Mostrando entradas con la etiqueta prensa peruana. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta prensa peruana. Mostrar todas las entradas

viernes, 11 de febrero de 2011

Elecciones de a tres

La mitadmasuno
La República
Jueves 10 de febrero de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/10-02-2011/elecciones-de-tres

Un proceso electoral implica un conjunto de complejas relaciones que se establecen entre los actores públicos. Sin embargo, son tres entre quienes circulan principalmente los mensajes de ida y vuelta, es decir, los candidatos, los electores y la prensa, de modo que es inconsistente sostener que son los primeros los exclusivos emisores de ideas y que los medios solo son transmisores y los electores destinatarios. Toda campaña moderna, y más aún la presente, que desnuda la crisis de legitimidad y de mediación de la política, es cada vez menos un juego clásico y lineal donde los políticos poseen el monopolio de la comunicación.
En la actual campaña los partidos son criticados tanto por la falta de centralidad de sus mensajes como por la ausencia de modelos completos de competencia política. Se ha dicho de la mayoría de ellos que carecen de ideas, que su apuesta básica es lo adjetivo y anecdótico, que se mueven con una lógica reactiva y sin plan establecido, y que son proclives a la guerra sucia más que a la propuesta. Todo eso es cierto.
Pero también es cierto que las otras dos partes de la ecuación, los medios y los electores, no son superiores a los políticos en campaña. Salvo espacios ya conocidos, la prensa peruana se merece a los políticos que critican pero toleran, que cuestionan pero perdonan, que denuncian pero olvidan, que miran con desdén pero incorporan de modo acrítico a su lógica informativa. Una revisión del quehacer de los medios indica que mayoritariamente son corresponsables del empobrecimiento de la campaña.
Las unidades de investigación fueron eficaces en encontrar a los candidatos con secretos guardados, pero la prensa no ha revisado los planes de gobierno ni la sostenibilidad de los cerca de 2 mil compromisos propuestos. Tampoco evidencian su desagrado por el cómo son abordados los temas electorales.
Dos ejemplos: 1) La prensa colabora con el show de las pruebas toxicológicas pero no indaga que se propone hacer cada partido frente al narcotráfico; y 2) Cuestiona a los políticos tradicionales pero pone el acento informativo, por escrito y audiovisualmente, en el aspecto carnavalesco de las giras, es decir, el disfraz del candidato, el baile forzado, el niño cargado, la mujer pobre besada y la cerveza tomada a pico de botella. ¿Por qué se quejan si el modelo de campaña lo han construido medios, periodistas y políticos?

sábado, 10 de julio de 2010

Paláez, la prensa y los ídolos

La mitadmasuno
La República
Sábado 10 de julio de 2010
Juan De la Puente

http://www.larepublica.pe/la-mitadmasuno/10/07/2010/pelaez-la-prensa-y-los-idolos

El sector de la prensa, entre huachafo y cándido, que empezaba a levantarle un monumento a la periodista (¿peruana? ¿rusa? ¿norteamericana?) Vicky Peláez, ha quedado en el aire. Empleaban ríos de tinta para hacer de la confesa agente rusa una víctima de la posguerra fría o un ejemplo del martirologio latino en EEUU. En esa postura habían dos falsedades: 1) La primera, recurrente en la prensa nacional, de dar por cierta una versión favorable a la inculpada, sin ninguna prueba o indicio; y 2) Pretender poner por delante en el caso su condición de periodista, abriendo una vía tácita a alguna forma de impunidad.
Siempre me parecieron de antología los peruanos “progres” que, no obstante proclamar su antiimperialismo, se desesperan por vivir en EEUU, adoran la green card y el dólar, se endeudan para conocer Disneylandia antes de Machu Picchu, y pugnan para que sus hijos sean aprendices de yankees. Les he escuchado miles de coartadas, desde es “por mis hijos” hasta “hago plata y me vuelvo”.
También he leído varias de las columnas de Peláez. Siempre me pareció que poseía una ensalada rusa como expresión de ideología, vertida desde la autoexclusión del migrante latinoamericano, afirmando una visión subordinada y antagónica de los latinoamericanos en EEUU, contra la corriente que predomina en ellos, que pugnan por una integración compartida con la conservación de su identidad cultural.
Peláez sigue siendo peruana, no cabe duda. No obstante, ¿qué le queda de la peruanidad? Sin embargo, felizmente para ella, no todo está perdido. Al volver al Perú podrá engancharse en algún medio de comunicación y, basada en su triste celebridad, ser un respetable referente de opinión, escribir sus memorias y hasta ser elegida a un cargo público. Todo es posible, desde que un ex ministro detenido en Miami con dinero oscuro postula sin problemas a una alcaldía en Lima (y al parecer será elegido).
Nada de esto sería permisible si los medios que pretendían ensalzar a Peláez no tuviesen, como siempre, alguna audiencia del respetable, acostumbrado a levantar referentes falsos, débiles o frágiles. Desde esa cultura se entiende que se elija presidente a un desconocido o se convierta en ídolo a una boxeadora que aterrizó un día cualquiera de Oceanía, con un título igualmente desconocido bajo el brazo.