martes, 30 de mayo de 2017

Viva la papa

Por Juan De la Puente
Mi madre y mi padre eran agricultores y la cultivaban para venderla. Eran paperos; mis tíos por ambos lados también, especialmente mi tío Justo, y ahora algunos de mis sobrinos. Todos ellos y mis hermanos mayores nacieron en Chaglla (Pachitea), el distrito más papero de Huánuco y el Perú.
Yo soy también papero por mi dedicado gusto a ella. No es posible ser huanuqueño sin ser papero; uno de los espacios más grandes del Mercado Modelo de mi pueblo está dedicado a la venta de papas y era parte de mis curiosidades de pequeño, deslumbrado por tantos colores y por el olor de tierra que despedía.
Mamá servía al mediodía un plato de papas medianas; yo llegaba del colegio y me comía 3 o 4 antes del almuerzo otras 2 o 3 con el segundo, con una zarza de ají suave, con aceite y cebolla china. También la comíamos como calentado en la tarde o al día siguiente, picada en pedazos y pasada levemente por la sartén mezclada con el arroz que quedaba del almuerzo, una delicia a medio camino entre lo crocante y lo cocido.
Variedad higosh.
Una infinidad de platos que preparaba mi madre tenía a la papa de protagonista o acompañante, aunque nunca me pareció modesta en ese acompañamiento: el locro huanuqueño; caldo de huevo, caldo verde, sopa de letras, caldo de mote, sopa de sémola, caldo de habas, sopa de cushuro (morón) chupes, escabeches de pollo o pescado, picante de cuy, guiso de legumbres, estofado de pollo, puré, picante de papa, picante de carne, picante de indio, causa rellena, papa rellena, bolitas de papa sin relleno con puntitos de ají, caucau, secos de carnero o pollo, ensalada con lechuga americana con medio huevo, ensalada de chochos, papa a la huancaína y pachamanca, por citar algunos. Solo dos veces probé el tocosh, que es la papa fermentada con un olor desagradable, pero rico en vitaminas y penicilina.
He probado papas en otras presentaciones en la más absoluta pluralidad de comidas nuestras y de fuera. Debo haber degustado alrededor de 300 variedades de papa, desde las más conocidas como Canchán, Tumbay, Palta Negra, Tomasa, Revolución, Capiro, Negra, Huayro, Amarilla, Peruanita, entre otras. Las más sabrosas son no obstante las cultivadas para el autoconsumo, la mayoría pequeñas, no siempre redondas. Recuerdo las que probé en Qera, Chaulán, Margos, Marias, Cauri, Jivia, Huarín, Jesús, Pachas, La Unión, Challga, Molinos y Panao y en otros pueblos huanuqueños que visité a lo largo de mi vida, variedades cuyo nombre se me han perdido en la memoria. He probado también la papa colombiana, ecuatoriana y boliviana, y las que se cultivan en Francia, Alemania, Holanda y Bélgica.
Me quedo con una, la variedad higosh, pequeña -algunas se parecen de verdad a un higo- con tonos rosados y morados claros, que probé de niño y adolescente, y que me dejó maravillado las tres o cuatro veces que mamá compró en el mercado de Huánuco, en la parte de afuera, en el Jr. San Martín, donde vendían en los años 70 las mamachas que bajaban de la sierra alta. Mi madre me dijo que venía de las alturas de Huarichacra (Panao). Mi hermana Cristina lo volvió a encontrar para mí en el mismo mercado hace años, luego de 30 largos años.
Es obvio que después de haber probado tantas variedades nativas y comparado sabores naturales no tenga predilección por las papas embolsadas, repletas de químicos, o las fritas. Es que tienen demasiada sal y la fritura a tan elevada temperatura mata el sabor de la pulpa, la parte más deliciosa de una papa recién cocinada, y si es mediana o pequeña mejor. Las papas más deliciosas son las arenosas y más aún las de colores. No hay nada más delicioso que comer una papa con cáscara.
Luego he tenido un contacto editorial permanente con la papa. El Fondo Editorial de la USMP que dirijo ha publicado varios libros sobre el preciado tubérculo, bajo el impulso del Dr.  Johan Leuridan. Entre los libros mas memorables está La flor morada de los andes, de Sara Beatriz Guardia, que obtuvo el Premio al Mejor libro del mundo el año 2004 en los premios Gourmand Cookbook Awards, traducida al francés como la fleur violette des andes.
Feliz Día de la papa.

