viernes, 8 de julio de 2011

Nuevo Congreso y reformas

La mitadmasuno
La República
7 de julio 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/07-07-2011/nuevo-congreso-y-reformas


El nuevo Parlamento tendrá en sus manos las reformas de gran calado por las que votó el país. Sobre el tema, la avalancha de iniciativas durante las elecciones sugiere ordenar las prioridades. Por ello, el primer desafío de la nueva legislatura deberá ser la elaboración de una agenda del cambio capaz de contener y, sobre todo, armonizar la intensa presión con la que llegan los nuevos inquilinos al Congreso.
Sobre esto, ya se registran algunos desajustes. El afán del nuevo Legislativo se reduce en estos días a la clásica “inducción”, una suerte de curso de iniciación que privilegia el cómo y olvida el qué, en tanto que en el debate público, salvo detalladas excepciones, lo más importante parecen ser las comisiones que cada grupo intenta presidir. Esta dinámica amenaza desbordarse y reiterar las experiencias de los Congresos abiertos el 2001 y el 2006 cuyas características fueron: 1) el privilegio del papel individual del congresista; 2) la subestimación de la reforma interna del Parlamento; y 3) la elaboración de una agenda post instalación de las comisiones, por lo que las prioridades resultaron una agregación de las agendas de más de 20 comisiones.
A tono de lo debatido en la campaña un movimiento clave del nuevo Congreso debería ser, contrario a lo señalado, desparlamentarizar la agenda, es decir, colocar al Congreso como eje integrador de un cuadro de prioridades nacionales, concertadas con el Ejecutivo y los otros órganos del Estado vigentes más allá del 28 de julio, incluyendo los gobiernos regionales.
Es imprescindible que el resultado de esta concertación tenga carácter vinculante. Recordemos un antecedente: el artículo 76 del Reglamento del Congreso indica, por ejemplo, que los proyectos de ley deben consignar si tienen relación con la Agenda Legislativa y con las políticas de Estado del Acuerdo Nacional.
Esa agenda debería trascender la tradicional función normativa. Junto a las leyes, el Parlamento necesita con urgencia reformar sus procedimientos a fin de que le permitan cumplir eficazmente, como institución y como agregación de elegidos, su función de representación, el desafío que está en la base de la rápida pérdida de legitimidad de los Parlamentos anteriores, incluido el actual.
Allí se imponen cambios en la cultura legislativa, por ejemplo, un procedimiento colectivo e individual de rendición de cuentas.

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