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miércoles, 1 de junio de 2016

Dos antis en campaña, no asustarse. A cuatro días de las elecciones. Parte electoral N° 1

Por Juan De la Puente
La campaña para la segunda vuelta electoral llega a su fin con grandes transformaciones, demasiadas para las ocho semanas que median entre el 10 de abril y el 5 de junio. Las más importantes son: 1) la confirmación que las opciones de gobierno que ofrecen Keiko y PPK son distintas, diferentes y en varios aspectos divergentes; 2) la persistencia de dos grandes movilizadores electorales, el antifujimorismo y el dilema abajo/arriba; y 3) el estrechamiento de la agenda final que deja casi solas dos ideas fuerza en el escenario, mano dura vs democracia y libertades.
Los que creían que había ganado el modelo y que los dos candidatos eran gemelos políticos y que harían un gobierno de hermanos, se equivocaron. Con suerte habrá un gobierno de primos. En pocas semanas, se dibujaron las opciones de un gobierno tecnocrático desarrollista (PPK) y populista desarrollista (Keiko).
Hay más diferencias: ambos proponen más Estado pero Keiko más Estado abajo y PPK más institucionalidad arriba; Keiko se cierra a los “nuevos” derechos y pacta con una parte de grupos regresivos e ilegales, en tanto PPK cruza sus líneas rojas tradicionales y se lanza a la prédica de la transparencia pública.
El 11 de abril solo se tenía un movilizador electoral potente, el antifujimorismo que llevó a PPK del 22% de votos al 52%. El fujimorismo tentó varios y finalmente encontró su antídoto, el dilema abajo/arriba. A diferencia del 2011 donde Keiko era arriba y Humala abajo, ahora ella es abajo y PPK el de arriba, el de las grandes empresas, el del escritorio que no conoce el Perú. Así, como en 1990 Alberto Fujimori contra MVLL, esta vez el fujimorismo “vargaslloseó” a PPK.
Es el primer hecho que cambió el cariz de las encuestas, aunque quedan para PPK el pueblo del sur -con mucho D y E- donde todavía es mayoría, pero le ha servido a Keiko para atacar los conos de Lima y el centro del país, este último bastión donde ha recuperado puntos.
Como no podía ser de otro modo en una segunda vuelta, son dos antis en campaña. No asustarse.
Antes del debate de Piura, pero con más vigor desde Piura y el debate de Lima, se ha marcado un especial fin de campaña que estrecha la discusión a dos grandes mensajes muy poderosos a pocos días de la votación. El de Keiko es la mano dura contra el delito, los estados de emergencia, las FFAA a la lucha contra la delincuencia y todo el discurso de “no me temblará la mano”. El de PPK es la democracia y las libertades, la transparencia pública, la lucha contra la corrupción y la amenaza del retorno del pasado y la implantación de un narco-Estado.
Vistas las cosas, es el viejo dilema resumido por Jorge Basadre como un déficit de la república, la elección entre orden vs libertad, que en otros país no debería ser una disyuntiva. En este episodio, no son dos alternativas redondas sino con rendijas y grandes huecos, de modo que en algunos temas la mano dura es mano blanda y la defensa de los derechos se relativiza.
Así se llega al 5 de junio, con Keiko liderando las encuestas y con un teflón considerable, aunque habría que medir aún el efecto del caso Chlimper. PPK ha tenido un envión a su candidatura desde el debate del 28 de mayo aunque no se sabe si será suficiente. La verdad es otra y no le atañe a él -no eres tú, soy yo le dirían los peruanos- y se refiere a la pregunta sobre si el antifujimorismo del 2016 será como el año 2011 suficiente para derrotar a Keiko. Eso se sabrá el 5 de junio.

viernes, 25 de enero de 2013

El lobo ¿solitario?

