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viernes, 11 de mayo de 2018

Malas noticias regionales

https://larepublica.pe/politica/1229724-malas-noticias-regionales
La República
La mitadmsuno
20 de abril 2018
Juan De la Puente
Acopio información sobre la política fuera de Lima y soy portador de malas noticias relacionadas a las elecciones regionales y municipales que se llevarán a cabo en menos de 6 meses.
Los datos que arroja la campaña que se inicia son: 1) está en marcha la operación repliegue, es decir, la decisión de la mayoría de partidos nacionales de abstenerse de participar en por lo menos el 50% de circunscripciones, sobre todo municipales o, en su defecto, “participar” fichando candidatos independientes, convirtiéndose en vientres de alquiler; 2) el retorno de ex gobernadores regionales y ex alcaldes, investigados o procesados por corrupción, recargados con dinero y alianzas locales; 3) el despliegue anticipado de campañas millonarias; y 4)el ingreso a la contienda de las actuales autoridades que si bien no pueden reelegirse, buena parte de ellas utilizan los recursos públicos para respaldar a candidatos que les cubran las espaldas o se disponen a participar en otras circunscripciones.
El cuadro mostrado resume la profundización de la crisis de la oferta nacional que, sumada a la extrema debilidad de los movimientos regionales y locales ahora gobernantes, abre un gran vacío que será llenado por opciones más precarias e improvisadas, agravando la ingobernabilidad de una parte importante del país. De hecho, se constata que el financiamiento público entregado a los partidos desde al año 2017 ha tenido un alcance limitado en lo que concierne a fortalecer los procesos de organización partidaria.
Habría que profundizar más en las razones del agravamiento de la debilidad partidaria. Por lo pronto, se confirma que la mayoría de grupos nacionales atraviesan una larga etapa de división interna local/regional, al punto que varios candidatos debieron renunciar a sus partidos para postular por otros o por movimientos nuevos; y la pérdida de mínimas formas de actividad partidarias fuera de las grandes ciudades.
No obstante, el mayor problema reside en el fichaje. Desde hace meses las calles y carreteras del país presentan publicidad de candidatos sin partido a la espera del cierre de los plazos para las elecciones internas (25 de mayo) o la inscripción electoral (19 de junio). En ese lapso se tejen alianzas inimaginables y rocambolescas, cuyo resultado serán listas encabezadas por independientes fichados a última hora, pero integradas por militantes de un partido, o candidaturas distritales y provinciales de un movimiento que se trasladan en masa hacia otro de alcance regional. En ese contexto en varias regiones, como Ancash, Junín, Cusco, Ayacucho, Huánuco, Loreto o Puno, por citar regiones que presentan una mayor incidencia de estos enjuagues, se están formando auténticas alianzas mafiosas y experimentadas para asaltar regiones y municipios. Es la hora de las coaliciones corruptas a cara más o menos descubierta.
Es obvio que ese parámetro de la política regional no exige agenda, de modo que en un buen número de lugares del país yo no se tienen ni promesas. Este fenómeno, el pospopulismo regional, produce modelos de campaña electoral absolutamente vacías, centradas tanto en la denuncia entre oponentes, el ajuste de cuentas judicial, y la apatía generalizada de la sociedad. De allí que entre los elegidos y los electores luego de los comicios de octubre, no habrá ningún vínculo o algo que reclamar.

La constante del proceso electoral regional/local en curso es la indiferencia ciudadana, convertida ya en nuestro problema de fondo y para todos los asuntos políticos. Es evidente que se cumplirán los plazos, se inscribirán casi 15 mil listas con más de 100 mil candidatos, y los ganadores de los comicios asumirán sus funciones. Ello no implicará, lamentablemente, la renovación de la democracia en estos niveles del gobierno del Estado a causa de una muy baja legitimidad de origen. Lo que se ha experimentado a escala regional/local desde el 2015 –salvo excepciones muy escasas- y en el ámbito nacional desde el año 2016, se reproducirá en cuotas más intensas.

