La República
Sábado 9 de octubre 2010
Juan De la Puente
http://www.larepublica.com.pe/opinion/09/10/2010/hipotesis-sobre-el-apra
El Apra debate febrilmente sus bajos resultados en las elecciones regionales y municipales, particularmente en el otrora sólido norte. Las razones más recurrentes son, alternativamente, cuatro: la renuncia a la izquierda, el abandono de Haya de la Torre como referente político, el reflejo de la poca popularidad del gobierno, y la crisis interna. Más de uno junta las cuatro causas en un mix del fracaso.
Llama la atención lo que sucede en el partido más antiguo del Perú, aunque también es llamativo que las críticas se concentren en el Apra, el único grupo que se atrevió a presentar listas en casi todo el país, y no en el resto de partidos que renunciaron a la competencia nacional abandonando la batalla contra la dispersión electoral.
Contra lo que hemos leído, el Apra en el norte parece padecer una sustracción del sujeto social alrededor del cual construyó una representación sólida y permanente durante 80 años. Ese sujeto era, al mismo tiempo, aprista y popular, de modo que es imposible observar al Apra en el norte sin esa doble identidad. La emergencia de otro sujeto social, emprendedor, migrante e igualmente popular, ha encontrado al aprismo en otra frecuencia. Así, el desencuentro del Apra es principalmente con la sociedad y no con la ideología, hacia afuera y no hacia adentro.
Otro sector aprista considera que sus males se deben a que el partido es menos hayista; sostienen que el Perú tendrá más Apra si el aprismo tuviese más Haya. A riesgo del enojo de muchos debo decir que el único papel que puede jugar hoy Haya en el Apra es la referencia simbólica, cultural e histórica y no programática.
Finalmente, es un buen deseo que el Apra sea de izquierda. De hecho lo ha sido en buena parte de su historia. Cuando realizó giros y pactos hacia la derecha siempre mantuvo una izquierda aprista, disciplinada pero resistente. Sin embargo, no estamos ante un grupo clásico de la socialdemócrata, de lo que da cuenta, por ejemplo, su dependencia de dos caudillos en el lapso de 80 años o su facilidad para asumir y defender tesis y políticas del otro lado de la mesa, aunque en cada etapa del péndulo en que se ha movido en estas décadas, su composición plebeya ha sufrido tanto a la izquierda como a la derecha. Quizás las disyuntivas que se plantean para el aprismo no sean las más completas; podría ser que en cualquiera de las opciones, lo que le urge al Apra sea modernidad.
Llama la atención lo que sucede en el partido más antiguo del Perú, aunque también es llamativo que las críticas se concentren en el Apra, el único grupo que se atrevió a presentar listas en casi todo el país, y no en el resto de partidos que renunciaron a la competencia nacional abandonando la batalla contra la dispersión electoral.
Contra lo que hemos leído, el Apra en el norte parece padecer una sustracción del sujeto social alrededor del cual construyó una representación sólida y permanente durante 80 años. Ese sujeto era, al mismo tiempo, aprista y popular, de modo que es imposible observar al Apra en el norte sin esa doble identidad. La emergencia de otro sujeto social, emprendedor, migrante e igualmente popular, ha encontrado al aprismo en otra frecuencia. Así, el desencuentro del Apra es principalmente con la sociedad y no con la ideología, hacia afuera y no hacia adentro.
Otro sector aprista considera que sus males se deben a que el partido es menos hayista; sostienen que el Perú tendrá más Apra si el aprismo tuviese más Haya. A riesgo del enojo de muchos debo decir que el único papel que puede jugar hoy Haya en el Apra es la referencia simbólica, cultural e histórica y no programática.
Finalmente, es un buen deseo que el Apra sea de izquierda. De hecho lo ha sido en buena parte de su historia. Cuando realizó giros y pactos hacia la derecha siempre mantuvo una izquierda aprista, disciplinada pero resistente. Sin embargo, no estamos ante un grupo clásico de la socialdemócrata, de lo que da cuenta, por ejemplo, su dependencia de dos caudillos en el lapso de 80 años o su facilidad para asumir y defender tesis y políticas del otro lado de la mesa, aunque en cada etapa del péndulo en que se ha movido en estas décadas, su composición plebeya ha sufrido tanto a la izquierda como a la derecha. Quizás las disyuntivas que se plantean para el aprismo no sean las más completas; podría ser que en cualquiera de las opciones, lo que le urge al Apra sea modernidad.
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