http://www.larepublica.pe/columnistas/la-mitadmasuno/el-lobo-solitario-25-01-2013
La República
La mitadmasuno
25 de enero de 2013
Juan De la Puente
Pedro Pablo Kuczynski (PPK) está en la primera línea de la noticia por dos razones: su abierta oposición a la revocación de Susana Villarán y su apocalíptica predicción sobre que la caída del dólar a S/. 2,30 en el brevísimo plazo de tres meses provocaría la ruina de la economía peruana.
En ambos temas se pone de manifiesto la audacia de un político pragmático y temerario aunque en un caso tenga razón y en el otro no. Su respaldo a Susana Villarán sintoniza con el grueso del humor empresarial y con la mayoría de partidos que consideran de riesgoso para la capital retirar a la alcaldesa de sus funciones. En cambio, su predicción monetaria fue desvirtuada en cinco minutos por economistas de distintas tendencias que demostraron que este año no se replicará la caída de tipo de cambio experimentado el 2012 y que el previsto ingreso de dólares debido a la compra de bonos de la Reserva Federal de EE.UU. no tiene en cuenta la recuperación de la economía de ese país.
PPK vive con dificultad su condición de nuevo lobo solitario. La Alianza por el Gran Cambio (APGC) que el 2011 alcanzó el 18% de votos se ha diluido. Sabe que volver a enamorar al PPC será difícil luego de que Lourdes Flores revelara su deseo de intentar la presidencia por tercera vez, que esta vez tampoco contará con César Acuña de Alianza por el Progreso (APP), quien también ha decidido postular a la presidencia el 2016, y que Yehude Simon (Partido Humanista) parece dispuesto a retornar al centro-izquierda.
No obstante, el lobo es sobre todo un depredador, y el activismo de PPK es propio de uno en peligro. Recoge firmas febrilmente para inscribir a su partido Perú Más en breve plazo; abre sedes regionales y ficha caudillos locales, aunque para ello deba reclutar a personajes reprochados como el general Edwin Donayre; mantiene una activa presencia en la prensa escrita y radial; es un habitúe de las redes sociales; impulsa un instituto para poner en práctica sus ¿ideas? políticas; y se relaciona con gobiernos locales y regionales a través de su ONG Agua Limpia.
PPK sabe que ubicarse entre Toledo y Keiko, como lo hizo el año 2011, será un desafío muy serio. Para el 2016 el espacio de la derecha y del centro-derecha estará más tugurizado. Fujimori, Lourdes, García, Toledo y Acuña competirán con él liderando maquinarias electorales, con raíces sociales unos más que otros, con iguales o mayores probabilidades de impactar en el electorado. Por esa razón, no extraña su guiño al electorado dispuesto a votar en favor de Susana Villarán.
PPK, no obstante, tiene algunos valores que lo convierten en potencialmente elegible para los grandes poderes económicos y los medios de comunicación que interactúan con ellos. Es un envidiable intermediario mediático entre el mercado y la sociedad con orígenes en la empresa. Al mismo tiempo, es polivalente, práctico y multiusos como lo evidencia su reciente incursión en favor de los exportadores; como dice el antiguo merengue dominicano, es apasionado, bueno y adinerado, no habla con el vecino, no gasta y economiza y todo lo resuelve tranquilo. De todos los presidenciables que podrían garantizar la inalterabilidad del modelo económico, es el más confiable y dispuesto.
Sin embargo, PPK es también portador de un virus que afecta el sistema político y contra el cual se pronuncian crecientemente la sociedad y el mercado. Es una de las expresiones más acabadas de la personalización de la política y de las prácticas de tercerización de los intereses privados en los representantes. Este rasgo no acabará con la inscripción de un partido propio, que se presume será de una militancia acotada. En ese sentido, PPK 2016 será la apuesta más arriesgada de una aristo/tecnocracia que colaboró activamente con cinco administraciones, que ingresaron al Estado como capitanes hasta alcanzar el generalato en este y en el anterior gobierno. Ese grupo, que ya gobierna gran parte del Estado, pretenderá en las siguientes elecciones el poder completo. PPK es su buque insignia, su estandarte y su caudillo.