La República
La mitadmasuno
22 de marzo de 2019
Juan De la Puente
El estupendo libro de José Alejandro Godoy (El
Comercio y la política peruana del siglo XXI. Lima, IEP, 2019) contribuye a
desmitificar el papel de la prensa en la política, gracias a un tratamiento
objetivo, pulcro y audaz de los vaivenes de uno de los diarios más influyentes
del país.
La investigación retrata la política vivida desde
un medio y no solo la política expresada desde sus páginas, es decir, la
batalla interna por construir un mensaje y una visión que impacte y transforme,
revisando los últimos 20 años de un diario que el autor divide en tres etapas:
liberal moderada (1999-2008); conservadora (2008-2014), y “más liberal de su
historia” (2014-2018).
En el texto adquiere forma la relación compleja
entre el medio de comunicación y la realidad, desvirtuando la extendida certeza
que reduce la línea periodística a la defensa de intereses empresariales, una
relación mecánica entre el medio y el poder, o entre el medio y la competencia
política. En el caso de El
Comercio, de acuerdo al relato del autor, y quizás debido a la amplitud
de su accionariado y al contexto desafiante del Perú, su historia reciente es
la de una pugna cultural entre el liberalismo y conservadurismo, con la
victoria del primero, y con ello la aparición de un paquete de intereses que
forman parte del capital social del medio.
La investigación aborda el problema de la
elaboración de la línea periodística como un acto emotivo, y hasta tortuoso, de
propietarios que deben elegir un director en una tendencia de creciente reclamo
de autonomía por parte de los designados, de modo que la elección del director
operó en este diario como una forma de gestión de conflictos, para resolverlos
o agravarlos.
La relación interactiva entre política y prensa es
documentada por el autor en un contexto de ampliación de la oferta informativa,
la irrupción de las redes sociales, la baja lectoría de la edición en papel y
reducción de la publicidad, un proceso en el que las decisiones políticas
acarrean consecuencias económicas y viceversa, y donde los lectores son
decisivos. Por ejemplo, la apuesta del diario por el fujimorismo el año 2011 trajo
como efecto la caída de las ventas y la imagen de marca; o el posicionamiento
editorial de El Comercio a favor de la investigación de la empresa Graña y
Montero, de propiedad de accionistas del diario, a pesar de la presentación de
un proyecto de ley que pretendía impedir a los directivos de esta empresa
consorciada con Odebrecht el ejercicio de sus derechos societarios, una
iniciativa promovida por un sector de accionistas.
Es interesante que el libro de Godoy entregue
valor y voz a los periodistas, empezando por los editores, en una dimensión
que, a pesar de las limitaciones de un medio privado, aquilata el peso político
de una redacción. Se piensa con frecuencia que la formación de la noticia
moderna implica una dinámica fría, casi industrial y jerarquizada, donde la voz
del que escribe, filma y fotografía no es relevante. En el repaso de la
historia de El Comercio, se muestra que esa presunción es falaz, y que los
periodistas hacen el medio y labran su identidad.