Inmunidad, impunidad y debilidad

https://larepublica.pe/politica/1226066-inmunidad-impunidad-y-debilidad
La República
La mitadmasuno
12 de abril de 2018
Juan De la Puente
Entiendo el propósito del proyecto de ley presentado por la congresista Patricia Donayre para suprimir la inmunidad parlamentaria, y comparto su firmeza en la lucha contra la impunidad de los elegidos por el pueblo, un esfuerzo creciente de los sistemas políticos acosados por el crimen político. Sin embargo, estoy en desacuerdo con la iniciativa presentada. Aquí algunas razones:
Uno. La representación tiene dos momentos, la formación y el ejercicio. Al primero corresponden los derechos y libertades de elegir y ser elegidos y de participación en los asuntos públicos, regulados por la ley. Al segundo corresponde el desempeño de los elegidos y las instituciones que integran, igualmente regulados. En ese orden de ideas, llevamos más de una década postergando la reforma del primer momento, de la formación de la representación, que es la etapa de impunidad legalizada, socavada por voto preferencial, el fichaje de independientes con dinero, el financiamiento ilegal y el desprecio a los militantes de base de los partidos.
Sin reforma radical de esa etapa, que no implique colocar más requisitos, el Congreso seguirá abierto a los indeseables y quizás solo se mejore el proceso de desafuero. En tal sentido, si se trata de formar una voluntad de reforma para cambiar la representación, sería más conveniente utilizar esa posibilidad para expedir normas de rango inferior inclusive, congeladas por las mayorías parlamentarias hace tiempo.
Dos. Nuestro esquema de distribución de poderes, cada vez alejado de la tradición del check and balances, ha migrado a un esquema de debilidad paritaria del Ejecutivo y Congreso, y hacia una colaboración inorgánica. Suprimir la inmunidad parlamentaria debilitaría la función de control, al reducir el marco de autonomía del legislador, considerando que, en la última etapa, este control se ha ampliado hacia áreas no estatales, como lo demuestran las investigaciones parlamentarias desde el año 2001 en cumplimiento del artículo 97º de la Constitución sobre cualquier asunto de “interés público”.
Sin inmunidad, esa forma de control sería compleja, jaqueada por ejemplo por recursos judiciales personalizados en determinados legisladores. Si habría sido el caso, no me imagino que no hubiese tenido respuestas legales penales de los involucrados las conclusiones de la Comisión investigadora sobre los delitos económicos y financieros cometidos entre 1990-2001, suscrita por Javier Diez Canseco (UPD) Walter Alejos (PP) Máximo Mena (PP) Juan Valdivia (APRA) y Kuennen Franceza (PPC).
Tres. Desde la doctrina parlamentaria clásica, la inmunidad no es un derecho personal ni un privilegio individual del legislador, sino una garantía que descansa en el poder del Parlamento como cuerpo colegiado, como lo ha señalado en su momento el Tribunal Constitucional (Exp. Nº. 0026-2006-PI/TC).
Esto no implica que no existan alternativas que eviten el espíritu de cuerpo o el canje de votos por impunidad, apreciado recientemente. Una de las opciones sugeridas es que, en cada legislatura, el Parlamento delegue en un cuerpo externo altamente calificado –como delega la función legislativa- las funciones de la Comisión de Ética y el levantamiento de la inmunidad de sus miembros.

Hoy, como hace 300 años, la clave sigue siendo la independencia del congresista, el elemento constitutivo del Legislativo como cuerpo político, es decir: 1) representación de todo el pueblo; 2) no sujeción a mandato imperativo e inviolabilidad; y 3) elección periódica. En este mismo aspecto, tengo el temor de que los grandes poderes económicos y políticos, cuestionados por su falta de sensibilidad y respeto hacia los pueblos originarios, consumidores, trabajadores u otros sectores con demandas específicas, aprovechen la ventana de oportunidad que les brinda la ausencia de esta prerrogativa, y fomenten la salida del Congreso de los parlamentarios que consideran incómodos a sus intereses. Ahora que ya tenemos una política judicializada que se desenvuelve en carriles con límites cada vez más difusos, seria inconveniente la judicialización del ejercicio parlamentario.

viernes, 27 de abril de 2018

Entrevista en La República: “Ya se ha producido una vacancia simbólica en la mente de la gente”

https://larepublica.pe/domingo/1213366-ya-se-ha-producido-una-vacancia-simbolica-en-la-mente-de-la-gente
Entrevista de Maritza Espinoza
Esta semana, un nuevo intento de vacancia presidencial cobró vida y, otra vez, el país volvió a sumirse en la incertidumbre y la polarización. Entretanto, los ecos de las recientes confesiones de Jprge Barata terminaban de sepultar a casi todos los principales actores políticos. En medio de esas arenas movedizas, donde hasta el corto plazo es difícil de predecir, el periodista y analista político Juan De la Puente, hace un análisis de la coyuntura y ensaya, con audacia, algunas predicciones políticas.

