Mostrando entradas con la etiqueta post referéndum. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta post referéndum. Mostrar todas las entradas

lunes, 12 de noviembre de 2018

¿No quieres un Bolsonaro?

https://larepublica.pe/politica/1349416-quieres-bolsonaro
La República
La mitadmasuno
2 de noviembre de 2018
Juan De la Puente
El país se agita con los resultados judiciales de una crisis cincelada durante varios años. Contra lo que afirma la crítica a las decisiones judiciales contra la dirigencia de Fuerza Popular, y aun antes cuando estas involucraron a Ollanta Humala y Nadine Heredia, no son sentencias politizadas sino resoluciones que operan como desenlaces de procesos complejos donde las instituciones demoraron cambios, evitaron regulaciones o cubrieron zonas oscuras.
Fuerza Popular ha sido derrotada en la parte final de este proceso por los tribunales y no por variables políticas, lo que no les resta prestancia a los fiscales y jueces, sino que eleva la épica de un sistema donde la política pura y dura no puede producir grandes rupturas.
Los más optimistas creen que el derrumbe de Fuerza Popular no se llevará a nadie más. En esa confianza subyace la certeza de que esta crisis “es de otros”. Eso creían los líderes de los partidos distintos al PT en Brasil y al PRI en México, hasta que se dieron cuenta, incluso antes de las elecciones, que las crisis de régimen político son de todos y afectan a todos. Especialmente a los desprevenidos y a los que no aprovechan las grandes oquedades que ofrece la historia y terminan devorados por ellas.
¿No les parece extraño que, en plena hecatombe de Keiko Fujimori ningún líder alternativo obtenga por lo menos 20% de aprobación, aunque el 52% demande el cierre “de una vez” del Congreso, según la reciente encuesta del IEP? Las respuestas que pretenden explicar este registro, de que el 71% de los que piden el cierre del Congreso no están interesados en la política, o que dos tercios de ellos no tienen educación superior, no atienden el tema de fondo actual: más allá de los tribunales, se aprecian muy pocas salidas claras por ahora.
La derrota de Fuerza Popular ha iniciado un reordenamiento de fuerzas; en una primera diferenciación se ubican las que desde la derecha empresarial y política apuestan por un diálogo como armisticio entre el Gobierno y Fuerza Popular, y quienes se resisten al contacto hasta que se produzca un desenlace en el Congreso. Esa diferenciación no es la única; existe una demanda puntual de la renuncia o destitución del fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, que encuentra a un sector parapetado en el relato inmovilista de “no hay que pelearse más” o “estamos destruyendo al país”.
Lo que ha traído a Bolsonaro al poder en Brasil no es la confrontación; fueron los 28 años de corrupción del régimen democrático y la debacle de la última esperanza de cambio elegida el 2002, la del PT, que naufragó en esa corrupción y en la falta de reformas profundas en un país pobre y desigual. Lo que evitará en el Perú una salida autoritaria en el mediano plazo no es el abrazo de las elites para evitar el cambio, sino una fuerte promesa de reforma.
¿No quieres un Bolsonaro? Entonces realiza cambios. Desde este ángulo del análisis, la segunda diferenciación que avanza a instalarse como la más decisiva conforme se acerque el referéndum es entre los satisfechos por lo logrado hasta ahora y que apuestan por una rápida normalización, y quienes sostienen, aún tibiamente, la necesidad de abrir una segunda etapa de reformas y dar curso a un programa de cambio en el contexto de un diálogo social intenso, transformado el momento plebiscitario en un momento constituyente.
La tendencia que más cerca se encuentra de una oferta que no les cierre la puerta a las reformas luego del 9 de diciembre son los grupos liberales democráticos y la izquierda, junto a un abanico de movimientos sociales y regionales. Para que este programa sea viable es decisivo el papel que decida desempeñar el presidente Vizcarra. De él depende en gran medida que el año 2021 el Perú no experimente un efecto Bolsonaro.

Ha terminado una etapa donde, sin proponérselo, los tribunales han desempeñado el rol de fuerza motriz del cambio –otro rasgo del libreto brasileño– y se inicia otro donde lo judicial, siendo importante, no es el eje de la política cotidiana. Es la hora de un pacto constituyente, de las nuevas fronteras de la democracia; el país no puede darle tregua a la crisis.