Mostrando entradas con la etiqueta PPK. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta PPK. Mostrar todas las entradas

lunes, 12 de noviembre de 2018

Tres preguntas impertinentes

https://larepublica.pe/politica/1344930-tres-preguntas-impertinentes
La República
La mitadmasuno
26 de octubre de 2018
Juan De la Puente
Por lo menos tres preguntas concurren en la revisión de la situación nacional: 1) si el país necesita un diálogo; 2) cómo se llenará el vacío que va dejando Fuerza Popular y 3) cuál será el efecto de la crisis del fujimorismo en el Congreso.
Sobre el diálogo, dos cuestiones previas a considerar son que sería improbable que Fuerza Popular propusiese un diálogo si no atravesara una profunda pérdida de capital político, y que, por lo mismo, el diálogo propuesto esta semana no es el que reclama el Perú en esta etapa.
Siempre es sugerente una iniciativa de diálogo, especialmente en un país resistente al pacto y luego del fracaso de los diálogos en los que K. Fujimori fue protagonista, uno con PPK con la mediación del cardenal Cipriani, y el otro, reservado, con el presidente Vizcarra.
Un diálogo nacional en esta hora solo tendría sentido si impulsa el cambio en lugar de frenarlo, y una de sus prioridades es la lucha contra la corrupción. Ya no es posible un acuerdo para impedir la inestabilidad, un objetivo del primer año del actual período presidencial y antes de la difusión de los CNM audios. Por lo tanto, un diálogo como armisticio, no es posible.
No hay nada más serio que un diálogo democrático, que debe tener actores, método, agenda y plazos. Por lo mismo, no tendrá utilidad para el propósito del cambio un diálogo y acuerdo solo partidario. Se precisa darle voz a la sociedad, el actor más importante de este proceso, llamado ahora a ejercer un papel decisivo más allá del voto en el referéndum del 9 de diciembre. Por lo demás, es el presidente Vizcarra quien debería convocarlo, como un proceso que no se sujete a la coyuntura política y judicial.
Sobre el futuro del fujimorismo, esta es su segunda “muerte”. La primera fue superada por la construcción de un nuevo referente personal y partidario que se reposó sobre el movimiento social fujimorista. Fujimori hija se valió hasta cierto punto de la memoria de su padre para construir un partido a su imagen y semejanza, la de ella, aunque la debacle judicial y política ha vuelto a colocarla como un producto más del fujimorismo de los noventa.
No me atrevería a asegurar que la hecatombe de Fuerza Popular como partido es, al mismo tiempo, la del fujimorismo como movimiento, considerando que este resultado tiene dos tiempos, un serio desgaste en la sociedad y una acusación fiscal fulminante; contra el relato oficial de los chats de La Botica, la derrota final de Keiko no viene de los políticos, sino de fiscales y jueces.
Actuando desde ese relato, la lideresa ha ordenado una refundación del partido con ella adentro, y para el efecto no ha empoderado a las figuras tradicionales del fujimorismo sino a los que menos nexos mantienen con las fibras íntimas del movimiento. La lógica aconsejaría pasarle la posta a Kenji como Alberto se la pasó a ella, pero parece que eso no sucederá, de modo que Keiko parece apostar, por lo menos ahora, a una resurrección más que a una refundación.
En este punto es difícil asegurar también qué tendencia ocupará en el mediano plazo gran parte del espacio que ocupó Fuerza Popular el 2016, que obtuvo el 40% de votos emitidos. El análisis que afirma que tras Fuerza Popular surgirá una derecha ubicada más a la derecha, es muy debatible, porque aún no sabemos qué otros partidos y líderes arrastrará en su caída esta opción. La crisis de Fuerza Popular podría ser un proceso más colectivo de lo que pensamos.