domingo, 28 de mayo de 2017

Un partido sin tribuna; la encuesta de GFK 28.5.2017

Por Juan De la Puente
Los políticos están jugando solos; los ciudadanos no están en las tribunas, no sienten que el partido sea suyo, ni hinchan por los equipos. Ese sentido adquiere la reciente encuesta de GFK (28.5.2917) publicada por La República, que reporta que se acentúa la brecha entre las convicciones de la elite y las percepciones ciudadanas, de modo que actualmente nadie está hablando por los ciudadanos. La política no está leyendo los códigos de la sociedad y camina a tientas.
1.- Debe ser frustrante para los actores que se esmeran por diferenciarse que los peruanos no vean al poder dividido sino como un todo. Ahora más que nunca aparece la soledad de esta elite que se expresan en dos políticas: la de las alturas y la de la calle, que no les grita a los políticos que no se peleen sino que sean eficaces. Les pide que hagan otra política. Así, solo el 38% piensa que las relaciones entre el gobierno y el Congreso son conflictivas; el 41% cree que es tensa pero que avanza, y el 9% que es cordial. Las tres bancadas más importantes –Fuerza Popular, PPK y Frente Amplio- no son creíbles como opositoras. En el primer caso, solo el 31% cree que fiscaliza al gobierno (16 puntos menos que hace 8 meses) mientras que el signo característico de la bancada del Frente Amplio es que “no se les escucha mucho” (41%). La aprobación de las bancadas es de 25% hacia abajo.
2.- Este no solo es un asunto de imagen sino se posicionamiento. Para la elite y los medios, la política está en el Congreso, para la gente no. ¿Dónde está la política? Al parecer fuera de los poderes. En el últimos mes, solo aumenta la aprobación de Keiko Fujimori (de 38% a 24%), de Kenji Fujimori (de 28% a 33%) y César Acuña (de 14% a 17%); dos de ellos no están en el Congreso, y Kenji no hace política parlamentaria.
Un dato concurrente es que por primera vez cae PPK y sube Keiko. Hasta hace unos meses, la caída de PPK la jalaba hacia abajo. Este cambio podría indicar que de modo personal ella –y no necesariamente Fuerza Popular- lidera la oposición; es el anti PPK, lo que ya sucedió con Alan García respecto de Toledo (2001-2006), y con Humala respecto de García (2006-2011). El sistema estaría entrando a un sistema de competencia perfecta donde las pérdidas del que gobierna lo asume el que se opone más significativamente. En este punto es sugerente lo que anota Eduardo Dargent en La República respecto de que el desgaste opositor del fujimorismo desde el Congreso no afecta a Keiko.
3.- Los ciudadanos ya abandonaron toda actitud complaciente con los poderes. Ambos, Congreso y Gobierno caen, pero me preocupa que en dos meses el gabinete haya caído 8 puntos, y que a pesar que la posición del premier Fernando Zavala es fuerte, haya perdido 9 puntos en un mes, en tanto la mayoría de ministros se encuentre a la baja. Sin embargo, no creo que la progresión de la caída de PPK haga más vulnerable a su gobierno al punto de hacer temer su continuidad. Creo que el gobierno ha logrado poner sobre la mesa la palabra “obstrucción” algo que dañaría al fujimorismo en su conjunto y que interesaría a los ciudadanos si progresan las interpelaciones. En esta dirección no debe pasar desapercibida la estabilidad de la aprobación del Ministro de Economía Alfredo Thorne (31%) inédito para el sector, señal de que la economía está blindándose de las pugnas entre los políticos.
4.- La tendencia es que la elite siga jugando sin tribunas. La mayoría de peruanos no se ha enterado de la reforma electoral (73%), no está enterada de la interpelación al Ministro del Interior, Carlos Basombrio (57%), ni conoce las razones de esa interpelación (70%). A los ciudadanos tampoco se les va la vida por los dramas de la política, no se sienten ni representados (60% de rechazo) ni satisfechos (55% de rechazo) de partidos y líderes pero tampoco son insistentes en demandar cambios, de modo que no le sugieren a PPK, por ejemplo, tocar la reforma política en su programa de TV.
Finalmente, podría ser que esta brecha no sea por ahora muy perjudicial para el sistema, que ya habrá tiempo para politizar a los electores. Pero sí es seguro que no es bueno para la democracia que la política ande sola.

