Por Juan De la Puente
1.-
Difícil señalar un ganador de un debate presidencial en el que los candidatos
han evitado las grandes ideas diferenciadoras. Aun así, el debate ha servido
para confirmar lo que las últimas semanas han mostrado, es decir, a contrapelo
de lo que se decía el 11 de abril, que existen entre ambos diferencias en lo político y en el modelo de gobierno (o de gobernabilidad) por el que pugnan, a
pesar de que ambos se ubican a la derecha del tablero.
2.-
El debate ha mostrados dos paradigmas; por un lado, Pedro Pablo Kuczynski (PPK)
resumiendo la idea de un gobierno técnico-desarrollista, y por el otro Keiko
Fujimori proyectando un gobierno popular-desarrollista. En ambos casos se ha
dejado notar la ausencia de iniciativas para grandes reformas, ya no del mercado
sino de las instituciones, y en cambio se advirtió en ambos una persistente visión
continuista de casi en todo, con toques y retoques en búsqueda de la
eficiencia.
3.-
También se apreció lo que los 40 días de campaña para la segunda vuelta ya habían
insinuado: dos discursos cada vez más alejados entre sí: el de PPK tecnocrático
moralizador, y el de Keiko populista y en algún momento anti establishment. En
este punto colisionaron las dos estrategias y leit motiv de la campaña: el
antifujimorismo de PPK y lo que ello implica ahora (el recuerdo de Alberto Fujimori,
Montesinos, Joaquín Ramírez, la corrupción y el riesgo de un narco estado); y
el anti elitismo de Kieko quiense afirmó como la candidata de abajo, que
conoce el Perú y que está más cerca de la gente. La bandera de lo popular en sus manos es una victoria de su campaña sea cual fuese el resultado.
4.-
A falta de grandes ideas, se han terminado de imponer compactamente las
dos imágenes que han dado la vuelta en mítines y presentaciones públicas de ambos
candidatos. Keiko con una mayor voluntad política, audaz, a la ofensiva y con
un poco menos de ideas; y PPK a la defensiva, con un ritmo menos dinámico en la
exposición de sus mensajes aunque con más contenidos. La síntesis de esta
diferencia es la de Keiko con un mayor dinamismo que PPK para el debate cuerpo
a cuerpo, más agresiva y en momentos incluso irritada.
5.-
No me llevo del debate ninguna frase memorable o giro dramático que modifique
la campaña, como lo fue la hoja de ruta que firmó Keiko el debate del 3 de abril.
Ambos fueron muy conservadores en ideas y no se salieron del libreto de su plan
de gobierno. Ninguna frase para el recuerdo.
6.-
Keiko arriesgó más políticamente y por eso le fue bien en el primer bloque (visión
de país), en el último de la despedida y en el quinto bloque (infraestructura)
donde a pesar de que PPK mostró más solvencia, fue encajonado por Keiko en los
asuntos de los contratos del gas y otros. En cambio, en los bloques donde Keiko
abusó de las puyas y críticas y descuidó las ofertas, le fue mejor a PPK, como
en el segundo bloque (descentralización), en el tercero (competitividad) y en el
cuarto (conflictividad). La idea de permanente confrontación no le ayudó mucho a
la candidata de Fuerza Popular ante un PPK que eligió un talante más
contemporizador, salvo en el caso en que mostró que Joaquín Ramírez seguía
siendo Secretario General de Fuerza Popular. Keiko pudo rebajar ese temperamento agresivo, considerando los 5 puntos de ventaja que le lleva a PPK según la encuesta de Ipsos divulgada poco antes del debate. Además, salvo en la mención del viaje de PPK por 8 días a EEUU, en el resto de puyazos no le fue bien o empató con PPK.
7.-
Así, el debate sirvió para diferenciar paradigmas, discursos e imágenes,
proyectando un continuo de PPK defensivo, técnico, menos dinámico y con más
contenidos, vs un continuo de Keiko más decidida, política, populista, con
menos ideas.