La Republica
La mitadmasuno
11 de setiembre de 2015
Juan De la Puente
Una de las noticias que resalta en Europa es el reciente editorial de 13 prestigiosos diarios que lanzan a viva voz un llamamiento a los gobiernos de la Unión Europea (UE) que se reunirán el 14 de este mes en Bruselas para iniciar una nueva fase de las negociaciones frente a la grave crisis migratoria, la más seria desde la II Guerra Mundial, que impulsa a millones de personas a abandonar sus países por los brutales conflictos internos y regionales y por razones económicas. Decenas de miles de ellas han llegado al Viejo Continente.
Los medios han llamado a los gobiernos a una solución negociada a la crisis vía medidas decisivas que eviten que se pierdan más vidas, y a demostrar que Europa es un continente construido sobre los principios de solidaridad, igualdad y libertad.
En otros momentos cruciales, los diarios europeos se habían coaligado para defender la paz, contra el terrorismo y las guerras. Pero esta vez han ido más lejos. Posicionados como un eje de referencia pública alternativa han propuesto incluso modificaciones del derecho europeo para que se conceda asilo a personas sin que tengan que arriesgar sus vidas para llegar al continente; que se financie a los países a los que primero llegan los refugiados; que se opte por una evaluación rápida e imparcial de las solicitudes de asilo; que se suspenda el acuerdo de Dublín por el que se obliga a los solicitantes de asilo a volver a su lugar de entrada; que se lleve a cabo un reparto más justo de la cuota de refugiados por país; y que se presione a otros actores internacionales para que hagan el máximo esfuerzo para alcanzar una paz negociada en Siria, gestionada por las NNUU.
No puede decirse que los gobiernos de la UE no reaccionarán ante la crisis de los refugiados aunque es evidente que son desbordados por la intensidad del flujo y las muertes que ocasionan las peligrosas travesías. El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados considera que Europa deberá acoger por lo menos a 200 mil personas que huyen de sus países.
Este es un vigoroso ejemplo de cómo los medios pueden ejercer junto a su labor informativa una activa función de orientación, fortaleciendo procesos virtuosos, apurando dinámicas de cambio o desarmando estrategias inmovilistas que, en el caso europeo, implica, por ejemplo, el quiebre de la estrategia británica de no comprometerse con una cuota específica de refugiados.
No puede decirse que en nuestro país los medios no pactaran recientemente una agenda pública, aunque no en un sentido virtuoso. De hecho opera entre la mayoría de ellos un pacto tácito para encarar las denuncias de corrupción desde la epidermis, donde importan más los corruptos que los corruptores, no llamar corrupción a los lobbies privados, y silenciar algunos casos mientras se agrandan otros. Sobre la seguridad ciudadana y el delito opera otro pacto tácito: mostrar con detalle grotesco el delito en sus efectos, pero ignorar con solemnidad las causas, en tanto se alimentan las respuestas populistas igualmente criminales al estilo de “chapa tu choro”. Un emblema de este pacto puede ser la pregunta de una periodista a su colega reportero: ¿Me puedes decir cuántas puñaladas recibió la víctima?
Ya que los medios le han arrebatado a las instituciones y a los políticos gran parte de la agenda pública y diseñan esta con más libertad, sería ideal que pacten de modo expreso o tácito algunos temas de los que depende el futuro del país: 1) la reforma política ya no en su fase minimalista sino en contenidos de largo plazo, como la reforma de la Constitución y la sanción al financiamiento ilegal, por citar dos ejemplos; 2) la lucha contra los sistemas legales e institucionales que generan corrupción, corruptos y corruptores; 3) una política criminal sostenible que tenga como ejes la inteligencia, el juzgamiento eficaz y la prevención; y 4) la atención real al grave problema que implican para el país el cambio climático y los desastres naturales. ¿Podrán, querrán, lo harán?