Sobre el Congreso, el primer consenso es que en estas condiciones es imposible que el Parlamento “llegue” al 2021. No obstante, falta saber qué hará el Gobierno con un Congreso que por ahora no es suyo, y en el que tiene una bancada pequeña. Si Vizcarra no tiene entre sus planes una disolución legal del Congreso (que parece ser la alternativa del Apra y de APP) podría construir una mayoría propia recogiendo las maderas del barco desarmado. Eso pasa por un nuevo curso, más plural, para el Congreso. Por esa razón una probable sentencia a prisión de K Fujimori podría agilizar la búsqueda de una nueva mayoría parlamentaria.

domingo, 14 de octubre de 2018

Un país en desorden y movimiento

https://larepublica.pe/politica/1331635-pais-desorden-movimiento
La República
La mitadmasuno
5 de octubre de 2018
Por Juan De la Puente
Crece la sensación de que el país se encuentra a minutos de estallar. Algunos creen que existe un caos, y que este anuncia otro, más profundo. Otros piensan que esta crisis, en realidad varias quebraduras, no anticipan un cambio progresista o conservador, sino solo más desorden. Finalmente, junto al pesimismo se abre paso la percepción de una extrema polarización que debe ser atajada. Como en todo periodo vehemente, la denuncia del odio es igual al odio del denunciante.
En agosto de este año César Hildebrandt prevenía contra este argumento inmovilista. Señalaba que “la peor prédica que podamos oír es aquella que la anarquía llegará si optamos por los cambios”. Y es cierto, vivimos un periodo en que el desorden viene acompañado de movimiento, de cambios, y eso no es malo.
Desconfiemos del pronóstico del abismo. Es cierto que nuestro sistema conserva una cuota de imprevisibilidad y que un giro sorprendente podría derivarnos a un espiral destructivo. Este riesgo se potencia teóricamente por una exagerada agregación de elementos, un recurso fácil que impide apreciar que desde hace años las batallas políticas se dividen en microciclos con líderes cada vez más débiles.
Esta etapa pasará a la historia como el turbulento año 2018 –vacancia, indulto, renuncia, desafueros, audios, cuestión de confianza, contra indulto, reforma, referéndum- jalando de la cola a diciembre del 2017 y que, comparado con otros años, es el más borrascoso del último siglo (más que el de 1930, 1936, 1945, 1968, 1992 o 2000).
Es cierto que nunca nos habíamos peleado tanto, pero nunca habíamos coincidido al final tanto, después de tratarnos a palos, por supuesto. Pruebas al canto: el día que renunció PPK subió la bolsa, Vizcarra se empoderó sin conflictos, tres de las cuatro reformas fueron votadas con altas mayorías, y es muy probable que el referéndum convoque una masiva votación favorable.
Este resultado se debe a otros elementos que no deberían eludirse además de la debilidad de los actores institucionales, entre ellos la fortaleza del sistema político y económico que opera como miedo al vacío, y el lento progreso de las corrientes que impulsan el cambio, de modo que es igualmente importante que sea tan evidente la corrupción recientemente revelada como lo falta de fuerza para depurar todas las instituciones tocadas por los audios del CNM.
La inestabilidad se ha hecho estable; sobre el punto, Fernando Tuesta recuerda siempre que la palabra crisis no dice nada si es que alude a un fenómeno irresuelto y de tan larga duración. Esta normalización de la inestabilidad no presenta salidas de corto plazo, pero abona a una sucesión de pequeños cambios que el sistema acepta y estimula, es decir, un país negado para las grandes reformas. Por ahora.
En esa dirección, el referéndum de diciembre no resolverá todas las brechas, pero atemperará el divorcio entre la sociedad y la élite gobernante. Los millones de votos que sancionarán las reformas, legitimarán en el corto plazo más al Gobierno que al Congreso, pero enseñarán las posibilidades de una reforma empujada desde la calle contra el sistema. En estos momentos, aún no lo saben los poderes públicos, no hay nada más “antisistema” que el referéndum.
Es probable que a esta inestabilidad estable concurra la convicción de que la posibilidad que la política dañe directamente a la economía es baja, aunque el perjuicio pueda medirse por la pérdida de oportunidades. Si sumamos los “pudimos crecer” de los últimos 8 años, es probable que el país haya perdido por lo menos 10 puntos porcentuales de crecimiento del PBI, aunque ese cálculo no se politice.

