo García, su apuesta sería jugar un papel moderador y crítico al mismo tiempo, no antagónico, usando su expresidencia desde una postura razonable. Si se extrañaba la escopeta de dos cañones, podríamos tener muchos de esos disparos en el futuro.
Los desafíos de Alejandro Toledo son otros; su derrota en la primera vuelta fue atemperada por su pertenencia al bloque político ganador en la segunda ronda. A pesar de ello, no asumir la victoria y abrir solo una pequeña rendija para que Perú Posible participe en el gobierno, entraña sus riesgos. La ausencia de un pacto explícito le permitirá al toledismo arbitrar o moderar los cambios pero también deslizarse en una dirección conservadora. La imagen del partido en el gobierno pero Toledo fuera de él demandará mucha cintura, no pocos silencios y más de una incursión en el campo del gobierno y de la oposición.
Fujimori, preso o libre, hará política aunque su horizonte presidencial es casi nulo. Su fuerza personal se debilitará más si no logra, como en las historietas, transferirla a otro combatiente. La épica fujimorista es todavía más fuerte que su bancada, pero si Fuerza 2011 solo bloquea, no ganará puntos.
Las llaves de estas hipótesis las tienen Humala y esta sociedad, que han forzado el giro electoral a la izquierda. Si solo se cumpliesen, de modo gradual, los compromisos más emblemáticos se abriría una nueva etapa en el Perú, con un Estado y sociedad superiores en contenido democrático a la década posfujimorista. En este caso, el sistema político promovería un modelo de competencia política que obligaría a partidos y líderes a refundarse bajo el riesgo de morir.
domingo, 24 de abril de 2011
La segunda vuelta es otra campaña
22 de abril 2004
José Miguel Silva @jomisilvamerino
¿Qué se le cruza por la cabeza a un candidato presidencial que de pronto evade la presentación de su plan de gobierno con la excusa de una intoxicación por comer “bacalao”?
Partiendo de esta interrogante, conversamos con Juan de la Puente, importante analista político y columnista de La República, quien ve en esta “anécdota” una muestra de un hecho tan lamentable como cierto. “Puede haber muchas coartadas para que un candidato no explique un plan de gobierno que no domina”.
¿Cómo recuerda usted ese “viernes santo” y la famosa intoxicación de Fujimori por comer bacalao?
Quedaban dos candidatos, y en aquel momento se señalaba de Fujimori, la fragilidad de su programa. Su vinculación con su equipo de plan de gobierno era muy débil. Más allá de la promesa de no shock, todo indicaba que él no dominaba los puntos de su plan de gobierno.
¿Era el momento para que él exponga sus ideas no?
Efectivamente. En la Semana Santa de aquel tiempo se planteó la necesidad de que Fujimori fuera más explícito en su plan de gobierno. La coartada a la que recurrió Fujimori fue que había comido bacalao y se había intoxicado. Como ya estaba comprometido a presentarlo, apareció su esposa Susana Higuchi a explicar esa historia.
¿Esto qué mensaje le deja?
Que pueden haber muchas coartadas para que un candidato no explique un plan de gobierno que no domina.
¿Cómo reaccionó la prensa en ese entonces?
Reflejó la mentira. No se tragó el cuento. Fue casi inmediato. Hubo informaciones que indicaban que él nunca se enfermó.
¿Qué importancia le da el electorado a los planes de gobierno?
En una democracia sin partidos los programas son menos relevantes, porque la política aquí le da más importancia al candidato, es una política antropomórfica, que se fija más en los movimientos y gestos que realiza.
¿Y cómo es la situación en otros contextos?
En varios países de América latina, importan mucho los programas, especialmente en la segunda vuelta. Si para muchos no es relevante en la primera vuelta, para otro sí lo es, en esta fase de la campaña.
¿Es aceptable una reforma de plan de gobierno a estas alturas?
La segunda vuelta es otra campaña, por eso se justifica que los candidatos puedan reelaborar sus planes de gobierno. Si un candidato tiene escasa votación, tiene entonces que producir una mayoría política con la que pueda gobernar.
Pero esto algunos lo ven como doble discurso…
Esto es extraño, porque cuando a los candidatos les piden que se moderen, lo hacen y luego los critican igual. Toledo y García en el 2006 hicieron precisiones en sus propuestas y nadie los acusó de doble discurso.
¿Quiénes deben proponer los acuerdos, los ganadores o los perdedores como PPK?
Para mí la política es el arte de lo posible, si él logra levantar una bandera política para proponerla es su problema, pero mi impresión es que ni siquiera dentro de su propia alianza están de acuerdo con su programa de ideas.
¿Humala se ha reunido pero no ha firmado documentos aún, le parece que él es consciente de que su primer lugar lo obliga a manejarse con más cuidado?
Creo que no solo Humala sino Keiko están tanteando para ver el sentido de la población, para ver de qué manera pueden afinar su programa.
