La mitadmasuno
La República
Sábado 14 de agosto 2010
Juan De la Puente
Nicholas Negroponte sacudió con sus profecías las sillas de los trescientos asistentes al Primer Encuentro Internacional del Libro Digital, esta semana en Bogotá. La que arrancó el mayor ¡oohhh! fue que en cinco años asistiremos a la muerte del libro impreso con menos velocidad con la que el mundo ha sustituido, en menos de 10 años, la película química por las cámaras digitales.
Las predicciones de Negroponte sonaron a herejía en una sala con académicos y editores que escriben para el papel y venden millones de impresos. El creador de Media Lab, que tituló a su conferencia “El Libro de Papel ha Muerto ¡Viva la Narrativa!” fue implacable. Aseguró que el consumo de palabras aumenta y crecerá aún más con el libro digital como creció en el mundo el consumo de música, videos y fotografías a partir de la adopción de las nuevas tecnologías de la información. Advierte sí que el consumo creciente no traerá automáticamente más calidad.
Tuvo más para el auditorio, como que el uso de la voz y del mensaje oral disminuirá en beneficio del mensaje de texto y que la tendencia a iniciar a los niños en la educación por la vía digital se extenderá a tal nivel que en unos años los estudiantes poseerán una computadora portátil con la misma naturalidad con la que calzan un par de zapatos.
Debido al tiempo no hubo espacio para analizar los intersticios del mensaje, como los plazos que tienen los países emergentes para cerrar la brecha digital, en un contexto de pobreza persistente y de estudiantes sin calzado. Sin embargo, la lógica de Negroponte es práctica; alude a que los libros físicos morirán por ser el resultado de un proceso industrial que demanda energía y se hace más caro en países emergentes que deben cubrir el costo del envío de impresos de su centro a la periferia. En su visión, en el mediano plazo, cuando los lectores de libros electrónicos (los actuales iPad, Kindle, Nook, BeBook Neo, y otras aplicaciones) bajen de precio, es decir cuando rompan la barrera de los 100 dólares hacia abajo, la adopción del libro digital será una decisión natural.
No es un mensaje único el plazo de vida del libro impreso. En el mismo evento otros expositores matizaron el futuro con otras expectativas a partir de la tendencia promiscua que muestran los lectores en EEUU, Europa y Japón, que van del libro impreso al digital y viceversa. Para alivio de quienes solo sienten un libro cuando lo tocan.
Las predicciones de Negroponte sonaron a herejía en una sala con académicos y editores que escriben para el papel y venden millones de impresos. El creador de Media Lab, que tituló a su conferencia “El Libro de Papel ha Muerto ¡Viva la Narrativa!” fue implacable. Aseguró que el consumo de palabras aumenta y crecerá aún más con el libro digital como creció en el mundo el consumo de música, videos y fotografías a partir de la adopción de las nuevas tecnologías de la información. Advierte sí que el consumo creciente no traerá automáticamente más calidad.
Tuvo más para el auditorio, como que el uso de la voz y del mensaje oral disminuirá en beneficio del mensaje de texto y que la tendencia a iniciar a los niños en la educación por la vía digital se extenderá a tal nivel que en unos años los estudiantes poseerán una computadora portátil con la misma naturalidad con la que calzan un par de zapatos.
Debido al tiempo no hubo espacio para analizar los intersticios del mensaje, como los plazos que tienen los países emergentes para cerrar la brecha digital, en un contexto de pobreza persistente y de estudiantes sin calzado. Sin embargo, la lógica de Negroponte es práctica; alude a que los libros físicos morirán por ser el resultado de un proceso industrial que demanda energía y se hace más caro en países emergentes que deben cubrir el costo del envío de impresos de su centro a la periferia. En su visión, en el mediano plazo, cuando los lectores de libros electrónicos (los actuales iPad, Kindle, Nook, BeBook Neo, y otras aplicaciones) bajen de precio, es decir cuando rompan la barrera de los 100 dólares hacia abajo, la adopción del libro digital será una decisión natural.
No es un mensaje único el plazo de vida del libro impreso. En el mismo evento otros expositores matizaron el futuro con otras expectativas a partir de la tendencia promiscua que muestran los lectores en EEUU, Europa y Japón, que van del libro impreso al digital y viceversa. Para alivio de quienes solo sienten un libro cuando lo tocan.
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