martes, 23 de mayo de 2017

El caso Vizcarra, crisis orgánica y Estado débil

Por Juan De la Puente
Algunas reflexiones del caso Vizcarra cuyo desenlace pudo evitarse, que lejos de cerrarse se abre para mostrar sus elementos de mediano plazo.
1.- Crisis orgánica. La crisis abierta con la renuncia del ministro Martín Vizcarra pertenece al tipo de crisis orgánica de un gobierno, distinta a una crisis exclusivamente de coyuntura, en la medida que afecta al conjunto de procesos del gobierno hacia adentro y de relaciones hacia afuera. Es, además, una crisis de larga maduración para los estándares peruanos, y que ambos poderes maceraron algunos meses, más el Ejecutivo que tenía en sus manos soluciones legales durante meses. Tan importante como la renuncia de Vizcarra es la renuncia del Estado a resolver con diligencia y oportunidad un caso complejo.
2.- El elemento endógeno. El primer detonante de esta crisis y, al mismo tiempo, el primer impedimento de su solución es endógeno; es la falta de fuerza y competencia del Estado para deshacer un contrato mal hecho y renegociarlo o anularlo. Este es un problema legal y político que reside en la pérdida de la capacidad de negociación del Estado, una debilidad que no está relacionada con la fortaleza de la contraparte privada sino con la subestimación del interés público dentro de las agencias estatales llamadas a cautelarlo, creadas con el acertado objetivo de promover la inversión pero con escasa accountability. Desde la creación de Proinversión (D. Leg. N° 674, de 1991), la Ley N° 30052 (julio de 2013), y la Ley N° 30230, los objetivos de facilitar la inversión, el desarrollo productivo y el crecimiento empresarial pretenden ser logrados restringiendo la capacidad negociadora pública. Estas fallas se han advertido en otros casos ahora judicializados y tienen relación con una aplicación deficiente del D. Legislativo N° 1224, Ley Marco de Promoción de la Inversión Privada mediante Asociaciones Público Privadas y Proyectos en Activos, modificado recientemente mediante el D. Legislativo N° 1251.
3.- El elemento exógeno. El segundo elemento de esta crisis es exógeno, es la hegemonía del interés privado sobre el público, cuando debería ser al revés. Este es un problema ideológico o “de modelo”, y opera como un imperativo del mercado que debe subordinar toda lógica pública. Este imperativo está presente descarnadamente en escándalos como la Interoceánica y el peaje de Puente Piedra, pero también se aprecia en pronunciamientos leídos estos días sobre Chinchero. Van desde aquella autoridad del Cusco que dijo que con o sin corrupción debe hacerse ahora el aeropuerto, hasta las alarmas lanzadas desde el sector privado sobre que “nadie invertirá en el Perú” después de la cancelación del contrato del Aeropuerto de Chinchero.
4.- La gran pregunta. Estos dos elementos articulados atravesaron dos gobiernos y han prolongado un mal contrato en una pésima adenda. Vizcarra, una persona reconocida como seria y responsable, no responderá nunca dos preguntas: 1) porqué defendió una adenda de la que él mismo sospechaba era mala; y 2) porqué esperó seis meses para tomar una decisión que era de sentido común desde enero de este año. La respuesta quizás se encuentre en el hecho de que Vizcarra es también conocido como un hombre leal y disciplinado, lo que le da fuerza a la figura de la “inmolación”.
5.- Las repuestas aprendidas. Toda la discusión sobre este caso se ha coyunturalizado rápidamente. Los críticos de Vizcarra no intentan pasar a los temas de fondo y se quedan en las personas (ya lo vimos con la corrupción brasileña, en cuyos casos se niegan a soluciones sistémicas); y los defensores del proyecto cuestionado razonan con el viejo y conocido doble discurso y rasero. Exigen que la Contraloría -otras veces los jueces, policías, fiscales o alcaldes- cumplan con su función pero cuando las instituciones tocan a sus conocidos, intereses o afinidades políticas, se resisten a las medidas. Ensayan el otra vez viejo y super conocido discurso de "yo lo conozco" y por ese motivo tal persona no puede haber cometido una infracción. Es la cultura criolla que no está vuelta porque nunca se ha ido y que cuando no puede con argumentos técnicos o legales, personaliza lo público.
6.- Lo coyuntural. Hay una parte coyuntural en el caso, claro. Al renunciar, Vizcarra ha asumido una responsabilidad, lo que es meritorio en un país donde la responsabilidad política siempre se les exige a otros pero no a uno mismo. Lo hizo luego de la interpelación, después de la cual habían 2 opciones, censura o no. Vizcarra ejecutó un movimiento de manual, la renuncia anticipada, que no solo anula la posibilidad de la censura –que creo era difícil habida cuenta de los fuegos artificiales que se lanzaron el día de la interpelación- sino que lo pone en línea de victimización. De hecho, exigirle ahora que renuncie a la vicepresidencia de la república suena excesivo, una doble asunción de responsabilidad. Fuerza Popular tendrá que forzar demasiado para cobrarle otra renuncia, con el costo que ello supone.
Vizcarra deja atrás un caso emblemático que junta impericia política y técnica. Con el informe de la Contraloría –que tiene el acierto de poner luz en algunos actores invisibles- el caso no se cerrará y tendrá secuelas que afectará al gobierno, y solo si se insiste en apartar a Vizcarra de la vicepresidencia el gobierno podrá salir de la posición defensiva en la que se encuentra. Por ahora, la idea de que Vizcarra "se inmoló" ayuda a Vizcarra pero no al Gobierno.