martes, 6 de agosto de 2019

Viaje a Oxapampa y Pozuzo

Estuvimos en Fiestas Patrias en Oxapampa y Pozuzo (Pasco). Fue una experiencia inolvidable, a pesar de la demora en el viaje, especialmente en el trayecto Lima-La Oroya. La ruta es bella, la hicimos varias veces, y el recorrido hasta Pozuzo es poco mas de 450 km. en el que se pasa, creo yo, por las 8 regiones naturales de Javier Pulgar Vidal.
Regresamos luego de varios años y los cambios son notables. Oxampampa es objeto de un boom en todos los sentidos, sobre todo inmobiliario y comercial, sin que ellos hayan sacrificado la limpieza de la ciudad, según creo.
Pozuzo es especialísimo para mí; es la tierra de mi padre Juan y de mi abuela Elisa Gritch Gstir. Tengo ahí parientes, que cada vez descubro y redescubro. La ciudad se ha hecho más bella y lleva adelante ahora un auge turístico y hotelero. Nos gustó todo; llegamos el día de la fiesta, el 25 de julio, en la que celebraban 160 años de la emigración austroalemana. La misa que encontramos incluyó canciones en alemán, y en la tarde, en el desfile, nos encantó que en su relato histórico se recoja el aporte de las tres culturas, la austroalemana, la amazónica y la altoandina. De hecho, el mestizaje en la zona es total.
Tomamos cerveza artesanal (Dorcher Bier) probamos varios platos tradicionales -me quedo con el Rouladen- y deliciosos pasteles, como el de queso. Uno de los restaurantes, Típico Prusia, ensaya una novedosa rendición de cuentas anotando en una pizarra el nombre de sus proveedores.
Visitamos varios lugares que nos llenaron los ojos de colores, como el pueblo de Santa Rosa, y nos refrescamos en el río Pozuzo (en Huánuco se dice chapalear).
Capitalinos nosotros, descubrimos la fruta Quito quito, delicioso cítrico suave con sabor a Granadilla; cruzamos puentes, hablamos con mucha gente, y recibimos la lluvia intensa -en realidad chubascos y chaparrones- y gustamos del olor de la tierra mojada. La verdad es que gozamos con la estadía y el trayecto de ida y vuelta. Fuimos felices. Se los recomendamos. 












Una embestida al sistema

https://larepublica.pe/politica/2019/07/29/una-embestida-al-sistema/
La República
29 de julio de 2019
Por Juan De la Puente

A quienes creíamos que la rebelión había terminado, el presidente Vizcarra nos ha respondido y desmentido. En un acto intrépido y generoso respecto a sus prerrogativas en el ejercicio de su cargo, ha hecho girar la escena de las reformas anémicas que debilitaban el cambio, transformándola en un rapto terminal. De cómo acabe su apuesta de adelanto de elecciones depende la etapa que se verá afectada, si el ciclo iniciado con la victoria de PPK el año 2016 –un conflicto sostenido de poderes- o el largo periodo que empezó con la caída del gobierno de Fujimori, hace 19 años, de democracia de baja intensidad, de crecimiento económico sin partidos y sin programa político.
Lo más importante de su anuncio es la embestida al sistema que se negaba a cambiar y que se había mostrado impasible y fuerte con los movimientos telúricos sucedidos entre el 2017-2019, soportando una sucesión constitucional, un referéndum, tres cuestiones de confianza y la liquidación del CNM. Por lo mismo, el proceso que se inicia tiene una disyuntiva: si deriva en una recomposición tradicional del poder en las condiciones que hemos conocido; o si desemboca en una reforma más profunda de las instituciones, liderazgos y de nuevas reglas del sistema.
En la nueva escena, como sucede con las crisis que evolucionan en saltos sucesivos, el pasado ya importa poco, aunque enseña. El fujimorismo y sus aliados se preguntarán por qué no pactaron con Vizcarra reformas mínimas para llegar a la orilla del año 2021 en mejores condiciones, y el presidente se preguntará por qué no disolvió el Congreso en las dos cuestiones de confianza anteriores.
La guerra entre el Gobierno y el Congreso se hará violenta en las siguientes semanas y será resuelta de conformidad con la fuerza de poderes sociales y/o extralegales. Ambos bloques serán demandados para forjar alianzas a todo nivel, aunque el presidente tiene por ahora –solo por unos pocos días- la posibilidad de reconstruir con éxito la coalición vizcarrista que se había diluido en los últimos meses. El Congreso no es manco, aislado de la sociedad, tiene para la explotar la narrativa de la economía y una relación sensible con los gremios empresariales que podrían agitarse ante el largo interregno que se abre.