Hemos hecho en poco tiempo un aprendizaje del cambio. Después de la sucesión constitucional ordenada luego de la caída de PPK el sistema podría digerir un adelanto de elecciones parlamentarias y hasta un adelanto de elecciones generales. Estamos construyendo lentamente una mayoría social contra el sistema, un momento especial en el que es más fácil identificar lo malo y lo bueno, a pesar incluso de victorias pasajeras de lo primero. Nunca habían caído tantos dioses.

viernes, 28 de septiembre de 2018

La odiosa dictadura de los números

https://larepublica.pe/politica/1313186-odiosa-dictadura-numeros
La República
La mitadmasuno
7 de septiembre de 2018
Por Juan De la Puente
Los últimos días el sistema político peruano parece estar suspendido en el aire, en medio de una sucesión de movimientos en varios espacios convergentes o divergentes. Estos movimientos son cada vez más explícitos, una especie de batalla cuerpo a cuerpo de los actores de una crisis que cada vez tiene más voces. Si al inicio de este periodo sobresalía la identidad del Gobierno y la mayoría parlamentaria, se asoman ahora con perfil propio la fiscalía, el principal aliado de Fuerza Popular y la sociedad organizada, principal apoyo del Gobierno.
Un empate de fuerzas impide por ahora la imposición de una de las partes, al punto de que no se sabe qué es más decisivo, que la crisis no se resuelva o que no exista una fuerza capaz de impulsar los cambios, incidiendo en este resultado provisional el hecho de que la desafección social a la política es a todas las políticas en su conjunto.
Es la hora de las alianzas. El Gobierno, y en especial el presidente de la República, se encuentra mejor ubicado para construir una coalición propia o, en su defecto, para ser el centro y beneficiario de una coalición que lo respalde. La convocatoria de una marcha contra la corrupción para el próximo 12 de setiembre marca la irrupción de un amplio consenso ciudadano, cuyo desempeño será decisivo para el desenlace de este periodo crítico.
El fujimorismo, muy aislado en la sociedad, tiene un espacio muy limitado para formar una coalición propia, especialmente porque carece de estrategia política, o porque confunde ella con una estrategia judicial. A propósito, la reanimación del caso Chinchero, o nuevo discurso contra el Gobierno en torno a la anemia y la reconstrucción del norte, tiene que pasar por el trámite de su conversión de motivos poderosos contra Vizcarra para tener el impacto deseado. Ni Vizcarra es PPK, ni Fuerza Popular de este tiempo es el mismo grupo que desgastó eficazmente a PPK admirablemente ayudado por este.
La caída de Kuczynski se consumó luego de cuatro meses de una guerra intensa precedida de otros 12 de extrema hostilidad, desde la interpelación de Jaime Saavedra, en diciembre de 2016. Fueron, además, 16 meses donde la misma lógica de la confrontación tuvo que ceder a la presión ciudadana por la reducción del encono, una sucesión de microciclos tensión/cooperación. Recordemos que PPK cayó por los Mamani audios.
Este es un momento distinto en el que debe tenerse presente, además, la dictadura de los números. No hay una talla perfecta del ropaje aprobación/rechazo de los políticos, pero desde que las encuestas se generalizaron como un instrumento para medir las capacidades y posibilidades de los partidos y líderes en el Perú, no se ha registrado ninguna experiencia en que se pudo superar un alto porcentaje de desaprobación sobre los dos tercios de los encuestados, especialmente si se ejecuta una política extremista y antagónica.
El caso del alcalde de Lima, Luis Castañeda es muy emblemático. Mientras no superó el 50% de desaprobación (enero de 2017, IPSOS), pudo manejar su rechazo, pero cuando la desaprobación trepó al 66% (julio de 2017, IPSOS), le fue imposible. Eso le puede sucederá Keiko Fujimori, a Fuerza Popular y al Congreso, poseedores de un altísimo rechazo que amenaza con ser endémico. Contra lo que dicen los refranes y frases célebres, el odio no es estéril.
Es más, una parte de los peruanos consideró justas las razones de la caída de PPK, lo que se expresó en mejoras en la aprobación del Congreso y de su entonces presidente en los meses de abril y mayo, de acuerdo a las mediciones de IPSOS. Sin embargo, no premiaron por el mismo motivo a Keiko Fujimori que se acerca al 80% de desaprobación, con una aprobación menor al 20%.

Aun asi el fujimorismo logre impactar a Vizcarra, será difícil rodearle de una gran debilidad, salvo que él la propicie con su inacción. La guerra contra Vizcarra, teniendo al costado a varios Cuellos Blancos del Puerto defendidos de las acusaciones constitucionales, es un imposible. Pueden plantarle cara a Vizcarra, pero no al Perú.