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sábado, 10 de julio de 2010

Paláez, la prensa y los ídolos

La mitadmasuno
La República
Sábado 10 de julio de 2010
Juan De la Puente

http://www.larepublica.pe/la-mitadmasuno/10/07/2010/pelaez-la-prensa-y-los-idolos

El sector de la prensa, entre huachafo y cándido, que empezaba a levantarle un monumento a la periodista (¿peruana? ¿rusa? ¿norteamericana?) Vicky Peláez, ha quedado en el aire. Empleaban ríos de tinta para hacer de la confesa agente rusa una víctima de la posguerra fría o un ejemplo del martirologio latino en EEUU. En esa postura habían dos falsedades: 1) La primera, recurrente en la prensa nacional, de dar por cierta una versión favorable a la inculpada, sin ninguna prueba o indicio; y 2) Pretender poner por delante en el caso su condición de periodista, abriendo una vía tácita a alguna forma de impunidad.
Siempre me parecieron de antología los peruanos “progres” que, no obstante proclamar su antiimperialismo, se desesperan por vivir en EEUU, adoran la green card y el dólar, se endeudan para conocer Disneylandia antes de Machu Picchu, y pugnan para que sus hijos sean aprendices de yankees. Les he escuchado miles de coartadas, desde es “por mis hijos” hasta “hago plata y me vuelvo”.
También he leído varias de las columnas de Peláez. Siempre me pareció que poseía una ensalada rusa como expresión de ideología, vertida desde la autoexclusión del migrante latinoamericano, afirmando una visión subordinada y antagónica de los latinoamericanos en EEUU, contra la corriente que predomina en ellos, que pugnan por una integración compartida con la conservación de su identidad cultural.
Peláez sigue siendo peruana, no cabe duda. No obstante, ¿qué le queda de la peruanidad? Sin embargo, felizmente para ella, no todo está perdido. Al volver al Perú podrá engancharse en algún medio de comunicación y, basada en su triste celebridad, ser un respetable referente de opinión, escribir sus memorias y hasta ser elegida a un cargo público. Todo es posible, desde que un ex ministro detenido en Miami con dinero oscuro postula sin problemas a una alcaldía en Lima (y al parecer será elegido).
Nada de esto sería permisible si los medios que pretendían ensalzar a Peláez no tuviesen, como siempre, alguna audiencia del respetable, acostumbrado a levantar referentes falsos, débiles o frágiles. Desde esa cultura se entiende que se elija presidente a un desconocido o se convierta en ídolo a una boxeadora que aterrizó un día cualquiera de Oceanía, con un título igualmente desconocido bajo el brazo.