El adelanto de elecciones acelera el desenlace del proceso político y acaso cambia la hoja de ruta a una crisis que parecía embalsarse de cara al 2021, sin aparentes salidas racionales. Planteado el itinerario, es probable que la discusión central de los próximos meses –además de las formas para llegar al adelanto electoral- sea sobre la renovación de las instituciones, facilitando la irrupción de líderes y programas centristas y convocantes. El adelanto electoral podría evitarle al Perú la emergencia de un extremismo de derecha o izquierda.

Un país a dos velocidades

https://larepublica.pe/politica/2019/07/26/un-pais-a-dos-velocidades/
La República
La mitadmasuno
26 de julio de 2019
Por Juan De la Puente

Este 28 de julio estrenamos nueva agenda, confirmándose los cambios avizorados en los últimos meses. La centralidad de las reformas que fue predominante desde julio del año pasado y que produjo la asociación entre la reforma política y la lucha contra la corrupción, el mix reforma/corrupción, ha dado paso a otra relación, un mix que ha venido para quedarse, el de reforma/buen gobierno.
Esta agenda ya presiona al Ejecutivo. La aprobación del presidente Vizcarra ha sufrido un revés en las encuestas. En la que corresponde a Ipsos Perú ha caído 6 puntos, es respaldado por el 44% y desaprobado por el 45%. Las razones de esta caída son varias, y si debe encontrarse una principal, esta parece ser la deficiencia en la gestión de la economía, luego de dos meses –marzo y abril- de un bajísimo crecimiento, por debajo de 1%. A esta causa se puede agregar tanto el desgaste de la narrativa sobre la reforma, que pierde peso en la sociedad, y al manejo del conflicto de Tía María (Arequipa).
La composición de la aprobación presidencial también confirma los límites de la dinámica gobierno/oposición, cuyos actores creen que sus discursos dominan la escena. Los ciudadanos han empezado a matizar la polarización. Contra lo que sostiene la oposición, más peruanos creen que Vizcarra está luchando contra la corrupción y sigue siendo objeto de reconocimiento por ello (50%), aunque quienes lo desaprueban porque creen que no lo está haciendo, no son pocos (46%). Este registro permite concluir que su pugna con el Congreso no ha sido en vano.
No obstante, es muy claro que eso ya no es suficiente para él y para los peruanos. Crece el porcentaje de quienes creen que el Gobierno no está trabajando para la mejora de la economía y persiste la desaprobación por la falta de avances en este rubro. Ese sentido crítico se abre en varias opciones –cada vez que Vizcarra baja en aprobación se dibuja una nueva oposición, abajo-, una de las cuales proviene del sur. De hecho, nunca fue tan dispareja la aprobación de Vizcarra, porque la citada encuesta revela que el presidente exhibe 52% de aprobación en Lima (subió 5 puntos porcentuales en un mes), pero registra 36% de aprobación en el sur, habiendo caído 20 puntos desde junio. También ha caído 11 puntos en el norte y 12 en el oriente.
En resumen, el Gobierno es estable en Lima y es premiado en esta ciudad, pero es demandado por distintas razones en otras partes del país, el cuadro de un país a dos velocidades, con un telón de fondo, el retorno de la desconfianza ciudadana en materia económica: la mayoría cree que la economía no volverá a crecer con el actual Gobierno, reduciéndose drásticamente el optimismo.
En ese punto, es preciso indicar que, a diferencia de lo que sostienen medios y especialistas, las demandas en el sur del país son amplias –gasoducto para el Cusco, gas para Puno, tarifas en Moquegua, descontento contra sus mismas autoridades, entre otras- así como en el norte, centro y oriente. La idea de que las regiones son radicales “y no entienden la política” ya no solo es debatible, revela un total desconocimiento de estas velocidades, y hace realidad más bien otra conclusión, que Lima no entiende al Perú.