Por Juan De la Puente
Uno de los errores más comunes en el análisis político
es el exceso de la agregación, que no permite apreciar los fenómenos que
componen el escenario y por lo tanto impiden advertir las tendencias en curso y
las brechas entre los hechos y actores. El otro extremo es el exceso de la desagregación,
la apreciación aislada de los hechos, es decir, la pérdida de contexto.
He visto algo de lo último en algunos análisis de
la huelga magisterial, un intento de observación que ignora varios elementos,
especialmente los siguientes: 1) una huelga que dinamiza y forma parte de la recuperación
de los movimientos sociales; 2) en confrontación con un gobierno minoritario y
débil; 3) a cargo de una dirección ubicada en el extremo izquierdo de los
movimientos sociales, maoísta y posmaoísta; 4) que se encuentra en disputa con
la representación tradicional de los sindicatos; y 5) con una parte de su dirección
marcadamente economicista, que subestima la reforma para mejorar la calidad de
la educación.
Fuera del contexto, la huelga es una expresión de
demandas legítimas que el gobierno está en la obligación de “resolver”, sin
decir en qué sentido y cómo. Fuera de contexto, la huelga se dirige también contra
el SUTEP oficial, y es bueno ello porque ya es hora que el SUTEP sea “liberado”
de Patria Roja, no importa si luego viene la balcanización del sindicalismo
magisterial como sucedió con Construcción Civil. Finalmente, fuera de contexto,
el canal de solución de la huelga es el dialogo para el aumento; mañana o
pasado discutiremos la evaluación y la meritocracia.
El exceso de desagregación lleva a que se
extraiga solo un dato de la reciente encuesta de Ipsos: que el 56% está de
acuerdo con la huelga, un número cierto y redondo que grafica la legitimidad de
las demandas salariales de los maestros, el punto más vulnerable de las políticas
públicas educativas desde hace décadas.
Otro dato concurre al escenario, como la caída de
10 puntos en la aprobación de la ministra de Educación (ahora en 24%), hasta
hace poco una de las más valoradas del gabinete, una debilidad en el liderazgo
del sector que será decisiva para el reimpulso de los cambios que se están
perdiendo.
La actitud de la opinión pública está en proceso
y es necesario tomar en cuenta esta condición de cara la sucesión de micro
ciclos políticos que vienen.
Sorprende, por ejemplo, el alto nivel de
información de los ciudadanos sobre la huelga misma (94%) y sobre sus demandas
(91%), y ese conocimiento explica la opinión matizada respecto de la huelga
porque junto a la legitimidad de los reclamos, y en un número superior de 94%,
los peruanos se pronuncian en favor de la evaluación, es decir, uno de los ejes
de la meritocracia.
El aspecto político de la huelga es también objeto
de una visión matizada de la opinión pública: 1) El 69% cree que los maestros
reclaman por convicción; 2) solo el 28% cree que están “amenazados” por una dirigencia
extremista (qué pregunta más tremendista, de paso); 3) el 67% está de acuerdo con
que las huelgas incluyan marchas; 4) el 93% se expresa contra los ataques a los
locales públicos y privados; 5) el 76% se muestra contrario que se impida
trabajar a los que quieran hacerlo; 6) el 70% cree que a los huelguistas se le
debe descontar los días que no trabajan; y 7) el 71% cree que deben ser despedidos
-entre lo inmediato o si persisten en la inasistencia al trabajo- y solo el 24%
cree que nunca los huelguistas deben ser despedidos.
Salvo la última respuesta que expresa una visión autoritaria
respecto de la huelga en tanto derecho fundamental, la opinión pública no se muestra
radicalizada en favor de la huelga o contra ella. En el equilibrio de la desagregación
y agregación de datos, se aprecia varias legitimidades sociales, entre las
cuales las más resaltantes son los reclamos salariales y la meritocracia.
Esta información explica varios hechos recientes,
entre ellos la ampliación de la huelga y el poco eco que tienen las alertas
sobre que un sector de la dirección de este movimiento pertenece al MOVADEF,
legitimado políticamente más por el Estado que por los huelguistas.
Finalmente, la huelga consagra un escenario que
reclama una gobernabilidad plural y no un bipartidismo imperfecto. Las fuerzas
sociales -y regionales, que están más allá de los gobernadores convenidos,
varios de ellos corruptos- han resurgido y han tomado
su pedazo de dialogo y de calle, sobre lo que me referí en otro artículo (http://larepublica.pe/politica/1066842-consenso-a-palos-ano-uno).
Si insistimos en desagregar nos perdemos el proceso y la tendencia, la formación
de una nueva representación sectorial y local (http://larepublica.pe/politica/1072491-el-luminoso-sendero-social).
Lima, martes 8 de agosto de 2017
ResponderEliminarLEVANTAR LA HUELGA Y LEVANTAR TAMBIÉN AL MAGISTERIO Y A LA ESCUELA PÚBLICA.
Por: Carlos Malpica Faustor
carlos@malpica.net
https://cnmalpica.wordpress.com/2017/08/10/20170808-carlos-malpica-faustor-articulo-sobre-la-actual-huelga-magisterial-levantar-la-huelga-y-levantar-tambien-al-magisterio-y-a-la-escuela-publica/