La República
La mitadmasuno
18 de mayo 2018
Juan De la Puente
Se discute sobre la ligera caída en la aprobación
del presidente Martin Vizcarra registrada por la reciente encuesta de Ipsos
Perú. Los 5 puntos que pierde implican un agujero en luna de miel de la que
goza, instalando una plataforma distinta a la esperada.
La palabra adecuada para registrar el hecho
quizás no sea “instalando” sino “reinstalando”, es decir, el retorno a un ciclo
conocido caracterizado por la reducción del entusiasmo público. Las
explicaciones respecto a este dato son dos: 1) La caída se debe al retraso de las señales sobre la identidad de
su gobierno; o 2) las señales
enviadas, en efecto pocas, no son las que la opinión pública esperaba. En la
opción 1) el problema sería
coyuntural, y en la opción 2) el
problema sería estructural.
Me inclino por lo segundo. Si desagregamos los
datos podríamos tener mayores elementos explicativos. En este desagregado se
advierte que el Congreso y el Gobierno vuelven a ponerse a la baja luego de un
hipo en el mes de abril. El gobierno ha caído 7 puntos y el Congreso 6, en
tanto el gabinete de César Villanueva no es objeto de grandes desaprobaciones:
sobre el premier, la cifra más contundente es el 37% de “no precisa” contra el
30% que lo aprueba y 33% que lo desaprueba.
Asimismo, el detalle de la aprobación
presidencial refiere que ha caído 9 puntos en el norte, sur y en el Perú rural;
6 puntos en el oriente; y que mantiene su aprobación en Lima. Al mismo tiempo,
las cifras que más se mueven son las que se refiere a la desaprobación, 19
puntos en el centro, 13 en el sur y 10 en el norte, con distintas rutas: solo
en el centro se advierte el trasvase del “no precisa” a la desaprobación, en
tanto que, en el norte y el sur, el tránsito de la aprobación a la
desaprobación parece directo, sin escalas.
La aprobación presidencial cae y sube la desaprobación
fuera de Lima con énfasis en las dos regiones que más ha visitado Vizcarra en
sus primeras semanas de gobierno, y a pesar de su demostrada vocación de
presidente que no se queda en Lima y el evidente impulso a los mecanismos de
trato directo con las regiones y municipios.
Explicando la paradoja, el desafío del actual
gobierno es distinto al que tuvo PPK. Cuando inauguró su mandato, el principal
reto de Kuczynski eran sus relaciones con el Congreso, en tanto la opinión
pública fue muy paciente con su desempeño. Vizcarra parece tener la figura
invertida: tolerancia en el Congreso y una opinión pública reacia al respaldo
abierto.
El porqué de este cuadro se encuentra en la misma
encuesta de Ipsos. En ella, los peruanos no se dan por notificados con los
cambios en la gran correlación de fuerzas. Siguen apareciendo como rudos
opositores que “buscan en enfrentamiento” (sic) el Apra (55%), Fuerza Popular
(51%) y el Frente Amplio (38%), mientras que la bancada PPK, austera en su
respaldo a Vizcarra, sigue apareciendo como oficialista (38%).
La opinión pública tiene poco interés en la etapa
posterior al antagonismo gobierno/oposición (demostrado en la indiferencia ante
el debate de la confianza al gabinete en el Congreso); es cierto que asimiló
con facilidad la madura sucesión constitucional, pero parece que no ha dado el
paso siguiente: no se ha comprometido emocionalmente con el nuevo curso
político, de manera que no premia, necesariamente, la cooperación entre
poderes.
La de Vizcarra no será una excepción en el ciclo
de presidencias débiles inaugurado el año 2001. Por ello, deberá remar rio
arriba con la convicción de que se ha desmontado la confrontación dura pero no
el lenguaje y la practica belicosa de la política peruana. Hacerse cargo ahora
del componente estructural de esta pequeña caída, lo que en su momento no hizo
PPK, implica reconocer que la relación con el Congreso es solo una parte de la
gobernabilidad mirada desde el Gobierno, o que las señales positivas –visitas
regionales por arriba y franqueza en el diálogo- no son suficientes. Se precisa
también de una narrativa nacional que movilice a la sociedad y que la reconozca
como el elemento más importante de la gobernabilidad.
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