Entrevista de Maritza Espinoza
Esta semana, un
nuevo intento de vacancia presidencial cobró vida y, otra vez, el país volvió a
sumirse en la incertidumbre y la polarización. Entretanto, los ecos de las recientes
confesiones de Jprge Barata terminaban de sepultar a casi todos los
principales actores políticos. En medio de esas arenas movedizas, donde hasta
el corto plazo es difícil de predecir, el periodista y analista político Juan De la Puente, hace un análisis de la coyuntura y
ensaya, con audacia, algunas predicciones políticas.
¿Qué es lo más difícil de analizar políticamente
una coyuntura como esta, que se mueve cada día?
No sé si se mueve tanto. Quizás hemos tenido
grandes acontecimientos hasta diciembre: vacancia más indulto. Esta es una
crisis extraña: no tienes agitación política en el sentido clásico. Tienes una
especie de disputa muy dura arriba, pero la última marcha en el Perú en
relación a los temas de la gran política ha sido a finales de enero. Esta es
una crisis sin calle. Es un rasgo muy peruano.
Se ha aprobado el pedido para el debate de la
vacancia por 87 contra 15 abstenciones y 15 en contra. ¿Cómo dibuja eso el
panorama final?
Un empate de fuerzas, afuera y adentro. Tenemos
un país polarizado, no hay centro. Una parte de esta disputa es principista,
pero la otra parte es, como decía Maquiavelo, una lucha malvada.
¿Una lucha por intereses?
Sí. En ese contexto, es muy difícil saber cuál es
la parte secreta de esta crisis, porque, en la primera vacancia, la parte secreta
fue decisiva: la negociación de los votos que se abstuvieron, por los que PPK no
fue vacado, y la consecuencia de esto fue el indulto.
¿Y cuál intuyes que podría ser la parte secreta
de esta nueva vacancia?
Yo sospecho que la parte secreta de esta segunda
vacancia es más grande todavía. Puede ser desde parlamentarios que venden su
voto por una u otra opción, a peso, directo, hasta promesas de reelección,
cargos públicos, impunidad…
En ese sentido, el gobierno sería el mejor
situado para comprar esos votos…
Pero el gobierno no tiene una oferta política más
allá de su existencia misma. Tiene vida limitada…
Sin embargo, podría ofrecer priorizar obras en
determinadas regiones…
Eso se está haciendo, pero sospecho que acá hay
una trama más oscura. Me refiero a que puede haber negociaciones que tienen que
ver con futuros gabinetes, con grandes proyectos, con grandes obras y con
grandes posicionamientos. Finalmente, las declaraciones de Barata han demostrado
que tanto el Ejecutivo como
el Legislativo son muy dúctiles
a los grandes intereses, no solo a los pequeños y a los medianos.
En el pedido de vacancia se han juntado el
fujimorismo con los sectores más antifujimoristas. ¿Cómo se explica eso?
Que suscriban una moción el fujimorismo y el antifujimorismo es la
unión del agua y del aceite. Cuando esto sucede, significa que no hay una
fuerza capaz de impedirlo y eso revela la debilidad de PPK. En segundo lugar, revela la
existencia de intereses superiores a los antis, capaces de juntar a estas
fuerzas, y esos intereses no están claros. Están claros en el caso del
fujimorismo quieren sacar del poder a PPK, pero lo que la izquierda te ofrece
tradicionalmente es un cambio y, en este caso, ni la izquierda ni la derecha ni
nadie te propone, más allá de sacar a PPK, un cambio político. Ninguna fuerza
política te propone una renovación de la política más allá del cambio de
personas y eso me parece abusivo, obsceno, en el contexto de una crisis tan
profunda.
¿Hay algún escenario en el que Kuczysnki termine
su mandato más o menos en paz?
Lo que es cierto es que PPK está muy débil y
solo lo ayuda el hecho de la debilidad de sus adversarios. Y aparece claro que
es un problema que se quede, pero también es un problema que se vaya. Pero
mientras el otro lado sea solo parlamentario, por más mayoritario que sea para
producir una moción de vacancia, no va a lograr sacarlo si no suma los 87
votos. Pero también es cierto que la idea de Vizcarra como
un sustituto de PPK para
darle estabilidad se ha relativizado en los últimos días.
¿No cabe la posibilidad de que Vizcarra pueda
hacer un gobierno de transición eficiente y tranquilo?
Si se quedara PPK,
tiene en realidad dos opciones: un gabinete Meche 3.0, mucho más tecnocrático,
y quizás un gabinete de ancha base. Si entra Vizcarra,
tiene quizás un poco más de opciones. Su principal riesgo sería que, al tener
una bancada muy debilitada, porque habría partidarios de PPK que no lo acompañarían,
él tendría que construir gabinetes que los italianos llaman “governicchio”. Es
decir, gabinetes muy cortos, casi descartables. Otra opción es que haga un
gabinete sin parlamentarios con gente de fuera, o de repente un gabinete estrictamente
técnico.
¿Crees que el fujimorismo realmente se está
preparando para que, si entra Vizcarra, y lo digo a partir de la modificación
del reglamento del Congreso, pueda censurarle ministros sin ningún riesgo?
Yo creo que lo que el fujimorismo quiere es sacar
a PPK y evitar el
adelanto de elecciones. Y me parece que en esa parte coincide con el resto de
bancadas. Pero para esto, evidentemente tiene que dejar de ser una oposición
tan frontal como la que hace a PPK porque un mayor desgaste de Vizcarra podría
implicar que la gente adhiera al punto de vista de adelanto de elecciones o
elecciones anticipadas, que ellos no quieren.
