Entrevista en el diario La Primera
Lunes 3 de setiembre 2012
Se acabaron las excusas, ahora que venga diálogo |
El analista político Juan De la Puente señaló que con la oficialización del levantamiento del estado de emergencia se acabaron los pretextos para no retomar las conversaciones e instalar una Mesa de Diálogo que aborde el tema Conga y los demás problemas pendientes de Cajamarca. De la Puente alertó igualmente que tanto el gobierno nacional como el regional no manejan una estrategia de trabajo que resuelvan los problemas de Cajamarca. Asimismo, fue claro en señalar que la investigación para determinar las responsabilidades de los cinco ciudadanos fallecidos en las protestas contra el proyecto minero, tiene que realizarse con o sin Mesa de Diálogo de por medio.
—¿Considera usted que el gobierno demoró demasiado en levantar el estado de emergencia en Cajamarca?—Lo concreto es que el estado de emergencia ya fue levantado, y me parece que es una buena medida en la línea de la normalización de las actividades de Cajamarca, que ya se había producido a finales del mes de julio, después de los sucesos sangrientos que todos conocemos.
—¿En qué medida influirá esta decisión en el proceso de diálogo sobre el proyecto minero Conga, actualmente interrumpido? —Habíamos señalado que los sacerdotes facilitadores habían solicitado el levantamiento del estado de emergencia, la misma que también había sido una exigencia del gobierno regional de Cajamarca. Entiendo que ahora no habría razones para no instalar una Mesa de Diálogo que aborde el tema Conga; pero, sobre todo, los problemas pendientes de Cajamarca. No olvidemos que esta circunscripción está ubicada entre los cinco departamentos más pobres del Perú.
—Ante la normalización, ¿cuáles son los próximos pasos a seguir? —Lo que habría que preguntarse si es que, tanto el gobierno nacional como el regional de Cajamarca, manejan una estrategia post-Conga. Y tengo la impresión que es allí donde empiezan las dificultades sobre cómo transitar hacia un periodo de normalización.
—Sin embargo, si bien Gregorio Santos saludó la medida adoptada por el gobierno, ya ha adelantado que aún falta cumplir con dos pedidos fundamentales a los facilitadores, como son el retiro de la maquinaria y el personal de la zona de influencia de Conga; y la investigación y sanción a los responsables de las muertes en las protestas.
—A mí me parece que la investigación (por los cinco ciudadanos fallecidos en las protestas) tiene que realizarse con o sin Mesa de Diálogo de por medio. Pero visto desde el lado de los intereses de Cajamarca es muy importante que se establezca esta Mesa de Diálogo, porque hay que acortar las brechas de la desigualdad, establecer las diferencias, conflictos, así como los mecanismos de cooperación y desarrollo regional.
Y cada vez queda más claro que no instalar la Mesa de Diálogo es un error que pasará la factura a todos los sectores, en el futuro.
—La prensa conservadora afirma que el levantamiento del estado de emergencia en tres provincias de Cajamarca es una verdadera “bajada de pantalones” hacia Gregorio Santos. ¿Qué opinión las merece?
—Yo creo que la cancelación del estado de emergencia es una buena decisión. En realidad, los que exigen la aplicación de “estados de emergencia” o “mano dura” empujan una salida conservadora. Pero en todos los conflictos sociales de la última década se ha demostrado que dicha “mano dura” que conduce a la ocurrencia de muertes, termina siendo la antesala de una capitulación de los gobiernos. Eso pasó con el “Arequipazo”, en el 2002; en Ilave, Tacna, Moquegua y Bagua, bajo los regímenes de Alejandro Toledo y Alan García. Y esa dinámica de la “mano dura” y la subsiguiente capitulación de los Estados es la que determinados sectores retrógrados y el país, no lo entienden. Y no lo entienden porque ellos no creen en el diálogo o acuerdos, como el más reciente de Quellaveco, para ser más específicos.
—¿Considera usted que el gobierno demoró demasiado en levantar el estado de emergencia en Cajamarca?—Lo concreto es que el estado de emergencia ya fue levantado, y me parece que es una buena medida en la línea de la normalización de las actividades de Cajamarca, que ya se había producido a finales del mes de julio, después de los sucesos sangrientos que todos conocemos.
—¿En qué medida influirá esta decisión en el proceso de diálogo sobre el proyecto minero Conga, actualmente interrumpido? —Habíamos señalado que los sacerdotes facilitadores habían solicitado el levantamiento del estado de emergencia, la misma que también había sido una exigencia del gobierno regional de Cajamarca. Entiendo que ahora no habría razones para no instalar una Mesa de Diálogo que aborde el tema Conga; pero, sobre todo, los problemas pendientes de Cajamarca. No olvidemos que esta circunscripción está ubicada entre los cinco departamentos más pobres del Perú.
—Ante la normalización, ¿cuáles son los próximos pasos a seguir? —Lo que habría que preguntarse si es que, tanto el gobierno nacional como el regional de Cajamarca, manejan una estrategia post-Conga. Y tengo la impresión que es allí donde empiezan las dificultades sobre cómo transitar hacia un periodo de normalización.
—Sin embargo, si bien Gregorio Santos saludó la medida adoptada por el gobierno, ya ha adelantado que aún falta cumplir con dos pedidos fundamentales a los facilitadores, como son el retiro de la maquinaria y el personal de la zona de influencia de Conga; y la investigación y sanción a los responsables de las muertes en las protestas.
—A mí me parece que la investigación (por los cinco ciudadanos fallecidos en las protestas) tiene que realizarse con o sin Mesa de Diálogo de por medio. Pero visto desde el lado de los intereses de Cajamarca es muy importante que se establezca esta Mesa de Diálogo, porque hay que acortar las brechas de la desigualdad, establecer las diferencias, conflictos, así como los mecanismos de cooperación y desarrollo regional.
Y cada vez queda más claro que no instalar la Mesa de Diálogo es un error que pasará la factura a todos los sectores, en el futuro.
—La prensa conservadora afirma que el levantamiento del estado de emergencia en tres provincias de Cajamarca es una verdadera “bajada de pantalones” hacia Gregorio Santos. ¿Qué opinión las merece?
—Yo creo que la cancelación del estado de emergencia es una buena decisión. En realidad, los que exigen la aplicación de “estados de emergencia” o “mano dura” empujan una salida conservadora. Pero en todos los conflictos sociales de la última década se ha demostrado que dicha “mano dura” que conduce a la ocurrencia de muertes, termina siendo la antesala de una capitulación de los gobiernos. Eso pasó con el “Arequipazo”, en el 2002; en Ilave, Tacna, Moquegua y Bagua, bajo los regímenes de Alejandro Toledo y Alan García. Y esa dinámica de la “mano dura” y la subsiguiente capitulación de los Estados es la que determinados sectores retrógrados y el país, no lo entienden. Y no lo entienden porque ellos no creen en el diálogo o acuerdos, como el más reciente de Quellaveco, para ser más específicos.