¿Han cambiado mucho las cosas con respecto a la primera vuelta?
El Perú ha votado por el cambio. Estamos en un segundo momento muy distinto al del 10 de abril. La discusión se refiere a cómo se da en el cambio, nadie aquí propone algo diferente a eso.
¿Usted se refiere a Humala únicamente?
No, me refiero a los dos, que expresan un descontento con el modelo. La gente quiere cambios sustantivos en el modelo. Por esto es que ambos expresan a su modo un descontento de los peruanos con la realidad del país.
¿Cuáles son los retos mayores de ambos candidatos para vencer en esta segunda vuelta?
Veo dos retos. En ambos casos primero deben derrotar los dos miedos. Además deben demostrar que es posible producir el cambio, sin dejar los grandes logros que ha tenido el país. Si el Perú requiere continuidad y cambios, los candidatos deben tener mucho cuidado para hilar fino y lograr convencer a los votantes.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Hipótesis sobre el fujimorismo
La República
Jueves 11 de noviembre 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/11-11-2010/hipotesis-sobre-el-fujimorismo
Desde esa perspectiva, la táctica electoral de Fuerza 2011 se funde con su estrategia desde una aritmética sencilla: a más fujimorismo, más rédito electoral. Es decir, les basta la nostalgia, el recuerdo del país que encontraron en 1990 y lo que hicieron para remediarlo, incluido el golpe de 1992. En ese discurso, el país está obligado a tener memoria, un cierto tipo de memoria, la que se activa con cierto éxito con claves como partidos tradicionales, el terrorismo, inflación y desorden.
Una campaña centrada en la épica fujimorista corre el riesgo de ser incompleta, suficiente para recuperar la identificación emocional con un sector social pero limitado para producir un mandato de futuro. En otras palabras, el fujimorismo puede servir para recordar pero no necesariamente para gobernar. En una segunda lectura, acudir exclusivamente a la memoria en esta campaña electoral no será del todo redituable, sobre todo porque la memoria conservadora peruana es, en el fondo, una forma de antimemoria, un relato que a tenor de varias encuestas evade los imperativos de la democracia y la libertad esenciales en nuestro sistema.
El formato de campaña “más fujimorismo” tiene el perfil de una huida hacia adelante. Para intentar superar la barrera del 20 o 25% debe exacerbar la confrontación y endurecer el discurso con el consiguiente posicionamiento de esa opción en la extrema derecha del escenario. En el caso de que Fuerza 2011 pase a la segunda vuelta, será una proeza salir del gueto ultra en el que se está metiendo. Probablemente sea la consecuencia de un error estratégico de apreciación: no atreverse a explorar el posfujimorismo y asumir el papel de una nueva derecha, autocriticándose del golpe de Estado, de la corrupción, de la sociedad con Montesinos y de la violación de derechos humanos, un acto de contrición que la derecha chilena realizó con dolor 10 años antes de ganar las elecciones. La nostalgia cuesta.
sábado, 31 de julio de 2010
La nostalgia electoral
La República
Sábado 31 de julio 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/la-mitadmasuno/31/07/2010/la-nostalgia-electoral
Esta añoranza es contestada con una similar desde el país supuestamente progresista. El centro de gravedad de esa otra nostalgia es la derecha de hace 10 años y no la actual. En esa perspectiva, el peligro de Keiko Fujimori reside en la década liderada por su padre y no en su visión actual del futuro. Da la impresión de que, planteadas así las cosas, las elecciones se jugarán el año 2000 y no el 2011 y que el eje de la discusión girara entre fujimorismo y antifujimorismo.
Los cambios económicos y sociales de la década deberían motivar evoluciones en la política, principalmente en los programas. A ello se resisten quienes proponen un debate congelado en el 2000. Plantear una discusión que ignore el crecimiento de los últimos años, la reducción de 20 puntos de pobreza y la afirmación de un modelo que incluye y excluye al mismo tiempo, podría ser la base de un suicidio colectivo. Eugenio Tironi, reconocido publicista chileno, explicó hace poco (Radiografía de una derrota, mayo 2010) que el fracaso de la Concertación se debió a que los que gobernaron Chile durante 20 años le ofrecieron al electorado un país anterior a los cambios que ellos mismos impulsaron. Es decir, no miraron al país ni a las demandas del electorado.
La apuesta electoral nostálgica es riesgosa. Para empezar, provocaría una falaz polarización cuyo primer efecto sería el debilitamiento del centro político, incapaz de darse continuidad a sí mismo. Una campaña de cara al futuro obligaría, por ejemplo, a reconocer que el Perú de ahora es políticamente más plural que el 2000, aun a pesar de la debilidad de sus partidos, y que la clave del debate no es como deshacer lo registrado en estos años sino como desarrollar más democracia, equidad e inclusión, más Estado regulador y promotor y más mercado. En ese sentido, la opción no es la refundación conservadora sino la reforma política.