¿Qué es lo más difícil de analizar políticamente una coyuntura como esta, que se mueve cada día?
No sé si se mueve tanto. Quizás hemos tenido grandes acontecimientos hasta diciembre: vacancia más indulto. Esta es una crisis extraña: no tienes agitación política en el sentido clásico. Tienes una especie de disputa muy dura arriba, pero la última marcha en el Perú en relación a los temas de la gran política ha sido a finales de enero. Esta es una crisis sin calle. Es un rasgo muy peruano.
Se ha aprobado el pedido para el debate de la vacancia por 87 contra 15 abstenciones y 15 en contra. ¿Cómo dibuja eso el panorama final?
Un empate de fuerzas, afuera y adentro. Tenemos un país polarizado, no hay centro. Una parte de esta disputa es principista, pero la otra parte es, como decía Maquiavelo, una lucha malvada.
¿Una lucha por intereses?
Sí. En ese contexto, es muy difícil saber cuál es la parte secreta de esta crisis, porque, en la primera vacancia, la parte secreta fue decisiva: la negociación de los votos que se abstuvieron, por los que PPK no fue vacado, y la consecuencia de esto fue el indulto.
¿Y cuál intuyes que podría ser la parte secreta de esta nueva vacancia?
Yo sospecho que la parte secreta de esta segunda vacancia es más grande todavía. Puede ser desde parlamentarios que venden su voto por una u otra opción, a peso, directo, hasta promesas de reelección, cargos públicos, impunidad…
En ese sentido, el gobierno sería el mejor situado para comprar esos votos…
Pero el gobierno no tiene una oferta política más allá de su existencia misma. Tiene vida limitada…
Sin embargo, podría ofrecer priorizar obras en determinadas regiones…
Eso se está haciendo, pero sospecho que acá hay una trama más oscura. Me refiero a que puede haber negociaciones que tienen que ver con futuros gabinetes, con grandes proyectos, con grandes obras y con grandes posicionamientos. Finalmente, las declaraciones de Barata han demostrado que tanto el Ejecutivo como el Legislativo son muy dúctiles a los grandes intereses, no solo a los pequeños y a los medianos.
En el pedido de vacancia se han juntado el fujimorismo con los sectores más antifujimoristas. ¿Cómo se explica eso?
Que suscriban una moción el fujimorismo y el antifujimorismo es la unión del agua y del aceite. Cuando esto sucede, significa que no hay una fuerza capaz de impedirlo y eso revela la debilidad de PPK. En segundo lugar, revela la existencia de intereses superiores a los antis, capaces de juntar a estas fuerzas, y esos intereses no están claros. Están claros en el caso del fujimorismo quieren sacar del poder a PPK, pero lo que la izquierda te ofrece tradicionalmente es un cambio y, en este caso, ni la izquierda ni la derecha ni nadie te propone, más allá de sacar a PPK, un cambio político. Ninguna fuerza política te propone una renovación de la política más allá del cambio de personas y eso me parece abusivo, obsceno, en el contexto de una crisis tan profunda.
¿Hay algún escenario en el que Kuczysnki termine su mandato más o menos en paz?
Lo que es cierto es que PPK está muy débil y solo lo ayuda el hecho de la debilidad de sus adversarios. Y aparece claro que es un problema que se quede, pero también es un problema que se vaya. Pero mientras el otro lado sea solo parlamentario, por más mayoritario que sea para producir una moción de vacancia, no va a lograr sacarlo si no suma los 87 votos. Pero también es cierto que la idea de Vizcarra como un sustituto de PPK para darle estabilidad se ha relativizado en los últimos días.
¿No cabe la posibilidad de que Vizcarra pueda hacer un gobierno de transición eficiente y tranquilo?
Si se quedara PPK, tiene en realidad dos opciones: un gabinete Meche 3.0, mucho más tecnocrático, y quizás un gabinete de ancha base. Si entra Vizcarra, tiene quizás un poco más de opciones. Su principal riesgo sería que, al tener una bancada muy debilitada, porque habría partidarios de PPK que no lo acompañarían, él tendría que construir gabinetes que los italianos llaman “governicchio”. Es decir, gabinetes muy cortos, casi descartables. Otra opción es que haga un gabinete sin parlamentarios con gente de fuera, o de repente un gabinete estrictamente técnico.
¿Crees que el fujimorismo realmente se está preparando para que, si entra Vizcarra, y lo digo a partir de la modificación del reglamento del Congreso, pueda censurarle ministros sin ningún riesgo?
Yo creo que lo que el fujimorismo quiere es sacar a PPK y evitar el adelanto de elecciones. Y me parece que en esa parte coincide con el resto de bancadas. Pero para esto, evidentemente tiene que dejar de ser una oposición tan frontal como la que hace a PPK porque un mayor desgaste de Vizcarra podría implicar que la gente adhiera al punto de vista de adelanto de elecciones o elecciones anticipadas, que ellos no quieren.
Se habla de que podría estar habiendo ya negociaciones. ¿Es eso creíble?
Bueno, Vizcarra ha dicho que no y me parece que es cierto, pero yo me refiero a la parte oscura de esta crisis, al hecho de cómo operarían las dos grandes fuerzas, que en este caso son el gobierno y el fujimorismo. Y ahí me parece que Vizcarra es inocente todavía.