Se habla de que podría estar habiendo ya
negociaciones. ¿Es eso creíble?
Bueno, Vizcarra ha
dicho que no y me parece que es cierto, pero yo me refiero a la parte oscura de
esta crisis, al hecho de cómo operarían las dos grandes fuerzas, que en este
caso son el gobierno y el fujimorismo.
Y ahí me parece que Vizcarra es
inocente todavía.
Supongamos que no prospera la vacancia, pero que
hay mayor indignación en las calles. ¿Hay algún escenario en el que PPK podría
renunciar?
Mientras que a la calle peruana le falte calle,
no hay una presión que no sea parlamentaria para que PPK abandone el
poder. Nosotros ya hemos tenido en el pasado crisis sin gente en la calle, en
el siglo XX, y cuando sucede eso en el Perú, solo hay dos opciones de
desenlace: la primera, que resuelvan la crisis arriba y siempre a favor de los
ricos, y la segunda, un golpe de Estado.
Tú has dicho que hemos llegado a una especie de
normalización de la corrupción. ¿Es por eso que no hay indignación?
Son dos cosas: primero, yo creo que ya se ha
producido una vacancia simbólica en la mente de la gente. Es decir, en el
silencio de sus casas, los peruanos ya han vacado al Congreso y al Ejecutivo.
O sea, ¿en el subconsciente colectivo ya no
tenemos presidente?
No tenemos poderes. Y, en segundo lugar,
efectivamente tenemos la tendencia a asimilar rápidamente estos estallidos
políticos. En un país que ha tenido tantas vicisitudes en los últimos 30 años,
se puede entender que se sienta que esta no es una crisis terrible, grave y
terminal.
Hay quienes dicen que, con todo lo que está
ocurriendo, el país está paralizado. ¿No es así?
Yo pienso que la economía está funcionando.
Aunque a una velocidad menor, el aparato del gobierno central está operando.
Tenemos un buen momento económico, o no muy complicado. Dios es bondadoso,
porque hasta la ministra de economía se apellida Cooper (cobre, parecido en
inglés). Entonces, los precios de los minerales andan bien (risas). No se ha
juntado crisis política con crisis económica, como en Brasil, aunque en algunos
elementos esta crisis ya se parece a la de Brasil.
El develamiento de la corrupción del fujimorismo
en el año 2000 hizo que la gente indignada saliera a la calle. La develación de
la corrupción de Lava Jato nos deja indiferentes. ¿Qué ha cambiado en el Perú
en menos de 20 años?
Yo creo que tiene que ver con el hecho de que no
hay un consenso democrático en el Perú. El ideario liberal de los 80 no pudo
ser derrotado por Fujimori y por eso regresó la democracia. Desde el 2000, hemos
tenido un consenso democrático y ese consenso democrático ha terminado. Y a eso
agregamos que no tenemos un consenso económico, o alrededor del crecimiento,
que se muere en el año 2012 o 2013. Hoy día, los puntos de unidad nacional son
la selección peruana y Gareca.
Después de las últimas declaraciones de Barata,
no ha quedado títere con cabeza. ¿A quién vislumbras como opción para el 2021?
Yo sigo pensando que en eso el sistema es fuerte,
más de lo que pensamos y de lo que creemos, y quizás de lo que queremos, y ese
sistema fuerte demora en producir figuras disruptivas. Tengo la impresión de
que varios líderes, aun imputados, podrían tener un resultado electoral
interesante en el Perú.
De los imputados están Keiko Fujimori y Alan
García, porque Toledo, creo, ya es un cadáver político, ¿no?
Bueno, tienes a Humala también. Pero yo, en
general, no jubilaría hoy día a nadie. No sé cuál será el nivel de deterioro
que pueda provocarles el caso Lavajato y tampoco estoy seguro de que
automáticamente esta crisis provoque la irrupción de modelos antisistémicos,
porque podría también empujar la renovación de los mismos partidos.
¿No descartas a Humala realmente?
Hoy día no descarto a nadie. Pero, por ejemplo,
la disputa del fujimorismo le
deja a Keiko la mesa servida para el post fujimorismo,
porque, si Kenji Fujimori quiere ser consecuente con su discurso, tendría que
ser, pues, más pícaro, más antisistémico, más payaso, más rudo, y no jugar
siempre al Avenger, porque en algún momento ciudad Gótica puede ser aburrida.
Uno no puede ser superhéroe todos los días.
¿Puede imaginarse un 2021 con dos fujimoristas
compitiendo por la presidencia?
Yo creo que estas imputaciones sí diluyen un poco
el horizonte histórico del fujimorismo, porque el indulto de Alberto Fujimori
era el inicio de una recuperación del poder por el fujimorismo como tal. Al
contrario, hoy día el límite de Kenji y de Keiko es el fujimorismo. O sea,
ambos están obligados a buscar otras identidades políticas. El fujimorismo ha
expresado un Perú conservador, pero ese Perú conservador también puede rehusar
al fujimorismo acusado de corrupción. Es decir, si Keiko no construye un post
fujimorismo y sigue peleando la herencia del padre, puede aparecer por su
derecha otro líder que realmente encarne el sector conservador del país, que
todavía necesita un liderazgo.
¿Keiko todavía puede pelear la herencia del padre
a pesar de su confrontación tan radical con él?
Es muy difícil, sobre todo con Fujimori vivo.
Y avalando a Kenji…
Sospecho que a eso se debe el silencio de
Alberto, que es un silencio de ya varias semanas, porque en su contabilidad
probablemente no estaba que, a su salida, el fujimorismo se divida en dos
sectores.