La mitadmasuno
La República
Sàbado 27 de marzo del 2010
http://www.larepublica.pe/la-mitadmasuno/27/03/2010/san-borja-y-los-otros
Por Juan De la Puente
Vivo en San Borja y me avergüenza la resistencia de un grupo de vecinos a que se construya el Hospital del Niño en una de sus avenidas más transitadas, y me asombra que sean alentados por el municipio. Sus argumentos –inseguridad, polución, ruido y excesivo tránsito de personas– me provocan una mezcla de lástima e indignación tanto por su inconsistencia como por la mal disimulada y verdadera razón: un egoísmo racional respecto de su entorno real, es decir, la ciudad, y una indiferencia frente a los demás, los pobres y, en ese caso, los niños.
Si nos adentramos en ese egoísmo podríamos concluir en que a este grupo, y a similares ya evidenciados en otros episodios, les molesta más cosas: que se fije un paradero del Tren Eléctrico en su distrito, que el Metropolitano discurra por “sus” calles; que allí se instalen colegios para niños con discapacidad (especialmente con Síndrome de Down); que vengan “otros” niños a jugar en “sus” parques; que “otros” accedan a “sus” playas al sur de Lima; o que las empleadas del hogar caminen sin uniforme.
Les encanta, eso sí, que cerca a sus casas se abran restaurantes lujosos (aunque no tengan estacionamientos); se construyan centros comerciales tipo A de gran concurrencia (para los que se cambia la zonificación municipal); o que se abran clínicas privadas y centros de belleza (incluido gimnasios, ruidosos y congestionados). Pueden vivir con gusto en un contexto de mucho ruido, alto tránsito y baja seguridad, a condición que sea en el kilómetro 97, en Asia, por ejemplo.
No son directos pero se les nota el fustán. Les molesta reconocer a los “otros” ¿Quiénes son los “otros”? Tienen muchas dimensiones y ocupaciones, pero siempre son los mismos: son los pobres o los que lo parecen, o los que sin serlo expresan un origen social determinado.
La apuesta de los egoístas es clara: desean vivir en algo parecido a un gueto. Para algunos es una reparación por los privilegios perdidos; para otros, una inútil resistencia a la migración provinciana. No faltan los portadores de prejuicios atávicos que, en pleno siglo XXI, siguen deseando una sociedad estamental con clases superiores y subalternas. Deberían notificarse que hace siglos el mundo funciona bajo el principio de la igualdad natural de los hombres. Recordémosles a Alberto Flores Galindo: ser distintos es una forma de ser iguales.
La República
Sàbado 27 de marzo del 2010
http://www.larepublica.pe/la-mitadmasuno/27/03/2010/san-borja-y-los-otros
Por Juan De la Puente
Vivo en San Borja y me avergüenza la resistencia de un grupo de vecinos a que se construya el Hospital del Niño en una de sus avenidas más transitadas, y me asombra que sean alentados por el municipio. Sus argumentos –inseguridad, polución, ruido y excesivo tránsito de personas– me provocan una mezcla de lástima e indignación tanto por su inconsistencia como por la mal disimulada y verdadera razón: un egoísmo racional respecto de su entorno real, es decir, la ciudad, y una indiferencia frente a los demás, los pobres y, en ese caso, los niños.
Si nos adentramos en ese egoísmo podríamos concluir en que a este grupo, y a similares ya evidenciados en otros episodios, les molesta más cosas: que se fije un paradero del Tren Eléctrico en su distrito, que el Metropolitano discurra por “sus” calles; que allí se instalen colegios para niños con discapacidad (especialmente con Síndrome de Down); que vengan “otros” niños a jugar en “sus” parques; que “otros” accedan a “sus” playas al sur de Lima; o que las empleadas del hogar caminen sin uniforme.
Les encanta, eso sí, que cerca a sus casas se abran restaurantes lujosos (aunque no tengan estacionamientos); se construyan centros comerciales tipo A de gran concurrencia (para los que se cambia la zonificación municipal); o que se abran clínicas privadas y centros de belleza (incluido gimnasios, ruidosos y congestionados). Pueden vivir con gusto en un contexto de mucho ruido, alto tránsito y baja seguridad, a condición que sea en el kilómetro 97, en Asia, por ejemplo.
No son directos pero se les nota el fustán. Les molesta reconocer a los “otros” ¿Quiénes son los “otros”? Tienen muchas dimensiones y ocupaciones, pero siempre son los mismos: son los pobres o los que lo parecen, o los que sin serlo expresan un origen social determinado.
La apuesta de los egoístas es clara: desean vivir en algo parecido a un gueto. Para algunos es una reparación por los privilegios perdidos; para otros, una inútil resistencia a la migración provinciana. No faltan los portadores de prejuicios atávicos que, en pleno siglo XXI, siguen deseando una sociedad estamental con clases superiores y subalternas. Deberían notificarse que hace siglos el mundo funciona bajo el principio de la igualdad natural de los hombres. Recordémosles a Alberto Flores Galindo: ser distintos es una forma de ser iguales.
Yo tambien vivo en San borja, a 4 cuadras donde se construira el hospital del niño usted alguna vez ha visto como es el movimiento de vehiculos en las 7.25 am, de 6.oo pm a 8.20 pm. Imagine por un momento cuando salgan las ambulancias, los carros de javier prado los que vivmos por esa zona mas los carros de servicio publico.Entiendo la su indignacion de que sea un rechazo pero nosotros no lo vemos de dicha forma, solo buscamos la comidad del hospital y de nosotros.Tengo entendido que en la zona sur de lima ellos tiene un terreno regalado por la municipalidad de san juan de miraflores, con muchas mas comuidades para su plan.
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