Supongamos que no prospera la vacancia, pero que hay mayor indignación en las calles. ¿Hay algún escenario en el que PPK podría renunciar?
Mientras que a la calle peruana le falte calle, no hay una presión que no sea parlamentaria para que PPK abandone el poder. Nosotros ya hemos tenido en el pasado crisis sin gente en la calle, en el siglo XX, y cuando sucede eso en el Perú, solo hay dos opciones de desenlace: la primera, que resuelvan la crisis arriba y siempre a favor de los ricos, y la segunda, un golpe de Estado.
Tú has dicho que hemos llegado a una especie de normalización de la corrupción. ¿Es por eso que no hay indignación?
Son dos cosas: primero, yo creo que ya se ha producido una vacancia simbólica en la mente de la gente. Es decir, en el silencio de sus casas, los peruanos ya han vacado al Congreso y al Ejecutivo.
O sea, ¿en el subconsciente colectivo ya no tenemos presidente?
No tenemos poderes. Y, en segundo lugar, efectivamente tenemos la tendencia a asimilar rápidamente estos estallidos políticos. En un país que ha tenido tantas vicisitudes en los últimos 30 años, se puede entender que se sienta que esta no es una crisis terrible, grave y terminal.
Hay quienes dicen que, con todo lo que está ocurriendo, el país está paralizado. ¿No es así?
Yo pienso que la economía está funcionando. Aunque a una velocidad menor, el aparato del gobierno central está operando. Tenemos un buen momento económico, o no muy complicado. Dios es bondadoso, porque hasta la ministra de economía se apellida Cooper (cobre, parecido en inglés). Entonces, los precios de los minerales andan bien (risas). No se ha juntado crisis política con crisis económica, como en Brasil, aunque en algunos elementos esta crisis ya se parece a la de Brasil.
El develamiento de la corrupción del fujimorismo en el año 2000 hizo que la gente indignada saliera a la calle. La develación de la corrupción de Lava Jato nos deja indiferentes. ¿Qué ha cambiado en el Perú en menos de 20 años?
Yo creo que tiene que ver con el hecho de que no hay un consenso democrático en el Perú. El ideario liberal de los 80 no pudo ser derrotado por Fujimori y por eso regresó la democracia. Desde el 2000, hemos tenido un consenso democrático y ese consenso democrático ha terminado. Y a eso agregamos que no tenemos un consenso económico, o alrededor del crecimiento, que se muere en el año 2012 o 2013. Hoy día, los puntos de unidad nacional son la selección peruana y Gareca.
Después de las últimas declaraciones de Barata, no ha quedado títere con cabeza. ¿A quién vislumbras como opción para el 2021?
Yo sigo pensando que en eso el sistema es fuerte, más de lo que pensamos y de lo que creemos, y quizás de lo que queremos, y ese sistema fuerte demora en producir figuras disruptivas. Tengo la impresión de que varios líderes, aun imputados, podrían tener un resultado electoral interesante en el Perú.
De los imputados están Keiko Fujimori y Alan García, porque Toledo, creo, ya es un cadáver político, ¿no?
Bueno, tienes a Humala también. Pero yo, en general, no jubilaría hoy día a nadie. No sé cuál será el nivel de deterioro que pueda provocarles el caso Lavajato y tampoco estoy seguro de que automáticamente esta crisis provoque la irrupción de modelos antisistémicos, porque podría también empujar la renovación de los mismos partidos.
¿No descartas a Humala realmente?
Hoy día no descarto a nadie. Pero, por ejemplo, la disputa del fujimorismo le deja a Keiko la mesa servida para el post fujimorismo, porque, si Kenji Fujimori quiere ser consecuente con su discurso, tendría que ser, pues, más pícaro, más antisistémico, más payaso, más rudo, y no jugar siempre al Avenger, porque en algún momento ciudad Gótica puede ser aburrida. Uno no puede ser superhéroe todos los días.
¿Puede imaginarse un 2021 con dos fujimoristas compitiendo por la presidencia?
Yo creo que estas imputaciones sí diluyen un poco el horizonte histórico del fujimorismo, porque el indulto de Alberto Fujimori era el inicio de una recuperación del poder por el fujimorismo como tal. Al contrario, hoy día el límite de Kenji y de Keiko es el fujimorismo. O sea, ambos están obligados a buscar otras identidades políticas. El fujimorismo ha expresado un Perú conservador, pero ese Perú conservador también puede rehusar al fujimorismo acusado de corrupción. Es decir, si Keiko no construye un post fujimorismo y sigue peleando la herencia del padre, puede aparecer por su derecha otro líder que realmente encarne el sector conservador del país, que todavía necesita un liderazgo.
¿Keiko todavía puede pelear la herencia del padre a pesar de su confrontación tan radical con él?
Es muy difícil, sobre todo con Fujimori vivo.
Y avalando a Kenji…

Sospecho que a eso se debe el silencio de Alberto, que es un silencio de ya varias semanas, porque en su contabilidad probablemente no estaba que, a su salida, el fujimorismo se divida en dos sectores.