jueves, 27 de enero de 2011

El Perú conservador

La mitadmasuno
La República
Jueves 27 de enero de 2011
Juan De la Puente
http://www.larepublica.pe/27-01-2011/el-peru-conservador

El Perú conservador está de vuelta o, como dicen muchos, nunca se fue. En la campaña electoral se está revelando como temperamento, aunque más que como apuesta partidaria se asume como cultura. En el ámbito de la democracia y de los derechos, un primer grupo se congrega en listas parlamentarias que reclutaron personajes cuyo oficio es sacralizar la violación y a los violadores de los DDHH y denostar las libertades públicas y a sus defensores. Más allá de la falsa épica que reivindican, el principal peligro de este primer grupo reside en la receta de un gobierno de mano dura contra las demandas sociales y el delito, asumiendo que ambos fenómenos no son problemas de la democracia sino de quienes están fuera del sistema.
Un segundo grupo conservador se define por su resistencia a los cambios así sean mínimos en el Estado y en la relación de este con el mercado y con la sociedad, apostando a prolongar el actual modelo de acumulación: no al impuesto a las sobreganancias, no a regulaciones para garantizar la libre competencia y no a mayores derechos de los consumidores. En este grupo, más allá de invocaciones muy generales, se registra una gran displicencia sobre la necesidad de las reformas, especialmente la reforma política y judicial. Este grupo se presenta como guardián de la estabilidad y cierran los ojos al enorme cráter que se abre en los pies del sistema político, expresado en el alto grado de demócratas insatisfechos.
El tercer grupo es el de los conservadores sociales, que se resiste siquiera a debatir temas complejos como el de la unión civil de las parejas gay, pero que su integrismo no tolera ser molestado también en otros temas como los derechos de género, la píldora del día siguiente, la educación sexual en la escuela, la planificación familiar o el aborto terapéutico. Paradójicamente, es el grupo más proclive a proponer a la salud y la educación como los ejes de la campaña electoral. Hipocresía, dicen.
Es difícil que algún candidato presidencial represente en su conjunto y públicamente estas tres corrientes conservadoras. Esto no sería una virtud sino un grave indicio, es decir, su desarrollo transversal. Si el Perú conservador logra imponer un patrón de campaña electoral que invisibiliza la desigualdad, los conflictos sociales, las demandas de derechos y la insatisfacción ciudadana, todos perdemos.

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